CRÍTICAS PELÍCULAS

viernes, 29 de enero de 2021

EL ATAQUE DE LOS SUPERMONSTRUOS (1982)


Durante los años 70 el espíritu del Kaiju Eiga sobrevivía y con bastante éxito en las televisiones japonesas gracias al público infantil y juvenil que vivían enganchadas a series como Ultraman, Kamen Rider y muchos otros sucedáneos. En las pantallas cinematográficas el género había caído en total decadencia. El pobre Godzilla había desaparecido en 1975 con Godzilla contra Mechagodzilla y Gamera recibiría un tímido homenaje en Supermonstruo Gamera (1980). La Tsuburaya Productions (Ultra Q) había logrado asentarse económicamente gracias al éxito de Ultraman pero se enfrentaba a una crisis económica a mediados de los 70 así que probó nuevas ideas que no fueran tan caras. Uno de esos experimentos fue la creación de un cortometraje donde se mezclaba animación, stop motion e imagen real. El corto, de título Giant Beast Planet (1974) tuvo la suficiente acogida para seguir insistiendo en esta dirección estilística, digamos, innovadora. Le siguió la serie Dinosaur Expedition Born Free (1976-1977), la cual tiene cierta importancia histórica porque es uno de los pocos ejemplos en el género en Japón donde hay un uso importante del stop-motion en lugar del clásico suitmation (hombre disfrazado). Una decisión que venía precedida de críticas de paleontólogos como Ikuo Kobata que se quejaban de la poca verosimilitud con la que plasmaban a los dinosaurios en el Kaiju en general. La serie, de fuerte componente ecologista, mezclaba el anime, la imagen real, stop motion y el uso de marionetas en un conjunto que disfrutó de un potente éxito durante sus 25 episodios. La serie sería objeto desde Estados Unidos de un remontaje de sus cuatro primeros episodios y vendida como una película de título El retorno de los dinosaurios (1983) y que llegaría a España. 

Cartel de la serie original.
Animados por el éxito de Dinosaur Expedition Born Free, Tsuburaya Productions insistió en el concepto para desarrollar Dinosaur War Izenborg (1977-1978) consiguiendo un éxito aún mayor si cabe. La serie relataba durante 39 episodios cómo los dinosaurios habían sobrevivido bajo tierra a la extinción, desarrollando en el camino la capacidad de hablar, disponer de poderes telepáticos además de la intención de conquistar el planeta, ahora habitado por los humanos. El Equipo D, un escuadrón formado por cuatro integrantes, entre ellos Ai y Zen, dos hermanos con cuerpos semi cibernéticos capaces de fusionarse entre ellos para formar un arma definitiva combatía la amenaza. El equipo se enfrentaba a toda clase de saurios manteniendo el uso en la serie del anime con la imagen real, las maquetas y el suitmation. A mitad de serie ésta dio un vuelco argumental emparentándose con una Ultra serie cualquiera, con bastante influencia de Star Wars, perdiendo algo de personalidad en el camino. La serie tuvo un gran éxito en Japón y disfrutó de cierta repercusión internacional siendo un fenómeno de masas en países como Italia y Arabia Saudí. 

En España, se estrenó la película El Ataque de los Supermonstruos (1982), el film que nos ocupa hoy y que no era sino un remontaje de los cuatro primeros episodios de la serie puestos a cal y canto. Por obra y gracia del doblaje en castellano, el "Equipo D" pasaba a llamarse el "Comando Géminis" y los hermanos biónicos Zen y Ai ya son Jim y Jem Starbuck, respectivamente. El film supone toda una experiencia entrañable y encantadora aunque de buenas a primeras la técnica de mezclar la imagen real con la animación acaba chocándonos aunque pasado el metraje uno acaba por acostumbrarse suponiendo una mezcla la mar de curiosa. 

Fusión entre anime e imagen real
Si nos centramos en los momentos monstruosos realizados con la clásica técnica del suitmation el film demuestra un correcto nivel en la construcción de maquetas y momentos de destrucción. Aunque si somos conscientes que la película proviene del remontaje de una serie de televisión hay que admitir lo ambicioso del proyecto dentro del marco televisivo aunque como producto cinematográfico acaba por ser algo justillo. Los monstruos son una representación a lo bestia de variada fauna prehistórica, añadiendo a los saurios diversos poderes como la telepatía con la que pueden controlar a animales terrestres para conquistar la tierra (ratas o perros). Los momentos de batalla entre la Izenborg y los kaiju resultan muy divertidos aunque los realizadores sigan empeñados en mostrar burradas y violencia varia contra los monstruos en un producto infantil de estas características. Para el recuerdo quedan esas interminables secuencias del Emperador Tirano (o Ululu en el original), un Tiranosaurio desproporcionado y quien no cesa de bramar a los cuatro vientos ¡Matadlos! ¡Destruid!

La animación es simplemente correcta considerando el año de producción consiguiendo buenos momentos aislados como esos inquietantes momentos de los animales atacando a los humanos, si bien alcanza momentos extraños técnicamente como esa sincronía entre un paisaje real y personajes animados los cuales interactúan en el espacio. Como curiosidad, la animación proviene de los estudios Deen quienes participaron en series como Doraemon o Hattori, el ninja. Los personajes principales, el grupo del Comando Géminis, tienen unos roles muy claros y no hay lugar para una cierta evolución de los mismos añadiendo cierto tufillo rancio, por otro lado bastante común en la época, mostrando a Zen / Jim como claro líder masculino al que no le rechista nadie y mucho menos su hermana Ai / Jem.

El Emperador Tirano anima a los demás dinosaurios a atacar La Tierra. ¡Destruíd!

Los saurios no solamente hablan sino que controlan telepáticamente a otros animales como ratas.

Suerte del Comando Géminis que combatirá la amenaza.

Los saurios lo destrozan todo.

Su arma definitiva. Jim y Jem Starbuck se fusionan entre sí...

...para formar una nave indestructible.

¡Ese monstruo me recuerda a mi suegra!

Para su estreno en España el film contó con un doblaje excelente con voces como las de Juan Lombardo, Delia Luna o Estanis González. Una gozada para los oídos. Como curiosidad, el disfraz del Emperador Tirano estaba reutilizado del film The Last Dinosaur (1977), delirante coproducción entre Japón y Estados Unidos.

El Ataque de los Supermonstruos (1982) supone un ejercicio bastante común de la época como era el remontaje de varios episodios de una serie de éxito (o no) del momento. Un ejercicio que sufrió, como hemos comentado, Dinosaur Expedition Born Free convirtiéndose en El retorno de los dinosaurios (1983), Super Robot Mach Baron en Mazinger Z: el robot de las estrellas (1977) o Groizer X siendo luego Maxinger X contra los monstruos (1977). Volviendo a los Supermonstruos, el film resulta una experiencia demencial y bizarra por su mezcla de anime e imagen real para un producto claramente infantil, muy entrañable en sus formas con dinosaurios gigantescos destruyendo la ciudad y una nave con multitud de habilidades haciéndoles frente pero peca de una clara repetición de contenidos (la invasión de diversas especies animales es mostrada una y otra vez), algo normal por su carácter episódico y un nivel técnico que si bien, para una serie de televisión era un esfuerzo admirable para la época, no es así para un producto cinematográfico.

Como menciono al inicio de la crítica, la serie original tuvo un fuerte éxito, motivo que impulsó la publicación de diversos manga y de libros infantiles en Japón. En Arabia Saudí, la serie fue todo un fenómeno, hasta tal punto que un árabe, Jarrah Alfurih, consiguió en 2017 financiar un episodio especial que fue emitido en Japón y que servía tanto como making of de la serie original como presentación de material nuevo con una nueva escena donde se volvió a construir el traje del "Emperador Ululu" entre otros villanos. Bravo.

lunes, 25 de enero de 2021

TOKIO BLUES (NORWEGIAN WOOD) (2010)


Hace unos meses, revisando la sección de libros de una famosa tienda de alimentación, tecnología y ropa, me encontré por sorpresa con la novela "Tokio Blues" o Norwegian Wood en su título original, de Haruki Murakami. ¿Un libro tan especial como éste en un lugar tan masificado y generalista? Era un oasis entre el desierto. No dudé en comprarlo. Mientras me sumergía entre sus páginas, caí en la cuenta de que en mi videoteca personal disponía en DVD de la adaptación al cine de la misma novela, realizada en 2010. La vi hace muchos años pero me llamaba la atención que salvo algún flash concreto no recordaba en absoluto nada de la película. Acabé mi lectura pocos días después conmovido y aún absorto por las palabras de Murakami e inmediatamente me puse el film en el reproductor. Al ver la película supe porque no me acordaba en absoluto de ella.

Tanto el film como la novela cuentan los recuerdos de Toru Watanabe. Siendo adolescente, su mejor amigo Kizuki se suicidó con 17 años. Un año después, en Tokio, se reencuentra con la novia de éste, Naoko, y comienzan un idilio romántico. Aunque la pobre salud mental de Naoko, aún torturada por el recuerdo de Kizuki, la lleva a ser internada en una institución especial. Mientras, Watanabe, quien también combate sus propios demonios, conoce en la universidad a la simpática Midori, quien resulta ser el contrapunto de Naoko. Toru se encontrará entre la espada y la pared. Ser feliz con Midori y dejar atrás el pasado o seguir esperando a la cada vez más debilitada Naoko.

El Norwegian Wood de Murakami destaca por ser una obra desgarradora protagonizada por unos personajes rotos, con los fantasmas de los muertos persiguiéndoles incansablemente, deprimidos frente a una sociedad que no comprenden. Una obra sin duda monumental y que se adueña rápidamente de ti. Ahora hablemos de la versión en imagen real. Tokio Blues (Norwegian Wood) viene empaquetada como un producto de lujo. Tran Anh Hung, director de films como El olor de la papaya verde (1993) se pone a los mandos de la película. Al parecer el director vietnamita le insistió mucho a Murakami para que le permitiera adaptar su obra pero aún así no es capaz de camuflar el carácter "de encargo" de la película. Ping Bin Lee, director de fotografía de films de Wong Kar-Wai como Deseando Amar (2000) se encarga de la cinematografía de la película mientras que Jonny Greenwood, integrante de Radiohead, hace suya la composición de la banda sonora. Súmale un cast lleno de unos rostros adolescentes inmaculados para dar evidencia de que se trata de un producto que lo quiere tener todo para triunfar, tomando además de base un texto imbatible aunque bien difícil de adaptar como la novela de la que parte.

Mientras leía a Murakami no dejaba de pensar que Shunji Iwai hubiera sido una elección perfecta para adaptar esta historia. Iwai es un maestro a la hora de transmitir emociones de la manera más simple y sus historias de amor eterno, puro, adolescente y llenas de melancolía podrían haber casado con Tokio Blues. No hay más que ver Love Letter (1995). Aunque si bien es cierto que Iwai tiende a representar la relación amorosa de unas maneras más platónicas y contemplativas por lo que no estoy seguro de cómo hubiera abordado el cariz sexual de esta historia si creo que hubiera sido una excelente opción.

Tokio Blues (el film) opta por dar un tono ensoñador a sus imágenes, prácticamente flotantes y destacando lo visual como elemento transmisor de las emociones de sus personajes frente a la extrema dificultad de competir con la palabra de la novela. Esto no resulta una mala opción, ayudándose además de la sempiterna voz en off que usualmente se utiliza en esta clase de adaptaciones. El problema con el film es que si, se trata de un envoltorio de lujo, intachable a nivel visual pero cuyo esfuerzo acaba por resultar vacío, sin alma y sin emoción. Tan fría como la nieve por la que camina Naoko. El film acaba resultando un caos narrativo. Una adaptación puede ser más o menos libre entendiendo que el formato literario y cinematográfico son totalmente diferentes pero tenemos un grave problema si el único que entiende las escenas o acciones del film sea el lector de la novela y no el espectador ocasional. Y esto pasa a menudo en la película. 

El inicio es sin duda atropellado. Toda una serie de escenas puestas como parches una tras otra, sin tiempo a la reflexión o sin dejar respirar a los personajes. Aspectos de vital importancia en el devenir de la historia se resienten por esta velocidad en la exposición de los hechos como es el reencuentro de Naoko y Watanabe en Tokio tras la muerte de Kizuki. Sus paseos juntos, donde se cimenta ese amor inmortal por la muchacha son solucionados en dos minutos saltando rápidamente a la vital escena del 20 cumpleaños de Naoko. Los personajes secundarios también se resienten de este atropellamiento. "Tropa de Asalto", el compañero de habitación de Watanabe en la universidad, no sale más de un minuto, aunque reconozco que dichos momentos funcionan como elemento anecdótico. Nagasawa, el peculiar amigo de Watanabe, consigue algo más de equilibrio no siendo así Hatsumi, su novia, quedando su escena más importante (la cena entre los tres y posterior paseo en taxi) en algo forzado y poco interesante en pantalla. Más doloroso resulta la dejadez de un personaje como Reiko, siendo reducida prácticamente a la nada y sin mostrar la relación tan cercana que mantiene tanto con Naoko como con Watanabe. Debido a esta dejadez su gran momento final con Toru acaba resultando ridículo o sin ningún sentido tergiversando el sentido de la escena.

En cuanto a Midori, me gustó especialmente la interpretación de Kiko Mizuhara (Ataque a los titanes (2015)) aunque también es víctima de la dejadez que comento dejando momentos sin explicar o escenas como la muerte de su padre terminal en el hospital más testimonial que otra cosa. Creo que la actriz, con el poco material que dispone para trabajar, sabe transmitir bien las emociones del personaje aunque sigan quedando bastante forzados sus comentarios picarones y sexuales.

Kizuki, el mejor amigo de Watanabe, se suicidó a los 17 años.

1 año después, la novia de Kizuki, Naoko y Watanabe se reencuentran. Un amor extraño entre los dos surge.

La atormentada Naoko es internada en un centro. Mientras, Watanabe conoce a Midori, una compañera de clase.

Watanabe va visitando a Naoko.

Pero la muchacha no mejora.

Watanabe deberá tomar una decisión. Aunque la tragedia aguarda...

Aún contando con la dejadez argumental general, el film opta por centrar su mirada en la relación entre Watanabe y Naoko dedicando minutos a escenas que si bien algunas no aparecen en la novela ayudan a dar una profundidad muy necesitada a todo el barullo del film. Rinko Kikuchi hace suya a Naoko, siendo excelente remarcando la enorme fragilidad y tristeza de la muchacha mientras que Kenichi Matsuyama realiza una interpretación correcta, sin más, de Toru Watanabe aunque restándole los aspectos más interesantes del mismo como es su intelectualidad, curiosa forma de conversar así como forma de ver el mundo dejando todos estos aspectos a adivinación del espectador. Es de destacar que uno de los elementos más frecuentes e importantes en la novela, como es la sexualidad, haya sido respetada hasta cierto punto en el film. El drama sexual de Naoko se mantiene así como los escarceos íntimos de la pareja en el campo aunque lo que en la novela eran recuerdos que los personajes se guardaban a fuego para sí mismos mientras conviven con el drama en el film, las sensaciones acaban siendo algo desvirtuadas o incapaces de transmitir la suficiente emoción.

No todo es malo, claro. Hay que reconocerle a Tokio Blues una calidad visual intachable. Ping Bin Lee hace de cada plano una postal a la que no le falta detalle. Desde la cafetería que frecuentan Midori y Watanabe, la residencia universitaria o la casa de la misma Midori. Se utilizan las diferentes estaciones del año como forma de describir las emociones de los personajes y uno no deja de sentirse acongojado ante esos paisajes nevados donde Naoko asiste a sus peores pesadillas. Las interpretaciones son más que correctas aunque poco pueden hacer los actores frente a un material tan desdibujado. Y el estar ambientada la historia a finales de los 60 le da un plus de interés retratando un momento de revueltas sociales en Japón así como teniendo en su banda sonora diversas piezas de rock y psicodelía. Hay que valorar además que en cuanto el film se desplaza un poco de la novela consigue encontrar aire y su lugar asistiendo a momentos muy bellos en ese sentido protagonizados por Naoko y Watanabe.


Tokio Blues (Norwegian Wood) dista mucho de conseguir la emoción tan despampanante de su precedente literario pero si nos alejamos de su carácter de adaptación filmica y la valoramos en términos independientes y cinematográficos el film alcanza un estilo visual hipnótico, muy cuidado e intachable. Una experiencia que te sumerge en un mundo cuasi onírico de depresión y amores en tiempos convulsos. La lástima es que acaba por tener una narrativa desvalazada sin poder evitar un caos argumental. Un cúmulo de momentos puestos uno detrás de otro sin tiempo a que la propia historia y sus complejos personajes logren respirar acabando por ser una experiencia gélida como sus paisajes y que acaba por agotar. Murakami nos sorprendía porque la idea que teníamos del romance japonés (u oriental) era normalmente platónico, sumido en los silencios y la distancia y el escritor nos rompió los esquemas con un derroche de emociones, sexo hablado sin tapujos y puro calor. En la versión para cines de Tokio Blues, las aguas vuelven a su cauce. El amor es distante y priman los silencios. La prueba definitiva de lo alejado entre la película y la novela se halla en que el film no explica ni por asomo el motivo de su titulo; Norwegian Wood, sonando la canción de The Beatles en algún momento aislado y quedando desprovista de su valor emocional y trágico. Era la canción preferida de Naoko.

Aún así, el film logró numerosas nominaciones en diversos festivales de alrededor del globo consiguiendo premios como "Mejor fotografía" en los Asian Film Awards 2011 o el premio a "Mejor banda sonora" para Jonny Greenwood en el Dubai International Film Festival. El film, además, se benefició de una amplia venta internacional viéndose en salas de numerosos países como España. Hace pocas horas se ha anunciado una nueva adaptación al cine de una obra de Murakami: Hombres sin mujeres. Esperemos que corra mejor suerte que Tokio Blues.

sábado, 23 de enero de 2021

FUTURE COPS (1993)


El mundo de las adaptaciones no autorizadas es fascinante. Desde las versiones turcas o filipinas de éxitos americanos como Star Wars, Rocky o Rambo, las adaptaciones prohibidas de Dragon Ball realizadas en Corea del Sur y que son un acercamiento al cortocircuito cerebral hasta llegar a las adaptaciones de videojuegos. El clásico de las hostias finas y realizado por Capcom, Street Fighter, recibió un anime japonés más que recomendable titulado Street Fighter II: La película (1994) que a la postre acabaría por convertirse en un pequeño clásico de los videoclubs por sus dosis "animadas" de violencia y algún desnudo. En el mismo año, Jean Claude Van Damme nos deslumbró con uno de los mayores horrores que ofreció el cine americano de los 90 como fue Street Fighter, la última batalla (1994), dirigida por Steven E. de Souza. Pero un año antes, en Hong Kong, se estrenó la que podría ser la adaptación de dicho videojuego más hilarante, excesiva y divertida posible. Aunque, claro. Se trataba de una adaptación un tanto libre. Future cops (1993) no duda en convertir su historia en un monumento al chiste y la parodia videojueguil. Una experiencia inolvidable, excesiva, pedestre que se te quedará grabada en tu memoria por muchos años.

El film nos sitúa en el año 2043. Guile, Dhalsim y Vega son enviados a 1993 para proteger a un estudiante y buscar al que será un futuro juez. Los secuaces Honda, Sagat y Ken, son también enviados para evitar que los tres primeros frustren los planes de su jefe, Bison.

No soy muy aficionado a los videojuegos y no he tenido mucho seguimiento de la franquicia Street Fighter de Capcom pero si recuerdo con cariño que de pequeño, cada vez que visitaba la casa de mis primos, uno de los videojuegos habituales era Street Fighter II y recuerdo lo que nos reíamos con los efectos de sonido de las luchas. Aclaro esto porque éste es mi único contacto con Street Fighter así que por desconocimiento no voy a juzgar Future cops a nivel de adaptación sino por sus cualidades cinematográficas.

El film ha resultado ser una de las experiencias más locas que servidor ha vivido en el género de la comedia oriental. Future Cops se plantea como una parodia y así es durante todo el metraje. El film empieza fuerte y maravilla mis ojos con un prólogo alucinante con una batalla marcial de pura esquizofrenia y ambientada en un futuro apocalíptico. Aunque tan pronto la película y sus personajes aterrizan en el año 1993, su grueso argumental se basa principalmente en las relaciones entre los diferentes personajes y toda la comedia derivada de ello añadiendo pizcas de romance y algún momento musical dejando de lado, hasta el tramo final, las luchas marciales. 

Super Mario y Luigi también tienen "aparición"
Todo este grueso argumental acaba por resultar algo cargante y excesivo derivado del continuado tono de comedia absurda en el que se basa el film. Pese a esto muchos de los gags resultan delirantes utilizando una comedia totalmente slapstick, propia de un cómic, de rastros surrealistas y que proporcionan muchos momentos de risa pura aún conteniendo varios chistes de brocha gorda de cierto contenido rancio o con referencias al SIDA. El elemento paródico no se queda cerrado en Street Fighter sino que el film no pierde el tiempo en presentar a otros personajes ajenos a la franquicia como es al bueno de Super Mario y Luigi (Andy Lau con Chingmy Yau, quienes mediante magia se introducen en el videojuego del famoso fontanero). En un golpe de efecto inolvidable, cierto personaje de Dragon Ball también tiene su aparición en la batalla final. Los homenajes a personajes pertenecientes al mundo del videojuego o el anime no acaban aquí sino que también el gato cósmico Doraemon recibe homenaje. El personaje de "Kei-On", el acosador de la clase, es una combinación de "Suneo" (lo vemos en el estrafalario tupé del chico) y "Gigante" (en cantonés, "Gigante" recibía el nombre de "Kei-On"). El personaje de Chan, interpretado por Dicky Cheung, no deja de ser una referencia a "Nobita" y Charlie Yeung a "Shizuka".
Estamos en 1993 y Chan es un pobre desgraciado. Con 28 años y aún en el instituto, nada menos.

Desde 2043 llegan los Future Cops dispuestos a proteger a Chan y buscar a un chico del instituto y que se convertirá en un juez en el futuro.

El trío hará de las suyas en el instituto. Cantan, dan clases y cae algún romance.

Pero los malos se acercan.

Cierto personaje también participará en la batalla final.

El equipazo.

El director de este invento, Wong Jing, tiene una amplia carrera cinematográfica siendo suyas clásicos como God of gamblers (1989) con Chow Yun Fat o El último héroe en china (1993) con Jet Li, llegando su trabajo hasta la actualidad como en la relectura de Enter the fat dragon (2020) con Donnie Yen. De hecho, Wong Jing ya había parodiado ese mismo año a Street Fighter en la escena más inolvidable de City Hunter (1993) donde Jackie Chan hasta se convertía en "Chun Li" y el estilo de batalla tan frenético y a cámara rápida es muy similar al visto en Future Cops. El resto del cast resulta bastante efectivo destacando al sempiterno Andy Lau (Infernal Affairs de 2002 o Shock Wave de 2017 por decir unas pocas), Jackie Cheung (The untold story (1993), Full Contact (1993), Érase una vez en China (1991)) y Aaron Kwok (Throw Down (2004) de Johnnie To) quienes se encargan del trío de Future Cops sumando además a Dicky Cheung como el desgraciado Chan o la atractiva Charlie Yeung.

Así, Future Cops (1993) resulta un film muy especial por su humor y que no es sino una experiencia loquísima y toda una agradable sorpresa para el fan de los personajes a los que parodia (siempre que se enfrente al film con sentido del humor) siendo sus gags esquizofréncios y absurdos propios de un cómic o de un manga toda una bocanada de aire fresco. El grueso de metraje donde se centra en la trama humana y basada en la comedia pura y el romance acaba resultando agotador y algo cargante echando de menos más batallas y luchas aunque cuando éstas llegan (al inicio y al final básicamente) éstas resultan divertidísimas siguiendo el espíritu del videojuego en el que se basa libremente.

Siguiendo con las versiones no autorizadas. También, en 1992, los coreanos realizaron su Korean Street Fighter (1992). Ahí queda eso.

martes, 19 de enero de 2021

SPRING SPARROW (2019)



El estado de salud del cine chino desde hace unos años es imbatible a la par de monstruoso. Más de 1.000 títulos anuales que se debaten entre estrenos de cine o bien films directos a VOD. Una cinematografía variada que cabalga entre el espectáculo y el despiporre digital de géneros populares como el wuxia, los vampiros chinos y las artes marciales a la vez que se permite la creación de obras más arriesgadas e inéditas en el país como sórdidos thrillers o un cine indie más que interesante. Spring Sparrow (2019) es el ejemplo de una película pequeña realizada en un país gigantesco en todos los sentidos. Film intimista, muy humano, precioso visualmente que aborda una época concreta de China, la de los años 80 y la odisea de algunos jóvenes cargados de sueños y viajando con lo puesto hasta Beijing, la gran ciudad, para intentar ganarse la vida. 

El film está ambientado en 1982. Pang, el hermano mayor de una familia de cinco, decide acompañar a sus amigos a la gran ciudad para conseguir ganarse la vida. El plan se basa en vender cultivos y verduras en Beijing.

Spring Sparrow (2019) es la ópera prima de Li Jingxiang y demuestra mucho atino en la representación de sus personajes. No es para nada extraño ya que el film resulta ser muy autobiográfico por parte de su directora quien su intención era realizar un homenaje sincero a la generación de sus padres. Una generación que sacrificó sus sueños y sus estudios para sacar adelante su familia y ganarse el pan. 

De esta manera, y en un ejercicio de juego entre realidad y ficción, la casa de los protagonistas es la misma que la que creció la directora del film cuando era pequeña así como también, los extras y figurantes del poblado son familiares o amigos de la época. El film se beneficia de una ajustada duración de 88 minutos y un ritmo bastante llevadero que nos ayuda a introducirnos rápidamente en la historia. Cinematográficamente el film es bellísimo, regalándose Li Jingxiang en las diversas estampas naturales donde ocurre la historia consiguiendo planos muy evocadores. El film pese a no dar excesiva profundidad a sus personajes, acierta en presentar al grupo de cuatro amigos de la manera más humana posible y eso beneficia al film evitando conflictos gratuitos entre ellos típicos de otras producciones. Se comportan como un grupo, una familia, ayudándose entre ellos en una aventura tan difícil pero a la que se enfrentan con la ilusión de la juventud. Es de valorar que su directora consiga crear cierto interés en el espectador basándose en la simple idea de unos jóvenes vendiendo pimientos y patatas en la calle consiguiéndolo dando entereza y dignidad a estos personajes quienes no dudan en dormir al raso y bajo un puente con tal de volver a sus casas con un mínimo de ingresos, o en el caso de Pang, nuestro protagonista, de volver con suficiente dinero como para permitirse, sin avergonzarse, de pedir permiso al padre de su novia para poder casarse con ella a la vez que pueda acceder a unos estudios universitarios.

Pang quiere salir del pueblo y ganarse la vida en la gran ciudad.

Él y varios amigos ponen rumbo a Beijing.

El negocio de las verduras es duro pero se niegan a desfallecer.

Spring Sparrow (2019) está cargada de detalles mundanos, intimistas pero a la vez universales. El querer prosperar en la vida. La difícil relación de un hijo con un padre que ha sacrificado sus sueños y apenas muestra emociones. Vivir en una familia donde algunos de los hermanos tendrán que crecer sin estudios porque solo hay dinero para que lo haga uno. El simple acto de prestar desinteresadamente una bicicleta. Una pareja corriendo por el campo con un regalo tan simple pero a la vez que dice tantas cosas como es un pañuelo rojo. Spring Sparrow (2019) es un film pequeñito, curioso pero que viene armado con uno de los mayores valores que puede tener una obra artística y es estar cargada de "verdad".

El film fue ganador del premio especial de jurado en el Fajr Film Festival 2019. Internacionalmente parece que solamente ha tenido estreno en el "Nits de cinema oriental" de 2019 donde tanto la directora, Li Jingxiang, como uno de sus actores, Ji Hongyang, visitaron Vic y además recibieron el premio especial del jurado a "Mejor película". Seguiremos bien de cerca los siguientes trabajos de Jingxiang.

domingo, 17 de enero de 2021

BEAUTIFUL GIRL HUNTER (1979)

Como comenté en las pasadas críticas de otros Pinku Eiga como Sex Hunter (1980) o Zoom In: Rape Apartments (1980), la Nikkatsu, frente a su crisis económica decidió abrazar el cine erótico sin contemplaciones con su inolvidable serie de "Roman Porno". Dicho término se refería a que el contenido de estos films era una conjunción de romance y erotismo sumado a un estilo de grabación por lo general exquisito debido a lo experimentado del equipo técnico de la Nikkatsu aún a pesar de lo baratas que eran estas películas. Hasta 1.200 Roman Porno se produjeron entre 1971 y 1988 y tanta proliferación de amor y erotismo dio para muchas variaciones del mismo género. Desde diferentes ciclos o sagas en las que nos encontrábamos con toda clase de filias y perversiones como fotografía voyeur, secretarias, amas de casa, colegialas o temáticas ya mucho más incorrectas entrando en el terreno de la sexploitation más grindhouse como las historias de secuestros o violaciones. Una de las variaciones del género que acabó por desarrollarse con éxito en los 80 fue la ya degenerada conjunción del erotismo y "despendole" propio del Pinku-Eiga con el cine de terror o el gore dando ejemplos cinematográficos de alcantarilla como la trilogía Guts of a Virgin, Woman in a Box (1985), la saga Guinea Pig o las locuras depravadas de Hisayasu Sato. Sin duda, una de las pioneras o precedentes en este estilo lo podríamos encontrar en el film que nos ocupa hoy. Beautiful Girl Hunter (1979), también conocida como Star of David, se aparta de la suciedad y mal gusto de los ejemplos citados y realizados en los 80 para entrar en un terreno más festivo y disfrutable desde un punto de vista perverso dando como resultado uno de los Pinku más destacables e inolvidables a la vez de inquietante y violento.

Beautiful Girl Hunter (1979) conjuga los típicos momentos onanistas con un ambiente de terror cuasi gótico. El film cayó en occidente en un momento de proliferación comercial de la Serie B, Z y films de programa doble de marcado carácter terrorífico o sexual (Lucio Fulci desde Italia o Wes Craven desde EEUU por poner dos ejemplos), por lo que la llegada desde Japón del presente film dentro de este paquete le proporcionó cierto estatus de culto en occidente y representante de lo más loco y enfermo del país nipón.

El visionado de Beautiful Girl Hunter (1979) es toda una prueba de aguante para moralistas y defensores de lo correcto y uno, ya acostumbrado a las locuras del cine japonés en general y del pinku en particular, no deja de asistir atónito a todo el cúmulo de extravagancias de la cinta. El film da inicio de forma potente, agarrándote dentro de su mundo de locura. El prólogo cuenta en 10 minutos todo un cúmulo de desgracias. Una mujer es asaltada sexualmente por un ladrón en su casa y el marido, atado de pies y manos, es obligado a observar el acto. La mujer queda embarazada y pese a todo, tiene al niño. Esto provoca los odios y rechazos del marido haciendo que finalmente la mujer se suicide. Que os parece. Años después, Tatsuya, el niño, ha crecido y ahora es un adolescente de 16 años con la herencia del mal en su interior. El crecidito Tatsuya asesina a su padre heredando su fortuna en el camino y teniendo vía libre para satisfacer todas sus perversiones. 

El personaje que se marca Shun Domon, (Tatsuya) es de órdago y todo un festival del delirio siendo un adolescente con maneras de galán, muy seductor y de gustos exquisitos. Su problema es que no duda en arrastrar a inocentes féminas a una guarida propia de algún monstruo de la Universal y someterlas a sus perversiones vestido únicamente con unos terribles calzoncillos blancos de mercadillo. ¿Puede ser mejor? Tatsuya, además, se siente fascinado por los nazis así como con su simbología y crímenes. Ahí queda eso. Tanta es su pasión por el ejército de Adolf Hitler que en una escena álgida el joven se masturba frente a las fotos del holocausto nazi. Como podéis leer, el film no es apto para "ofendiditos" de nuevo milenio siendo un compendio o greatest hits de las filias más surrealistas vistas en el género sumándole el citado componente terrorífico y de violencia soft. Tatsuya mezclará sus ocupaciones entre su hobby para con las féminas a la vez que inicia una búsqueda de su padre genético a quien le invita a visitar su imperio del mal en busca de aprobación paterna.

El film no pierde ni un minuto en charlas aburridas y planos contemplativos, mostrando una serie de perversiones sexuales que van creciendo más y más en grado de locura encontrándonos lindezas desde cubrir en mantequilla a una muchacha para ser después lamida por un pobre perrete, obligar a otra jovencita a aguantar hasta la extenuación el acto de orinar (muy humillante para las chicas, por lo visto en estos pintorescos films), hasta actos ya más brutales como colgar a una víctima del techo con cadenas y ser drenada, actos de violación o incluso necrofilia. Un show para paladares selectos. Para colmo, Tatsuya tiene a una hermana la mar de inocente ajena a los juegos de su hermano. La muchacha acabará descubriéndolo, claro, para placer de Tatsuya. En el acto final del film, el padre genético de Tatsuya se reencontrará con su hijo y fascinado se unirá a la juerga que se ha montado el adolescente.

El film da inicio con un ladrón colándose en una mansión y atacando sexualmente a una mujer.

El marido es obligado a mirar. Del infortunio la mujer queda embarazada.

Pasado el tiempo el niño es todo un adolescente seductor y de exquisitos gustos.

Pero su hobby es maquiavélico. Atrae a jovenzuelas y las somete a perversiones en su guarida secreta.

El joven Tatsuya buscará a su padre biológico a la vez que su locura pasa a mayores.

El film está dirigido por uno de los reyes del Pinku Eiga como es Norifumi Suzuki, y pese a realizar el presente film para la Nikkatsu, muchos de sus trabajos fueron para la competencia, como era la Toei, donde realizó films como El imperio del sexo (1971), Sex and Fury (1973) o films de la saga Girl Boss Blues. Es curioso que con Beautiful Girl Hunter se dirija hacia terrenos más oscuros cuando su trabajo siempre se movía en el ámbito de la comedia picantona siendo su nunsplotation, Convent of the Sacred Beast (1974), uno de los pocos ejemplos de temática y ambientes más góticos e inquietantes. Al margen de Shun Domon, el film no escatima en la presencia de actrices bien habituales de la casa como Asami Ogawa (Sins of Sister Lucia (1978)), Yuka Asagiri (All women are whores (1980)) o Rei Okamoto (In the realm of sex (1977)).

Frente a todas las atrocidades explicadas, Beautiful Girl Hunter (1979), por extraño que parezca, logra contener cierto aire festivo a todo lo mostrado y su tono no deja de contener el aire inocentón y en cierta manera infantil inherente a estos productos japoneses que hace que sea difícil tomar en serio siendo una experiencia obscena, depravada y misógina dedicada a personas adultas, maduras y con mucho sentido del humor, perfecto para vivir un visionado lleno de risas y muchísimo estupor. Para postre, el film está rodado con el exquisito gusto y calidad propio de las producciones de la Nikkatsu proponiendo planos muy sugerentes y con cierto toque experimental amen de un montaje ágil sin tiempo para el aburrimiento. Sin duda, Beautiful Girl Hunter (1979) es un must see del cine "horroerótico" japonés y si valoramos la calidad de estas películas por su capacidad de locura y afán de hacer la mayor burrada posible a la vez de tener un empaque visual más que notable, la colocaríamos perfectamente como una de las mejores muestras de la larguísima serie de Roman Porno que realizó la Nikkatsu.