CRÍTICAS PELÍCULAS

viernes, 19 de noviembre de 2021

CONTROL TOWER (2011)


Uno de los géneros más populares en el cine nipón es el cine adolescente, ya sea en su vertiente más dramática, cómica o como vehículo perfecto para realizar los live action del anime de turno. Desgraciadamente, es habitual encontrarse cada año con un aluvión de productos vacíos, envueltos de una comercialidad algo molesta y basada en tópicos superficiales. Aunque, por supuesto, tienen su público. Yo mismo veo alguno de vez en cuando. Se agradece, por otra parte, encontrarse con una propuesta que de verdad tiene algo que contar y que logra salirse de sus propios moldes. Un film sensible, cálido y bien realizado como ésta Control Tower (2011). Película que huye del vacío estético y argumental, siendo un trabajo de carácter indie y que sabe utilizar sus herramientas de manera efectiva. 

La historia sigue a un joven de 15 años llamado Kakeru y a Mizuho, una estudiante de intercambio. Ambos son adolescentes solitarios que no pueden encontrar su lugar en la vida. Sin embargo, aprenderán a relacionarse gracias al poder de la música.

Control Tower
es una película muy pequeña, realizada sin demasiados aspavientos, pero cuyo resultado final es sumamente gratificante y reconfortante. El film se sustenta en las interpretaciones de sus dos protagonistas así como su drama personal. Dos seres aislados, que sienten que no encajan allá donde viven y cuyo día a día es la apatía total y el dolor sumado a sus problemas familiares. Pero gracias al poder de la música logran romper su soledad y poco a poco un puente de comunicación se establece entre Kakeru y Mizuho. Así llega a crearse una relación cada vez más íntima, en un desarrollo natural y realista que huye del artificio estereotipado de estos típicos romances adolescentes los cuales me refería al inicio de la crítica. Sin embargo y aún a pesar del oasis de esperanza, de las pequeñas dosis de alegría que tiñen en su día a día tocando sus instrumentos, componiendo canciones o simplemente paseando, sus respectivos dramas personales acabarán fastidiándolo todo. 

Respecto a su pareja protagonista, está interpretada por Ai Hashimoto y Kento Yamazaki. Jóvenes, sobrados de talento y que han marcado parte del cine japonés adolescente de la última década. Hashimoto ya venía del éxito de la excelente Confessions (2010) y ha participado en The Kirishima Thing (2012), El mundo de Kanako (2014) o la dúpla de films de Parásito (2014). La carrera de Yamazaki, mientras tanto, se ha mantenido imparable, estando por lo general centrada en los live-action de animes de éxito, siendo todo un valor seguro, contando en su currículum con películas como Another (2012), con quien comparte pantalla de nuevo con Hashimoto, Orange (2015), Your lie in April (2016), One Week Friends (2017), hasta llegar al éxito reciente de la serie de Netflix de Alice in Borderland (2020). En Control Tower, aún con su juventud y relativa experiencia, la pareja de actores consigue unas interpretaciones con matices y una gran capacidad para albergar y expresar su propio conflicto emocional. Un buen descubrimiento.
Kakeru es un adolescente solitario y amante de la música.

Conoce a Mizuho y poco a poco se van abriendo el uno al otro gracias a las canciones.

Aunque llegará el momento de separarse...

El ritmo del film es cadencioso, como un copo de nieve cayendo al suelo (poético me pongo), siendo muy acertado con el tono de la historia. Su ambientación, en un pueblo perdido en medio del Japón de interior, con esos paisajes nevados y que son concordes a las emociones de sus personajes, es genial, sumando un tono melancólico y pausado al conjunto. En cierta medida, vi cierta influencia, o similitudes, con el trabajo de Shunji Iwai, tanto en los espacios nevados por los que camina el film (Love Letter) o su drama adolescente (Todo sobre Lily). Control Tower es una historia pequeña, explorada en unos breves y concisos 70 minutos (no necesita más) pero sumamente agradable y gratificante. La película narra las solitarias vidas de dos adolescentes sensibles y con mucho que aportar pero que parecen no encajar en el mundo donde se encuentran siendo, la música, un éter intocable y un medio para aliviar el dolor. Como curiosidad, la película está disponible en Youtube.

Su director, Miki Takahiro se había estrenado con la estupenda Solanin (2010), live-action del manga de Inio Asano con Aoi Miyazaki. Un trabajo realizado también con un cariño abierto por sus personajes abordando el vacío de la juventud nipona actual, su falta de perspectivas y de nueva la música como catalizador para liberarse de la fría realidad. Pese a estos trabajos tan interesantes, en los que se incluye Control Tower, su director ha decidido centrar su carrera en la otra orilla del género, realizando trabajos genéricos y poco personales como Girl in the Sunny Place (2013) o Hot Road (2014). Aunque se pueden destacar ejemplos bastante simpáticos como Ao Ha Ride (2014), Tomorrow I will date with yesterday's you (2016) o Fortuna's eye (2019).

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