CRÍTICAS PELÍCULAS

martes, 9 de noviembre de 2021

CRÓNICAS DE SITGES 2021 (5/5)

Lamb (2021) nos lleva hasta la lejana Islandia en una propuesta que destaca por su singularidad y original planteamiento. El film es la ópera prima de Valdimar Jóhannsson y cuenta con unas potentes interpretaciones comandadas por Hilmir Snaer Guonason y una estupenda Noomi Rapace, la cual imbuye a su personaje de varios matices interesantes. Un matrimonio absorto en la rutina del campo, aislados en un paisaje árido que bien podría ser la representación de su propia desolación emocional debido a la pérdida de una hija tiempo atrás. Un buen día, el mundo de la naturaleza les ofrece un milagro. Una de sus cabras da a luz a una criatura mitad humana, mitad cabra. Un descubrimiento que se enfrentan no con terror o pánico sino como un regalo caído del cielo. Una oportunidad para su felicidad. 

Ahí radica la virtud de Lamb, un trabajo que utiliza el fantástico como elemento para describir emociones y que además es introducido de manera original en la trama. El film discurre a paso lento en una cocción que se va calentando sin terminar de explotar en ningún momento (sin que esto sea malo) aún a pesar de guardarse varios golpes de efecto bastante conseguidos.

Quizás, el personaje del hermano del marido de Rapace no sea de demasiado interés y termina por no aportar demasiado, más allá de ofrecer un punto de vista externo a una situación insólita y cómo éste va acomodándose poco a poco a la presencia de Ada, cuyo nombre remite al de la hija del matrimonio fallecida y ahora, en cierta manera, renacida aunque con la cabeza de un caprino. Así, Lamb es una película de propuesta original, que parece deambular sin rumbo fijo hasta desembocar en un final excelente, de corte cuasi surrealista y mágico con, de nuevo, la naturaleza poniendo las cosas en su sitio. Una película que aún dejándote extrañado al finalizar, contiene unas imágenes que van cogiendo peso a lo largo que pasan los días. Algo a valorar. La película consiguió el "Premio a la Originalidad" en "A certain regard", en el último "Festival de Cannes" y en nuestro Festival de Sitges, edición 2021, se ha coronado como la película ganadora del certamen. Habrán mejores películas, pero Lamb es, sin duda, una de las muestras más singulares que ha dejado el género este año.


Y de Noomi en Noomi y tiro porque me toca. La actriz hace doblete este año en el Festival y si Lamb era una película muy interesante, The Trip no se queda atrás.

A Lars (Aksel Hennie) y Lisa (Noomi Rapace) se les acabó el amor que los unió en un principio. La carrera de Lars como director de cine se ha estancado en las telenovelas, y Lisa, actriz, no ha conseguido ningún papel desde hace años. Nada en sus vidas ha acabado como pensaban; mucho menos su matrimonio. Es por eso por lo que un viaje de fin de semana a una cabaña familiar en el bosque parece brindarles una oportunidad para... deshacerse del otro para siempre.

The Trip (2021) nos llega esta vez desde Noruega. El film, dirigido por Tommy Wirkola (Zombis Nazis (2009)), propone una fiesta gamberra y alocada. Una propuesta que no ahorra ni violencia ni mala leche, algo que el público celebró a lo grande en la sala de cine. La película se beneficia de un ritmo que no para ni un minuto, con diversas sorpresas argumentales como punto fuerte del relato. De una crisis de pareja, pasamos al intento de ellos por matarse entre sí hasta acabar en una home invasion totalmente alocada y sanguinolenta. El film hace un excelente uso del montaje, aprovechando para realizar flashbacks que explican cómo han llegado los diversos personajes hasta donde han llegado. Rapace está particularmente divertida y sorprende la diferencia de registro entre Lamb y el presente trabajo. Su partenaire masculino, Aksel Hennie, también está entregado a la causa. The Trip es una atracción salvaje. Una comedia negra la mar de disfrutable y que ha resultado toda una sorpresa inesperada para el que esto escribe. Un film que el mismo 15 de octubre, aún en fechas del festival, se ha estrenado en Netflix, para disfrute de todo (o casi todo) el mundo.


Edgar Wright ha conseguido ganarse el corazón de los cinéfilos gracias a piezas tan recomendables como Zombies Party (2004) o Scott Pilgrim contra el mundo (2010). Mucha expectación había frente a su nueva película: Last Night in Soho (2021), pase de la cual, viví en un "Auditori Melià", repleto de un público con muchas ganas de pasárselo bien.

La película sigue a Eloise, una joven apasionada por la moda que se muda a Londres a estudiar. Una vez en su nuevo apartamente descubre que, misteriosamente, puede entrar en la década de 1960, donde se encuentra con una atractiva aspirante a cantante. Pero el Londres de los sesenta no es lo que parece, y el tiempo comenzará a desmoronarse con sombrías consecuencias.

Last Night in Soho es un puro disfrute para el amante del género y una de las películas a tener en cuenta este año en el panorama cinematográfico. El film podría considerarse un neo-giallo ambientado en Londres ya que comparte muchas de las señas de identidad del género como es involucrar la "moda" en la historia, los asesinatos misteriosos además de incluir una estética y especialmente un soundtrack que nos devuelve a los años 60. La película viene dirigida con un pulso estupendo y un mimo a nivel visual excelente con un uso de la música como elemento narrativo maravilloso. Es importante este dato ya que, por lo general, el uso de canciones famosas es un impedimento para el espectador que hace que acabe pensando más en la canción exitosa de turno que en lo que está pasando en pantalla. No es el caso de Last Night in Soho, con un soundtrack que utiliza canciones de grupos consagradísimos como The Beatles, The Kinks o Barry Ryan introduciéndolas en la historia excelentemente. 

Destaca el juego entre presente y pasado que se hace de la narración con la joven Eloise, enamorada de los 60, pero que le cuesta encajar en la enorme Londres hasta que comienza a ver visiones de un pasado protagonizado por Sandie, personaje interpretado por una Anya Taylor Joy magnética, misteriosa, preciosa y que es una nueva muestra de que estamos ante una de las actrices del momento.


Last Night in Soho es una notable experiencia, divertida, de un nivel visual excelente. Si que encontré que su giro final resulta algo descafeinado ya que, en mi opinión, se carga el atractivo que tenía, hasta el momento, uno de sus personajes principales, pero eso no estropea un conjunto notable y claramente gozoso.

Prisoners of the Ghostland (2021) prometía ser una de esas películas gamberras y de puro disfrute desprejuiciado para el respetable. A primera vista lo tenía todo para resultar ser así, empezando por su atractivo cartel. Juntar al gran Sion Sono (director de gemas como El club del suicidio (2002) o Love Exposure (2008)), con el encocado Nicolas Cage en una trama de samurais post apocalíptica a lo Mad Max, ya de por si, hacia temblar mi bello corporal de la emoción. Que lástima que haya sido una de las mayores decepciones del año y no precisamente porque venía muy "enganado" con la película, sino porque ésta es de un resultado soporífero y pedestre.

En la traicionera frontera de la ciudad de "Samurai Town", un ladrón de bancos sin escrúpulos (Nicolas Cage) es liberado de la cárcel por un pudiente señor de la guerra conocido como "The Governor" (Bill Moseley) para que encuentre a Bernice (Sofia Boutella), su nieta adoptiva, que ha desaparecido sin dejar rastro. Para garantizar que cumpla su palabra, el ladrón es obligado a llevar puesto un traje de cuero que se autodestruirá en un periodo de cinco días. En su aventura buscará no sólo a la chica, sino también redimirse de sus pecados.

Prisoners of the Ghostland, como he comentado, aúna ideas y conceptos a priori muy atractivos y que podrían haber dado mucho juego pero son derrumbados frente a una dirección muy plana y totalmente despersonalizada. Muy poco del habitual gamberrismo o anarquismo de Sion Sono veo yo por aquí, en un trabajo claramente alimenticio hundido por un ritmo adormecedor que no deja de dar vueltas hacia ninguna parte, escenas y acciones alargadas inútilmente y sin gracia, personajes histriónicos y de poquísima entidad, humor sin pizca de gracia... Una experiencia bastante discretilla, muy a mi pesar. 

El film contiene algunos aciertos, por supuesto. Contar con la presencia del súper hombre Tak Sakaguchi (Dead Ball), siempre es un placer, y el actor nos deleita con algunas secuencias de acción, katana en mano, interesantes. Esta última etapa de Nick Cage la prefiero y la disfruto mucho más que su etapa noventera cómo actor de "Oscar" y aquí hace reír con sus salidas histriónicas, ya marca de la casa. Aunque en general, el actor, se le ve más perdido en esta historia que un piojo en una calva aunque protagonice momentos hilarantes como la bomba testicular o esos movimientos a lo Elvis que el actor realiza a sus guardianes samurais para vacilarles.

Prisoners of the Ghostland es una de las mayores decepciones del Festival, un film que ni siquiera se toma la molestia de desmelenarse un poco y ser una fiesta sanguinolenta de acción con Cage enfrentándose a samurais, siendo un producto de una pobreza visual general y aburrido con ganas. Una lástima.


The Deer King (2021) es un nuevo anime japonés y viene dirigido a cuatro manos por Masahi Ando y Miyaji Masayuki quienes se encargan de un proyecto que aborda el género fantástico ambientado en una época feudal indefinida con caballeros, criaturas míticas y pandemias.

Tras defender sus tierras contra un poderoso imperio, el soldado Van es tomado como esclavo y enviado a las minas de sal. Una noche, una manada de extraños lobos ataca la mina y comienza a propagarse una misteriosa enfermedad. Van encuentra a una niña llamada Yuna, y como únicos supervivientes de la peste, inician juntos un viaje como padre e hija sin lazos de sangre.

Aún siendo su ópera prima, Masahi Ando arrastra un currículum que tira de espaldas, habiendo participado junto a Hideo Miyazaki, Satoshi Kon, Makoto Shinkai y Hideaki Anno en obras como El viaje de Chihiro, Paprika Your Name, siendo director de animación y diseñador de personajes en muchos de estos proyectos. 

Sintiéndolo mucho, no he acabado de conectar con una propuesta como The Deer King. Si, el film se beneficia de una animación sobradamente notable y preciosa en muchos momentos pero los elementos de su historia no han acabado de conectar conmigo, sin ser algo malo, por supuesto. Su duración, cercana a las dos horas, su ritmo no demasiado dinámico así como la gran cantidad de conceptos e ideas sobre el mundo que presenta hicieron que no pudiera evitar echar una cabezadilla a mi ya agotada mente saturada de películas. 

Si bien, reconozco que la película tiene un mensaje naturalista que llama a la convivencia entre especies y diferentes razas que resulta bonito destacando la conmovedora relación padre-hija que se establece entre Van y Yuna. Su imaginería, animales y demás podrán recordar a trabajos de Studio Ghibli. No niego que es un film a tener en cuenta y que no es en absoluto malo, pero se deberá a su público objetivo. Conmigo no ha calado.




El periodo de esplendor del J-Horror fantasmal, surgido a raíz del éxito mundial de The Ring (1997), parece ya muy lejano. Fueron unos años muy intensos, en los inicios de los 2000, donde decenas de cintas muy similares, con espectros melenudos hacían de las suyas. Una moda que se agotó rápidamente debido a las grandes semejanzas entre ellas. Aún así, le tengo mucho cariño al J-Horror, por lo que siempre intento ver cualquier nueva cinta sobre el tema aunque sea mala. The Samejima Incident (2020) viene a rememorar viejos tics fantasmales a la vez de intentar ser una versión a la japonesa de Host (2020), uno de los films de terror que más dieron de hablar el año pasado al realizarse en plena pandemia "coronavírica" y a través de una llamada de Zoom.

Nana Sasaki entra a una reunión online con sus ex-compañeros de instituto, donde repasan el terrorífico incidente de Samejima, una leyenda urbana que lleva dos décadas circulando por Internet con el siguiente aviso: aquellos que encuentran la verdad al respecto se vuelven malditos y mueren.

The Samejima Incident (2020) es mala con avaricia pero, aún así, me ha sabido sacar la sonrisa, masoquista de mi. El film adolece de una pobreza de medios general con sus responsables siendo incapaces de sacar algo de positivo de tales limitaciones. Sus intentos para provocar miedo acaban en un humor involuntariamente cómico pasando desde la sobadísima imagen de la fantasma desmelenada a las reacciones de unos actores y actrices bastante amateurs, (siendo benevolentes) y que lo dan todo (gritos, histrionismo, lloriqueos...) para empatizar con el espectador y transmitir el terror que están viviendo con ridículos pero encantadores resultados. Aún así, el film tiene toda mi simpatía ya que está realizada con la típica inocencia e ingenuidad niponas, su duración de 70 minutos es perfecta y presenta numerosos momentos que animan a la risa. 

Puedo destacar el tramo final con el hermano de la protagonista, de una fe ciega en ella, ya que cree, sin ninguna duda, en la maldición fantasmal, viajando el muchacho en medio de la noche hasta un caserón siniestro donde realiza una especie de 7 pruebas para tratar de romper la maldición. ¡Eso es amor fraternal! Un tramo que encontré de un interés conseguido y con algún ocasional momento inquietante. Si bien, The Samejima Incident no pasará a la historia del terror japonés pero, a pesar de su pobreza general y su incapacidad para que el espectador se tome en serio lo que está pasando, la disfruté mucho más que las dos películas anteriormente comentadas en esta entrada del blog.

Y aquí concluyo esta edición del Festival de Sitges 2021. Me despido con tristeza y con melancolía por todos estos días, pero me siento muy contento porque este año he podido poner cara a mucha gente con la que solo había hablado vía "Twitter" o por otros medios. 

Ha sido un enorme placer compartir charlas o paseos con Iván de Las Crónicas de Deckard o con Jorge de Asiateca

Poder coincidir y hablar con Enrique de Cineasia Online unos minutos antes del pase de The Medium en la Sala Tramuntana. 

Poder conocer, por fin, a Ricardo, Mel y al Sr. Pou de "Cine Fórum" (cada viernes en su canal de Youtube) y quedarme contagiado de la entusiasta energía de Mr. Rick. 

Compartir hamburguesa y café con Octavio López junto a su encantador grupo de amigos y emprender el camino hacia el Hotel Melià bajo la lluvia (que bucólico me pongo). 

Recuerdos de momentos donde coincidí con Mamoru Hosoda David Broncano (¡!) en el interior del Melià (con estos no hubo cruce de palabras). 

Y cómo olvidar algunas sesiones, comidas, cervezas y charlas a pie de cine que compartí con el inimitable Kalifer (del podcast de La cueva de la Macaca), Jose, Edu, Sergio, Diego o Isa. Habré visto grandes películas pero me quedo con todos estos encuentros (no se si me he dejado alguien), que llenaron de magia y sabor estos días en Sitges. ¡Nos vemos en 2022!


3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Excelente análisis del festival de Sitges de este año. Muy de acuerdo con lo que dices sobre Limbo, para mí, la mejor película del festival (recomiendo verla en el cine). Y no tan de acuerdo con Belle jajaja, película entretenida pero me aportó poco.
    Te espero en 2022 de nuevo para más cervezas y charlas
    Un saludo
    Edu

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    1. Muchas gracias por pasarte a leer las crónicas Edu! Limbo fue una película estupenda, de mis favoritas del festival.

      Fue todo un placer conocerte y, por supuesto, nos vemos el año que viene con cervezillas de por medio ;)

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