CRÍTICAS PELÍCULAS

viernes, 9 de abril de 2021

KÁRATE A MUERTE EN BANGKOK (1971)

                                

Bruce Lee es con derecho propio una de las figuras más fascinantes, abrumadoras y carismáticas de la historia del cine a un nivel que aún a casi 50 años de su muerte sus enseñanzas y filosofía de vida aún continúan inspirando a millones de personas. Sus inicios en el cine se remontan a su infancia apareciendo éste en docenas de films de Hong Kong enmarcados en el drama social, el romance o la comedia. In the face of demolition (1953) o We owe it to our children (1955) son algunos ejemplos de películas cuyos rodajes eran la excusa perfecta para que Lee se escabullera de la escuela la cual le aburría hasta el extremo. Bruce fue un adolescente de una hiperactividad extrema y su manía de meterse en peleas entre otros problemas obligaron a sus padres a que el muchacho intentara canalizar toda su energía aprendiendo artes marciales por lo que llegó a ser alumno del mítico maestro Yip-man. Su aprendizaje avanzó a una gran velocidad aunque eso no evitó que los problemas con la ley aumentaran. La decisión de sus padres de enviar a Bruce a los Estados Unidos con unos familiares le salvaron, quizás, de acabar en un futuro perteneciendo a la mafia local. Lee llegó a América a finales de los 50 con tan solo 18 años entrando en la universidad de Washington a estudiar Filosofía. Su conocimiento de las artes marciales le llevaron a impartir clases privadas que le llevaron a consolidar años después la creación de su propia escuela de artes marciales (la primera de ellas en Seattle) a la vez que acababa de perfeccionar su propio estilo, el Jeet Kune Do ("el camino del puño interceptor").

Un joven Bruce Lee en San Francisco
Sus famosas exhibiciones en competiciones origina que varios productores televisivos se interesen por él lo que le lleva a participar en la serie El avispón verde (1966) siendo todo un pequeño fenómeno en la televisión americana y pese a que los prejuicios raciales llevaron a Lee a ser un simple secundario (Kato) fueron sus escenas de lucha las que fascinaron a la audiencia. Pese a esto, el problema del racismo fue provocando que los estudios tanto de televisión como de cine americanos le fueran dando progresivamente la espalda teniendo apariciones testimoniales en series como Marlowe, detective muy privado (1969). Un golpe muy duro para Bruce fue que una idea tan personal para él como fue la que luego se convertiría en la serie Kung Fu (1972) fuera rechazada para, años más tarde, ser reconvertida en un producto amorfo y protagonizado por un ridículamente orientalizado David Carradine. Pero todo iba a cambiar. En uno de los viajes que Lee realizó a Hong Kong éste pudo ver, sorprendido, como el actor fue recibido como una estrella. La gente recordaba sus películas de la infancia así como su personaje de Kato en El avispón verde. Entrando en la década los 70, con Lee y su esposa Linda con problemas monetarios y teniendo que criar a dos hijos (Brandon y Shannon), Bruce hizo una apuesta. Mudarse a Hong Kong dispuesto a transmitir la filosofía del Jeet Kune Do a través del cine.

El crossover que juntó al avispón con el Batman
de Adam West. Kato vs Robin, una batalla desigual.
La todopoderosa Shaw Brothers cometió el error de rechazar a Bruce Lee apostando la Golden Harvest por él y embarcándose en la primera película de la nueva era de Lee: Karate a muerte en Bangkok (1971). Un rodaje que no estuvo exento de problemas, por supuesto. El presupuesto para el film fue ínfimo por lo que tuvieron que viajar hasta Tailandia para rodar la película con unas condiciones higiénicas deplorables y un equipo de rodaje viejo y en mal estado. Eso se sumó la penosa relación entre Bruce y el director Lo Wei el cual, según Lee, no se tomaba en serio la producción dedicándose al juego o a dormir. La tensión en el set era constante sumando los numerosos desafíos para pelear que los extras u otro equipo relacionado con el film hacían a Bruce. Finalmente el film tuvo su estreno en Hong Kong y fue un completo éxito en media Asia.

En la película seguimos a Cheng quien llega a Bangkok desde China habiendo prometido a su madre que no se metería en peleas. Nada más llegar, encuentra trabajo en la fábrica del Sr. Mi, pero descubre que la factoría es en realidad una tapadera para encubrir el tráfico de drogas y la prostitución. Dos obreros desaparecen misteriosamente y los restantes trabajadores deciden ir a la huelga. La dirección envía contra ellos a hombres armados, y es cuando Cheng decide intervenir revelando su maestría en las artes marciales y haciendo que triunfen los obreros. Entonces, el Sr. Mi hace nombrar capataz a Cheng y da una fiesta en su honor, pero cuando éste descubre las verdaderas intenciones del jefe decide enfrentarse a él con todas sus consecuencias.
Cheng defenderá a los trabajadores de una fábrica.

La fábrica es una tapadera para un negocio de drogas y prostitución.

No serán los únicos problemas a los que se tendrá que enfrentar Cheng.

Karate a muerte en Bangkok (1971), de titulo internacional The Big Boss, es un muy entretenido film que por otro lado no logra escapar de ciertas limitaciones. El poco presupuesto es bien palpable a lo largo del metraje con unos escenarios paupérrimos entre otras deficiencias técnicas con un montaje algo dudoso y a trompicones además de un cast con un nivel interpretativo bastante deplorable. El film, a diferencia de lo que veremos en los futuros trabajos de Lee está empapado de cierto espíritu grindhouse y exploitation con desnudos, drogas, prostitución y mucha violencia gráfica que hacen empapar la pantalla de chorros de sangre. Si bien la película destaca por un ritmo férreo e imparable, un agradecido tono crudo y casi "barriobajero" y especialmente por el brutal carisma de un Bruce Lee que nos deslumbra con sus exhibiciones marciales. Toda una novedad en su momento ganando en escenas llenas de fisicidad. Cheng, su personaje, se erige como el héroe del proletariado, un héroe que no es perfecto y con el que incluso se atreven con un final de carácter trágico y nada halagüeño para él. Momentazos como cuando Bruce finalmente desata su furia y se permite repartir "tullinas" al habitual grupo de masillas o la memorable lucha final en unos jardines realizada, esta vez si, con una conjunción de iluminación natural, música y montaje excelente son pequeñas muestras, aún pequeñas pero loables, de lo que sería capaz de ofrecer Bruce en el futuro a una escala mayor. El reparto cuenta con nombres como Ying-Chieh Han (Hsiao Mi, el jefazo). Maria Yei (Chow Mei) quien también aparecerá en Furia Oriental (1972), Tony Liu (The Dragon Missile (1976) o Clan of Amazons (1978)) o James Tien, actor marcial de amplia trayectoria destacando The Bedevilled (1975), The Dragon Tamers (1975) o El puño del dragón (1979) por decir unas pocas.

Karate a muerte en Bangkok (1971) es un entretenido film de artes marciales que no memorable debido a las deficiencias y limitaciones técnicas antes comentadas pero que sirve como una buena puerta de entrada a la carrera del astro Lee. En 1971 se convirtió en la película más taquillera jamás estrenada en Hong Kong hasta el momento. El film está basado en un suceso real ocurrido en Tailandia en el S. XIX protagonizado por Cheng Chiu-On, el cual se dedicaba a defender a los trabajadores de capataces tiranos. Se puede ver una estatua erigida en su honor en unos jardines de Bangkok.

Como curiosidades. Las ansias de perfeccionismo de Bruce le llevaron a querer involucrarse de forma intensa en el rodaje creando habituales discusiones entre el director Lo Wei y él hasta el punto de que dejaran de hablarse (solo a través de un intermediario) y prometiendo no volver a trabajar juntos. Por supuesto, dicha promesa no se cumplió colaborando artista y director en el clásico Furia Oriental (1972). Por otro lado, debido a la lesión de espalda de Bruce (la cual le acompañaría hasta sus últimos días) sus escenas más acrobáticas en las que tenía que dar grandes saltos tuvieron que ser realizada por dobles. Algo que se repetirá en todos los films de Bruce en Hong Kong.

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