CRÍTICAS PELÍCULAS

jueves, 22 de abril de 2021

GO, GO SECOND TIME VIRGIN (1969)


Como vimos en Fruta prohibida (1956), durante los 50 se empezaron a sentar las bases del erotismo en el cine nipón. Una de las vertientes por las que se empezó a desarrollar el género se vio mezclado por los turbulentos años 60 y la situación social del Japón de la época, donde el Pinku-Eiga empezó a encontrar su sitio en el underground cinematográfico como forma de expresión artística y política por medio de la violencia sexual con unas propuestas que se movían entre el video arte y lo experimental. Durante la década de los 60 las manifestaciones estudiantiles y universitarias fueron en aumento en Japón. Se recuperó un orgullo por la identidad nacional y el patriotismo con un rechazo a todo lo americano, concretamente a la sumisión militar de Japón respecto a EEUU y que firmaba el tratado ANPO desde el fin de la ocupación americana en 1952. En 1959 se vio revisado dicho tratado y mucha población salió a la calle reclamando su fin. Pese a la presión social, el pacto se renovó para diez años más. El ambiente social fue caldeándose durante la década convirtiéndose en una olla a presión a finales de los 60 cuando tocaba volver a revisar el tratado. De todas estas revueltas sociales y espíritu político estudiantil se empapó el cine de un personaje tan interesante como Koji Wakamatsu, quien es considerado uno de los directores más importantes de la época por su trabajo nihilista repleto de furia erótica además de documento socio-político de aquellos años. 

El pintoresco Koji Wakamatsu.
Los orígenes de Wakamatsu se mueven con la yakuza ya que el director, de joven, realizó trabajos financiados por la mafia como en obras o de pastelero. Las penosas y denigrantes condiciones de trabajo llevaron a Wakamatsu a ir hasta Shinjuku a ver al jefe de la mafia para exigirle mejoras para los trabajadores. A pesar de que el enfrentamiento podría haber terminado en una muerte segura, el jefe se vio sorprendido por la valentía del joven Koji y fue ascendido a ser miembro de la banda. De esta manera se introdujo en el mundo del cine como "ojeador" (ya que muchas películas estaban financiadas por la mafia, en el rodaje estaba la figura del "informante" que controlaba que nada se hacía en contra de los intereses de la yakuza). En uno de los pagos que el equipo de rodaje se veía obligado a realizar a Wakamatsu éste fue pillado por la policía y condenado a 6 meses de cárcel, donde se dice, recibió numerosas palizas por parte de los guardias carcelarios. Quizás esos violentes meses en prisión forjaron la aversión a la autoridad tan presente en su cine. Al salir de prisión pidió abandonar la banda y emprender una nueva vida primero como novelista y luego como ayudante de dirección para la Nihon TV. La negativa de muchos directores de rodar películas eróticas le lleva a introducirse en el género Pinku donde rueda hasta 20 películas entre 1963 y 1965 para diversas productoras hasta llegarle el éxito de taquilla con Resume of Love Affairs (1964). Con Secrets Behind the Wall (1965), producida por Kanto, estalla la polémica por su carácter fuertemente contestatario y político lo que le obligar a dejar las "majors" y fundar su propia productora: la Wakamatsu Pro. donde realizaría multitud de films de ínfimo presupuesto pero con muchas ideas mezclando el presente social del país con el erotismo violento de vanguardia y new wave.

Su filmografía abarca prácticamente el centenar de películas y pese a la importancia que se le da a la figura de Wakamatsu como enfant terrible del cine alternativo del momento, un terrorista del celuloide, siempre he considerado su cine de difícil visionado y en exceso pretencioso por sus ínfulas experimentales. Films como Violent Virgin (1969), Sex Jack (1970) o Ecstasy of the Angels (1972). Pese a lo atractivo de sus títulos, su discurso social y eventuales momentos de shock sanguinolento son trabajos en los que no consigo conectar. Si bien, Wakamatsu tiene excepciones (por supuesto) como puede ser la interesante Violated Angels (1967), supuesta plasmación de los crímenes del asesino Richard Speck en Chicago durante 1966 además del film que nos ocupa hoy: Go, Go Second Time Virgin (1969).

La película nos relata la historia de una chica que es violada por una pandilla en la terraza de un edificio. La escena es mirada por un tímido chico quien no actúa contra la barbarie. Al día siguiente, la chica le pide a éste que la mate.

Go, Go Second Time Virgin es un muestrario perfecto de las señas de identidad de Koji Wakamatsu y que no dejan de ser una traslación de las sensaciones de la época: la violencia callejera, la rabia juvenil, las revueltas políticas y el rechazo frente a lo americano o la generación paterna anterior. El nihilismo y desazón del cine de Wakamatsu encuentra en las explosiones de violencia y especialmente el acto de la violación femenina como representación de estas problemáticas sociales del momento. Es común en el cine erótico underground de estos años encontrarse con la utilización de la figura de la mujer como representación del Japón asaltado y humillado por el invasor americano siendo la fémina de turno maltratada, asesinada o agredida sexualmente como parte de este simbolismo. Go, Go Second Time Virgin recoge una vez más todo este batiburrillo de ideas, pero al contrario que en muchos trabajos de su director, tendientes éstos a la anarquía fílmica o a la pretenciosidad experimental, aquí todo consigue funcionar y ser depurado, por fin, en un conjunto notable y de calidad donde se encuentran unas formas muy interesantes tanto visual como narrativamente. 

El film recoge la desesperación de una juventud que no puede hacer nada contra actos de salvajismo y agresión. Una desesperación donde solamente cabe la propia muerte para escapar así de una realidad sin esperanzas. Estas sensaciones están recogidas en el personaje de Tsukio, quien es incapaz de hacer nada frente a la violación grupal a la que es sujeta la adolescente Poppo. Tras este inicio que golpea violentamente nuestras retinas el metraje transcurre mayormente con la pareja tumbada en el suelo de una azotea (o bien paseando a través de ella) donde recitan una serie de diálogos indefinidos sobre la vida y la voluntad de morir. Un conjunto que visualmente está reforzado por una estética, como hemos comentado, visualmente experimental con planos atrevidos y un blanco y negro muy expresivo que se rompe al color en momentos clave para la historia. Un recuerdo de Poppo donde fue agredida sexualmente en una playa está realizado con un filtro azul o el perturbador flashback sangriento de Tsukio está plasmado con nítidos colores.
Una pobre muchacha es asaltada por un grupo de indeseables.

La escena es vista por Tsukio quien no puede hacer nada por evitarlo.

Entre diálogos existencialistas y filosofía social se crea una relación curiosa entre los dos.

Pero la cosa acaba con sangrientos resultados.

El color es utilizado en momentos clave.

La violenta sinfonía general se ve mezclada con momentos pausados y contemplativos reforzado en su interesante banda sonora con algunas canciones folk-rock americanas como Sometimes I Feel Like a Motherless Child de Mahalia Jackson o Summertime de George Gershwin que se suman a esa misteriosa y dramática tonadilla que el joven del film canta en un par de momentos del film de aire folk y derrotista. Detalles tan bizarros como el de presentar en medio del metraje un montaje de fotos de Roman Polanski y Sharon Tate así como imágenes del cuerpo de Tate tras el ataque de la familia Manson ayudan a reforzar esta sensación de que, al parecer, no hay esperanza para este mundo. Así, el film insiste en golpearnos con ideas perturbadoras como plantear que las descendientes de agresiones sexuales son condenadas a pasar por lo mismo. Así, la madre de Poppo fue violada en el pasado y después la adolescente sufrió abusos por su padre entre otras agresiones sexuales.

Sorprendentemente el film se rodó en solo 4 días y enteramente en el edificio donde vivía su director. Como ejemplo del ínfimo presupuesto y velocidad de producción de estas películas, los miembros de la pandilla del film eran vagabundos de Shinjuku. El equipo artístico del film son la pandilla habitual de las producciones de Wakamatsu, destacando en el guión al habitual Masao Adachi, de quien se dice es responsable del alto contenido político de los films de Wakamatsu. Adachi también se volcó en la dirección al margen de sus tareas como guionista empezando su carrera en las Basukon-Eiga (films de educación sexual) a las que luego parodiaría en Abortion (1966) y proponiendo ejercicios tan interesantes y viscerales como Gushing Prayer: A 15 year Old Prostitute (1971). Como curiosidad, tanto Wakamatsu como Adachi acabarían simpatizando con diversos grupos terroristas de extrema izquierda como "El ejército rojo japonés". Ejemplo de esta deriva radical la podemos ver explícitamente en el film Ecstasy of the Angels (1972). Aunque Koji nunca ha declarado su apoyo a estos grupos armados, Adachi no lo ha escondido llegando a ir progresivamente abandonando la dirección cinematográfica durante los 70 para involucrarse cada vez más con la causa. Llegó a viajar hasta el Líbano para grabar un documental sobre la banda armada con la que acabó confraternizando. Masao finalmente acabó en prisión primero en Líbano y después en Japón durante los primeros años de los 2000. De Adachi ya hablaremos largo y tendido en otro momento porque es un personaje que tiene miga.

Más curiosidades. En el guión también encontramos acreditado a Kazuo "Gaira" Komizu (se puso ese nombre por el simio de La batalla de los simios gigantes de 1966), un personaje que acabará teniendo cierto peso en la Nikkatsu durante los 80 proponiendo una vertiente del Roman Porno todavía más explícita y sanguinaria. Kazuo tiene el dudoso honor de ser uno de los instigadores de mezclar el erotismo con el gore lo que crearía una oleada de cine enfermizo, misógino y hemoglobínico a mediados de los 80 con la trilogía Guts of a Virgin o la saga Guinea Pig como puntas de lanza de esta tendencia creando una nueva hornada de directores dedicados en cuerpo y alma a la causa. 

Volviendo al film, Go Go second time Virgin (1969) es una notable puerta de entrada tanto al peculiar cine de Koji Wakamatsu como a ese cine underground más próximo al video-arte y la nouvelle vague que se realizaba en Japón en la década. Un erotismo de vanguardia donde las ideas activistas y una visión del mundo desalmada encuentran su culminación en una obra furiosa, de una marcada violencia física y sexual con profusión a los discursos existencialistas. Un documento social de una época tan turbulenta para Japón y que cuenta con un detalle sorprendente recogiendo la primera aparición en pantalla de Takeshi Kitano. El célebre director aparece como uno de los miembros de la pandilla del film aunque su presencia es muy testimonial.

La entrada en la década de los 70 supone la asimilación mainstream de las rebeliones estudiantiles. Go go Second Time Virgin marca un canto del cisne para esta línea de películas. Un broche final antes de la llegada del Pinku a las grandes masas a partir de 1972 con la serie Roman Porno de la Nikkatsu o el Pinky Violence de la Toei despojando al desnudo, el erotismo o la agresión de su poder metafórico y de violenta crítica social.


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