CRÍTICAS PELÍCULAS

domingo, 17 de diciembre de 2023

GODZILLA MINUS ONE (2023)



Creo que podemos decir que Godzilla nunca ha estado en tan buena forma como en el presente que estamos viviendo. Las sucesivas entregas del Monsterverse de Legendary, la expansión de dicho universo con el reciente estreno de la serie Monarch: El legado de los monstruos (2023) de Apple TV, sumado a las recientes producciones japonesas como Shin Godzilla (2016) evidencian dicho estado de salud. 

Tras 70 años de monstruos, destrucción y batallas colosales, la llegada de Godzilla Minus One (2023) ha sacudido los cimientos de la industria. Lo que ha conseguido Takashi Yamazaki con la nueva entrega del saurio ha sido algo inaudito consiguiendo no solo un gran éxito de crítica y público en Japón sino especialmente en EEUU, algo que no había ocurrido nunca en la historia de Godzilla. A fecha de hoy el filme lleva recaudados más de 60 millones de dólares y sumado a la multitud de nominaciones a premios que empiezan a acumulársele al bueno de Godzilla nos hacen ver que la presente película es algo muy especial. Godzilla Minus One se ha convertido en la entrega mejor valorada de toda la historia del saurio radiactivo y dicho hype por la película no queda en saco roto encontrándonos con una película formidable en todos los aspectos, con alma y profundidad dramática.

Su director, Takashi Yamazaki es uno de los pesos pesados de la industria japonesa. Director de efectos especiales desde los años 80, acumula grandes éxitos de la taquilla desde los tiempos de Returner (2002), live-action como Parasyte (2014), Space Battleship Yamato (2012) o cintas de animación como Stand by me Doraemon (2018). Aunque donde sin duda consiguió un gran éxito fue con sus producciones ambientadas en la postguerra japonesa como la trilogía Always: Sunset on Third Street, donde su mezcla de cine histórico y drama coming of age logró conquistar a la audiencia. Fue precisamente en Always 2 (2009) donde Yamazaki se atrevió a presentar una escena en donde aparecía Godzilla siendo la primera vez que veíamos al saurio realizado enteramente en CGI.

El amor de Yamazaki por la saga y especialmente por la entrega original de Ishiro Honda es palpable y tras casi una década insistiendo, Toho le ha concedido por fin el placer de dirigir su propio Godzilla.

Godzilla Minus One nos devuelve a los orígenes del monstruo estando muy en sintonía en lo que realizó Honda con el filme original de 1954. El de presentarlo como una figura terrorífica, alegórica y atada a los temores nucleares y al trauma de la población japonesa por la II Guerra Mundial. 

La cinta abre fuego en los últimos días de la gran guerra con Koichi, un piloto kamikaze, escapando del conflicto y llegando a la isla de Odo donde tendrá un encuentro traumático y salvaje que lo llenará de pesar y culpa. De vuelta en Tokyo tratará de reconstruir su vida junto a Noriko, una muchacha huérfana quien lleva consigo a una bebé de otra familia. Con un Japón intentando renacer de sus cenizas, una fuerza imparable y descomunal volverá a aterrorizar el país...

Godzilla Minus One resulta magnífica de principio a fin y el gran ejemplo para mostrarnos de que no hacen falta más minutos de monstruos gigantes para mantener interesada a la audiencia sino un gran guión con unos personajes que nos calen y logren interesarnos. La cinta, a través de su personaje principal Koichi (un superlativo y entregado Ryunosuke Kamiki) profundiza en un drama bélico estimulante y que nos habla de nuevo del trauma de la gran guerra sobre la población, del estrés post traumático de sus supervivientes, de un Japón humillado y tratando de recomponer su orgullo y sobretodo de unos personajes tratando de mirar hacia adelante y construir un nuevo futuro. Sobrevuela constantemente sobre la película el mensaje de "vivir". Sobrevivir ante las adversidades y mirar hacia adelante. En ese sentido el arco creado con su personaje principal, el de un piloto que quiere morir para cumplir su deber y que acaba deseando vivir resulta excelentemente construído y lleno de momentos catárticos. El reparto resulta acertado, desde Kamiki, toda una estrella y que lleva desde los 2 años en la interpretación apareciendo en La gran guerra Yokai (2005) o As the Gods Will (2014) de Takashi Miike, Big Man Japan (2007) o Fortuna's Eyes (2018). Su contrapunto femenino también resulta muy acertado con Minami Hamabe construyendo a una Noriko entrañable. También aparecen grandes nombres como la estupenda Sakura Ando o Munetaka Aoki.

Koichi es un piloto kamikaze lleno de culpa y pesar que vuelve a Tokyo tras la guerra.

Pero una nueva amenaza se cierne sobre el país.

Godzilla llega a la ciudad y deja Japón a menos 1.

¿Cómo enfrentarse al monstruo?

Esa es una de las claves de la película, el de saber construir un notable drama lleno de personajes con los que logras conectar y sufres con ellos en cuanto llega la tragedia. Y si hablamos de Godzilla, puedo decir que nunca el saurio había aparecido de una manera tan contundente, salvaje y espectacular como en el presente filme. Un auténtico monstruo malvado, azote permanente del país y que funciona como recuerdo de un pasado trágico que vuelve a golpear a la vez de dios diabólico y apocalíptico. Todas las apariciones del saurio radiactivo resultan memorables y Yamazaki construye largas set pieces con el monstruo que hacen relamer a uno del placer. Desde el homenaje al Jaws de Spielberg en la escena en medio del mar hasta la asombrosa secuencia de destrucción en el barrio de Ginza que le ponen a uno los pelos de punta. En ese sentido el momento en el que el saurio lanza su rayo atómico sobre la ciudad es uno de los momentos más poderosos, dramáticos y contundentes del cine reciente.

Resulta todo un escándalo saber que el filme no ha costado ni siquiera 15 millones y no cejo en mi asombro al ver secuencias de efectos tan llenas de vida y contundencia en el que a veces ni siquiera soy capaz de separar el animatronico del efecto digital. Asombro que crece si los comparamos con producciones mastodónticas de 200 millones de Hollywood en las que el CGI canta más que Pavarotti. La música es otro punto y aparte en donde los score de Naoki Sato, fúnebres, dramáticos y que van evolucionando hacia piezas llenas de coros son todo un acierto y que ayudan a puntualizar los momentos más extasiantes del filme. Y cuando dicha música se mezcla con los temas clásicos de Ifukube la platea se viene abajo. Ejemplo de ello es el asombroso clímax final y que es capaz de sacar el corazón del pecho al más pintado.

Godzilla Minus One es un milagro. Tras 70 años de saga quien nos iba a decir que estaríamos hablando de uno de los mejores filmes, sino el mejor, de este año 2023. Una monster movie que lo cambia todo de arriba a abajo supurando clasicisimo, una contundencia y vigorosidad excepcionales y que sabe vestir la historia del monstruo con un drama bélico/histórico conmovedor que te importa y atrapa. Y ese final, por favor, ese final. Hay un par de momentos en la película que en cualquier otra me hubieran parecido forzados o increíbles pero en la presente, todo está tan bien construido que, sinceramente, me da igual. Es el caso de ese final, de una belleza y delicadeza tal, que me lo como con patatas sin dudarlo. En ese sentido el filme presenta numerosos subrayados dramáticos o sobre explicaciones tanto visuales como en los diálogos con la intención de dejar bien clarito al espectador el mensaje que se lanza. Este aspecto le resta algún punto de la perfección a la película que aún así consigue llegar a altas cotas de excelencia. 

Parece que estos últimos años Japón ha decidido devolver a su monstruo por los terrenos terroríficos, dramáticos y profundos de sus orígenes y se está creando un contraste muy interesante con todo lo que se está produciendo paralelamente en EEUU, volcado sin rubor en el lado más pop y divertido del género. Grandes años para ser fan de Godzilla. Y Yamazaki ya ha confirmado que le gustaría hacer una secuela...

miércoles, 13 de diciembre de 2023

GAMERA -REBIRTH- (2023)



Desde el estreno en 2013 de Pacific Rim los fans del kaiju eiga hemos visto un resurgimiento del género como pocas veces se había visto. Del Monsterverse de Legendary se suman las nuevas y exitosas incorporaciones niponas a la saga Godzilla. Si bien, todavía no se había sumado alguien más a la fiesta... la tortuga gigante Gamera. 17 años han pasado desde la última aparición del quelonio volador desde la simpática Gamera: The Brave (2006), únicamente una especie de teaser o test que vimos en 2016, dirigido por Katsuhito Ishii, excesivamente digitalizado y que no despertó el interés en financiar una entrega en imagen real de la tortuga. Ahora este 2023 y de la mano de Netflix ha llegado Gamera -Rebirth-, el gran regreso que todos esperábamos.

Gamera -Rebirth- es refrescante a la vez de clásica, espectacular e íntima. Un ejemplo de lo grandioso y maravilloso que puede ser el Kaiju llevado a las nuevas generaciones con una propuesta encomiable en todos los sentidos. Una serie fácil y rápida de ver con 6 episodios de unos 45 minutos, cada uno de ellos con Gamera enfrentándose a un monstruo clásico de la saga del monstruo.

La serie consigue coger elementos muy clásicos e inherentes a la serie de la tortuga como es el protagonismo de niños, mostrar a Gamera como un salvador... pero estos elementos, por lo general algo molestos se les da una vuelta moderna, interesante y trabajada. En ese sentido, la serie sigue a un grupo de niños durante un verano de 1989 y que se antojará inolvidable en sus vidas. Un tono muy notable, casi perteneciente al slice of life, de mostrar un cuento sobre unos jóvenes en medio de una aventura extraordinaria y que los ayudará a madurar. Los personajes infantiles están muy bien delimitados y te encariñas fácilmente con ellos. 

Destaca la ambientación de la serie, en los años 80, con el conflicto americano aún en ciernes con japoneses conviviendo con jóvenes americanos debido a la cercanía de las bases militares y en donde vemos episodios de racismo y bullying. Así como esa dependencia del ejército japonés (que apenas puede hacer nada en toda la serie) frente a la libertad de acción que muestra el ejercito militar americano. La trama guarda muchos misterios y estos acaban explotando en toda su gloria en los 2 últimos episodios de la serie. Una vuelta tétrica, inquietante y violenta que yo no me esperaba en un producto de Gamera y que pese a mi extrañeza inicial no hizo sino sentirme a la vez fascinado hacia este muestrario de tramas conspiranoicas, civilizaciones para ricos en la Luna y sacrificios ancestrales.

Un grupo de amigos van a pasar un verano inolvidable.

Kaijus empiezan a atacar la ciudad pero una tortuga gigante acude siempre al rescate.

Gamera se enfrentará a numerosos peligros.

La animación recurre al tan discutido "cel shading" que a opinión personal apenas me ha molestado ni me ha sacado de la serie. Inicialmente resulta algo extraño como queda la animación en los personajes humanos pero la serie siempre tiene la intención de crear planos estéticamente bonitos y que haya algo más en fondo como la incidencia de la luz en plano, atardeceres entre otros recursos, para camuflar dicha extrañeza de movimientos. Si hablamos de los momentos con los monstruos, el nivel de animación es abrumador. Cada batalla de Gamera contra los distintos oponentes (Gyaos, Guiron, Viras, Jiger y Zigra se pasean por los episodios) son set pieces dignas de admirar una y otra vez, gracias a un nivel de detalle y una muy sorprendente bestialidad que resulta asombroso. La sombra de Pacific Rim planea en dichas batallas calcando la misma sensación vibrante que en aquella sin hablar de que la música, con el leit motiv de Gamera siendo bastante parecido al tema principal del filme de Guillermo del Toro.

El responsable del proyecto es Hiroyuki Seshita quien no solo dirige sino que también se encarga del guión. Como curiosidad, es director de cine Computer Generated o generado por ordenador y junto a Kobun Shizuno se encargó de la dirección de la polémica trilogía de animación de Godzilla para Netflix. Si recordamos, en dicha trilogía Seshita quería llevar la historia hacia terrenos más clásicos aunque la visión más filosófica, pesimista y arriesgada de Shizuno acabó tomando todo el peso de la producción. ¿Puede que Seshita hubiera dirigido para Godzilla algo similar al tono de esta Gamera -rebirth-?

Gamera -rebirth- es un triunfo. Una serie que ha pillado a los fans desprevenidos con un producto sorprendentemente de una calidad bien notable y que nos devuelve a nuestra tortuga gigante favorita más poderosa que nunca. Para el recuerdo queda el primer episodio, mostrando unos primeros ataques de Gyaos brutales y coronado con la aparición de Gamera la cual da cuenta de manera sanguinaria con el pájaro alado. O el que es mi episodio favorito de la serie, el número 4, ambientado todo él en una base petrolífera con Guiron persiguiendo a nuestros niños protagonistas y que cuenta con una batalla entre la tortuga y el cuchillo aplatanado gigante sencillamente asombrosa.

Los créditos finales del episodio 6, con la marcha clásica de Gamera tocada a guitarra de manera melancólica, resulta precioso aunque esas dos escenas post créditos no me acaban de convencer en absoluto veremos si la serie acaba teniendo continuidad en el futuro. Hiroyuki Seshita, declaraba antes del estreno de la serie que si ésta tenia éxito tal vez podría dar luz verde a una producción live action de la tortuga. Él por su parte tenia ideas para 10 películas. Veremos...


martes, 21 de noviembre de 2023

THE MEDIUM (2021)


Estos últimos años se está experimentando en el género de terror un retorno hacia el folk horror, esa vertiente que utiliza las tradiciones ancestrales y los lugares apartados de la gran urbe como gran fuente de miedo. Un género que puede que haya encontrado de nuevo su sitio como respuesta a un mundo cada vez más tecnológico y globalizado con gran parte de la población concentrándose en grandes urbes. En 2016, Na Hong-Jin realizó uno de los grandes éxitos del horror coreano con la excelente The Wailing en la que era una muestra estupenda de thriller policiaco, folk horror y cine de poseídos con una vertiente documentalista hacia las tradiciones y prácticas contra la mágia negra y los exorcismos que resultaba refrescante. Na Hong-Jin incide en dicha vertiente siendo productor de la presente The Medium, una de las grandes sensaciones de 2021 en materia terrorífica asiática.

The Medium (2021) une a Tailandia y a Corea del Sur en una producción que vino precedida de una potente campaña de marketing avisando de desmayos y pánico extremo en sus primeros pases en cines habiendo proyecciones con las luces encendidas de la sala para rebajar el nivel de terror de entre la audiencia. El filme viene dirigido por Banjong Pisanthanakun, quien se unió a la moda fantasmal asiática con la muy entretenida y también aterradora, Shutter (2004).

The Medium
viene a mezclar el folk horror con el mockumentary tan amado u odiado por el público. Un falso documental en donde un grupo de periodistas se encuentran realizando un reportaje sobre una chamán en un poblado del Nordeste de Tailandia. Hasta que, una miembro de la familia empieza a dar signos de posesión y la chamán tiene que ponerse manos a la obra.

Como digo, The Medium está plasmada en forma de falso documental, un subgénero bastante cansino a estas alturas y donde el presente filme recurre a los mismos tics una y otra vez en lo que podría ser un greatests hits, pero a lo loco, del mismo género. La película tiene una larga duración de 130 minutos, algo que de buenas a primeras puede parecer algo excesivo pero que no pesa demasiado en un largometraje abundante en situaciones de horror que permiten un ritmo bien dosificado y de divertido visionado.

Unos reporteros siguen las peripecias de una chamán en un pueblo perdido de Tailandia.

Su sobrina empieza a dar signos de posesión.

Pero la cosa se saldrá de control.

Sin duda, la parte más interesante del filme reside en su primera mitad con los reporteros adentrándose en las tradiciones del "chamanismo", el folk y leyendas de este poblado perdido en medio de Tailandia. Por lo visto, los responsables de The Medium se documentaron de forma concienzuda y obsesiva por lo que se asegura que todo lo que vemos en pantalla (a nivel de tradiciones, sortilegios o formas de enfrentarse a los espíritus) suceden de la misma manera que en la realidad.

Es también en este tramo donde vemos los primeros síntomas de posesión en la sobrina de la chamán protagonista. Unos primeros síntomas que la película va mostrando poco a poco de una manera acertada y cómo de unas conductas infantiles o una necesidad de sexo ninfomaníaco con sus compañeros de trabajo (nada que objetar a este tramo de la posesión), pasamos a una posesión demoniaca como marcan los cánones más puros del género, con dotes gimnásticas increíbles, cambios de voz, babas y demás. Es en esta primera mitad del filme donde se encuentran los momentos más sugerentes como ese inquietante plano en donde la joven (aún no poseída del todo) cree ver una silueta humana en el campo, en la lejanía, observándola.

Es entonces cuando la segunda parte del metraje se adentra en terrenos de la pura barraca de feria. Un tren de la bruja exagerado donde no se deja nada. Ni las cámaras ocultas, la visión nocturna, cámara mareante, bebés en peligro, pueblerinos poseídos y sortilegios centenarios. Un segundo tramo donde se entrega a un terror festivo en donde si logras entrar en el juego que ofrece ésta se convierte en una experiencia bastante divertida y disfrutable, claro sin nada que ver con el sugerente e inquietante tramo inicial de la cinta convertida ahora en un griterío constante.

The Medium (2021) supone una pieza de horror bastante recomendable. Interesante por su acercamiento a unas tradiciones que nos quedan lejos, de ahí lo singular de la propuesta, además de resultar una experiencia terrorífica de carácter festivo y pasada de vueltas en su tramo final.

lunes, 16 de octubre de 2023

CRÓNICAS DE SITGES 2023 (4/4)

Uno de los momentos culminantes de esta edición del festival ha sido poder contar con la presencia de grandes figuras del cine japonés como son Hideo Nakata y Takashi Miike, quienes presentaban sus películas más recientes. Tuve la suerte de poder asistir al "Sitges Encounters" en donde Miike nos dedicó casi una hora de conversación en el que la audiencia presente pudo hacerle preguntas sobre su carrera y futuros proyectos. Algunas perlas que soltó: desde que "el terror no es un género que me guste", lo cual dijo con sarcasmo. Que Visitor Q era un proyecto que le ofrecieron de encargo con una única condición, que girara en torno al amor, del resto Miike gozaría de libertad absoluta... y ya sabemos lo que salió de ahí. Muy interesante asimismo Onimusha, su nuevo proyecto, que se estrenará en breves y que será su primera incursión en el anime en una serie con un protagonista para el cual se han basado en los rasgos y personalidad del gran Toshiro Mifune.

Este no iba a ser mi único encuentro con Takashi Miike ya que al día siguiente iba a tener el enorme privilegio de poder entrevistarle. Me moría de ganas de preguntarle no solo por algunos de los trabajos más icónicos de su filmografía sino por su participación en Ultraman Max (2005) o las series recientes que había realizado sobre magical girls. Seguramente unas declaraciones muy jugosas que me servirían para algunos futuros proyectos literarios pero...

Takashi Miike de charleta

...Este encuentro no pudo hacerse realidad y todo se lo agradezco a la desastrosa organización del departamento de entrevistas del Festival de Sitges...

Las cosas como son. Hay que señalar tanto lo bueno como lo malo, siempre con el objetivo de mejorar, por supuesto. Pero me ha parecido decepcionante y triste. Primeramente solicité entrevistar a Hideo Nakata para lo cual únicamente recibí por respuesta que la gestión de dicha entrevista se ocupaba una persona en concreto... pero no se me dio ningún mail ni número de contacto de dicha persona. Tras un nuevo intento por intentar descubrir dicho contacto... no recibí más que silencio.

Pero más dramático fue con Takashi Miike con una supuesta entrevista a la que fui citado a un día y hora concreta. Al llegar al lugar, tal y como me indicaron, allí no había nadie. Miike ya había dado las entrevistas a los medios el día anterior con mi evidente enfado y con uno de los encargados del departamento de entrevistas del festival dándome excusas sin sentido... Un absoluto desastre. Solo me queda expresar mi enfado en este humilde blog y mantener la esperanza de que el año que viene la cosa vaya a mejor... Pero volvamos a las películas...

Increíblemente, Lumberjack The Monster iba a ser estrenada mundialmente en el Festival de Sitges, algo muy difícil siendo una película japonesa y lo cual muestra las excelentes relaciones que mantiene Takashi Miike con el festival. Película número 137 de su director (más o menos), todo un todoterreno de la industria como es bien sabido por todos y que con Lumberjack propone un nuevo thriller policial con asesinos en serie y monstruos.

Akira Ninomiya es un abogado despiadado que no duda en eliminar a cualquiera que se interponga en su camino. Tras ser brutalmente atacado por un asaltante enmascarado, Ninomiya se obsesiona por encontrar al agresor y vengarse, mientras ocurren una serie de horribles asesinatos donde a las víctimas les extraen el cerebro. Mientras la policía investiga intensamente, Ninomiya busca vengarse del agresor. ¿Quién descubrirá la verdad primero?

Lumberjack The Monster sigue en la línea de la mayoría de los productos los cuales lleva realizando Miike en esta última década. Filmes de carácter algo más comercial, basados en manga o videojuegos (una novela en este caso) y cuya plasmación de la violencia, aunque igualmente impactante, resulta algo más comedida que lo anárquico y salvaje de los inicios de su director. Lumberjack da inicio con una presentación muy contundente e impactante y que presenta muchos elementos capaces de crear un gran interés en su historia así como en la investigación policial que se realiza paralelamente a las andanzas de Akira por conocer los motivos por los cuales el dichoso monstruo leñador va tras él. 

Es en este primer tramo donde encontramos sorprendentes momentos sanguinolentos además de premisas truculentas como esa psicópata realizando experimentos con niños. El personaje de Akira, interpretado por la estrella pop Kazuya Kamena, tiene su guasa y el actor realiza una notable interpretación de este psicópata que pronto descubre que hay algo extraño albergado en su cerebro. Le acompaña otro asesino, doctor, interpretado por un veterano como Shota Sometani (First Love, Parásito parte 1 y 2...) además de Nanao quien interpreta a un personaje bastante interesante como es la detective que investiga el caso.

Si bien, a mitad de metraje uno empieza a impacientarse por un ritmo algo letárgico, sobre explicativo y en el que el nivel de juerga baja de manera alarmante decreciendo el nivel de interés hasta llegar a un clímax final de media hora en el que se dan todas las explicaciones a los diversos misterios pero que resulta soso y algo muerto a nivel de ritmo. Lumberjack The Monster queda como una interesante muestra de su director en el apartado de los psycho killers y truculentos experimentos infantiles aunque estaba necesitada de una estructura mejor compensada y algo más de gamberreo desprejuiciado.


El pasado año, el slasher rural de Cerdita (2022) llamó poderosamente la atención de público y crítica, si bien, considerando que era un film de terror correcto, sin más, si que me pareció que tenía la suficiente personalidad como para seguirle la pista bien de cerca a su directora Carlota Pereda. Un año después y con la producción de Filmax, Pereda regresa al género con La ermita.

La pequeña Emma quiere aprender a comunicarse con el espíritu de una niña que lleva siglos atrapada en la ermita de su pueblo. Intenta convencer a Carol, una incrédula y falsa médium, para que le enseñe a hablar con fantasmas. Su ayuda será el único camino para seguir unida a su madre enferma cuando ella muera. Si Carol no la protege, la vida de Emma correrá peligro.

Pese a algunos aciertos La ermita es un filme por lo general fallido y que no sabe aprovechar los pocos elementos e ideas interesantes que plantea. La película aprovecha el siempre tan jugoso imaginario vasco, con sus leyendas fantasmales, para construir un relato a priori interesante y una atmósfera general bastante acertada. Decisiones como que la verdadera protagonista y eje de la cinta sea una niña, una notable Maia Zaitegi, hubiera dado juego para construir una macabra fábula infantil de terror pero poco de eso se aprovecha en un largo metraje en el que apenas sucede nada, con idas y venidas constantes que acaban desesperando. Belén Rueda está bastante desatinada interpretando a una pseudo-medium de pelo enmarañado y comportamiento agrio, al igual que los intentos de Pereda por crear un clima de terror o verdadero miedo utilizando mayoritariamente el infantil y frustrante recurso de los jump scares subiendo el volumen de golpe.

Ni siquiera, seductores elementos como esos hombres pájaro apareciendo de una manera que me recordaron poderosamente a los templarios de Ossorio o a los zombies de Lucio Fulci, expulsando gusanos por doquier, es aprovechado de manera eficiente. Una lástima. Como comento, La ermita presenta elementos interesantes como su atmósfera, su protagonista infantil, el drama de su madre terminal de fondo, dicha leyenda fantasmal... pero nada de eso es aprovechado de una manera eficiente siendo una cinta torpe, de continuas idas y venidas y con un clímax de lo más simplón.


Keiichi Hara es un director de anime tan interesante como errático. Su trabajo se inicia a finales de los 80 con la serie de TV Esper Mami (1987) aunque es más conocido por el gran público por su participación en la franquicia de Shin Chan. En el campo de los largometrajes ha realizado proyectos tan interesantes como Colorful (2010) o El verano de Coo (2007) a filmes algo más discretillos como Miss Hokusai (2015). Ahora, Hara presenta su nuevo trabajo: El castillo a través del espejo.

En un tranquilo barrio de Tokio, siete adolescentes se despiertan y descubren que los espejos de sus habitaciones brillan. Con un simple toque, se ven arrastrados de sus solitarias vidas a un maravilloso castillo lleno de escaleras de caracol, retratos vigilantes y lámparas de araña centelleantes. En este nuevo santuario, se enfrentan a una serie de pistas que conducen a una habitación oculta donde a uno de ellos se le concederá un deseo. Pero hay una trampa: si no abandonan el castillo antes de las cinco, serán castigados. A medida que pasa el tiempo, surge una verdad devastadora: sólo se salvarán los que tengan el valor suficiente para compartir sus historias.

Tal y como Keiichi Hara nos explicó antes de la proyección, la problemática del bullying se está haciendo cada vez más preocupante en Japón. Un alto índice de suicidios entre los adolescentes así como un amplio número de chicos y chicas que no salen de sus casas porque les da terror ir a la escuela, son hechos que no hacen sino empeorar y la respuesta, según Hara, radica en que la población japonesa ve estos hechos delante de sus ojos pero no es capaz de hacer nada ni de ayudar. El castillo a través del espejo es una denuncia a la problemática del acoso escolar construyendo un relato que podría ser algo así como una especie de El club de los cinco (1985) en un entorno mágico.


El filme, a nivel de transmitir emociones resulta bello y llegas a empatizar con estos 7 adolescentes con problemas similares aunque quizás la película resulta más acertada en cuanto Keiichi Hara da rienda suelta a su imaginería mágica y no tanto en el desarrollo de la trama humana, la cual acaba haciéndose bola a medida que avanza. Aún así, El castillo a través del espejo es un recomendable anime que habla sobre un tema que nos atañe a todos y que no podemos dejar pasar a través de una historia conmovedora aunque excesiva en su misión de hacer llorar y remover al espectador a toda costa y con un nivel de animación bien notable. Para el recuerdo eso si, el momento en el que pillé al pobre Keiichi pegándose una siesta medio recostado en un sofá del hall del Melià...


De entre las joyitas perdidas en el confín de los tiempos, Sitges 2023 ha recuperado en la sección Seven Chances la producción japonesa Psychic Vision: Jaganrei (1988), filme de Teruyoshi Ishii y que se adelanta casi una década al J-Horror de The Ring y similares. 

Kyoko Sawai, una reportera de televisión, está haciendo un informe sobre una cantante juvenil llamada Emi Kato. Emi y su personal están preparando la promoción de su próxima canción "Love Craft". Y a medida que ocurren accidentes espirituales a su alrededor, Kyoko descubre que la mujer que compuso la canción murió siete años antes.

Sin duda, Psychic Vision: Jaganrei es una curiosidad de obligado visionado para todo buscador de rarezas. Pese a que ese adentramiento inicial del falso reportaje en el mundo de las idols y la grabación de un tema para lanzar a una nueva cantante sea más bien poco interesante, poco a poco la cinta va rodeándose de una atmósfera raruna e inquietante en cuanto algunos fenómenos extraños, de carácter bastante sutil en pantalla, van haciendo acto de aparición pareciendo estar relacionados con dicha canción y la persona que la compuso unos años atrás.

Junto a la crítica hacia la explotación y sistema industrial del mundo discográfico relacionado con las Idols, el filme disfruta de un tramo final notable en donde la fantasma de turno se venga de todos con dolorosos resultados para sus víctimas en medio del rodaje de un videoclip. Punto álgido para esta pequeña producción que culmina con dos escenas post-créditos bastante llamativas. Como curiosidad, del guión se encarga Chiaki Konaka, un peso pesado del tokusatsu y que se encargaría de guiones de algunas de las mejores ultraseries como Ultraman Tiga (1996) y Ultraman Gaia (1998).

Y hasta aquí el Festival de Sitges 2023. Aún a pesar de acabar con cierto sabor agridulce derivado de las dichosas entrevistas... de nuevo, han sido unos días gloriosos de mucho cine, del que he podido ver, en general películas de calidad y con el plus imbatible del sano ambiente que siempre se respira en la ciudad y con su gente. 

Feliz de reencontrarme con mi media naranja cinematográfica Jesús “Mr Diabolik”. 

Verme un año más con Octavio, Enrique y toda su patrulla de amigos.

Poder coincidir en varias sesiones con mi querido Pou y realizar varias reviews para el canal Cine Fórum, en el que también pudimos pasar un rato con "el Professor", Xavi Pijoan, extasiado y aturdido tras casi 4 horas de sesión en el Melià con The Shining y una charla improvisada y sin avisar de más de 1 hora por parte de Lee Unkrich

Los paseos y charlas con los "Hausianos", Sergio, Jose y Edu (Kalifer se te ha echado de menos este año). 

Encuentros asombrosos como con Alex de la Iglesia comiendo en Enrique Tomás. Bayona dando vueltas por el Melià. Takashi Miike haciéndose fotos con Phil Tippet. Hideo Nakata corriendo despavorido hacia un lavabo por una urgencia intestinal como si hubiera visto a la mismísima Sadako... 

Hasta el año que viene y ¡tengan cuidado ahí fuera!


sábado, 14 de octubre de 2023

CRÓNICAS DE SITGES 2023 (3/4)

Una de las producciones orientales que más revuelo han levantado por su paso en este Sitges 2023 es la coreana Killing Romance, o "Romance Asesino" en su título español. Una muy singular propuesta dirigida por Lee Won-Suk.

El filme sigue a una actriz de gran éxito pero interpretativamente terrible. En un viaje a una isla conoce a un estrambótico hombre con el que acabará casándose y retirarse del mundo del espectáculo. 7 años después su situación es desesperante y tras conocer a un joven fan en la casa de al lado se planteará un regreso a la gran pantalla.

Killing Romance es ante todo un filme de lo más peculiar proponiendo una descacharrante comedia estrambótica y alocada, sin sentido, adornada por unos personajes histéricos y caricaturizados en un conjunto colorido y kitsch que puede llegar a cargar pero resulta en general una propuesta simpática y refrescante. El veterano Lee Sun-Kyun (Sleep, Parásitos...) está divertidísimo en su papel, un personaje pasadísimo de rosca con obsesión por el culto a uno mismo y que es de ver para creer. Momentos musicales imprevistos, trampas imposibles con saunas a 200 grados, avestruces vengativas...

El camino que realiza Yeo-Rae a lo largo de la película es un camino de emancipación e independencia por vivir como ella quiere y desea aunque para ello tenga que recurrir al asesinato de su marido (o el intento) con el que contará la ayuda de su club de fans. Killing Romance es una obra estrambótica e histérica, un filme que por suerte no comete el error habitual coreano de alargar innecesariamente sus historias convirtiendo la película en una fiesta exagerada, brillante y cansina a partes iguales aunque te logra mantener una sonrisa tonta de felicidad una vez acabada.


La sección Seven Chances del festival recuperaba la cinta de ciencia ficción O-Bi O-Ba: El fin de la civilización (1985), obra polaca del reputado director Piotr Szulkin de la que nada conocía anteriormente.

Hace un año que la guerra nuclear se extendió por el mundo. Los supervivientes fueron guiados gracias a la persuasión de lo que quedaba del poder hacia una estructura abovedada en las montañas. Allí, aislados, debían mantenerse a salvo. Debían esperar, sobrevivir, a la espera de… un arca que viniera a rescatarles. Esa fue la estratagema, el proyecto arca. Inventada para salvarles, convertida en elemento paralizante. ¿Llegará por fin el arca de los elegidos?

O-Bi O-Ba: El fin de la civilización pertenece a ese subgénero tan seductor como retratado como es el de presentar un mundo post-apocalipsis nuclear. Se trata de una obra donde destaca principalmente su logradísima estética y atmósfera, ambientando todo el filme en una ciudad subterránea llena de pasillos estrechos, llena de suciedad con unos pocos supervivientes humanos cada vez más decadentes y degradados viviendo como ratas. La iluminación es particularmente excelente, haciendo un uso muy acertado de los fluorescentes y las luces de neón para dar un tono azulado a gran parte del filme. El uso de la cámara, utilizando una steady-cam en constante movimiento por los pasadizos es otro de los grandes aciertos del filme. 

Pese a su gran estética, su ritmo y estructura algo repetitiva resienten el resultado general del filme con un personaje principal bastante aséptico que no deja de dar vueltas de un lado para otro. Si bien, el tercio final del filme éste levanta el vuelo, haciendo que la tensión suba como la espuma donde se busca desesperadamente una posible salida a esta nueva cárcel que la humanidad ha construido y que está a punto de destruirse. Al fin y al cabo el filme habla de manera metafórica del colapso del comunismo en Polonia, algo que le da una mayor riqueza al conjunto. O-Bi O-Ba: El fin de la civilización ha sido toda una sorpresa. Un filme que ha supuesto una alegría descubrir y ver en unas condiciones inmejorables, capaz de plasmar como pocas veces he visto la degradación de la humanidad en un apocalipsis nuclear.


Limbo (2021), de Soi Cheang fue una de las grandes sorpresas de la edición de Sitges de 2021. Una propuesta sórdida y que pintaba una Hong Kong como nunca se había visto, casi cyberpunk ayudado por un poderosísimo blanco y negro. Ahora Cheang vuelve con Mad Fate, que curiosamente resulta un spin-off de Mad Detective (2007), de Johnnie To.

El cielo sobre Hong Kong está cargado de oscuros presagios. Los destinos de cuatro personajes se cruzan en la escena de un crimen atroz. La búsqueda del asesino se enreda en un torbellino de supersticiones y rituales.

Mad Fate juega con una premisa interesante como es el de presentar a unos personajes tratando de desviarse de su destino. Así, el personaje principal es una especie de monje, experto en rituales, mantras y purificaciones que trata por todos los medios llevar por el buen camino a un joven cuyo destino es acabar asesinando, destrozando su vida para siempre en el camino. Cine negro esotérico, ahora en color al contrario de Limbo pero manteniendo ese uso de la fotografía estéticamente impresionante. Lluvias torrenciales, el uso de la luz, esos momentos en el que se plasma el movimiento de las nubes entre otros recursos resultan de un nivel excelente. 

Lástima que en esta ocasión lo que es el fondo de la historia no resulte tan acertado con un guión bastante deslavazado y una combinación entre la trama de asesino en serie y la superstición con algunos momentos de comedia con los cuales no he acabado de pillarle el punto y eso que su impactante inicio prometía una narración más encajada y directa. Mad Fate concluye con unos personajes yendo a la locura en su afán por cambiar el destino prefijado en un clímax correcto. Un filme interesante y que tiene sus valores técnicos pero espero que el siguiente trabajo de Soi Cheang esté algo más atinado.


Ración de animación francesa con Mars Express, la cual se ha convertido en una de mis favoritas de todo el festival. El filme cuenta las desventuras de Aline Ruby, una testaruda detective privada, y su compañero Carlos Rivera, el cual lleva muerto cinco años pero se ha 'reencarnado' en el cuerpo de un robot. Ambos se encuentran en una carrera contrarreloj hacia Marte. Su misión inicial es encontrar a Jun Chow, una estudiante de cibernética a la fuga, antes de que los asesinos que le pisan los talones puedan atraparla. Sin embargo, lo que los investigadores descubren por el camino es más grande de lo que ninguno de los dos podía esperar.

Mars Express es una joyita que sobresale gracias a su estupenda y bien compensada mezcla de ciencia ficción cyberpunk con una narración neo-noir policiaca. El filme resulta abrumador con la cantidad de ideas y conceptos que suelta al espectador, todas muy jugosas e interesantes y que ayudan a construir un universo muy rico. Desde el de presentar a un mundo futuro en el que todo está robotizado. Que puedas guardar una copia de seguridad de ti mismo y una vez muerto seas recuperado en el cuerpo de un robot... Robots desconectados y que cobran conciencia propia, las duplicaciones (que tu como humano puedas crear una copia robotizada de tí mismo), los peligros de la IA... Esto son solo pequeños ejemplos de la riqueza conceptual y argumental de Mars Express. 

Además, coronada por una narración elegante e interesante donde no se abandona el habitual embrollo propio del cine negro con una gran abundancia de personajes, sospechosos y traidores. La animación es clara y propone enormes momentos como esa persecución inicial con un sol fantasmal de fondo o el espectacular clímax final. Mars Express es una muy notable cinta, realizada con gran pulso por Jéremie Perín, llena de riqueza de ideas, una animación muy seductora y una trama que no deja de mantenerte interesado en todo momento.


El cine de catástrofes en Corea es bien abundante desde hace años y hay ejemplos bien interesantes a la par de taquilleros como Tidal Wave (2009) o Virus (2013). La candidata para el Oscar por parte de Corea del Sur es esta Concrete Utopia, cinta que mezcla el género de catástrofes, las utopías y el cine social con dispares resultados.

Después de un fortísimo terremoto, Seúl ha quedado reducida a escombros. Todo en la ciudad se ha derrumbado, excepto un edificio. Los apartamentos Hwang Gung siguen en pie. Cuando los supervivientes del exterior se enteran de esto, comienzan a reunirse allí. Eso hace que los residentes originales del edificio empiecen a sentirse amenazados y decidan unirse para su supervivencia. Eligen a 'Young-tak' como el delegado de los residentes. Bajo su liderazgo, se prohíbe estrictamente la entrada de personas externas y se elabora un nuevo reglamento para los residentes. Pero, en medio de las continuas amenazas a la supervivencia de los residentes, comienzan a surgir entre ellos conflictos inesperados.

La idea que maneja Concrete Utopia es muy buena y da lugar a tramos ingeniosos con el habitual cruce de géneros coreano con la comedia negra haciendo acto de aparición junto a momentos de acción, alta violencia entre tramos exageradamente melodramáticos. El gran terremoto ocupa muy poco lugar en el conjunto del filme estando reducido a un breve pero impresionante inicio además de algunos flashbacks con los personajes recordando sus peores momentos durante la catástrofe. Su director, Um Tae-Hwa, prefiere en su lugar centrar su filme en realizar un estudio sobre cómo los pocos supervivientes del único centro de apartamentos que ha quedado en pie reaccionan a su situación límite dando lugar a un comentario social interesante relacionado con los populismos, el fascismo y la lucha de clases, temas muy actuales, por desgracia, además de la crítica hacia el egoísmo y la crueldad humana.

El cast es interesante comandado por un habitualmente excelente Lee Byung-Hun, uno de los mayores pesos pesados de la industria. Si bien, aunque sobre el papel todo parece muy acertado, estas ideas son aplastadas por un metraje a todas vistas excesivo (140 minutos) y que acaban pesando el conjunto. Es una producción de carácter comercial en la que todo está en su sitio. Técnicamente es precisa, un cast conocido, un drama de carácter universal... pero en esta ocasión dichas piezas conjuntamente no construyen algo brillante o memorable. Aún así Concrete Utopia es recomendable y bien se merece un visionado.


miércoles, 11 de octubre de 2023

CRÓNICAS DE SITGES 2023 (2/4)



El impacto que ha supuesto en todos nosotros Studio Ghibli y el cine de Hayao Miyazaki en nuestras vidas es tremendamente profundo. El chico y la garza, sea o no, la última película del sensei, es sin duda un testamento fílmico a la altura de la leyenda. Es increíble que con casi 82 años, Miyazaki sea capaz de ofrecer tal desborde de imaginación, profundidad y belleza. Algo al alcance de unos pocos elegidos.

El filme da comienzo en plena IIa Guerra Mundial, Mahiko pierde a su madre en un bombardeo. Un año después Mahiko dejará Tokyo y se mudará a una mansión con su padre y su nueva mujer, la hermana de su madre precisamente. Allí empezará a ver cosas raras como la aparición de una garza que empieza a hablarle. 

El chico y la garza es una preciosidad. Una película que te transporta a un mundo feliz resultando abrumadora en ideas, conceptos e imágenes. Es un filme que respira a todo el trabajo anterior de Miyazaki con elementos autobiográficos (el padre del protagonista es constructor de aviones), ambientar la historia en los años de la guerra, elementos que nos pueden recordar a El viaje de Chihiro o El viento se levanta...

Hay que avisar que El chico y la garza es un filme exigente. Su ritmo es un punto letárgico y su densidad dificulta conectar con ella. Aún con ello, el filme es desbordante y de una sensibilidad extrema. Sorprende su estructura, dividiendo el filme en una primera mitad slow, contemplativa centrada en el drama familiar y duelo de su joven protagonista y con una segunda mitad en el que Mahiko viaja a un mundo mágico convirtiendo este tramo en algo maravilloso y abstracto repleto de ideas. La guerra, la pérdida familiar, el arte y la fantasía como medio para superar el dolor, conocerte a tí mismo y enfrentarte a la dura realidad, hablar del estado del mismo Studio Ghibli o del propio Miyazaki, especialmente en ese personaje anciano en busca de un sucesor... Sin duda, El chico y la garza es un gustazo, pide paciencia al espectador pero cobra en recompensa una obra bellísima y de un nivel abrumador. Testimonio fílmico de un artista genial y único en la historia.


Pablo Berger es una de las voces más interesantes del panorama español. Con una obra que coquetea con el fantástico, suyas son obras como Torremolinos 73 (2003) o Blancanieves (2012). Ahora adapta el popular cómic americano de Sara Varon para presentar Robot Dreams (2023).

DOG es un perro solitario que vive en Manhattan. Un día decide comprarse un robot. La amistad entre ellos crece, hasta hacerse inseparables, al ritmo del Nueva York de los ochenta.

Robot Dreams es una propuesta sin duda arriesgada y singular empezando por tratarse de un filmes sin diálogos y una historia donde todos los personajes son animales antropomórficos. El mundo que presenta es seductor estando ambientada la historia en un Nueva York de los 80 para lo cual se aprovecha para realizar numerosos guiños al cine de la época. 

La historia de un cánido solitario, sin nadie en la vida y que un buen dia decide comprarse un robot de compañía con el que traba una gran amistad y que por azares del destino acabarán separados... es capaz de emocionar al espectador con los mínimos elementos, algo loable sin duda. Si bien, personalmente opino que el resultado general hubiera quedado mucho mejor en formato mediometraje o en un filme de 70 minutos. Los más de 100 minutos pesan especialmente en un tramo intermedio en el que todo se antoja bastante repetitivo y estancado. La idea de presentar los sueños del robot en el que se imagina un reencuentro con su compañero perruno puede funcionar una vez pero cuando se repite varias veces durante el metraje uno acaba hastiado por ser un recurso bastante visto. Igualmente, Robot Dreams es una producción la mar de simpaticona, con un imaginario visual muy seductor, que habla sobre la soledad en la gran ciudad y que finaliza con un tramo final muy notable y maduro el cual te deja con una sonrisa en la boca.




De entre la sección Seven Chances se ha rescatado The McPherson Tape (1989) uno de esos filmes desaparecidos durante años y ahora recuperado en condiciones óptimas. El filme es considerado el primer found footage de la historia del cine, una afirmación que por supuesto cojo con pinzas en una producción de ínfimo presupuesto pero que sabe sacar partido de sus enormes limitaciones.

Un cumpleaños reúne a la familia Van Heese en la noche de la celebración. Tras un corte de luz, descubrirán que éste es producido por el aterrizaje de una nave extraterrestre cerca de la casa. Comienza ahí la pesadilla al ser atacados por los seres "grises" y todo filmado por la cámara de uno de los hijos.

60 minutos dura el experimento en el que la llegada del terror ocurre en medio de una fiesta de cumpleaños familiar. Aún siendo la primera de su especie ya viene cargada tanto de lo bueno del género como de todos sus defectos. La cinta no pasa de la mera curiosidad pero hay aciertos como que precisamente la factura tan pobre de la imagen, con un grano bien presente y unos espacios muy oscuros en gran parte del metraje ayude a dar cierta sensación claustrofóbica, agobiante y que logra aumentar tu nerviosismo, con momentos en los que parece que has visto algo por la ventana pero luego resulta que no. 

El primer encuentro en la distancia con la nave extraterrestre es potente aunque el desarrollo acabe generando poco entusiasmo. Oscuridad constante, mareo por lo movido de la cámara, reacciones estúpidas de sus personajes como por ejemplo que encuentren el cuerpo de uno de los aliens y no se les ocurre mejor cosa que meterlo en la habitación de al lado. El discutible aspecto de los extraterrestres, plasmados usando a niños disfrazados con una máscara de mercadillo corona esta curiosidad que creó histeria colectiva y pánico en las televisiones inglesas cuando se emitió pensando los espectadores que era algo real.


Poco después de su emisión las copias del filme fueron devorados en un incendio, circulando años después copias pirata en muy baja calidad. Hasta que su director, Dean Alioto, logró encontrar una copia en condiciones y lanzarla en formato DVD. El mismo Alioto realizó un remake más efectista y con algo más de medios: Alien Abduction (1998).


Pese a mis reticencias me adentro en el pase del filme de terror argentino Cuando acecha la maldad, la nueva película de Demián Rugna. Ya en 2018 pudimos ver en el festival su Aterrados, filme que a opinión personal no acababa de combinar bien unas estupendas secuencias de pura imaginería terrorífica con la comedia negra. Si bien, Cuando acecha la maldad perfecciona de manera ejemplar las aristas de dicho filme convirtiéndolo en un viaje pesadillesco a la Argentina rural.

En un pueblo remoto, dos hermanos descubren a un hombre infectado por fuerzas malignas que está a punto de dar a luz a un demonio. Desesperados por evitar la entrada del Mal a su pacífico mundo, los hermanos descubrirán la terrible verdad: es demasiado tarde.

Cuando acecha la maldad es una experiencia de horror puro con alma de road movie. Un filme tenso en el que se logra respirar y transmitir enfermedad, sangre y caos gracias a una realización tensa y sucia. Se trata de una cinta salvaje en el que no se corta ni un pelo a la hora de mostrar momentos truculentos. En ese sentido me quedo con una secuencia protagonizada por una niña en la que todo el Auditori botó del susto... 

La ambientación rural funciona muy bien para remarcar ese ambiente de desolación y folklore con un tramo final que además incorpora referencias a clásicos patrios como ¿Quien puede matar a un niño? Considero que la tensión se va difuminando un poco en su tramo final a la vez de algunas decisiones estúpidas de su personaje protagonista que acaban siendo desesperantes pero Cuando acecha la maldad es una notable cinta de horror sobre poseídos y la naturaleza del mal puro que culmina con un final implacable y desesperanzador. Una notable sorpresa.



Fue la noche de J.A Bayona. En un Auditori Melià a reventar, el director fue premiado con la "Màquina del temps" por su trayectoria y fue sorprendido por unos videosaludos en pantalla de celebridades como Guillermo del Toro, Sam Raimi o Bryce Dallas Howard. Tras eso, turno para la proyección de su nueva película, La sociedad de la nieve, producida por Netflix.

La sociedad de la nieve relata unos hechos bien conocidos por todos como es la tragedia de los Andes ocurrido en 1972 con un grupo de personas teniendo que sobrevivir durante 72 días tras un accidente de avión entre las durísimas condiciones naturales y a la que finalmente se vieron abocados al canibalismo. Son conocidas además sus versiones cinematográficas como la realizada por René Cardona Jr, Supervivientes de los Andes (1976) o ¡Viven! (1993), la más conocida por el público general. Por todo esto, La sociedad de la nieve es una apuesta arriesgada. ¿Qué puede aportar Bayona a tal suceso?

El director no realiza un remake de ¡Viven! sino que decide basar su película en el libro de Pablo Bierci “La sociedad de la nieve”, en donde los supervivientes del suceso realizan una reflexión íntima y profunda sobre lo ocurrido décadas después. Bayona convierte la película en un espectáculo inmersivo para el espectador transmitiendo la agonía, el frío, la congelación y la claustrofobia que sufren los personajes a través de un desarrollo modélico y milimétrico. La película es un prodigio de técnica realizado a la perfección en donde destaca la plasmación de los escenarios naturales (gran parte de ello realizado con CGI con una parte rodada en Sierra Nevada) con grandes planos abiertos en donde se siente el peso mortal de la nieve, mostrando a la montaña como un monstruo temible.


Si que es cierto que cuando algo está realizado de una manera tan perfecta se pierde algo en el camino, que la película viva y crezca por sí misma. pero no hay que negar que Bayona propone un viaje increíble a las asombrosas vivencias de este grupo de amigos que se las vieron y desearon para poder sobrevivir aún con todo en contra. Una historia de amistad realizado con sensibilidad y emoción. Un homenaje sincero a todos los implicados en tal tragedia. Sin duda una apuesta difícil y arriesgada pero que se salda con un notable alto.

Tras la proyección, Bayona y todo su equipo recibieron una emocionante ovación en pie por parte de la audiencia y que duró varios minutos siendo la guinda para una noche, seguramente, plena de felicidad para el director... Pero entre entrega de premio, videosaludos, película de 2 horas y media y demás me perdí la siguiente película que tenía en lista, la japonesa Best Wishes to All... ¡Mechachis!