CRÍTICAS PELÍCULAS

lunes, 20 de diciembre de 2021

FRANKENSTEIN CONQUERS THE WORLD (1965)


Frente a la progresiva infantilización de Godzilla vista en las últimas entregas de la saga como en Ghidorah, el dragón de tres cabezas (1964), Ishiro Honda empezó a perder interés en su personaje ya que para él, Godzilla era una representación de la energía atómica mal utilizada y de las maldades de la guerra. No cabía en su cabeza que el saurio radiactivo se estuviera volviendo un buen bicho dispuesto a defender a la humanidad. Así que Honda, ya definitivamente atado al genero de la ciencia ficción, decidió ir dejando a Godzilla y probar otras cosas, más acordes a sus ideas.

La semilla de Frankenstein conquers the world (1965) vino de una idea de Willis O’Brien, el mago de los efectos especiales, llamada King Kong vs Prometheus donde el simio gigante se enfrentaba a una especie de monstruo de Frankenstein agigantado. Toho recogió dicha idea sustituyendo al tal Prometheus por Godzilla en lo que se convirtió en la exitosa King Kong contra Godzilla (1962). Aunque fue descartado, el personaje de este "Frankenstein" acabaría recuperándose para este pequeño clásico del Kaiju Eiga

Frankenstein conquers the world da inicio en Alemania, 1945. El corazón del monstruo de Frankenstein es conducido a Japón y, mientras es examinado, cae la bomba de Hiroshima. Quince años más tarde, un niño que ha brotado del corazón inmortal es atrapado, pero se comprueba que su crecimiento es imparable.

No puedes más que adorar a un film con una propuesta como la de Frankenstein conquers the world. Retorcer el mito de Mary Shelley y añadirle nazis, seres prehistóricos, un monstruo deforme, gigantesco y que además se regenera al ser desmembrado... ¡es algo irresistible!. Pese al evidente festival pop de locura que proponen tales elementos la película contiene pasajes más serios e interesantes de los que parecía en un principio. Para empezar Honda decide situarnos la historia en Hiroshima tratando de nuevo la problemática nuclear así como las consecuencias de la radiactividad en sus ciudadanos siendo el monstruo de Frankenstein una de esas víctimas de la caída de la fatídica bomba atómica. Un tratamiento de la problemática nuclear que se estaba abandonando en el cine de género de la época optando por temáticas mucho más coloridas y flower power de cara a acompañar el estado de optimismo general y la explosión económica del país en los años 60. Por lo que me parece muy valiente por parte de Honda de plasmar, a 20 años del suceso, la caída de la bomba de Hiroshima en un film de género popular. Frankenstein conquers the world es el único Kaiju Eiga japonés que representa la caída de la bomba. Algo a tener muy en cuenta.  

El film contiene un primer tercio bastante acertado y dinámico situándonos en plena II Guerra Mundial con los nazis viajando hasta Japón y llegando a Hiroshima con la casualidad de ser el 6 de agosto de 1945. Tras el desastre la historia avanza 20 años, presentándonos a nuestros protagonistas. Unos muy acertados Nick Adams (el mejor actor occidental que ha pasado por el kaiju) y Kumi Mizuno (quienes vivieron un idilio en esos tiempos) y que interpretan a unos científicos de un centro que estudia las consecuencias de la radiactividad en los hibakusha. Mutado por la radiactividad, el corazón del monstruo de Frankenstein acaba transformándose en una criatura, un niño vagabundo deforme y que deambula por las calles de Hiroshima. Lo más interesante de la película es toda su primera mitad en la que por un lado explora unas consecuencias atómicas que precisamente se estaban viviendo en ese mismo momento en la ciudad. También el personaje de Nick Adams, como científico americano que se debe a su investigación en una especie de sentimiento de culpa por lo ocurrido me parece muy refrescante. El guión, en ese sentido, presenta muchas ideas interesantes como, además, incidir de nuevo en la tragedia que vive la criatura, estando ésta envuelta de un sentimiento de tragedia y dolor.
En 1945, japoneses reciben el corazón del monstruo de Frankenstein. Pero cae la bomba atómica...

20 años después, unos científicos ayudan a los supervivientes de la bomba.

Pero deambulando por las calles se encuentra esta criaturilla que irá creciendo sin parar.

La situación se descontrola. El ejército quiere acabar con él.

Para acabar de liar la cosa, aparece Baragon. La batalla está servida...

Frankenstein contra el pulpazo. Una escena añadida
para la versión americana del film.
Precisamente Frankenstein conquers the world va perdiendo interés en su tercio final, cuando entra en los terrenos más típicos del Kaiju Eiga. Presentar a Baragon, una criatura prehistórica cuadrúpeda y con gusto por alimentarse del ganado obliga en la narración al enfrentamiento entre las dos criaturas. Algo que nos lleva por caminos más vistos y no tan estimulantes. Si bien, el clímax final con un volcán, entrando precisamente en erupción en el mismo momento de la batalla y tragándose a las criaturas es poderosa y triste.

Frankenstein conquers the world (1965) no evita ciertas salidas de madre típicas de la ciencia ficción japonesa pero más allá de su sana diversión pulp, presenta un cúmulo de ideas muy interesantes y serias, que, gracias a la buena mano de Honda, abandonan lo risible en que podría haberse convertido el producto llegando a algo más estimulante. La película, visualmente, ofrece hallazgos interesantes con planos muy trabajados y evocadores con Frankenstein, destacando esos momentos en el bosque y donde, gracias a que el monstruo se trata de un actor y no de un disfraz, es capaz de transmitir al espectador todas las emociones de tristeza que desprende la criatura.

Frankenstein conquers the world supuso una de las primeras colaboraciones con un estudio de Estados Unidos, siendo una co-producción Henry G. Saperstein Enterprises Inc -Toho. Para la versión americana de la película, los americanos pidieron añadir más escenas de batalla monstruosa por lo que se creó una escena final donde Frankenstein se enfrentaba a un pulpo gigante. La película gozó de una fuerte distribución internacional siendo todo un gran éxito en Alemania, lo que provocó que las películas de Godzilla que se estrenaron posteriormente, empezaron a nombrar en los carteles a Frankenstein en lugar del nombre de nuestro saurio radiactivo. Frankenstein conquers the world tuvo, al año siguiente, una secuela espiritual como fue la igualmente disfrutable La batalla de los simios gigantes (1966).

miércoles, 15 de diciembre de 2021

PLEASURE CAMPUS: SECRET GAMES (1980)


Tatsumi Kumashiro
es uno de los directores más interesantes que surgieron dentro de la nueva ola alternativa japonesa. De espíritu rebelde, uno de sus primeros trabajos, Lujuria húmeda (1972), una pieza erótica-artie, se convirtió en todo un éxito de público y crítica para el director. Su cinematografía cabalgó del yakuza-eiga más visceral con Yakuza Goddess of Mercy: Mistress Jingi (1973), al romance indie de Bitterness of Youth (1974) o hacia una extraña cinta de robos protagonizada por seres apartados de la sociedad como fue Mister, Missus, Miss Lonely (1980). Concretamente, Kumashiro tuvo un especial interés en mostrar las diferentes formas del erotismo como podemos ver en sus naturalistas cintas sobre la vida de las geishas. Unos trabajos que gozaron de una fuerte aceptación en su momento con cintas tan interesantes como El mundo de las geishas (1973) o La calle de la alegría (1974). También tuvo tiempo para más desnudos de autor y experimentales como en El rastro serpenteante del amor (1973) sin olvidar a la hilarante e incorrecta comedia meta de El éxtasis de la rosa negra (1975) con un director de Roman Porno a la búsqueda de su nueva musa. Quizás uno de sus mayores triunfos fue La mujer pelirroja (1980), un descarnado drama, con una estupenda Junko Miyashita (multi premiada por la película) y que está considerada uno de los mejores films japoneses de los años 80. 

Una de las claves para entender la obra de Tatsumi Kumashiro es que optó en gran parte de su carrera por luchar contra la estupidez de la censura Eirin (según la ley japonesa no se pueden mostrar los genitales), realizando para lo cual trabajos donde las escenas sexuales son conscientemente tapadas por exagerados rombos, difuminados y líneas blancas dinamitando el interés de la propia obra para poner en evidencia a dicha censura. O filmar los actos sexuales en largos planos generales y casi en penumbra en El mundo de las geishas. Todo un signo de insubordinación y de postura atrevida la cual le acompañó a lo largo de su carrera. Kumashiro trabajó durante los 70 para la Nikkatsu y donde una de sus últimas películas para el estudio fue Pleasure Campus: Secret Games (1980), un film donde Kumashiro parece contradecirse en su filosofía presentando un trabajo lleno de exageración sexual, misógino, desquiciado y ridículo.

En la película seguimos a Sachiko, una adolescente que decide declarar que fue la hostigadora de una rebelión en clase para salvar al chico del que está enamorada. Como castigo, sus profesores abusan de ella. Ahí comienzan las desgracias para Sachiko, que se dará cuenta, a través de las peores humillaciones, de lo dura que es la vida.


Pleasure Campus: Secret Games es una adaptación de un manga de corte violento y pornográfico creado por Michio Hisauchi. La misoginia de la obra es tomada por Kumashiro con su humor cínico y negrísimo para amonestar a un subgénero del cual sentía rechazo. Un film que, sin duda, parece reírse y criticar esa vertiente de películas Roman Porno producida por el mismo estudio y de temática cada vez más misógina. No olvidemos que hasta ahora las historias de Kumashiro, en su mayoría, se caracterizaban por presentar a unos personajes femeninos bastante tridimensionales. Mujeres fuertes y conscientes de su sexualidad. Para Pleasure Campus, parece que el director nipón nos quiere decir: "¿Queréis carnaza gratuita? Pues aquí la tenéis". Todo en Pleasure Campus roza la locura, la ridiculez y la exageración con una incorrección cruda y pura. El conjunto goza de un humor definitivamente retorcido y no apto para moralistas de nuevo milenio y que conscientemente retuerce los tópicos del género hasta la máxima expresión con una serie de set pieces histéricas hasta el hartazgo.

La escena inicial del film ya es ejemplo del humor de brocha (muy) gorda de la que goza la película. Una alumna es amonestada por su rebeldía y castigada a limpiar las instalaciones. Aunque aprovecha una clase para masturbarse con la mala suerte de que es pillada por uno de sus profesores para lo cual empezará a abusar de ella. En la estancia de al lado se está desarrollando una reunión y cada uno de los profesores irá abandonando poco a poco la sala para acercarse a la clase donde se encuentra la alumna. El acto terrible es mezclado con una planificación y tono que casi parece haber salido de unos enfermos y depravadísimos Hermanos Marx. La película navega por un cúmulo de situaciones alocadas. Desde los padres (muy calentorros ellos y activos sexualmente) de Sachiko, que en un momento dado, desean que su hija se una a su actividad sexual (¡!) o a la mujer de uno de los profesores del instituto, la cual ha sido asaltada sexualmente por la noche y frente al temor de su marido de que la experiencia le haya gustado, intentará hacer lo mismo (¡! ¡!).
Sachiko aprovecha un descanso para darle al tema.

Pero es pillada por sus profesores...

Los padres de Sachiko también van algo "salidorros"

Las locuras no cesa en 63 minutos de metraje

Sachiko acabará hipnotizada y tratada como una marioneta en un circo

El padre de Sachiko aprovecha para sobar también...

La película no da tregua con un ritmo vertiginoso y unos personajes histriónicos, con las emociones desquiciadas y a flor de piel. Frente al cúmulo de escenas de pura exageración, el film culmina con un clímax en un circo de freaks. Un final de plasmación extrañísima, misteriosa y que en su mensaje alberga una de las claves de la película siendo una reflexión no solo del papel de la mujer en Japón sino de cómo se usa su figura en el género del Pinku Eiga. Como una simple marioneta. Y así se nos muestra, con Sachiko siendo hipnotizada por un mago abotargado y obligada a, desde hacer de pájaro hasta de despojarse de su propia ropa. Situación que será aprovechada por el mago freak frente a la impasividad de un público que observa con atención el momento ¿Una representación de los propios espectadores del género o de la misma Nikkatsu?. En el papel de Sachiko tenemos a Ayako Ohta, uno de los rostros más interesantes del género y protagonista a su vez de uno de los clásicos más locos del Roman Porno como es Sex Hunter (1980).

Pleasure Campus: Secret Games (1980) no es un plato para la mayoría de paladares, sabiendo entender muy bien cual es su juego antes de enfrentarse a unos 63 minutos de pura locura slapstick y sexual. Pocas veces he visto algo tan desquiciado, loco y ofensivo. Y por tanto, tiene mi interés Un film que conscientemente quiere dar carnaza con un tono ridículo, casi cartoon, donde parece amonestar al propio género conteniendo, además, una reflexión final acerca de la situación del mismo y las coordenadas que podría tomar en un futuro. Dicha reflexión fue más que acertada ya que frente a la reducción de público, las producciones Roman Porno de la Nikkatsu fueron aumentando en misoginia y crueldad hasta llegar a las locuras de mediados de los años 80 (Pleasure Kill) y que inundaron el mercado del video doméstico en Japón.

Tras abandonar la Nikkatsu en 1980, Kumashiro siguió su trabajo en proyectos de Serie A aunque sus dolencias físicas le provocarán que acuda a los rodajes con una bombona de oxígeno a cuestas. En 1983 sufrió su primer colapso y en 1995 acabaría falleciendo por un infarto de miocardio.

lunes, 29 de noviembre de 2021

THE WAILING (EL EXTRAÑO) (2016)


El
thriller es uno de los géneros más exportables de los realizados en Corea del Sur. Aún sin ser el género más rentable en taquilla (ahí los dramones o las comedias nunca fallan en el Top 10 anual), Corea ha sabido redefinirlo hacia formas más frescas y originales con Bong Joon-Ho a la cabeza y películas como Memories of Murder (2003) o Mother (2008) y Park Chan Wook con su trilogía de la venganza. Na-Hong Ji dio un paso adelante, o le dio una nueva vuelta de tuerca, con la excelente The Chaser (2008). Otro clásico del cine coreano reciente y que incorporaba al thriller del país una violencia seca y dura cercana al gore, ambientes enrarecidos y sucios entre la gran urbe y personajes protagonistas moralmente deplorables. Su siguiente trabajo, The yellow sea (2010), supuso un pequeño bajón con un film que abría con una media hora inicial sensacional pero que se acababa perdiendo en un cúmulo de sangrientas peleas a cuchillo y problemas entre bandas gangsteriles. Tras sufrir la pérdida de familiares cercanos y encontrarse en un periodo reflexivo en busca de respuestas, Hong Ji aborda The Wailing (2016), o El extraño, y triunfa por ser un ejercicio de horror puro sustentado en las tradiciones y el folklore de la Corea profunda. El punto de partida de dicho proyecto fue con su director entrevistándose con referentes de diferentes religiones. Muchas veces, las respuestas son difíciles de conseguir...

En el film, la vida de un pueblo coreano, "Goksung", se ve alterada por una serie de muertes extrañas tal vez producidas por un virus. Los rumores y las supersticiones se propagan a causa de la presencia, desde hace poco tiempo, de un anciano extranjero y japonés, que vive como un ermitaño. Hasta que la hija pequeña de Jong-Goo, un policía encargado del caso, empieza a sufrir los mismos síntomas del extraño virus...

El extraño (2016) es un formidable trabajo que, aún a pesar de sus 160 minutos de duración, sabe mantener al espectador pegado a la butaca gracias a un desarrollo que juega con el mix de géneros, pasando del humor al melodrama telenovesco hasta entregarse al terror creando un conjunto subversivo del propio género. La película está ayudada, además, por un excelente uso del suspense y una tensión que no hace más que crecer y crecer hasta lo insoportable. 

Se acierta totalmente en ambientar la historia en un pueblecito del interior de Corea, un lugar donde la modernidad parece no haber llegado y aún habitan las tradiciones y el conservadurismo de tiempos pasados así como el rechazo al que viene de fuera (como sufre el personaje del ermitaño japonés). La historia abre con un primer tercio que casi parece seguir las claves del thriller tradicional con asesinatos misteriosos y sin explicación con unos policías que ya son el colmo de la caricatura siendo completamente ineptos para un caso de tal calibre. Pero vemos que hay cosas que no encajan y las supersticiones empiezan a abrirse camino. ¿Hongos venenosos? ¿Un japonés recién llegado al poblado? Poco a poco, y desde que la hija de Jong-Goo empieza a tener síntomas de posesión que el film va tomando carrerilla adentrándose en una escalada de purror horror. Un terror planteado desde un punto de vista bastante exótico y original a nuestros ojos al sacar del armario las viejas tradiciones y supersticiones coreanas.
Asesinatos misteriosos ocurren en el pueblo de Goksung. No hay ninguna explicación...

Un japonés recién llegado parece concentrar todas las sospechas.

La hija de Jong-Goo empieza a sufrir síntomas de posesión.

Un chamán acude al rescate.

Nada parece tener explicación. ¿Que está sucediendo?

Tener de protagonista a un habitual secundario como al actor Kwak Do-Won (Nameless Gangster, The Attorney...) es un puntazo a su favor, haciendo de un personaje que se enfrenta a unas circunstancias que se le vienen demasiado grande. Dicha elección encaja con el tono de pura confusión del film. El secundario es el "héroe" y el que normalmente es el protagonista (Hwang Jung Min) no es más que un mero secundario. Jung Min (New World, Ode to my Father, Veteran...) está excelente en el papel de un chamán que viene a exorcizar a la pequeña niña poseída. Chun Woo-Hee (Princesa, Idol...) realiza un papel secundario con un misterioso personaje y que tendrá un papel clave en la resolución de todo el embrollo. Jung Min es de mis actores preferidos coreanos y el recital que se marca en la escena del exorcismo es increíble. Dicha escena ya vale de por sí el visionado de toda la película en una larga set-piece de pura pesadilla y que te hace sufrir por el bienestar físico de la pequeña Hyo-Jin, quien su actriz, Kim Hwan-Hee, es otro de los grandes descubrimientos de la cinta. La escena del exorcismo fue rodada originalmente sin cortes, realizando el ritual completo en una acción que duró 15 minutos de éxtasis. El veterano Jun Kunimura (Audition, Ichi the Killer, Shin Godzilla, Outrage...) interpreta a ese misterioso monje ermitaño que despierta las desconfianzas entre los pueblerinos. La inocencia, o no, del ermitaño japonés supone otro de los puntos de tensión de la historia y que añadirá más confusión a la resolución del misterio.

De exorcismo.
El extraño, concluye con un tramo final que acumula un nivel de tensión casi insoportable, donde hay cabida hasta infectados zombis, resoluciones engañosas o personajes que no son lo que parecen. Y, tal vez, esto sea el mayor inconveniente de la película. Que al tercer y definitivo giro de guión final el espectador acabe aun más confundido si cabe dejando un final bastante abierto en ese sentido, o tampoco tanto, si se piensa detenidamente. Al final creemos lo que queremos creer y ahí puede que radique la clave de la película. Si bien dicha confusión general es consecuente con el horror que sufre su personaje protagonista con un destino que acabará como el rosario de la aurora. Con una sorprendente negrura, oscuridad y nihilismo.

El extraño, es una sobradamente notable película de puro horror y que cumple las expectativas con una experiencia opresiva y sugerente. Un film que sabe dominar el suspense de forma maestra llevando al espectador, cual marioneta, al puro infierno. Desalentadora, negra, confusa. Con un nivel visual excelente y un uso del montaje en paralelo sencillamente brutal. Una joya del cine coreano más reciente y, personalmente, mi favorita de su director.

viernes, 19 de noviembre de 2021

CONTROL TOWER (2011)


Uno de los géneros más populares en el cine nipón es el cine adolescente, ya sea en su vertiente más dramática, cómica o como vehículo perfecto para realizar los live action del anime de turno. Desgraciadamente, es habitual encontrarse cada año con un aluvión de productos vacíos, envueltos de una comercialidad algo molesta y basada en tópicos superficiales. Aunque, por supuesto, tienen su público. Yo mismo veo alguno de vez en cuando. Se agradece, por otra parte, encontrarse con una propuesta que de verdad tiene algo que contar y que logra salirse de sus propios moldes. Un film sensible, cálido y bien realizado como ésta Control Tower (2011). Película que huye del vacío estético y argumental, siendo un trabajo de carácter indie y que sabe utilizar sus herramientas de manera efectiva. 

La historia sigue a un joven de 15 años llamado Kakeru y a Mizuho, una estudiante de intercambio. Ambos son adolescentes solitarios que no pueden encontrar su lugar en la vida. Sin embargo, aprenderán a relacionarse gracias al poder de la música.

Control Tower
es una película muy pequeña, realizada sin demasiados aspavientos, pero cuyo resultado final es sumamente gratificante y reconfortante. El film se sustenta en las interpretaciones de sus dos protagonistas así como su drama personal. Dos seres aislados, que sienten que no encajan allá donde viven y cuyo día a día es la apatía total y el dolor sumado a sus problemas familiares. Pero gracias al poder de la música logran romper su soledad y poco a poco un puente de comunicación se establece entre Kakeru y Mizuho. Así llega a crearse una relación cada vez más íntima, en un desarrollo natural y realista que huye del artificio estereotipado de estos típicos romances adolescentes los cuales me refería al inicio de la crítica. Sin embargo y aún a pesar del oasis de esperanza, de las pequeñas dosis de alegría que tiñen en su día a día tocando sus instrumentos, componiendo canciones o simplemente paseando, sus respectivos dramas personales acabarán fastidiándolo todo. 

Respecto a su pareja protagonista, está interpretada por Ai Hashimoto y Kento Yamazaki. Jóvenes, sobrados de talento y que han marcado parte del cine japonés adolescente de la última década. Hashimoto ya venía del éxito de la excelente Confessions (2010) y ha participado en The Kirishima Thing (2012), El mundo de Kanako (2014) o la dúpla de films de Parásito (2014). La carrera de Yamazaki, mientras tanto, se ha mantenido imparable, estando por lo general centrada en los live-action de animes de éxito, siendo todo un valor seguro, contando en su currículum con películas como Another (2012), con quien comparte pantalla de nuevo con Hashimoto, Orange (2015), Your lie in April (2016), One Week Friends (2017), hasta llegar al éxito reciente de la serie de Netflix de Alice in Borderland (2020). En Control Tower, aún con su juventud y relativa experiencia, la pareja de actores consigue unas interpretaciones con matices y una gran capacidad para albergar y expresar su propio conflicto emocional. Un buen descubrimiento.
Kakeru es un adolescente solitario y amante de la música.

Conoce a Mizuho y poco a poco se van abriendo el uno al otro gracias a las canciones.

Aunque llegará el momento de separarse...

El ritmo del film es cadencioso, como un copo de nieve cayendo al suelo (poético me pongo), siendo muy acertado con el tono de la historia. Su ambientación, en un pueblo perdido en medio del Japón de interior, con esos paisajes nevados y que son concordes a las emociones de sus personajes, es genial, sumando un tono melancólico y pausado al conjunto. En cierta medida, vi cierta influencia, o similitudes, con el trabajo de Shunji Iwai, tanto en los espacios nevados por los que camina el film (Love Letter) o su drama adolescente (Todo sobre Lily). Control Tower es una historia pequeña, explorada en unos breves y concisos 70 minutos (no necesita más) pero sumamente agradable y gratificante. La película narra las solitarias vidas de dos adolescentes sensibles y con mucho que aportar pero que parecen no encajar en el mundo donde se encuentran siendo, la música, un éter intocable y un medio para aliviar el dolor. Como curiosidad, la película está disponible en Youtube.

Su director, Miki Takahiro se había estrenado con la estupenda Solanin (2010), live-action del manga de Inio Asano con Aoi Miyazaki. Un trabajo realizado también con un cariño abierto por sus personajes abordando el vacío de la juventud nipona actual, su falta de perspectivas y de nueva la música como catalizador para liberarse de la fría realidad. Pese a estos trabajos tan interesantes, en los que se incluye Control Tower, su director ha decidido centrar su carrera en la otra orilla del género, realizando trabajos genéricos y poco personales como Girl in the Sunny Place (2013) o Hot Road (2014). Aunque se pueden destacar ejemplos bastante simpáticos como Ao Ha Ride (2014), Tomorrow I will date with yesterday's you (2016) o Fortuna's eye (2019).

lunes, 15 de noviembre de 2021

BEYOND THE INFINITE TWO MINUTES (2020)



Una de las sorpresas del cine nipón de este año así como una de las sensaciones del pasado Festival de Sitges 2021 ha sido esta pequeñísima producción, de limitadísimo presupuesto pero sobrada en imaginación e inteligencia. Beyond the Infinite Two Minutes (2020) viene a seguir el efecto One Cut of the Dead (2017), en el hecho de presentar una película de carácter muy indie pero cuya pasión por parte de sus responsables y originalidad acaba haciéndola destacar y ganarse el apoyo del público. 

El film sigue a Kato, dueño de una cafetería, el "Café Phalam". Tras finalizar la jornada regresa a su apartamento y descubre, con estupor, cómo, a través de su televisión, se ve a sí mismo. Su otro yo le dice: "Soy tu yo del futuro. Dos minutos en el futuro". Kato, junto a su empleada y algunos amigos descubren que la pantalla de su casa y la del ordenador de la cafetería están conectadas de alguna manera. Tras este descubrimiento empezarán a explorar qué posibilidades ofrece tal herramienta.

Beyond the Infinite Two Minutes
viene a ser el ejemplo perfecto de cómo saber coger una idea resultona, en este caso, los bucles y paradojas temporales y en un ejercicio perfecto de desarrollo de guión, saber llevar dicha idea hasta sus últimas consecuencias explorando todas las posibilidades que ofrece tal planteamiento con un mínimo de coherencia científica. La película está rodada con teléfonos móviles y en un plano secuencia, falseado, en un formato cuasi teatral que le viene muy bien y más con un reparto, que sin ser excelente, cumplen sobradamente en un producto de estas características notándose la implicación y pasión en el proyecto creando unos personajes muy simpáticos, agradables y nada cargantes. Respecto a la manera en la que está rodada la película, el resultado es bien sorprendente, dando un tono visual más que notable teniendo en cuenta el aparato utilizado en cuestión.

Uno de los puntos fuertes del film es que se le rodea de un tono de comedia muy agradable y simpático, con el espectador compartiendo con los personajes esa sensación de descubrimiento con las posibilidades que ofrece dicha televisión y los diversos trucos que les puede ofrecer, desde predecir el número ganador de la lotería, saber si la chica que le gusta Kato aceptará una proposición de cita entre experimentar con los desfases de 2 minutos en 2 minutos hablando e interactuando con multitud de “yo” de los personajes.

Kato descubre que puede ver 2 min en el futuro a través de su TV.

Los clientes de su cafetería lo descubren y empiezan a experimentar.

Aunque jugar con el tiempo puede acarrear problemas...

Beyond the Infinite Two Minutes resulta ser la ópera prima de Junta Yamaguchi, quien tras la realización del presente film ha participado en la dirección de diversos episodios de varias series de televisión niponas. Le seguiremos la pista, sin duda. La fantástica duración de 70 minutos resulta la guinda a esta pequeña joyita que además culmina con un clímax hilarante, exagerado y muy adecuado con el tono de su historia. Fallos bastante “increíbles” como el cableado interminable de los monitores, con los personajes subiendo y bajando pisos con la televisión a cuestas sin ningún problema, son finalmente perdonables por acabar resultando un trabajo definitivamente entrañable, repleto de un entusiasmo contagioso a raíz de una premisa de ciencia ficción solucionada y explorada con originalidad, inteligencia y buen humor.

La película ha conseguido diversos premios como en el "Fantafestival 2021", donde fue ganadora del premio a “Mejor película” o en el "Fantasia Film Festival" (“Mejor película asiática y “Mención Especial”). En Sitges 2021 se llevó el Premio del Público en el apartado "Focus Àsia".