CRÍTICAS PELÍCULAS

jueves, 30 de enero de 2020

HISTORIA DE ABRIL (1998)

Para 1998, Shunji Iwai ya estaba establecido como uno de los abanderados del cine independiente japonés de los 90 aunque no hemos comentado la polivalencia en diferentes campos del propio director. Escritor, productor, compositor además de no hacerle ascos a cualquier forma de expresión audiovisual: cine, telefilms, documentales o videoclips musicales. En 1996 dirigió dos videoclips, uno de ellos para el grupo Moonriders. Aunque el que nos interesa es el segundo y el cual realizó para una cantante llamada Takako Matsu. Una de las grandes virtudes de Iwai es su capacidad para descubrir caras nuevas, muchas de ellas llegando al estrellato tras estas primeras oportunidades; es el caso de Tadabonu Asano (Fried Dragon Fish), Miki Shakai (Love Letter), Chara (Picnic) o Ayumi Ito (Swallowtail Butterfly). 

Takako Matsu es una conocida actriz y cantante japonesa y que la hemos podido ver en films como La espada oculta (2004) o K-20: Legend of the mask (2008) consiguiendo numerosos premios por su magnética interpretación en Confessions (2010). Antes de todo esto pudimos descubrir por primera vez a la actriz con la deliciosa Historia de Abril (1998).

En el film, Uzuki deja la isla de Hokkaido para irse a estudiar a la Universidad de Tokyo. Una vez allí, sus compañeros le preguntan porqué ha venido desde tan lejos para estudiar precisamente a esta universidad. A lo que ella se queda sin respuesta. Sus motivos se desvelarán.

Historia de Abril (1998) es un regreso de Iwai a su vertiente más apacible y romántica tras sus inmersiones anteriores en terrenos más oscuros y surrealistas. Y nos sorprende a todos que tras la complejidad de un film como Swallowtail Butterfly (1996) pase a una historia reducida a la máxima simplicidad y de únicamente 67 minutos. El film es un pequeño cuento de hadas que funciona a la perfección. A pesar de su corta duración, al director le basta y sobra para lograr introducirte en el día a día de Uzuki y sus vivencias de una manera mágica y sencilla. El film presenta una particularidad y es que es presentada, más que una historia, como el “inicio de una” centrándose en “cómo se inicia” una posible historia de amor de la cual no seremos testigos.
 
Todo el film está rodado de una forma excelente, al estilo Iwai, por supuesto. Un metraje apacible, tranquilo y pausado y que te introduce de lleno en los ambientes del film: las vivencias universitarias de Uzuki o su recién estrenado piso en la gran ciudad. La narrativa es magnética, con una forma de grabación, tan típica del director, utilizando cámara en mano (casi flotante haciéndolo parecer un sueño), con planos luminosos y cierto aire melancólico. Un punto en contra de cara al espectador puede ser su extrema simpleza y que en realidad pasan muy pocas cosas en el devenir del film pero precisamente ahí radica gran parte de la magia; su maravillosa simplicidad.
Uzuki llega a la Universidad de Tokyo. ¿Porque ha venido desde tan lejos?
Sola en la inmensidad de la gran ciudad

Sospechosamente, es muy asidua a una librería de la ciudad

A la búsqueda de su amor de instituto

El reencuentro por fin tiene lugar

Es el inicio de una nueva historia
En el tramo final del film descubrimos las verdaderas intenciones de Uzuki: el chico del cual estaba enamorada en la secundaria estudia en la misma universidad que ella ha llegado. El clímax final cuando los dos logran coincidir en la librería en la cual él trabaja con una tremenda lluvia azotando Tokyo es una maravilla: un paraguas roto, una tormenta de proporciones bíblicas y el inicio de un amor juvenil. Mágico.

Historia de Abril (1998) es una pequeña y bella película cuya simpleza es su mayor virtud. Takako Matsu está encantadora como joven universitaria perdida en la inmensidad de la megalópolis. Toda una joyita que te arrastra a una historia mágica, apacible y bonita y además, en únicamente 67 minutos. Enormemente disfrutable.

Varias curiosidades. En la escena inicial, la familia que se despide en la estación del personaje de Uzuki es en realidad la familia de la actriz, Takako Matsu. Todos ellos son actores de cine o de kabuki. Es curiosa también la escena en la que Uzuki va al cine a ver un film de Kurosawa y Iwai decide ponernos 5 minutos del film en cuestión. ¿Se trata de una escena eliminada de dicho film?
Historia de Abril (1998) siguió acumulando premios a la filmografía de Shunji Iwai. Sin ir más lejos consiguió el “Premio del Público” del Festival de Cine de Busan en 1998.

miércoles, 29 de enero de 2020

THE HUNGRY LION (2017)

El cine japonés siempre ha tenido una especial predilección por tratar la problemática adolescente y su cinematografía nos ha dado ejemplos de una alta calidad en este sentido como Todo sobre Lily (2001), Linda Linda Linda (2005) o Confessions (2010) por citar algunos títulos. Films cuyas obsesiones (el acoso escolar, la violencia juvenil, la incertidumbre del futuro, la gran brecha generacional entre adolescentes y padres o el uso de las nuevas tecnologías) son piedra común en el genero.
The Hungry Lion (2017) o "Ueta Raion" en el original japonés, es el cuarto film del director de cine independiente Takaomi Ogata. Ogata en sus anteriores trabajos ya había denotado un interés por la problemática adolescente e infantil además de cargar a sus films de una carga crítica social importante. Ya en su obra debut, Never Ending Blue (2011), trataba un tema escabroso como el abuso infantil o el desamparo de unos niños abandonados por su madre en Sunk Into the Womb (2013).
En The Hungry Lion, Ogata da un paso más allá llevando, esta vez, a su cámara a las aulas de un instituto cualquiera y cual espía observa la realidad social actual en torno al uso del móbil, las redes sociales y el abuso hacia la figura de la mujer en Japón.
El film da comienzo con la detención de un profesor de secundaria acusado de acostarse con una menor. El vídeo sexual de dicho profesor con la alumna comienza a correr entre los móbiles de los alumnos y es cuando empieza a extenderse el rumor de que la chica del video tiene un parecido muy cercano a una compañera de clase, Hitomi. Los falsos rumores y las acusaciones irán destrozando la vida de la adolescente.
The Hungry Lion (2017) es un film bien interesante y con muchos valores. Primero, destaca la forma
en la que está plasmada la historia, con escenas de plano fijo con la cámara colocada de tal manera que nos hace sentirnos espectadores ocultos de lo que acontece viendo las intimidades y el día a día en las aulas de la escuela o en la casa de Hitomi. Una opción visual austera y sin apenas movimientos de cámara que resulta lógica con el fondo que toca el film: el uso cruel y desmedido de las redes sociales, los vídeos virales o el cyberbullying además de nuestro papel como espectadores pasivos de estos hechos "cotidianos" (por desgracia) y donde tendemos a no hacer nada. En ese sentido el film logra crear un equilibrado y escalado aumento de tensión e incomodidad ayudado por esta opción de planos y que crea momentos efectivos como ese plano escalofriante y fijo de un coche donde se está produciendo una agresión sexual grupal en su interior sin que la veamos.

Un buen día, la policía detiene al profesor de un instituto por grabarse en pleno acto sexual con una alumna. Menudo.

Empieza a extenderse el rumor de que Hitomi es esa alumna.


Los cuchicheos, las acusaciones y las humillaciones sexuales acabarán destrozando a la pobre Hitomi
El film critica sin tapujos el uso cruel de las nuevas tecnologias las cuales sirven como un altavoz más potente a una problemática ya de por si presente desde tiempos inmemorables como es el papel de la mujer japonesa y el abuso de su figura. El personaje de Hitomi (una muy correcta interpretación de Urara Matsubayashi) es acusada de ser la protagonista del video sexual, a pesar de la negativa de ella los rumores comienzan a extenderse como la pólvora afectándola no solamente en su clase sino en su propia casa. El vídeo se hace tan viral que acaba llegando hasta a los institutos de los alrededores. Tal situación provoca la destrucción progresiva de Hitomi. Nadie la cree ni nadie ofrece su ayuda frente a tal situación de exposición y humillación sexual.
Estos hechos hacen que Hitomi parezca que se haya convertido en un mero objeto sexual sin alma a
la vista de los demás (su novio la lleva primero a la sección porno de un videoclub para después intentar grabarla con su móbil manteniendo relaciones sexuales) hasta llegar a la agresión sexual perpretada por los amigos del novio de Hitomi. Hasta la pareja de su madre divorciada hace el truco de recoger algo del suelo para mirarle las bragas a la adolescente bajo la mesa. Los directores de la escuela tampoco parecen muy empáticos aconsejándola que deje de ir al instituto durante un tiempo hasta que se relaje el tema (momento que me recordó al excelente film coreano Princesa (2013)). La destrucción personal de Hitomi llega a su clímax con su suicidio. Pero donde el film acabaría normalmente aquí, Ogata continua más allá criticando además el papel de los medios de comunicación siendo meras sanguijuelas que empiezan a dedicarse a acosar a la familia de la adolescente y a sus compañeras de clase siendo Hitomi protagonista de rancios debates donde intentan buscar una explicación al suicidio de la adolescente (culpan hasta a la madre de Hitomi del suicidio de su hija debido a que tenia novio a pesar de estar divorciada). El ritmo del film cambia en este punto presentando imágenes de programas de TV, imágenes virales y de social media. Eso si, el director no pierde la oportunidad de torcernos el morro con un plano final surrealista y confuso que da otra perspectiva a toda la historia (o la lía innecesariamente) incidiendo en esa idea de "la mirada".
En el apartado actoral hay mucha cara desconocida pero podemos ver a una cara habitual como Mariko Tsutsui, quien hemos podido ver en films como Llamada perdida (2003), Harmonium (2016), Antiporno (2016) o en JAM (2018) de SABU.

The Hungry Lion (2017) es un film pequeño, bien interesante y curioso, donde y en tan solo 78 minutos se desgrana la sociedad en la que vivimos. Una sociedad machista y enferma que no tiene problema en llevar a la destrucción a una adolescente por un rumor falso usando las redes sociales como altavoz.
Además desde una óptica sin aspavientos, con un uso excelente del plano fijo y una carga critica elevada e interesante.

viernes, 24 de enero de 2020

SWALLOWTAIL BUTTERFLY (1996)

El éxito de Love Letter (1995) inició una pequeña "fiebre Shunji Iwai" en Japón, provocando un descubrimiento de su obra anterior con el estreno de la estupenda Fireworks (1993) en salas japonesas y la recuperación de Picnic, estrenándose en cines con dos años de retraso, en 1996. Mientras tanto, Iwai preparaba su nuevo film, un proyecto muy ambicioso que se adentraría en terrenos muy diferentes a Love LetterSwallowtail Butterfly (1996) es una única y personalísima aproximación a la ciencia ficción y al subgénero de las utopías sociales, siempre tan interesante cuando se trata con mimo. Un film, como ya he dicho, ambicioso y que destaca por una aglomeración de contenido y pequeñas tramas incommesurable y que trataré de resumir lo mejor posible en la siguiente sinopsis.

La trama tiene lugar en un futuro cercano, en un Japón ultra industrializado y poderoso, convertido en la tierra prometida de inmigrantes de paises vecinos (la mayoría procedentes de China). La historia toma como punto de partida el descubrimiento del cadáver de una mujer a las afueras de una gran metrópolis (que bien podría ser Osaka o Tokyo), dentro de un suburbio llamado Yentown, lugar donde conviven todos los inmigrantes ilegales en pésimas condiciones.

La hija de la mujer encontrada muerta queda desamparada, siendo más tarde adoptada por una particular prostituta, Glico, la cual sueña con ser cantante. La normalidad desaparece cuando uno de los clientes yakuza de Glico, muere en su piso. Mientras los amigos de Glico tratan de hacer desaparecer el cuerpo del yakuza, encuentran dentro de sus intestinos una cinta de casete: es una grabación de "My Way" de Frank Sinatra. Aunque contiene otra utilidad: la cinta tiene claves para
falsificar Yens.
Swallowtail Butterfly es una obra inclasificable; puede ser un drama o un film de acción (muy influenciado por el cine de Hong Kong de la época), un thriller futurista o una historia del paso de niña a mujer por parte de la fémina protagonista.
Iwai se aparta de su estilo visual más característico hasta entonces, apostando por unas formas sucias, con grano y una marcada y oscura atmósfera visual (casi todo rodado con cámara en mano).
La película destaca por varias razones: su ambientación, en el ficticio barrio de Yentown, presenta la imagen de un Japón industrializado, pobre y degradante (con las drogas, la prostitución y el crimen campando a sus anchas), muy interesante. El barrio de Yentown sirve para hablar y explorar algo tan llamativo como es la xenofobia en Japón y la marginación de la inmigración entre otras minorías.
El nombre Yentown lo usan los japoneses (en la cinta) para hablar despectivamente de dicha comunidad. Comunidad, cual gueto, donde conviven multitud de etnias con el barullo de idiomas que eso supone (hay momentos que en una misma frase se mezclan hasta 3).

Una ambientación asombrosa y realista de la vida en estos suburbios (y que se pueden encontrar en toda gran ciudad) sirviendo así de aguda crítica social. Pese a lo frío y violento de los hechos que relata la trama, el film respira constantemente un aire de ternura y humanidad en sus personajes que
resulta conmovedor y la hace destacar por encima de otros productos similares.
Para poner un poco de orden entre todo el conglomerado de diferentes tramas (el éxito musical de Glico, la apertura de un local de copas en Yentown, los mafiosos que buscan la cinta de marras...), Iwai (y el espectador) sigue en todo momento al personaje de Ageha (que significa mariposa en japonés y cuya imagen es usada como símbolo del florecimiento y paso a la adultez del propio personaje), la chica (interpretada estupendamente por Ayumi Ito) huérfana y posteriormente adoptada por la prostituta Glico.
Tras Picnic (1996), la cantante Chara vuelve a ponerse a las órdenes de Iwai, interpretando en esta ocasión a la prostituta Glico, un personaje desamparado y repleto de sueños e ilusiones incumplidas (como la mayoría de habitantes de la ficticia Yentown), realizando una interpretación destacable y repleta de matices.
Una chica queda huérfana y desamparada en medio de los suburbios de Yentown

Aunque logrará ser acogida por una peculiar familia
Dispuestos a todo por ganarse el pan

Los personajes abren un local nocturno, aunque eso les dará ciertos problemas

Una panda de mafiosos también tienen cabida en el film

Hiroshi Mikami interpreta a Feihong, compañero de fatigas de Glico y con las mismas ambiciones de prosperar de entre la inmundicia abriendo un local nocturno que le proporcionará demasiados problemas y un trágico destino. Tadanobu Asano (ya un habitual con Iwai) vuelve a aparecer, aunque en esta ocasión realizando un simpático cameo.
Nos encontramos, en definitiva, con un film único en su especie, con una enorme variedad de tramas de rico contenido (teniendo cabida cualquier género) y que, por imposible que parezca, el conjunto final funciona aunque no logre evitarse cierto desconcierto y exceso.
Toda la trama en la que un mafioso chino de larga cabellera (más duro que nadie pero tierno de corazón) se carga a todo aquel que se ponga por delante para recuperar el casete de jugosos secretos, así como esa pareja de espías/agentes secretos que intentarán pararle los pies, es muy deudora de los thrillers de acción de Hong Kong, y quizás es el tramo menos personal y más confuso.

Pese a estas momentáneas sensaciones de barullo, Swallowtail Butterfly (1996) es del todo inclasificable y se antoja personal, sensible, extravagante y única. A veces fría, a veces violenta, mayormente tierna y muy humana aportando grandes dosis de atrevimiento, realidad y crítica social. I did it my way... como reza el clásico My Way, protagonista de algunos de los mejores momentos de la presente cinta. Swallowtail Butterfly fue otro éxito en Japón para Shunji Iwai, recibiendo varios premios entre los que podemos destacar “Actriz Revelación” para Ayumi Ito y “Film más Popular” en los Premios de la Academia Japonesa 1997, así como “Mejor Film Asiático” en el Fant-Asia Film Festival 1998.
Además, una de las canciones creadas expresamente para la película, compuesta por la YenTown Band y titulada Swallowtail Butterfly fue número 1 en el Oricon Weekly Charts japoneses en 1996. Todo un triunfo para un film tan especial como éste.

PICNIC (1996)

Tras el exitazo de Love Letter (1995), Shunji Iwai había logrado entrar con fuerza y rotundo éxito en el panorama cinematográfico japonés. Dicho éxito permitió que algunos de los films anteriores de Iwai se estrenaran en cines japoneses, aunque ese no fuera su propósito inicial. Fireworks (1993), el delicioso telefilm que retrataba la vida de un grupo de niños de la ciudad de Iioka, se estrenó en las pantallas japonesas en 1995. Un curioso film, rodado en 1994 y que todavía no había conseguido ninguna clase de distribución ni proyección, también pudo beneficiarse de dicho éxito; se trataba de Picnic.
Picnic sigue la estela de Undo (1994), en la forma de tratarse de un film conciso en su duración (nada más y nada menos que 72 minutos) y con un tono algo más oscuro y surrealista que films más plácidos y románticos como Love Letter. Picnic es una pequeña joyita de obligado descubrimiento.
La película relata las andanzas de tres personajes residentes en un centro psiquiátrico, quienes se convencen de que el fin del mundo llegará en breve, por lo que deciden aventurarse al mundo exterior. Caminando a través de las paredes de la ciudad, el trío buscará un lugar para hacer un picnic, y poder ver el apocalipsis.
Picnic (1996) supone toda una sorpresa. Un film pequeño, el cual solamente necesita poco más de 70 minutos para contar y explorar sobradamente sus planteamientos.
La ambientación es exquisita, con ese putrefacto hospital psiquiátrico donde viven los 3 personajes principales; un hospital a medio camino entre una cárcel y un campo de concentración.
Su tono va a medio camino entre lo onírico y lo surrealista, además de impregnar sus imágenes de una cierta inocencia e ingenuidad, un tono en total sintonía con las psiques de los 3 jóvenes protagonistas. La cantante pop japonesa Chara interpreta al personaje de Coco con gran acierto, bailando permanentemente en la fina línea de la sobreactuación, pero saliendo airosa (evitando por los pelos interpretaciones de personajes similares y que resultan ser muy cargantes), con un personaje de curiosa vestimenta cual cuervo infernal y que actúa como una especie de ángel de la oscuridad que remueve los cimientos de las vidas de los dos personajes masculinos, descubriéndoles un mundo nuevo, cual caverna de Platón. Tadabonu Asano, quien ya apareció en Fried dragon fish (1993) (uno de los primeros films de Iwai y la primera aparición de Asano en el mundo del cine) realiza, como es habitual en él, una muy notable interpretación.
Koichi Hashizune es el tercero en discordia, con una interpretación correcta como partenaire de Asano. Las escenas de carácter surrealista, donde el personaje de Asano es torturado por las visiones de su profesor de instituto, son tan grotescas que chocan en un primer visionado; te coge de sorpresa que aparezca de golpe un puppet inquietante de un japonés cincuentón atrapado en una pared y orinando a chorros. Al igual que me parece un detalle delicioso que los personajes salgan del psiquiátrico pero sin violar las normas del centro: no atravesar el muro. Los personajes lo entienden a su manera y van caminando de muro en muro hasta llegar al mar. Iwai toca uno de sus temas predilectos, como es el desamparo y marginación de los jóvenes japoneses presentándolos como seres torturados, traumatizados, blanco de actos horribles producidos por los adultos y que son unos outsiders incomprendidos (de ahí que la localización en un manicomio le vaya a la historia que ni pintado).
Atrapados en el psiquiátrico 

"El fin del mundo está cerca..."
Los personajes deciden escapar del manicomio, caminando de muro en muro...

...montar un Picnic y tener una visión privilegiada del apocalipsis

El final no es como se espera...
El film a nivel cinematográfico vuelve a ser una delicia e Iwai te sumerge una vez más en un mundo único y poético, con su sempiterna cámara flotante y con una fusión entre música e imagen maravilloso. En este sentido, llegando a la perfección en su inolvidable final, la que es la llegada del fin del mundo, de una tremenda fuerza visual que logra convertirse en una de las mejores escenas de toda la filmografía del director, y uno de los finales más bellos visualmente que yo haya visto.
Llena de pequeños detalles delirantes (el hecho de que la fecha del fin del mundo sea la fecha de edición de la Biblia que están leyendo los personajes), Picnic (1996) es una joyita a descubrir, un tesoro escondido que sorprenderá al cinéfilo con una propuesta original, sensible y de gran calidad cinematográfica.
Logró ganar en el Festival de Berlín de 1996 dentro del Forum of new cinema Prize of the Readersof the Berliner Zeitung. Como curiosidad de carácter rosa y sensacionalista, Tadabonu Asano y Chara, los actores protagonistas, tras conocerse en el set de rodaje, iniciaron una relación amorosa hasta contraer matrimonio en 1995. Se divorciaron en 2009.

domingo, 19 de enero de 2020

UNDO (1994)


Tras la buena acogida crítica recibida por Fireworks (1993), los críticos empezaron a valorar a Shunji Iwai como una joven promesa muy a tener en cuenta. Su primera oportunidad fuera del mundo televisivo fue con el mediometraje Undo (1994), una muestra de la otra cara de Iwai. Si Fireworks era una demostración del estilo más romántico, apacible y melancólico del director (y que se repetirá en films como Love Letter (1995), Historia de Abril (1998) o Hana & Alice (2004)); Undo incide en el carácter más desolador, oscuro y cuasi surreal de Iwai (y que volveremos a ver en Picnic (1996), Swallowtail & Butterfly (1996) o Todo sobre Lily (2001)). 

En el film que nos ocupa, Moemi no está demasiado contenta cuando Yukio trae a casa un par de tortugas para hacerle compañía. Aunque Yukio trabaja en casa como escritor, Moemise siente abandonada y desea un perro o un gato, pero tampoco está permitido en su apartamento. Sus vidas parecen razonablemente felices hasta que ella se pone aparatos para los dientes y Yukio encuentra sus besos menos satisfactorios. Ella pronto empieza a atar todo lo que encuentra a su paso, empezando por las tortugas. Un psiquiatra le diagnostica "Síndrome Obsesivo Anudador" debido a las deficiencias en su relación con Yukio.
 
Pese a sus aciertos, no nos encontramos frente al trabajo más inspirado de Iwai encontrándonos con un producto a ratos poco interesante, de un simbolismo, en ocasiones algo simplón y torpe (en otros, brillante) y un tono que siempre raya el límite de la pedantería. Pese a todo, es un film bien curioso
donde ya vislumbramos ciertas imágenes poderosas “marca del director” y las cuales consiguen un buen equilibrio entre belleza y terror. Su mayor acierto reside en su reflexión en torno a las relaciones humanas y cuan frágiles son. Unas “decisiones” a priori sin importancia como son regalar a tu novia unas tortugas en lugar del tan deseado perro (o gato) o sentirse extraño con el sabor diferente de unos besos debido a unos aparatos dentales recién estrenados. Motivos nimios pero que resultan gotas que colman el vaso de la relación de la pareja protagonista. Para colmo, al personaje de Moemi le diagnostican un desorden obsesivo por atar nudos. Dicho desorden mental sirve como plena metáfora de intentar atar y retener la relación amorosa, algo que irremediablemente ya está roto y que es inevitable, como es la separación de los dos amantes.
Moemi y Yukio; una pareja venida a menos...
El ponerse aparatos en los dientes puede trastocarlo todo 

A Moemi le da por atar todo lo que pilla

Con resultados inquietantes...
El desorden obsesivo de Moemi alcanza los mejores momentos del mediometraje con esas inquietantes secuencias de la fémina completamente atada, en una especie de telaraña de cuerdas; imágenes sorprendentes y surrealistas y que se colocan como la imagen a recordar de Undo (1994). 
Etsushi Toyokawa y Tomoko Yamaguchi interpretan a la pareja protagonista con unas interpretaciones algo discretas pero que funcionan. Toyokawa, concretamente, es un actor que aparecerá en multitud de films japoneses tras Undo; desde Love Letter (de Iwai) a la trilogía 20th century boys o El hundimiento de Japón (2004). Así, Undo (1994), pese a sus fallos (un metraje que a pesar de sus 47 minutos, por momentos se haga largo) es un producto muy curioso e interesante en su simbolismo y estudio de las relaciones humanas, capaz de inquietar y agobiar en su oscuridad e imágenes bizarras pero que te deja con la sensación de que sus sanas intenciones no sean trasladadas en toda su plenitud en imágenes. Para completistas del director. El film consiguió el Netpac Award en el Festival de cine de Berlín de 1995.

LOVE LETTER (1995)


Fireworks (1993) y Undo (1994) sentaron las bases para el futuro estilo de Shunji Iwai, aunque en aquél entonces sólo era conocido en ciertos círculos de críticos, los éxitos conseguidos en forma de premios por estos dos trabajos le proporcionaron la oportunidad, ahora sí, de enfrentarse a su primer largometraje para cines. Dicha oportunidad, desde luego, no la desaprovechó. Love Letter (1995) logró conquistar no solamente a los críticos cinematográficos, sino que resultó ser todo un éxito arrollador en Japón y media Asia.

El film toma como referencia el libro “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust y relata el viaje por los recuerdos de Hiroko, la cual la pérdida de su esposo dos años atrás aún le resulta imposible de superar. Luego de una ceremonia en recuerdo de su marido, Hiroko va de visita a la casa de su suegra. Ahí se encuentra con el anuario de secundaría del fallecido, Itsuki Fujii donde le cuentan que la antigua escuela ha sido demolida para dar paso a una carretera urbana, quedando obsoleta la dirección de aquella escuela. En un simple acto de evocación y para lograr cierto descanso emocional, Hiroko escribe una carta a Itsuki dirigida a la dirección de la escuela, sabiendo que será un viaje de ida y sin destinatario. Para sorpresa de Hiroko, “Itsuki Fujii” le responde. Pronto se darán cuenta que quien respondió la carta es en realidad una mujer, de idéntico nombre, que fue estudiante de la escuela demolida y compartió clases en secundaria con el Itsuki de Hiroko. Después de aclarar el malentendido, Hiroko le pide a Fujii mantener la correspondencia y que comparta sus recuerdos del Itsuki adolescente. 

Love Letter (1995) es una obra mayúscula y la entrada por la puerta grande de Iwai en el panorama cinematográfico japonés. El film, pese a no contar nada nuevo, supone una modernización del género romántico a las nuevas audiencias derrochando sensibilidad, imágenes mágicas, constantes saltos en el tiempo y sentimiento autoral.
Una película que te agarra con una premisa sencilla pero envuelta en esa peculiar magia intrínseca a la vida y que en su primer tercio, transcurre intencionadamente pausado, arrastrándote de lleno a los apacibles ambientes por los que recorre. Los preciosos paisajes nevados fueron rodados en la isla de Hokkaido, beneficiándose de su ambientación y enlazando así con la temática del film, dando con ese tono cuasi-onírico de la historia. A diferencia del ambiente helado de las imágenes del presente, los flashbacks están realizados con un tono cálido y hermoso, incidiendo en una época irrepetible y única para los personajes. Dichos flashbacks, literalmente, te arrastran al mundo de los recuerdos de Fujii y resultan toda una ventaja de cara a enfrentarte al metraje, por lo continuado y variado de los recuerdos de la fémina. El ingrediente principal es el doble papel que realiza Miho Nakayama, quien da vida a ambos personajes femeninos (Hiroko y Fujii), saliendo airosa del desafío y con muy buena nota. El resto de interpretaciones funcionan a la perfección, tanto los personajes adultos como los adolescentes, demostrando naturalidad.

Love Letter es Iwai en estado puro, y el director demuestra su peculiar estilo lleno de imágenes a medio camino entre la ensoñación y lo onírico con una cámara que por momentos parece que flote. Supone una reflexión y un bonito adentramiento en la pérdida del ser querido y de qué manera el amor prevalece a pesar del paso del tiempo o la muerte, la búsqueda de los recuerdos o la superación de dicha pérdida. Una aproximación a las fronteras entre la vida y la muerte que se aborda fantásticamente a lo largo de la cinta.
El personaje de Fujii (femenino) parece acecharle la muerte en cualquier momento con una neumonía constante, el pasado fallecimiento de su padre (por idéntica enfermedad), al igual que ese mágico final donde Hiroko se adentra en la montaña donde su marido perdió la vida, cual viaje al mundo de los espíritus, y grita al vacío. En definitiva, un hermoso, melancólico y estimulante film que encuentra su guinda en unos últimos segundos de metraje donde un pequeño y encantador giro final de guión hace que esboces una sonrisa tonta, de plena satisfacción.
Hiroko no puede superar la muerte de su marido y, simbólicamente, le envía una carta
Para su sorpresa, recibe respuesta

Se inicia así un viaje al mundo de los recuerdos

Plano 100% Shunji Iwai 
Hiroko se enfrenta a sus temores

El pequeño giro final es delicioso
El joven Itsuki, todo un galán
Love Letter (1995) es el film más accesible de Iwai, sin abandonar por ello una innegable marca autoral, personalidad, sensibilidad y cierta excentricidad que la aleja de estereotipados precedentes y futuras imitaciones. Un ejemplo de dichas imitaciones (en este caso, sobradamente notable) es la trágica y rompetaquillas Crying out love in the center of the world (2004), (dirigida irónicamente por Isao Yukisada, asistente de Iwai en los 90) donde se pueden ver claramente los ambientes, planteamientos (superación de una muerte incluida) y estructura de flash-backs que el film de Iwai.

El éxito con Love Letter fue mayúsculo y no solamente en Japón. En su momento fue el primer film japonés estrenado en Corea del Sur y rompió las taquillas del país, algo que se repitió en medio continente asiático. Le llovieron innumerables premios entre los que se pueden destacar “Mejor Película” en los Kinema Junpo Awards 1996, sendos premios "Mejor actor revelación" en los Premios de la Academia Japonesa de Cine a Miki Shakai y Takashi Kashiwabara (los jóvenes adolescentes del film), “Mejor Actriz” para Miho Nakayama en los Blue Ribbon Awards 1996, así como el Premio de la Audiencia en el Festival de Toronto 1995. Como curiosidad, Miho Nakayama era una cantante pop (además de extensa discografía) realizando su debut musical en 1985, aunque a pesar del éxito de Love Letter no se prodigó especialmente en el mundo del cine. El film sirvió para llevar al estrellato a la joven Miki Shakai, quien interpreta a Fujii en sus años de juventud y que más tarde alcanzó cierta fama a través de la TV japonesa.