Tras el fracaso de Godzilla: Final Wars (2004), la serie Godzilla se detuvo en seco y el saurio radiactivo pareció volver a las profundidades del océano porque nada más se supo de él. Malos años para el fan de Godzilla. El Kaiju parecía volatilizado. Para colmo de males, la Toho destruyó las famosas y enormes piscinas que se habían usado para el rodaje de infinidad de Kaiju Eiga para tristeza de los técnicos en efectos especiales que se vieron sin esperanza de volver a participar en un film de dicho género. Yoshimitsu Banno, director del film más extraño, amado u odiado de la saga, Hedorah, la burbuja tóxica (1971) batalló durante años para realizar una versión de Godzilla en 3D para cines IMAX donde la bestia atacaría Las Vegas pero el proyecto no llegó a buen puerto. Pero para 2012 algo empezó a fraguarse…
Pacific rim (2013) impactó en nuestras pantallas con una muy personal y espectacular homenaje al Kaiju y a los films y series Mecha de los 70. Film irregular pero espectacular que salía a flote básicamente por la enorme pasión que le imprimió Guillermo del Toro a su proyecto. Pese a que no fue un éxito de taquilla aplastante (412 millones de dólares) parece que animó a un resurgir del cine de monstruos gigantes. No solo Legendary Pictures con su Monsterverse (en la línea de Marvel) con King Kong, Godzilla y otras criaturas sino que ha contagiado a Japón originando un resurgimiento del Kaiju Eiga glorioso.Años de negociación con Toho, de reescrituras de guión para finalmente estrenarse en cines una
nueva versión americana de Godzilla tras el fiasco de la versión despersonalizada de Roland Emmerich de 1998. Esta vez, la mirada estaría puesta en algo mucho más acorde con el espíritu de las películas japonesas. Un director interesante como Gareth Edwards (director de la curiosa Monsters (2010)), se pone a los mandos del film. Los primeros avances de la película despertaron en mí enormes sensaciones: un reparto genial con Bryan Cranston a la cabeza, un tratamiento espectacular de la destrucción, un Godzilla totalmente en línea con el espíritu japonés… Pero para mi sorpresa el film fue por caminos diferentes (y no mejores) que lo que se prometía en los trailers. Pese a todo, es un film que sobresale de la media gracias y precisamente, a Gareth Edwards, pero de eso hablaremos más adelante.
Uno de los mayores enemigos de esta entrega es el guion. La sensación es la de ver 2 o 3 películas diferentes insertadas bastante torpemente en 1.
Los créditos iniciales son fantásticos. Godzilla contra el ejército americano |
Bryan Cranston te engancha bien en el film |
En el film se preocupan más por los MUTOS que por Godzilla. En la foto, un guiño a la tragedia del 11-S |
Muerto el padre, tenemos que aguantar al sosainas del hijo soldado |
La presentación de Godzilla es inmejorable |
A su favor; la media hora inicial del film te agarra por el cuello y te mantiene en tensión. El concepto de utilizar hechos históricos bien conocidos e insertarlos en la trama me parece fascinante. Los créditos iniciales son fantásticos con un Godzilla paseándose por el Pacífico entre islas paradisiacas y los americanos lanzando la famosa Bomba H sobre él, aunque podrían haber profundizado más en este concepto (algo a trabajar en futuras secuelas). El inicio en esa pseudo central de Fukushima donde vemos como la vida de Bryan Cranston se derrumba frente a sus ojos debido a una fuga radiactiva es potente dramáticamente. 15 años después su hijo hace una suerte de enfrentamiento y reconciliación con el pasado al irlo a buscar a Japón, donde ahora es un hombre torturado que busca incansablemente la verdad detrás de la muerte de su esposa. En todo este recorrido, te sientes atrapado por las imágenes y por la historia que se cuenta y en donde Bryan Cranston realiza una interpretación fantástica y muy sentida. Empatizas perfectamente con su drama y estás encantado de tener a un actor como éste en un film de estas características hasta que se produce el primer y grandísimo error de este film: Gareth Edwards te hace un Psicosis con Bryan Cranston. Claro que puedes tener la valentía de cargarte al personaje, que parecía ser el principal, en tu película pero no de la forma tan torpe en que se realiza. No, cuando tú como espectador estabas al 100% con dicho personaje hasta que en cuestión de un segundo lo ves siendo metido en una bolsa para cadáveres.
Y salimos perdiendo claramente, porque el papel protagónico pasa a su hijo, un Aaron Taylor
Johnson (muy carismático en films como Kick Ass (2010)) que parece estar en otra película, más sosainas imposible y que es imposible creérselo como G.I. Joe. Dicho personaje, hace que desconectes por completo del film. Su historia o el cúmulo de casualidades en el que se ve metido no interesa para nada y es muy difícil empatizar con él.
Con dicho personaje a los mandos del cast solo queda desear que aparezca Godzilla y nos alegre el film pero el saurio no aparece hasta el minuto 54. No hay ningún problema con esto si anteriormente se ha creado una trama potente que te mantenga en tensión en torno a la figura de Godzilla… pero no es el caso, el saurio no se menciona hasta pasados los 45 minutos del inicio del film. Una lástima que Godzilla aparezca como actor secundario en su propia película. En su lugar todo el protagonismo recae en las bestias gigantescas llamadas MUTOS, unas bestias insectoides mezcla de Mothra, Rodan y la criatura de Monstruoso (2008). Unas criaturas simpáticas pero que tampoco interesan demasiado.
El film contiene planos impecables |
La cara de Watanabe durante el film no cambia |
Los soldados cayendo sobre San Francisco. Una escena magnífica |
Los MUTO no son nada para Godzilla |
El saurio, de vuelta a los mares y vitoreado como un héroe |
El resto del cast, pese a ser buenos actores, tampoco crean en ti un cierto interés; Juliette Binoche es un cameo de lujo que sólo aparece 5 minutos y Ken Watanabe se pasa todo el film poniendo caras de estupor (aunque me encanta el detalle que se apellide “Doctor Serizawa”).
Así, éste Godzilla (2014) intenta tener la solemnidad y profundidad que tenía Japón bajo el terror del monstruo (1954) representando a las bestias como fenómenos naturales a la vez que se comparan sus apariciones con desastres recientes: Fukushima, el tsunami de Tailandia o el 11-S. Se menciona Hiroshima de forma algo torpe… E intenta mezclar dicha seriedad con el lado más entretenido y pasatista de un blockbuster con batallas entre monstruos. A pesar de sus intenciones no cumple ni con el lado profundo (superficial y poco atrevido) ni con el lado más espectacular. El film propone jugar con las expectativas del espectador constantemente dejándote a medias en las grandes apariciones de los monstruos hasta desembocar en una batalla final que se preveía orgásmica. Así, la primera gran aparición de Godzilla es cortada bruscamente y se soluciona a través de un noticiario o una oportuna puerta que se cierra justo cuando Godzilla y el MUTO se van a enfrentar al minuto 90.
Dichas intenciones, aunque arriesgadas aumenta tu nerviosismo, sí, pero quieres que pase algo interesante en pantalla de una vez. Ya que ninguno de los actores resultan carismáticos ni te importan, sólo te queda
esperar ver a los monstruos gigantes provocando destrucción o luchando entre ellos pero no sucede nada explícito en este sentido hasta el final del film. Cuando acaba, la sensación que te queda es amarga pese a sus muchos aciertos.
esperar ver a los monstruos gigantes provocando destrucción o luchando entre ellos pero no sucede nada explícito en este sentido hasta el final del film. Cuando acaba, la sensación que te queda es amarga pese a sus muchos aciertos.
Porque si el film se salva es básicamente por la inventiva y pericia de Gareth Edwards. Edwards, pese a tener algún que otro tic de Spielberg, se enfrenta al presente film como si de un film de bajo presupuesto se tratara, centrándose en los personajes y economizando efectos especiales y apariciones monstruosas. La mayoría de escenas con los monstruos están hechas con una pericia visual muy marcada y llamativa, con una preparación del pre-desastre y un uso del suspense espectacular. Así, consigue que por lo menos una docena de planos se te queden grabados en la mente: el tsunami en Hawaii, el desastre en el aeropuerto, los aviones cayendo como plomos en el mar, Godzilla en el puente de San Francisco, los paracaidistas lanzándose al vacío… (una escena ya mítica), cuando Godzilla muestra su aliento radiactivo o el saurio y el personaje de Aaron Taylor Johnson mirándose (unos segundos magníficos).
Lástima que Godzilla aparezca tan poco y de forma tan poco clara. Por lo menos, todas las escenas en
las que aparece son fantásticas y es un placer verlo con un aspecto en sintonía con los clásicos tal y como se prometía. Eso sí, no esperemos encontrarnos con un Godzilla destructor y malvado aquí el saurio se presenta como un anti héroe, un monstruo que representa el orden natural de las cosas (un poco Gamera en realidad) y que se la bufa que hayan personas por ahí. El concepto del film, en el que los seres humanos somos hormigas frente al orden de la naturaleza está conseguido en ese sentido. Aunque mucha gente le rechine la escena final de Godzilla retirándose al mar como un héroe, me parece todo un guiño acertado y simpático a los films japoneses.
Este Godzilla (2014) se antoja superior y más arriesgado que el perpetrado por Roland Emmerich en 1998, por lo menos más en sintonía con los originales japoneses, la lástima es que sus fallos acaban pesando más que sus numerosos aciertos. Consigue excelentes momentos, algunos de ellos inéditos en un blockbuster de estas características, gracias a la pericia de Gareth Edwards como director pero los pobres personajes protagonistas, el ritmo a veces lento y las pocas apariciones de los monstruos hace que el resultado sea algo amargo. No obstante es un reboot destacable y que bien vale un visionado.
El film provocó gran expectación y el primer fin de semana de estreno recaudó 200 millones de doláres en todo el mundo (impresionante) aunque se fue desinflando poco a poco hasta llegar a unos muy correctos 520 millones. En Japón obtuvo un éxito potente obteniendo 2,5 millones de espectadores. Dicho éxito ha provocado que el film tuviera continuación en forma de trilogía con Godzilla: King of the monsters estrenándose en 2019 (incorporando al film a Mothra, Rodan y Ghidorah) y para 2020 el esperado nuevo enfrentamiento entre Godzilla y King Kong. Mientras en Japón se atrevieron a sacar una nueva entrega que no tiene nada que ver con las americanas y que ha supuesto un enorme éxito para el saurio radiactivo. Buenos años para ser fan de Godzilla.
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