CRÍTICAS PELÍCULAS

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sábado, 21 de enero de 2023

ROBOVAMP (1988)


La Filmark International Ltd hizo de las suyas especialmente en los años 80, con el ánimo de hacer negocio y dinero fácil no dudaba en comprar peliculillas coreanas, taiwanesas o tailandesas, las cuales remontaba y vendía de nuevo para su estreno en cines de Hong Kong, Japón u occidente. Uno de los remontajes más memorables e imperdibles se lo debemos al productor Tomas Tang bien conocido por sus exploits con ninjas o vampiros y quien, para Filmark, atentó al cine de manera maravillosa y fascinante con esta Robovamp (1988). 

Tang, desgraciadamente fallecido en 1996 por un incendio en sus oficinas que también provocó la destrucción de los negativos originales de Robovamp, echa mano de una trepidante cinta de acción tailandesa, Paa Lohgan (1984), y en una túrmix imposible le introduce todos los elementos que más molan: vampiros chinos, maestros taoístas, artes marciales, disparos a raudales y... ¡el Robocop más alucinante y cutre de la historia!

Paa Lohgan (1984)
Si alguien intenta entender el argumento de Robovamp sería algo así. Tenemos por un lado a una banda de narcotraficantes que para proteger los envíos de droga deciden realizar un plan infalible como es entrenar a vampiros (de los que saltan) gracias a la ayuda de un maestro taoísta. Si bien, las fuerzas policiales idean un plan para combatir a los vampiros como es la creación de un robot invencible. A la vez, unos agentes especiales se adentrarán en la jungla (el metraje tailandés) al lugar donde fabrican la droga para desbaratar de una vez por todas los planes de estos traficantes del diablo.

Robovamp (1988) es un atentado a la lógica y el buen gusto. Un filme incomprensible y deplorable pero que a la vez se convierte en un must see para el amante de la juerga y del amante de la serie Z. De tan desvergonzada, risible y despreocupada resulta una experiencia irresistible con la que no puedes apartar la mirada de la pantalla. 

Hay por ahí algún acierto, hay algunas escenas de artes marciales (realizadas por veteranos de la Shaw Brothers), donde algunos personajes luchan contra vampiros y fantasmas que no están nada mal. Ya habíamos tenido variados exploits que canibalizaban el éxito de Robocop (ahí tenemos la divertida Robotrix (1991), también de Hong Kong o la japonesa Lady Battle Cop de 1990) pero el robot de Robovamp se lleva la palma con un disfraz que no es más que un chándal plateado adornado con hilarantes efectos de sonido robóticos. Maravilloso. Claro que si, un aplauso por los santos bemoles de presentar algo así y no sentirse avergonzado. Este Robocop de las rebajas tiene su momento culmen en una escena en la playa donde el pobre es atacado por varios vampiros chinos hasta que uno de los narcotraficantes le asesta con un bazooka dejando al robot destrozado. Pero no os preocupéis, a la siguiente escena uno de los científicos respira aliviado: “Menos mal, solo ha sido un cortocircuito...”.

Vampiros entrenados para proteger el traslado de droga de unos narcotraficantes.

Policías y científicos idean un plan infalible. ¡Un Robocop de las rebajas!

¿Logrará vencer a la amenaza?

Una fantasma con transparencias y amores de ultratumba
con un hombre lobo
La presencia de vampiros chinos (recordemos que estos vampiros difieren de los occidentales, van vestidos con atuendos tradicionales y van dando saltos con los brazos extendidos) fue añadido de cara a la venta de la película al público japonés, deseoso de ver más y más películas de vampiros chinos tras el éxito de filmes como Mr. Vampire (1985). A estos seres sobrenaturales hay que añadirle la presencia de una fantasma de rostro occidental y ataviada con trasparencias que dejan entrever sus pechos, enfadada porque su gran amor ha sido convertido en vampiro (aunque más bien tiene el rostro a medio camino entre un gorila y un hombre lobo) lo que le impide consumar con él su gran amor eterno, tela... Lástima que cuando por fin fantasma y vampiro/Lobo se ponen cariñosos y están a punto de consumar el acto... el robot de marras estropee tan romántico momento...

Al menos hay 50 minutos de metraje nuevo para la ocasión y que se entremezclan con parte del metraje de la tailandesa Paa Lohgan, con unos agentes adentrándose en la selva hasta llegar a la fábrica de la droga. Una vez allí, pues la revientan. Un tramo bastante competente a nivel técnico con explosivas secuencias de acción tanto balístico como marcial además de contener algún que otro momento sanguinolento (esa vaca real siendo abierta en canal para introducir en su panza las bolsas de droga).

Robovamp es un "guirigay" estupendo. Nada tiene sentido y sus responsables no tienen vergüenza ninguna y eso la hace una imprescindible de la serie Z más loca de los 80 y que me resulta imposible de puntuar. El amigo Tomas Tang siguió erre que erre con el tema hasta formar una trilogía que es el culmen de la caspa, compuestas por El diablo de la dinamita (1987) y Contraespionaje en la selva (1989). Gemas que ya analizaremos más adelante.

martes, 22 de febrero de 2022

A*P*E: EL GORILA ATACA (1976)


Los que adoran tanto el cine surcoreano reciente deberían echar la mirada atrás y explorar la magnífica y mastodóntica producción que mantenía el país en los años 70. Unos años en donde los géneros populares vivían un momento explosivo con cientos de artefactos de artes marciales, terror, anime, ciencia ficción y... ¡monstruos! A*P*E: El gorila ataca (1976) es un clarísimo exploitation oportunista del King Kong de Dino De Laurentiis, estrenada precisamente el mismo año. Dirigida por Paul Leder e incluyendo a numerosos nombres occidentales entre su equipo técnico, artístico y cast pero que no deja de ser un subproducto de producción coreana de ver para creer.

La sinopsis no alberga demasiadas sorpresas presentando al enésimo gorila de diez metros de altura el cual vive tranquilamente en una isla tropical del Pacífico hasta que la civilización perturba su paz. Mientras tanto, una bella actriz americana se encuentra de rodaje en Corea. No se espera que el simio acabará prendado por ella mientras va sembrando el terror por Seúl.

A*P*E: El gorila ataca (1976) se ha convertido en una joya bizarra de la serie Z por derecho propio. Una oda a lo cutre y que funciona únicamente desde el punto de vista del goce masoquista hacia el atentado fílmico. Contando con solamente 1.200$ de presupuesto, salta a la vista enseguida la paupérrima factura del conjunto. Para el gorila del filme se optó por utilizar la técnica del hombre disfrazado, aunque lejos quedan los magníficos diseños del equipo de la Tsuburaya en películas de Godzilla o kaijus similares. Cualquier disfraz de gorila que puedas encontrar en un bazar chino puede quedarte mejor que el que utilizan en la presente película. El nivel de miniaturas es risible haciendo pasear al citado gorila por campos con muñequillos de vacas entre otros animales. Cinematográficamente hay una torpeza general en intentar dar cierta enormidad al monstruo con una elección de planos que hacen perder totalmente la perspectiva haciendo parecer al gorila lo que es, un hombre y no un gigante.

¡Cuidado con la vaquilla!
Si uno de los aspectos que más han quedado en la memoria del espectador en el clásico King Kong (1933) eran las batallas del simio contra otros seres colosales aquí no han querido quedarse atrás presentando unas alucinantes batallas contra una serpiente o un tiburón. El momento de la serpiente es inolvidable con el pobre reptil siendo lanzado por el gorila contra la cámara, aunque seguramente por un error de cálculo que se no esperaban. Y puestos a explotar a King Kong, porqué no hacer lo mismo con otro de los grandes éxitos del cine de los 70 como es el Tiburón (1975) de Steven Spielberg y enfrentar al simio con un escualo. Dicha batalla presenta al animal, seguramente adormecido por alguna droga, siendo golpeado y llevado de un lado a otro por el gorila de la película. Dichos enfrentamientos van con ciertas incongruencias (¡que más da!) ya que dichos animales deberían ser, por tanto, de proporciones gigantescas. Yo me preocuparía si hubieran tiburones mako de 15 metros campando a sus anchas por los mares...
Un gorila de 10 metros de altura vive plácidamente en su isla tropical.

Por otro lado, una actriz americana se encuentra de rodaje en Corea del Sur.

La paz del gorila se verá perturbada y pronto causará terror entre la población...

Pero no podrá evitar sentirse cautivado por la rubia actriz.

La destrucción sigue y el ejército tomará cartas en el asunto.

Simio vs el "tiburoncete" drogado

El nivel interpretativo va en sintonía con el de los efectos especiales presentando a una serie de actores, si se les puede llamar así, paseándose de un lado a otro por decorados de cartón piedra. Unos tramos que dificultan el visionado de la presente cinta ya que si bien, te diviertes con los momentos con el mono gigante no es así con la numerosa cháchara de los personajes. Joanna Kerns interpreta a Marilyn, la nueva rubia por la que queda prendado este clon de "King Kong" y quien intentará secuestrar mientras se pasea por entre unas pobretonas maquetas de la ciudad de Seúl. Kerns será un nombre asociado principalmente al mundo de la televisión americana aunque como curiosidad, aparecerá como secundaria en un film como Coma (1978), dirigida por Michael Crichton y que contaba en su reparto con grandes nombres como Michael Douglas, Ed Harris o Tom Selleck.

Toma peineta.

Para qué engañarnos, A*P*E: El gorila ataca es un suplicio como ejercicio cinematográfico pero un must see para el amante de la Serie Z. Frente a momentos como los del tramo final, con soldados siendo golpeados por pedruscos ¡claramente! de porexpan o el simio dedicando una peineta tras destruir un helicóptero... No tienen precio. 

El monstruo no escapará del destino trágico, tal y como marcan los cánones, siendo cruelmente asesinado y dedicando al espectador unos exagerados chorros de sangre al ser disparado por el ejército. Pobre. Alucinantes ejemplos de un filme repleto de errores de raccord, de efectos especiales de parvulario y con interpretaciones propias de obras de teatro amateur de asociaciones vecinales... ¿Cómo te puedes resistir a este atentado contra el género? Aún a pesar del desastre general, la película fue rodada ¡en flamante 3-D! Y como curiosidad, en algunas versiones dobladas del filme se refieren al simio directamente como "King Kong". De hecho el título original en coreano es "King Kongui daeyeokseub".

viernes, 17 de septiembre de 2021

BICHEONGOESU: THE FLYING MONSTER (1984)


En estos días, en el que parece que tengas cualquier película al alcance de la mano, gracias a las plataformas de streaming, es refrescante recuperar la emoción del que busca un tesoro escondido y perdido en el confín de los tiempos. Llevaba mucho tiempo detrás de una película como Bicheongoesu (1984). Película surcoreana que tiene la particularidad de que todas las escenas donde aparecen monstruos gigantes están directamente robadas de series de la Tsuburaya Productions, principalmente de Ultraman. Un motivo sólido para entender porqué esta película se ha mantenido desaparecida más allá de las fronteras coreanas, huérfana de una edición en el resto del mundo...hasta que la distribuidora SRS Cinema, experta en lanzamientos de cine monstruoso de derribo y baja enjundia sacó el pasado 2020 una edición en BluRay de la película con una impoluta calidad de imagen.

En el film, una joven reportera está escribiendo una historia sobre las teorías de un científico que cree que los dinosaurios todavía existen. Acude a su casa camuflada como la nueva niñera de la hija del científico y observa cómo éste sostiene que las bestias están a punto de alzarse y destruir el mundo.

Bicheongoesu
, también conocida como The Flying Monster o War of the God Monsters (retitulada así en la edición de SRS), es un experimento, por llamarlo de alguna manera, muy curioso. El film hecha mano de multitud de momentos de diversas series de Ultraman o de Fireman (también de la Tsuburaya) a la hora de mostrar una invasión monstruosa sobre Corea con fatídicos resultados. Es de justicia señalar que sus responsables, por lo menos tienen un mínimo de atino al escoger este material de stock presentando algunos de los mejores momentos, a nivel de efectos especiales, de Ultraman. Los monstruos con capacidad de crear tsunamis y huracanes a su alrededor, procedentes de los ep. 13 y 14 The Return of Ultraman tienen su gran momento así como también bestias del primer Ultraman, Ultraman Ace o Fireman.

La manera en que están insertadas estas escenas recicladas dentro del montaje coreano es de un resultado, que oye, tampoco está tan mal (he vistos montajes de este tipo muchísimo peores) y confluyen de forma correcta con las escenas rodadas para la ocasión con equipo coreano. De entre los minutos monstruosos se nos conduce paralelamente través de una trama pseudo familiar que no olvida recurrir al melodrama exagerado y serio tan típico de Corea. No se salta ningún tópico. El padre perdedor con su esposa recientemente fallecida, la niña que necesita la figura materna, la aparición de la atractiva periodista como sustituta de la madre, llantos, gritos, traumas familiares, accidentes casi mortales... Todo esto les encanta a los coreanos. 

Se apuntan varios detalles muy interesantes en la trama y es intentar engañarnos con que todas las visiones monstruosas del científico son fruto de su imaginación y de un enloquecimiento traumático derivado de la muerte de su esposa o sus frustraciones personales cuando la comunidad científica lo tildó de loco por sus teorías. Apuntar a que todo el entramado jurásico está solo en su cabeza es un apunte interesante y creíble debido al desquiciamento del propio personaje (y del histrionismo extremo del actor), pero que pronto se abandona cuando la realidad monstruosa estalla en las narices de la población.
Un científico con problemas familiares sostiene que los dinosaurios existen.

Una periodista se infiltra en su casa para sonsacarle información. ¿Estará loco?

Los monstruos de Ultraman hacen acto de aparición.

Bicheongoesu (1984) es una curiosidad de obligado visionado para todo amante de la juerga, la caspa o arqueólogo fan del cine de monstruos japoneses debido a la desvergüenza de la propuesta. Un film que en gran parte es un serio y aburrido melodrama con unos personajes desquiciados emocionalmente adornados por todo un greatest hits de Ultraman. Una experiencia pasable e interesante. Una orgía destructiva salida del contenedor orgánico de reciclaje y a tener en cuenta por su desfachatez. 

El film tuvo un corto recorrido en Corea del Sur teniendo alguna edición en VHS a finales de los 80 tras su paso por cines para, después, pasar a desaparecer completamente... hasta ahora, para disfrute (o no) de todos.

miércoles, 16 de junio de 2021

HANUMAN VS 7 ULTRAMAN (1974)



El personaje de Ultraman no solamente se quedó para la televisión sino que protagonizó varios largometrajes para cine en los años 70 y 80. De films que simplemente recopilaban episodios a proyectos como Ultraman Story (1984), que introducía escenas nuevas de entre un greatests hits de los mejores momentos de la franquicia hasta el momento. Aunque el personaje aparecería en varias producciones tailandesas y de resultados pintorescos. 

El verdadero protagonista de esta historia es Sompote Saengduenchai, fundador de la Chaiyo Productions y responsable de los mayores éxitos de la historia de Tailandia con films en su mayoría de fantasía y monstruos como Cocodrilo (1981), Krai Thong (1980) o Twelve sisters (1981). Sompote, que siempre quiso dedicarse al cine, acabó estudiando en la Krungthep Technical College y tras realizar un film propagandístico a petición del gobierno tailandés recibió una beca de dos años para trabajar en la mismísima Toho. Allí colaboró con pesos pesados del estudio como Akira Kurosawa o Eiji Tsuburaya con quien estuvo trabajando en la elaboración de diversos efectos especiales para películas kaiju o en los inicios de la producción de Ultraman. Con los deberes aprendidos, Sompote vuelve a Tailandia y realiza Tah Tien (1973), delirante cinta llena de elementos de humor y un tramo final heredero del cine de monstruos japoneses como Daimajin (1966), debidamente mezclado con las leyendas tradicionales de Tailandia con dos estatuas gigantes causando el pánico en Bangkok. El film supuso un gran éxito en el país lo que dio la idea a Sompote de mezclar personajes procedentes de la Tsuburaya Productions con el folklore tailandés. Tras conseguir cerrar un acuerdo con la productora japonesa, Sompote realiza Jumborg Ace & Giant (1974), donde junta al héroe robótico de Tsuburaya con la estatua desmesurada vista en Tah Tien. La siguiente víctima de Sompote fue nuestro Ultraman. 

En Hanuman vs 7 Ultra Brothers (1974) se volvía a insistir en mezclar a personajes nipones con la imaginería tradicional tailandesa, esta vez, enfocada en el dios mono Hanuman, deidad de origen hindú. 

El film da comienzo con un grupo de niños bailando frente a un templo. El sol cada vez está más cerca y el calor está provocando graves sequías en la zona por lo que esperan que sus bailes calmen a los dioses y las lluvias lleguen. De repente, 3 rufianes, se adentran en el templo y roban la cabeza de una estatua de Buda. El cabecilla del grupo de niños, el valiente Koh, se enfrenta a los malvados pero tras ser golpeado y pateado con crueldad, es disparado a bocajarro. ¡Malvados! Este crimen es visto desde los cielos por la Ultrafamily, quienes recogen el cuerpo de Koh y lo devuelven a la vida convertido en el dios Hanuman, quien se encargará de vengar la muerte del infante. A todo esto, paralelamente en una base militar, un científico, el doctor Wisut, quiere probar un experimento para hacer que llueva de nuevo lanzando una serie de cohetes al cielo. El invento sale mal, provocando una enorme explosión en cadena que provoca la aparición desde las profundidades de la Tierra de, no uno, ni dos, sino de cinco monstruos gigantescos. Frente a la imposibilidad de que Hanuman pueda contra los cinco, los Ultra Brothers (Ultraman, Ultraman Jack, Zoffy, Taro, Ace y Seven) bajarán a la Tierra a echarle una mano.

Hanuman vs 7 Ultra Brothers
es un subproducto de muy limitados valores artísticos pero que no obstante tiene claro a lo que va sin disimular su carácter exploit del tokusatsu japonés mirando sin tapujos al disfrute del público infantil con una presencia casi constante de los héroes gigantes de la función. Sompote no pierde la oportunidad de insertar momentos sanguinolentos y sádicos que no casan en una producción de este estilo. Koh, el niño protagonista y que luego acabará convirtiéndose en Hanuman, recibe una tunda de golpes y patadas varias por el trío de ladrones del film acabando por recibir varios balazos en la cara. La venganza de Hanuman a la muerte del infante, y que supone la mejor escena de la película, presenta al dios mono pisoteando a los rufianes y atrapando a uno de ellos entre sus manos haciendo estallar de entre sus dedos una cascada de sangre. En otro momento, uno de los monstruos enemigos es despellejado hasta quedarse, literalmente, en los huesos.
Un grupo de niños dan la turra mientras bailan y cantan frente a un templo.

Unos malvados rufianes se cargan a tiros a uno de ellos.

La familia Ultraman revive al niño convirtiéndolo en el dios mono Hanuman.

Hanuman aplasta a los rufianes pero se enfrentará a una amenaza monstruosa.

Los Ultra Brothers echarán una mano a Hanuman.

El film supone todo un caos narrativo ya que intenta contar tantas tramas como sea posible. A la trama de los niños bailarines se le suma la del mad doctor. Por otro lado, somos abordados en varios momentos por unas presuntas secuencias cómicas protagonizadas por una pareja de pilotos (nos cuentan que son los mejores de su promoción) haciendo monerías y caídas de una visión estomagante y de vergüenza ajena. Los efectos especiales del film son muy pobretones con escenarios paupérrimos y batallas sonrojantes con los monstruos (venidos de series como Mirrorman o Ultraman Taro) actuando como niños pequeños. De vergüenza son esos momentos de Hanuman bailando cada dos por tres o hablando con los Ultra brothers durante la batalla. Lo peor de todo es que la representación de sus voces están desprovistas de cualquier sensación de enormidad pareciendo una conversación entre caballeros en medio de una calle. Pese a lo que comentamos, el film fue toda una superproducción dentro de los márgenes tailandeses de la época aunque el resultado en pantalla es bastante "Z".

Hanuman vs 7 Ultra Brothers es un film terrible a nivel artístico no exento de diversión muy casposa, pero sus 107 minutos le pesan como una losa llenando gran parte del metraje (hasta que llegan los monstruos) de un despliegue de gags cómicos estomagantes, bailes interminables, cháchara y lloriqueos. Aún siendo sus efectos especiales muy dudosos, no obstante ofrecen algunos momentos aislados destacables como la primera aparición de Hanuman, algunas maquetas vistosas o ciertos momentos de la batalla final con Gomora (el enemigo más recordado de la primera Ultraman) protagonizando un momento alucinante y absolutamente alucinógeno con el monstruo causando tsunamis con la mente (momentos extraídos vía stock footage de The Return of Ultraman) en un montaje de luces y formas de colores que seguramente causó algún ataque epiléptico en su estreno. 

Aún a pesar de las limitaciones de la película, esto no evitó que fuera todo un éxito de público en su país de origen acabando por estrenarse por media Asia y ayudando a consolidar a la franquicia "Ultraman" en territorios como Tailandia o Malasia.

Pero, la vida de la película no acaba aquí. Es entonces cuando empieza la locura de los montajes y remontajes. Su estreno en Japón fue algo tardío, llegando en 1979, con un montaje algo alterado de 90 minutos y llevando por título The 6 Ultra brothers vs The Monster Army. Pero antes de llegar a Japón, fue comprada por la todopoderosa Shaw Brothers con la intención de exportarla a Hong Kong y Taiwan. Así, en 1975 llegó a Hong Kong, Hanuman and the Seven Ultramen, en una versión con un metraje reducido que provenía de una versión sin editar de la película apareciendo en la imagen diversas marcas de edición o códigos de tiempo.
Otro montaje más. Hanuman vs 11 Ultraman (1984).

Space Warriors 2000 (1985).
Lo más marciano realizado con Ultraman.
La Chaiyo Productions insistió en seguir sacando rédito de la película y en 1984 realizó un nuevo remontaje. Hanuman vs 11 Ultraman toma hasta 40 minutos de films como Ultraman Zoffy: Ultra Warrios vs The Giant Monster Army (1984) y Ultraman Story (1984), que ya de por si estaban basadas casi enteramente de material reciclado.  Lo mejor es que este nuevo montaje fue realizado sin el consentimiento de la Tsuburaya Productions.

Pero fue desde Estados Unidos donde se realizaría el remontaje más surrealista de todos. En Space Warrios 2000 (1985), el productor (y socio de Sompote) Dick Randall pensó que seria una buena idea realizar una nueva versión de Hanuman vs 11 Ultraman rodando nuevas escenas con actores americanos e introduciendo a la historia un marcado tono cómico. La historia de un niño y el muñeco de Ultraman que su padre le regala se mezcla con escenas recicladas por doquier de Hanuman vs 11 Ultraman siendo cambiadas de orden respecto a la original, banda sonora de stock además de un doblaje al inglés absolutamente psicotrónico. El film tras unos pocos pases televisivos en 1985 desapareció tras la demanda impuesta por la Tsuburaya Productions hacia nuestro amigo Sompote.

Como apunte final, las fechorías de Sompote Saengduenchai no afectaron únicamente a la Tsuburaya. Toei también fue víctima del tailandés apropiándose éste, sin permiso, de los personajes de Kamen Rider en la marciana Hanuman and the Five Riders (1974). Un despropósito que toma material de stock de la película Five Riders vs King Dark (1974) y de la serie Kamen Rider X junto a una trama sin pies ni cabeza con múltiples batallas, el retorno de Hanuman, chicas desnudas siendo ajusticiadas en el infierno, decapitaciones y unos Kamen Rider de Hacendado. Algo alucinante.

lunes, 22 de marzo de 2021

KING OF SNAKE (1984) / THUNDER OF GIGANTIC SERPENT (1987)



El Kaiju Eiga (cine de monstruos gigantes japoneses) vivió su época dorada en Japón durante los años 60 creando una sobresaturación del género que provocó una rápida decadencia del mismo. La moda traspasó las fronteras niponas afectando a otros países como puede ser Corea del Sur (Yongary de 1967), Inglaterra (Gorgo de 1961), Tailandia (Tah Tien de 1971) o Taiwan. Un aspecto curioso de la producción de cada país es que aún a pesar que los kaijus realizados en Hong Kong, Taiwan, Tailandia o la India iban a remolque de lo realizado en Japón su bestiario presentado iba en consonancia a las leyendas, mitologia y folklore del propio país por lo que resulta interesante ver las similitudes y diferencias de plasmación de las criaturas gigantes entre los diferentes territorios siendo común ver la figura del dragón o la serpiente. El cine taiwanés, en completa expansión desde los años 60 abundaba en historias fantásticas alimentadas de su propia mitología encontrando una abundancia de cine de géneros populares con abundantes wuxias o cintas de género fantástico repletos de criaturas extrañas donde la utilización de dragones se hace bien habitual. Ejemplos de wuxia protagonizados por héroes legendarios que comparten pantalla con estos monstruos los hay a cientos, pudiendo destacar The Devil from the Bottom of the Sea (1974) o Young Flying Hero (1971), ésta última con una rana gigantesca acompañando al dragón de turno. El acercamiento más evidente y puramente kaiju del cine fantástico taiwanés lo encontramos en la cinta que nos ocupa hoy: King of Snake (1984), dirigida por Hsu Yu-Lung.

En el film seguimos a un grupo de científicos y militares quienes crean una pócima que puede ampliar mil veces el tamaño de plantas y animales. Desgraciadamente la base militar es atacada por un grupo terrorista. Durante la huída la pócima se pierde y es encontrada por una niña llamada Ting Ting, pero accidentalmente su mascota, que es una serpiente (¡!), es afectada por la pócima lo que provoca que el bichito crezca desmesuradamente y comience a atacar todo lo que encuentra a su paso.

King of Snake (1984) ofrece suficientes elementos para cumplir nuestras ansias de delirio. Se trata de un film de marcados y llamativos contrastes contando por un lado con la protagonista infantil que entabla amistad con una serpiente cada vez más agigantada y que comparte simpáticos momentos de juegos entre cancioncillas tiernas y ñoñas. Este tramo bastante sonrojante contrasta con la trama de espionaje repleta de científicos y militares donde abundan tiroteos y diversos momentos sanguinolentos. Todo un choque, sin duda. El film no abandona cierto caos narrativo con una proliferación de personajes muy similares entre si y que lleva a confusión amen de algunas escenas donde el nivel de efectos especiales es más bien bajo, con el muñecote de la serpiente comunicándose con la niña Ting Ting. Es bien curioso además que la serpiente se llame "Moslar" y que fonéticamente sea muy parecido a "Mosura", el nombre japonés de la polilla gigante Mothra. No es la única similitud con la mariposa nipona ya que de entre los momentos de stock footage robados de otras producciones y utilizados en King of Snake he podido detectar algún momento de la original Mothra (1961) de Ishiro Honda. Como apunte, uno de los personajes principales es interpretado por Danny Lee, cinco años antes de triunfar con el clásico The Killer (1989) de John Woo.

Los científicos de turno idean una pócima que aumenta el crecimiento de plantas y animales. Mala cosa.

Tras un ataque terrorista la pócima acaba afectando a Moslar, la serpiente mascota de una niña.

La serpiente cada vez está más crecidita pero eso no afecta a la pura amistad de los dos.

Los terroristas secuestran a la niña y la serpiente acude al rescate cundiendo el caos.

Pierre Kirby en Thunder of Gigantic Serpent (1987)
Donde el film encuentra sus mejores momentos es en su tramo final donde la serpiente ya de proporciones godzillianas acude al rescate de su pequeña amiga, secuestrada por los malos de turno, destrozando más y más maquetas. Momentos de destrucción que encuentran algunos hallazgos interesantes y espectaculares como esas sobreimpresiones de la descomunal serpiente con la población aterrada. Finalmente, la serpiente se enrollará en un rascacielos donde encontrará su trágico final. El film suma más momentos delirantes como el hecho de utilizar sin ninguna vergüenza bandas sonoras de otros films como la inmortal sintonía del Terminator de James Cameron o el "Jill's Theme" de Ennio Morricone utilizado en Hasta que llegó su hora (1968) para remarcar el dramatismo de los momentos finales del film. Así King of Snake (1984) resulta una hilarante producción taiwanesa con monstruo gigante en el que supone una insólita mezcla de cine infantil con una niña que se hace más insufrible a medida que avanza el metraje, acción con tiroteos, científicos, efectos especiales sonrojantes, caos narrativo y un muy correcto tramo final de destrucción. El film tampoco abandona el giro final trágico con el monstruo siendo tratado como una víctima más dentro del egoísmo humano y hace una advertencia (aunque algo forzada) del peligro de los avances científicos. Un film definitivamente apreciable a pesar de su carácter muy B (casi Z).

El film fue objeto de un remontaje en 1987 titulado Thunder of Gigantic Serpent, donde se aprovechaban un buen número de escenas de King of Snake. Este nuevo montaje, realizado expresamente con miras para una distribución internacional fue distribuída por Joseph Lai e introdujo a actores occidentales potenciando las escenas de acción y de disparos. Para ello se valió de la participación de Pierre Kirby, habitual de subproductos de ninjas en "clásicos" del género como Full Metal Ninja (1988) o Zombie vs Ninja (1989). En el film, Kirby interpreta a Ted Fast, hombre de gatillo fácil, a la búsqueda del malvado Solomon (terrorista extranjero a la búsqueda de la consabida pócima) y quien nos deleita con algunos momentos de artes marciales. El film pese a condensar de una manera más simple y efectiva la trama ya vista en King of Snake si que peca de una proliferación de momentos de acción encadenados uno detrás de otro porque sí, olvidando en buena parte del metraje a la simpática serpiente gigante "Moslar". Un remontaje igual de divertido, lleno de momentos involuntariamente cómicos y que cuenta con una nueva banda sonora (eliminando lógicamente los insertos de Morricone y Terminator) y suficientes momentos de acción para satisfacer al fan. Tras la realización de este remontaje se encuentra un experto en el tema como Godfrey Ho, muy dado a comprar subproductos baratos y remontarlos para así crear una nueva película de venta fácil a lo largo de oriente y occidente.