La temporada 1966-1967 fue especialmente prolífica para el género del
Kaiju Eiga. En estos años, los japoneses seguramente sufrirían una saturación importante de cintas de monstruos gigantes ya que todos los estudios cinematográficos del país se encargaron de producir films del estilo. La
Toho se encargaba de sus entregas de Godzilla (
Los monstruos del mar y
El hijo de Godzilla) e
Ishiro Honda dirigió joyitas como
La batalla de los simios gigantes (1966) o
King Kong Escapa (1967). La
Daiei lo dió todo con la maravillosa trilogía del
Daimajin y con sendas entregas de la tortuga Gamera:
Los monstruos del fin del mundo y
Gaos, el terror de la noche. Mientras, la
Nikkatsu se atrevió con
Gappa. El monstruo que amenaza el mundo (1967) y la
Shochiku con la delirante
The X from Outer Space (1967). No contentos con esto, el género vivió una explosión de éxito sin precedentes en las televisiones niponas con
Ultra Q (1966) y especialmente con el primer
Ultraman (1966-1967) que proveyeron de monstruos gigantes a los espectadores cada semana desde la comodidad de sus hogares. Dicha masificación del género provocó el desplome posterior del mismo con unas futuras producciones cada vez más infantiloides y de ínfimo presupuesto, una tendencia que ya se intuía desde años atrás pero que se acentuó dramáticamente desde finales de los 60 y durante los años 70. El tsunami
kaiju empezó a afectar a otros países asiáticos como por ejemplo Corea del Sur.
Yongary: Monster from the deep (1967) o
Taekoesu Yonggary, no es el primer film del género realizado en la península si nos atenemos a la existencia de films desgraciadamente perdidos como el primer
Pulgasari (1962) o
Space Monster Wangmagwi (1967).
Yongary: Monster from the deep no venía a renovar el género. El
film no esconde su etiqueta de
exploit de sus homólogos japoneses aunque con unos resultados técnicos algo más pobres o rudimentarios. La situación en Corea a finales de los años 60 no era muy halagüeña para su población inmersa ésta en una pobreza estructural descomunal, siendo éstos en su mayoría campesinos sufriendo aún los estragos de la postguerra y sujetos a una dictadura militar. Pese a esto, en los años 60, la cinematografía coreana empezaba a despuntar con directores muy interesantes como
Kim Ki-Young (
La criada de 1960) o
Yu Hyun-Mok (
Aimless Bullet de 1961) pero ésta aún no era capaz de realizar grandes producciones. Explicamos esto porque
Yongary resultó el film más caro realizado en Corea hasta el momento. El esfuerzo si bien no se nota ni por asomo en la calidad de sus efectos especiales, estando el film a la altura de los productos menores del género. Aún así son remarcables dichas intenciones de realizar un film a la altura de lo que se realizaba en Japón.
En el film, una potencia enemiga denota una bomba nuclear la cual hace provocar una serie de terremotos que se dirigen hacia Corea del Sur. Dichos terremotos son obra de Yongary, un monstruo prehistórico gigante que empieza a arrasar ciudades.
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Manguera de fuego lista y bien visible. |
Yongary, monster from the deep (1967) viene cargado de todos los fallos típicos del
Kaiju como son unos personajes muy pobres y prototípicos así como un guión lleno de sin sentidos y salidas de madre (muy divertidas, eso sí). El film viene dirigido y guionizado (junto a
Yun-Sung Seo) por
Kim Ki-Duk (no confundir con el director de
Hierro-3) y a quien se le acreditan hasta 66 trabajos durante 1961 y 1977 entre los que se encuentran dramas o romances como
Dark-Haired Youth (1966) o
The Island Teacher (1967),
thrillers criminales (
Terminal Point de 1966), cine bélico (
Special Force 124 de 1970), terror con fantasmas (
The Beauty of Black Rose Castle de 1969) o incluso un melodrama musical con un doble de
Elvis titulado
The Singer King (1975). Un hombre prolífico, sin duda.
Volviendo a Yongary, el film se beneficia de una ajustada duración de 80 minutos (en su montaje internacional, claro) consiguiendo no aburrirte en exceso gracias a la tempranera presencia del monstruo aunque no evita introducirte en muchas subtramas humanas de nulo interés y que merman tu atención. El diseño de Yongary no es que sea especialmente original y por su aspecto parece más bien salido de alguna Ultra Serie pero resulta curioso. Por lo visto fue intención del director darle al monstruo un aspecto algo más salvaje y terrorífico frente a unos diseños iniciales de carácter más infantiloide. Las escenas de destrucción contienen momentos algo hilarantes como las fallidas sobreimpresiones de los ciudadanos con el monstruo y la calidad de las maquetas no están a la altura de los films de la Toho pero cumplen en un film (muy) B como éste. La película no abandona momentos lisérgicos e infantiles como ese momento horripilante de Yongary bailando frente a un niño. Para no creérselo. Debido a la poca experiencia en producciones de este tipo, el equipo de efectos especiales surcoreano pidió ayuda a Japón. El departamento de efectos de la Toei decidió ayudar en el film, realizando el disfraz de Yongary (en base a los diseños de los coreanos) así como apoyo en la realización de algunos de los fxs.
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Los coreanos monitorean desde el espacio una explosión atómica en un "territorio del norte". |
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La explosión ocasiona una serie de terremotos que llegan hasta el centro de Corea del Sur. |
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¡El causante de los terremotos es Yongary! |
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El niño repelente no dudará en jugarse la vida por su fascinación por el monstruo. |
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Yongary recompensa el coraje del niño con unos bailecitos. |
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Yongary abrasa Corea. ¿Habrá alguna manera de detenerlo? |
Frente a las pobres características en conjunto del film éste alberga ciertos detalles muy interesantes (intencionados o no) que le da un valor añadido. Yongary no deja de ser una representación de los temores de la sociedad surcoreana respecto a una invasión de sus vecinos del norte y el miedo a un ataque o a una reactivación de la guerra entre los dos países. Para muestra es bastante clara la primera aparición de Yongary, surgiendo de una montaña con unas potentes luces rojas iluminando al monstruo en referencia clara al peligro comunista. También es remarcable esos comentarios de los personajes en los que mencionan "a una potencia extranjera y enemiga del norte". Siguiendo con el contenido alegórico presente en Yongary, es interesante que el monstruo en el film destruya construcciones y edificios relacionados con los años de la ocupación japonesa en Corea del Sur como el edificio gubernamental. Por el contrario, el monstruo deja intactos varios monumentos históricos coreanos. Intencionado o no, resultan unos detalles muy interesantes.
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Yongary en Super 8. Aquí el monstruo ya definitivamente es rojo en total referencia al peligro comunista. |
Yongary: Monster from the deep (1967) presenta muchos de los
tics molestos del género como es la presencia del niño pesado de turno que no duda en jugarse la vida con tal de ver al monstruo gigante, ponerle nombre o participar en misiones y planes militares. Aún a pesar de sus largos minutos de trama humana y pobre guión, nos encontramos con un film bien curioso por ser un Godzilla surcoreano (algo bastante único en el país del
soju), por sus elementos alegóricos y divertidas secuencias de destrucción y caos que si bien no lucen en absoluto resultan correctas y acompañan un visionado lleno de risas y diversión.
Yongary: Monster from the deep (1967) tuvo un excelente éxito (según los parámetros de la época) en su país de origen congregando entre 100.000 y 150.000 espectadores en su estreno. Así también fue de los primeros, sino el primer film surcoreano, en traspasar sus fronteras y estrenarse en varios países como en Estados Unidos donde tuvo su pase televisivo de la mano de la American International TV, con un montaje algo alterado y con unos minutos de menos. Desgraciadamente, la copia original surcoreana fue destruida por lo que el único montaje del film existente es la versión internacional, la cual ha sido comercializada en varias ediciones en DVD. La copia original permanece desaparecida aunque se puede ver en Youtube 48 minutos de la misma pero en unas condiciones de imagen bastante malas.
El film fue objeto de un horripilante remake en 1999, aprovechando el "boom" del Godzilla de Roland Emmerich y titulado Yonggary o Reptilian como se la conoció internacionalmente. El film venía dirigido por Shim Hyung-rae, perpretador de cosas como Dragon Wars (2007) o Tyranno's claw (1994).
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