CRÍTICAS PELÍCULAS

martes, 21 de abril de 2020

SEX HUNTER (1980)

Que buena idea tuvo la Nikkatsu en 1971 para solucionar su crisis económica: apostar por el pinku-eiga. Su larga serie de Roman porno (nombre que viene de la conjunción de romance y porno) consiguió un gran éxito entre el público y les salvó de la bancarrota. Casi 1200 películas fueron producidas entre 1971 y 1988. Que sobredosis de amor. Dicho éxito provocó que los demás estudios se subieran al carro, siendo estudios como la Toei o la Shochiku competencia directa. Quienes ganaron fueron los espectadores, claro. Para un servidor, los cientos de Roman porno realizados en esos años suponen uno de los puntos álgidos de la historia del cine japonés. Atrás queda el cine político y social del pinku que proponía gente como Koji Wakamastu o Masao Adachi donde se realizaba un estudio social así como hablar del papel de la mujer japonesa de una manera seria e incómoda. Bienvenidos a los films de apenas 70 minutos. Bienvenidos al entretenimiento, al humor, la exageración y la representación de las filias más perversas y divertidas del ciudadano medio. Además, la factura visual de estas películas era más que sorprendente. Por supuesto, todo el equipo técnico de la Nikkatsu se vio envuelto de la noche a la mañana a realizar Roman Pornos, hecho que denota el buen acabado de estas películas. Beautiful girl hunter (1979), I love it from behind! (1982), Una esposa sacrificada (1974) o Pleasure Campus: Secret Games (1980) son piezas cumbre de un género el cual destaca por sorprenderte una y otra vez por muy curtido en el género que estés. Así me sentí con Sex Hunter (1980), el film que nos ocupa hoy y que es por derecho propio una de las obras más destacadas del género. El film, para la ocasión, nos introduce en el mundo de las academias de danza. La inocente Miki es una bailarina de ballet muy prometedora hasta que un día llega Akiko (hermana de su ex-
novio, por cierto), ya retirada del baile, pero que la invita a ser alumna de su academia de ballet. Lo que pasa es que en dicha academia hacen de todo menos bailar.
Sex Hunter (1980) es un ejemplo perfecto de un buen Roman Porno. Una película que va directa al grano y no escatima en perversiones y locuras las cuales van superándose una tras otra bajo tu estupor. Ambientar el film en una academia de ballet es un punto fuerte a destacar dándole al film cierto toque europeo. En ese sentido la factura visual, como he comentado anteriormente, está muy cuidada. Sobre la trama poco hay que apuntar. La joven y virginal Miki descubre que en la academia de ballet les va más lo de las bacanales sexuales que bailar y es sujeta a las perversiones del mayordomo de Akiko. Dicho mayordomo no es otro que un experto en prácticas sexuales de lo más diversas; desde el bondage al uso insólito de unos botellines de Coca-Cola. Akiko, mientras tanto, mantiene a su hermano oculto el cual se encuentra atrapado en una silla de ruedas tras un accidente en Washington. Los dos hermanos también les gusta de ciertos jueguecitos sexuales. Todo queda en familia.
Miki es una prometedora bailarina.

Akiko la invita a estudiar en su academia de ballet.

Pero el pasatiempo favorito de la escuela es otro.

Cae alguna que otra orgía.

El mayordomo de Akiko es dado al bondage y a la Coca Cola.

Sex Hunter (1980) resulta un conjunto delirante, desquiciado, despendolado, divertido y depravado cuyos 67 minutos pasan en un suspiro. Un film, claro está, para ver con mucho sentido del humor. El camino de la pobre Miki de la inocencia hacia la depravación abunda en momentos inolvidables (desde la perspectiva del género), desde despeñamientos en sillas de ruedas por tener sexo apasionado o un trío final alocado. A la dirección de tan magna obra tenemos a Toshiharu Ikeda, director que aún empezar su carrera en el pinku se fue derivando hacia el cine de terror siendo Tokyo Snuff (1988) su obra más conocida. Liderando al reparto tenemos a la estupenda Ayako Ota, quien interpreta a Miki y logra llamar toda tu atención por motivos más que evidentes. La actriz ya me sorprendió gratamente en la muy loca Pleasure Campus: Secret Games (1980) del inefable Tatsumi Kumashiro.

Así, Sex Hunter (1980) no se queda en uno más de los cientos de Roman Porno que realizó la Nikkatsu en la década de los 70 y 80 sino que logra destacar como un producto muy ligero, divertidísimo, de buena factura visual, agradecida ambientación de danza y que logra sorprender por sus locas ocurrencias de carácter sexual. Excelente para animarte el día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario