Las últimas entregas de Gamera habían resultado un desastre a nivel artístico, y pese a la popularidad de la simpática tortuga, este hecho ya se estaba notando en la taquilla. Además, Gamera había pasado de ser un héroe temido y siniestro a convertirse directamente en un monigote, un superhéroe y el mejor amigo de los niños. El agotamiento de
Noriaki Yuasa, el alma de la serie clásica de la tortuga, provocó que para la siguiente entrega tuvieran que cuidar algo mejor las cosas.
Jiger, el señor del caos (1970) supone una mejora respecto a las 2 entregas anteriores de la saga. El presupuesto es un poco más alto, así que podemos disfrutar de nuevo de escenas de destrucción y batallas colosales en medio de la ciudad. Con la
Daiei en plena crisis económica, los artífices del film consiguieron una partida extra de presupuesto debido a que se celebraba la feria de la ciencia de Osaka. Tras suplicar y prometer que gran parte del film sería rodado en la feria consiguieron algo más de dinero para la producción, y se nota. Tienen la decencia de ahorrarse
stock shots de anteriores entregas (solamente unos segundos que no molestan), y el guión, sin ser ninguna maravilla, presenta elementos interesantes y que hace que sigas el film con interés. En ese sentido, esta entrega va muy en línea con el tono de
Gaos, el terror de la noche (1967).
Un ídolo es profanado en una remota isla, lo que provoca la furia del dios Jiger. Sus dardos y rayos destruyen todo lo que encuentran a su paso. Gamera sufrirá en sus propias carnes estas mortíferas armas. Sólo el coraje de unos valientes niños, que se introducen en el interior de la tortuga, conseguirá derrotar al señor del caos.
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En este film viajamos al interior de Gamera |
El film, ambientado durante la real e increíble
Expo 70 de Osaka, sigue teniendo el elemento infantil muy presente aunque esta vez de una forma más equilibrada y aguantable (aunque algún que otro momento se atragante), con sus
partenaires adultos, siendo éstos simpáticos y algo más carismáticos que anteriores adultos de la saga. Jiger es un monstruo interesante, una criatura cuadrúpeda (parecida a Barugon) que resulta ser un dios ancestral de una civilización antigua y que se le da un aura indestructible. Un monstruo que va en línea con la criatura del film
Caltiki, el monstruo inmortal (1959). Además, es un enemigo para Gamera duro de pelar, (a pesar de su tosco y rígido diseño) dotado de un láser desintegrador, lanzador de dardos y capaz de pegar saltos tremendos. El elemento más interesante del film es que (en una escena inolvidable), logra vencer a Gamera inoculándole dentro de su cuerpo unas larvas de mini-Jigers, las cuales destrozan a la tortuga desde su interior. Para solucionar el entuerto, los niños se introducen mediante un vehículo dentro de las entrañas de Gamera y destruyen a las pequeñas criaturas Jigers. Una escena inédita y curiosa en la saga.
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Jiger, un nuevo enemigo para Gamera |
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Deja al borde de la muerte a la tortuga introduciéndole parásitos |
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Y comienza a destruirlo todos a su paso. |
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¿Puede caber más gente en este plano? |
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Gamera se hace unos tapones para los oídos con los postes del cableado eléctrico. |
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Foto de rodaje con las espaldas de Gamera al descubierto. |
Después de ver este
Viaje Alucinante en formato
Kaiju, Gamera se recupera dispuesta a enfrentarse contra Jiger. Las escenas de destrucción son aceptables, presentando momentos explosivos como el uso que hace Jiger de su rayo desintegrador, destruyendo un distrito entero o reduciendo a simples esqueletos a unos cuantos soldados que pasaban por ahí. Las batallas, aunque limitadas, son entretenidas de ver aunque parecen no escaparse de la humanización que se les hace a los monstruos, realizando éstos saltos imposibles entre otros delirios.
Así,
Jiger, el señor del caos (1970), es una sorpresa a estas alturas de la saga. Un film que no supone un salvavidas para la serie pero que es mínimamente entretenida, algo más cuidada técnicamente y que presenta ideas muy interesantes e inusuales, como el viaje al interior del cuerpo de Gamera. Un film que resulta harto entrañable a pesar de sus muchas limitaciones y que se convierte en uno de los más recomendables de la serie clásica de la tortuga.
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