El ávido lector habrá percibido la predilección que siente un servidor por el Pinku-Eiga japonés y más concretamente por la serie de Roman Porno que impartió la Nikkatsu entre 1971 y 1988. Esta degenerada y cada vez más loca serie de películas (hasta 1200 títulos se contabilizan), es una de las etapas más fascinantes del cine japonés. En el blog podéis disfrutar de varias críticas del género como El imperio del sexo (1972) (ésta ya de la Toei) o la suprema Sex Hunter (1980), una de las cimas del género. Como comento, el Roman Porno de la Nikkatsu, desde el principio, apostó por las sagas temáticas donde tenían cabida todas las filias del japonés medio. Desde sagas basadas en secretarias (como Erotic Diary of an Office Lady de Masaru Konuma), amas de casa insatisfechas, bondage o las colegialas hasta llegar a temas cada vez más incorrectos como las películas sobre violaciones. Una saga bien curiosa es Zoom Up (que cuenta con por lo menos 6 entregas), la cual suele tratar sobre fotógrafos voyeur o de revistas eróticas que nos descubrían las más ocultas filias (como la hilarante, por sus escenas de lluvia dorada de Zoom Up: The Beaver Book Girl de 1981). En la joyita de hoy, parece que tenemos la contrapartida. Zoom In: Rape Apartments (1980) fija la mirada en los misterios y depravación que se pueden esconder tras las paredes de un piso en un barrio residencial más bien normal. En el film, Saeko es una mujer que vive en un lujoso apartamento de Tokio hasta que un día es abusada sexualmente por un desconocido enmascarado. Poco después se reencuentra con un antiguo amante el cual es afinador de pianos. Asesinatos misteriosos de jovencitas asolan el área residencial y Saeko comienza a sospechar de su amante aunque duda de si denunciarlo a la policía a causa de una misteriosa atracción que tiene hacia él.
El Pinku ya destacaba por tener algunas influencias del cine italiano de la época en su propuesta visual, con el ojo bien puesto en directores como Mario Bava o Dario Argento. Zoom In: Rape Apartments (1980) es quizás uno de los acercamientos más evidentes al giallo de Argento o Lucio Fulci.
Esta mezcla del erotismo tan popular y pervertido propio del
Roman Porno sumado a sus explosiones de violencia descarnada protagonizadas por un asesino misterioso del cual no sabemos su identidad hasta el final, hace del film una experiencia bien atractiva amen de un apartado visual con momentos sorprendentes y cuidados. Si bien, el film no evita cierto caos narrativo y confusión, algo no obstante, bastante común en el género. En su inicio donde nuestra protagonista, Saeko, (una ama de casa insatisfecha con su marido con quien las relaciones sexuales no suelen durar más de 15 segundos) en uno de sus paseos, es asaltada por un enmascarado el cual la viola. Unos minutos después y sin transición ni explicación, Saeko tiene un reencuentro con su antiguo amante y es donde comienza a tener sospechas de que bien pudo haber sido su violador. Unos compases iniciales en donde no evité cierta confusión. Pronto el film nos sorprende derivando la trama de lo que parecía el típico idilio tóxico entre dos amantes a un
bodycount sorprendente por su violencia sádica. Saeko sospecha de que su amante pueda ser el asesino y de hecho el film no deja de dejarnos pistas muy evidentes y muy hilarantes (el asesino va con la misma pinta y su arma blanca es un afinador de pianos). Se abren dilemas interesantes aunque sin profundizar demasiado en ellos. ¿Saeko debe contar sus sospechas a la policía? ¿Protegerlo debido a su relación dependiente de tantos años? Saeko está interpretada por una de las habituales de la época como
Erina Miyai y quien protagonizó un buen número de
pinkus desde mediados de los 70 como
In the Realm of Sex (1977), el "
Woman in Prison"
Onna Keimusho (1978) o la excelente
Sex Hunter (1980).
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Saeko es una ama de casa algo insatisfecha.
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En un paseo es asaltada por un extraño enmascarado.
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Después, Saeko se reencuentra con un antiguo amante. Un tipo algo sospechoso.
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Asesinatos misteriosos comienzan a aterrorizar al vecindario.
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El film sorprende con algunos momentos visuales oníricos y surreales.
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¿Quien se esconde bajo la identidad del asesino?
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Como comentaba anteriormente, el film sorprende por la serie de asesinatos hacia adolescentes y que me hicieron recordar algunos momentos de la filmografía de Lucio Fulci. El primer asesinato destaca por motivos evidentes y donde se realiza una edición impoluta de montaje visual onírico, música y violencia. Un momento sorprendente. Más shocking resulta el modus operandi del asesino, haciendo arder con gasolina las partes íntimas de la fémina. En este sentido, el film se guarda algunos momentos de carácter surreal que resultan muy interesantes a nivel visual. Así, los cuerpos se van amontonando a lo largo de los escasos 70 minutos de metraje (maravillosa duración) a la vez que van creciendo las sospechas, la tensión y los momentos de cama. Divertido resulta además uno de los personajes secundarios del film, una homeless con problemas mentales (aunque casualmente de buen ver), testigo además de uno de los asesinatos y que protagoniza un momento final delirante a la vez de trágico. Por supuesto, la escena final se guarda el obligado "girito" dejándote con la carcajada en la boca por su exagerado momento en el que tiene como protagonista una embarazada. El film resulta la ópera prima de Naosuke Kurosawa, quien ha seguido dirigiendo prácticamente hasta la actualidad, destacando el erotismo o la acción de entre sus trabajos con ejemplos como Nurse Diary: Beast Afternoon (1982) o Muhan (1985).
Zoom In: Rape Apartments (1980) camina por el
giallo, el erotismo de relaciones sexuales dependientes, tóxicas y peligrosas con un posible criminal siendo un film muy incorrecto, perturbador y sucio pero divertido. Un producto muy bien apañado, al margen de cierta confusión narrativa y sus momentos delirantes, por su muy correcta propuesta visual y dirección firme la cual la hace destacar por encima de otros ejemplos del género. Podríamos estar hablando, tal vez, de una de las primeras mezclas del horror (criminal en este caso) con el erotismo japonés. Dudoso honor que también puede compartir con el clásico
Beautiful Girl hunter (1979). Esta mezcla funcionó a las mil maravillas en el futuro aunque su influencia llegó a resultados muy degenerados a partir de mediados de los 80 con locuras como la trilogía
Guts of a virgin o
Woman in a Box (1985) hasta llegar a las perversiones de gente como
Hisayasu Sato (
Pleasure Kill).
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