Tras la agradable
Halfway (2009),
Bandage (2010) fue otro de los proyectos en los que
Shunji Iwai ejerció tareas y no solamente de producción, sino también como guionista.
Bandage es una aproximación muy personal a la música en general y a una etapa muy concreta del género rock en Japón, la explosión del género que se vivió a principios de los años 90 en el país del sushi. El film sigue la subida al estrellato de la banda de rock alternativa
Lands, donde sus miembros pondrán su amistad a prueba cuando vean las interioridades de la industria discográfica y las desventajas del éxito masivo.
A las riendas de la dirección se encuentra
Takeshi Kobayashi, que quien sea un conocedor de la filmografía de
Shunji Iwai (o haya seguido con atención el especial que le hemos dedicado a este director en nuestro humilde blog), le sonará su nombre.
Kobayashi es compositor habitual de las bandas sonoras de los trabajos más importantes de
Iwai desde
Swallowtail Butterfly (1996) a
Todo sobre Lily (2001).
Kobayashi, al igual que
Iwai, vivió de primera mano y desde dentro esta etapa de esplendor del rock
90's en Japón, por lo que son los más indicados para llevar adelante dicho proyecto, impregnando el metraje de furia y nihilismo
punk además de acercarse de forma honesta y dolorosa a las interioridades del mundo de la música, relatando con acierto la vida de un grupo como
Lands, con todas sus etapas: sus inicios sencillos e idealistas, el éxito, las presiones, los cambios de imagen y finalmente la autodestrucción.
Kobayashi opta en esta ocasión por un estética sucia, con una imagen con grano y con mucha cámara en mano, lo que casa bien con el tono
underground e independiente del film.
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Asako es fan del grupo rock Lands, a quienes, por azares del destino, acaba conociendo. |
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Natsu es el cantante de Lands y lucha con ahínco para conseguir el éxito |
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Asako acaba ayudando en el seno de la banda, y entre ella y Natsu florece una conexión especial |
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Finalmente el éxito masivo llega, y con él las presiones, discusiones y excesos. |
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Natsu entra en una espiral de autodestrucción |
Sin duda, el corazón y alma del film reside en la pareja protagónica de Natsu y Asako. Natsu es el cantante de la banda
Lands y como siguen los cánones y tópicos de la
rock star cinematográfica, bebe, se droga y está siempre enfadado, aunque debajo esconda un alma torturada y sensible, y que parece haber encontrado en Asako (una fan
school-girl de
Lands la cual acaba como ayudante de la banda por azares del destino) un alma gemela. Una relación que se aleja del habitual romanticismo de productos para
teenagers y que destaca por su naturalidad y tragedia
soft por encima de los guitarrazos, éxitos rock/pop y discusiones de banda. Natsu, interpretado por el cantante
Jin Akanishi, realiza un buen trabajo aunque provoque cierto rechazo su repetición de tópicos de estrellita rock estando borracho a cada minuto, pero su personaje autodestructivo aunque con un talento que desperdicia a cada momento resulta interesante. Asako, por otro lado, es interpretada bien eficientemente por
Kii Kitano, a quien ya vimos en la simpática
Halfway (2009). Es de agradecer para el fan la recuperación de
Ayumi Ito, actriz habitual de
Shunji Iwai (aparecía en
Swallowtail Butterfly y
Todo sobre Lily) y que aquí interpreta a una mánager musical de mucho carácter.
Así,
Bandage supone una obra más que interesante y recomendable, aunque no brillante. Para el amante de la música, relata con acierto esa etapa de esplendor musical que se vivió a principios de los 90 con el género
grunge invadiendo el mundo. El
track list está más que correcto y ver las interioridades de una discográfica y cómo intentan chupar la sangre del grupo de éxito del momento es interesante por lo poco habitual que resulta en el cine japonés. Aunque por muy trabajados e interesantes que resulten los personajes de Natsu y Asako, no se puede decir lo mismo de los compañeros de banda de
Lands, resultando poco interesantes, pobremente trabajados y que resultan cansinos verlos discutir una y otra vez. Pese a todo,
Bandage (2010) es un film recomendable y cuyo corazón, la curiosa y dramática relación entre sus dos protagonistas, resulta lo más destacable de esta aproximación al aluvión rock japonés.
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