De propuestas duras, atrevidas y pequeñas como Die Bad (2000) o Crying Fist (2005), a auténticos rompetaquillas como Veteran (2015) o el film que nos ocupa; The Battleship Island.
Aupados con un reparto que aúna lo mejor de Corea del Sur como Hwang Jung-Min (Veteran, El extraño, Oda a mi padre...), nos adentra en una curiosa historia real acaecida en los tenebrosos años de la II Guerra Mundial durante la ocupación japonesa, y donde cientos de coreanos fueron llevados a la fuerza a una isla acorazada a extraer carbón. ¿Podrán escaparse los prisioneros de los horribles y malvados soldados japoneses?
Nos encontramos con todo un blockbuster coreano, con lo que eso supone: una manera excelsa de rodar, una perfección técnica intachable, una historia a la que saben dar el nivel de epicidad o dramatismo necesario (y exagerado por supuesto), y un diseño de producción espectacular.
El problema con The Batlleship Island es el mal de la mayoría del cine coreano: una excesiva duración. El film se sigue sin demasiados problemas, pero unos cuantos recortes no hubieran venido nada mal (sensación acrecentada con el director's cut que han traído al Festival), ocasionando cortes de ritmo bastante grandes que no hacen sino sacarte de la historia y desear que llegue el clímax final, que es donde el film muestra todo su poderío y magnitud, con una escapada final de la fortaleza absolutamente espectacular.
La película, como manda últimamente en el cine coreano, contiene un nivel de patriotismo bastante extremo, presentando a los soldados japoneses de una manera caricaturesca pero a mis ojos muy simpática. The Battleship Island es una obra competente y espectacular, lastrada por un exceso de duración y algunas situaciones excesivamente dramáticas pero que aporta un interesante pedazo de historia coreana y un clímax final inmejorable.
A un servidor le van las experiencias extremas y una maratón nocturna en el Festival es una de ellas (por muy dura que sea de aguantar). Pero no podía perderme la nueva locura de Sion Sono, y os
puedo decir que ha valido totalmente la pena. Sono es un marginado (cinematográficamente hablando) en su país. Es anárquico, iconoclasta, exagerado, surrealista... El club del suicidio (2002), Love exposure (2008), Why don't you play in hell (2013)... son ejemplos de una cinematografía desatada y salvaje.
¿Que su nuevo proyecto fuera una serie producida por el gigante Amazon podía hacernos pensar que Sono se hubiera calmado?. Ni por asomo. Tokyo Vampire Hotel se estrenó en Japón como una serie de 9 episodios, aunque para su proyección internacional se ha realizado un montaje de 140 minutos en formato película.
Manami se dispone a celebrar su cumpleaños con unos amigos, pero termina salvándose de una matanza. Sus problemas no terminarán aquí: dos vampiros, K, del clan Drácula, y Yamada, del clan Corvin, la están persiguiendo. Yamada terminará encerrando a Manami en un hotel, donde los humanos están condenados a dar sangre eternamente. Tokyo Vampire Hotel es de nuevo una extrema locura gore-splatter del país del sushi. Para empezar, contiene un tercio inicial atacado y confuso (fruto de los recortes para este nuevo montaje, imagino), además de un metraje que para un film de estas características resulta alargado. La presencia de algunos actores occidentales (cuya calidad interpretativa es para salir corriendo) y unas referencias a la obra de Bram Stoker bastante sonrojantes tampoco ayudan precisamente.
Dicho esto, el film es una (casi) continua escalada de escenas splatter-action absolutamente salvajes, y donde la sangre, los mordiscos, las katanas y las decapitaciones varias corren como pedro por su casa.
El problema con The Batlleship Island es el mal de la mayoría del cine coreano: una excesiva duración. El film se sigue sin demasiados problemas, pero unos cuantos recortes no hubieran venido nada mal (sensación acrecentada con el director's cut que han traído al Festival), ocasionando cortes de ritmo bastante grandes que no hacen sino sacarte de la historia y desear que llegue el clímax final, que es donde el film muestra todo su poderío y magnitud, con una escapada final de la fortaleza absolutamente espectacular.
La película, como manda últimamente en el cine coreano, contiene un nivel de patriotismo bastante extremo, presentando a los soldados japoneses de una manera caricaturesca pero a mis ojos muy simpática. The Battleship Island es una obra competente y espectacular, lastrada por un exceso de duración y algunas situaciones excesivamente dramáticas pero que aporta un interesante pedazo de historia coreana y un clímax final inmejorable.
A un servidor le van las experiencias extremas y una maratón nocturna en el Festival es una de ellas (por muy dura que sea de aguantar). Pero no podía perderme la nueva locura de Sion Sono, y os
puedo decir que ha valido totalmente la pena. Sono es un marginado (cinematográficamente hablando) en su país. Es anárquico, iconoclasta, exagerado, surrealista... El club del suicidio (2002), Love exposure (2008), Why don't you play in hell (2013)... son ejemplos de una cinematografía desatada y salvaje.
¿Que su nuevo proyecto fuera una serie producida por el gigante Amazon podía hacernos pensar que Sono se hubiera calmado?. Ni por asomo. Tokyo Vampire Hotel se estrenó en Japón como una serie de 9 episodios, aunque para su proyección internacional se ha realizado un montaje de 140 minutos en formato película.
Manami se dispone a celebrar su cumpleaños con unos amigos, pero termina salvándose de una matanza. Sus problemas no terminarán aquí: dos vampiros, K, del clan Drácula, y Yamada, del clan Corvin, la están persiguiendo. Yamada terminará encerrando a Manami en un hotel, donde los humanos están condenados a dar sangre eternamente. Tokyo Vampire Hotel es de nuevo una extrema locura gore-splatter del país del sushi. Para empezar, contiene un tercio inicial atacado y confuso (fruto de los recortes para este nuevo montaje, imagino), además de un metraje que para un film de estas características resulta alargado. La presencia de algunos actores occidentales (cuya calidad interpretativa es para salir corriendo) y unas referencias a la obra de Bram Stoker bastante sonrojantes tampoco ayudan precisamente.
Dicho esto, el film es una (casi) continua escalada de escenas splatter-action absolutamente salvajes, y donde la sangre, los mordiscos, las katanas y las decapitaciones varias corren como pedro por su casa.
La película hace gala de un morboso y negrísimo sentido del humor, especialmente una vez encierran a un centenar de jóvenes japoneses en el hotel de marras y les obligan a elegir pareja para fornicar hasta la eternidad, lo cual no es mal plan (sobre todo con el plantel de actrices que siempre tiene Sono), sino fuera porque a cambio tienes que donar sangre a la causa vampírica.
La rebelión final humanos vs. vampiros sucede en un alargado clímax pasadísimo de vueltas y absolutamente sangriento, que desgraciadamente acaba agotando. Pese a todo, Tokyo Vampire Hotel será un film que encante a los fans de su director y de las locuras gore japonesas.
Esta puede que resulte mi primera experiencia seria con el cine Filipino (salvando algún que otro
exploit de tercera de los años 70), y la experiencia ha resultado interesante, aunque tampoco me ha hecho desear adentrarme en el cine de género facturado en el país asiático.
Seclusion es un film que parte de una premisa atractiva. Por un lado la investigación por parte de un cura acerca de una niña con poderes que dice ser la representante de Dios en la Tierra y la cual intentará desenmascarar, y por otro, la prueba final de un joven que antes de convertirse en cura, debe aislarse unos días en un convento para evitar sucumbir a las tentaciones del diablo.
La obra contiene un tono realmente conseguido e inquietante. A nivel personal, la "imaginería" cristiana siempre me ha resultado algo atemorizante, por lo que las presencias espectrales del film no hicieron si no aumentar mi incomodidad frente a la historia. Desgraciadamente, conforme va avanzando la trama, se antoja confusa y cada vez más poco interesante. La investigación del cura para desenmascarar a la niña se hacía más interesante que el vía crucis del monaguillo para aguantar las embestidas del "demonio".
Seclusion bien vale un visionado por su tono demacrado e imágenes inquietantes, y que causan cada vez una mayor incomodidad en el espectador, pero no pasará a la historia precisamente.
La rebelión final humanos vs. vampiros sucede en un alargado clímax pasadísimo de vueltas y absolutamente sangriento, que desgraciadamente acaba agotando. Pese a todo, Tokyo Vampire Hotel será un film que encante a los fans de su director y de las locuras gore japonesas.
Esta puede que resulte mi primera experiencia seria con el cine Filipino (salvando algún que otro
exploit de tercera de los años 70), y la experiencia ha resultado interesante, aunque tampoco me ha hecho desear adentrarme en el cine de género facturado en el país asiático.
Seclusion es un film que parte de una premisa atractiva. Por un lado la investigación por parte de un cura acerca de una niña con poderes que dice ser la representante de Dios en la Tierra y la cual intentará desenmascarar, y por otro, la prueba final de un joven que antes de convertirse en cura, debe aislarse unos días en un convento para evitar sucumbir a las tentaciones del diablo.
La obra contiene un tono realmente conseguido e inquietante. A nivel personal, la "imaginería" cristiana siempre me ha resultado algo atemorizante, por lo que las presencias espectrales del film no hicieron si no aumentar mi incomodidad frente a la historia. Desgraciadamente, conforme va avanzando la trama, se antoja confusa y cada vez más poco interesante. La investigación del cura para desenmascarar a la niña se hacía más interesante que el vía crucis del monaguillo para aguantar las embestidas del "demonio".
Seclusion bien vale un visionado por su tono demacrado e imágenes inquietantes, y que causan cada vez una mayor incomodidad en el espectador, pero no pasará a la historia precisamente.
Me quedo con la atemorizante interpretación de la niña/demonio/diosa interpretada por una actriz de fuerte apellido musical (Bustamante), y la siempre socorrida presencia de una monja de agradecidos atributos (y que pone en algún que otro aprieto a los personajes). Film curioso.
El mundo de las sectas es un tema muy jugoso para el cine, y aún es capaz de proporcionar películas más que interesantes y sorprendentes como The Sacrament (2013). The endless es una nueva vuelta de tuerca al tema.
Los artífices de este producto, Justin Benson y Aaron Moorhead (que ya presentaron Spring en Sitges 2014), se hacen un Juan Palomo; no solamente se encargan de la dirección, el guión o la fotografía del film, sino que además se atreven a protagonizarla.
Es de aplaudir, ya de primeras, la valentía para llevar adelante una producción de estas características, con un presupuesto muy bajo y el espíritu de sacarla sea como sea. El resultado final es ya otro cantar...
The endless parte de una premisa muy prometedora: unos hermanos que años atrás lograron escapar de la secta donde se habían criado, ahora malviven en un apartamento de Los Ángeles, hasta que un día reciben una cinta de vídeo de aquella secta. Entran las dudas de si deberían volver al campamento del que huyeron.
The endless no ha despertado pasiones en mi persona precisamente. Es un film que pese a algunas ideas curiosas, acaba aburriendo. Se beneficia de una buena fotografía y una excelente ambientación en pleno desierto, la sensación de misterio y el temor a lo desconocido está bien conseguida (esa presencia gigantesca y fantasmal que no podemos ver), pero peca de falta de tensión y de interés por descubrir qué diablos está pasando en el campamento flower-power.
Es de agradecer que se le dé una vuelta de tuerca a la historia a medio camino para convertirse en una especie de monster-movie fantasmal/divina (con muchos ecos a Lovecraft) y las historias de bucles temporales, pero la falta de presupuesto corta estas aspiraciones tan curiosas y sólo nos queda ver a la pareja de hermanos deambulando de un lado para otro del desierto mientras el sopor no hace sino aumentar más y más.
Algún que otro golpe de humor inapropiado tampoco ayuda precisamente. Así, The endless es una propuesta curiosa, con buenas ideas de base y que podrían servir para otra producción con algo más de presupuesto además de una dirección mucho más atinada y tensa de lo que tenemos aquí.
El mundo de las sectas es un tema muy jugoso para el cine, y aún es capaz de proporcionar películas más que interesantes y sorprendentes como The Sacrament (2013). The endless es una nueva vuelta de tuerca al tema.
Los artífices de este producto, Justin Benson y Aaron Moorhead (que ya presentaron Spring en Sitges 2014), se hacen un Juan Palomo; no solamente se encargan de la dirección, el guión o la fotografía del film, sino que además se atreven a protagonizarla.
Es de aplaudir, ya de primeras, la valentía para llevar adelante una producción de estas características, con un presupuesto muy bajo y el espíritu de sacarla sea como sea. El resultado final es ya otro cantar...
The endless parte de una premisa muy prometedora: unos hermanos que años atrás lograron escapar de la secta donde se habían criado, ahora malviven en un apartamento de Los Ángeles, hasta que un día reciben una cinta de vídeo de aquella secta. Entran las dudas de si deberían volver al campamento del que huyeron.
The endless no ha despertado pasiones en mi persona precisamente. Es un film que pese a algunas ideas curiosas, acaba aburriendo. Se beneficia de una buena fotografía y una excelente ambientación en pleno desierto, la sensación de misterio y el temor a lo desconocido está bien conseguida (esa presencia gigantesca y fantasmal que no podemos ver), pero peca de falta de tensión y de interés por descubrir qué diablos está pasando en el campamento flower-power.
Es de agradecer que se le dé una vuelta de tuerca a la historia a medio camino para convertirse en una especie de monster-movie fantasmal/divina (con muchos ecos a Lovecraft) y las historias de bucles temporales, pero la falta de presupuesto corta estas aspiraciones tan curiosas y sólo nos queda ver a la pareja de hermanos deambulando de un lado para otro del desierto mientras el sopor no hace sino aumentar más y más.
Algún que otro golpe de humor inapropiado tampoco ayuda precisamente. Así, The endless es una propuesta curiosa, con buenas ideas de base y que podrían servir para otra producción con algo más de presupuesto además de una dirección mucho más atinada y tensa de lo que tenemos aquí.
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