Desde la sala Tramuntana inicio el Festival de Sitges 2016 adentrándome en las siempre disfrutables corrientes cinematográficas de Corea del Sur.
The Tiger (2015) viene dirigida por Park Hoon-Jung, director de la fascinante New World (2013) y protagonizada por el incombustible Choi Min Sik, uno de los rostros más reconocibles dentro del cine coreano y protagonista de ya clásicos como Old Boy o I saw the devil. La historia viene ambientada en los años 20 durante la ocupación japonesa en Corea del Sur, Chon Man-deok, considerado en otro tiempo el mejor cazador de tigres de Corea, vive en la montaña de Jirisan con su hijo. Mientras, un militar japonés moviliza a un grupo de soldados para cazar al último gran tigre de la zona.
Un film espléndido que se beneficia de una ambientación montañosa excelente y con una capacidad abrumadora para crear momentos de tensión, acción y dramatismo. El tigre (un muy carismático efecto digital), más que un simple animal se le da una cierta divinidad, cosa que es muy de agradecer; además las escenas en donde protagoniza masacres contra el ejercito japonés son espectaculares.
El giro de guión en el último tercio del film es donde se explota argumentalmente este concepto divino de la naturaleza y presenta, tanto al tigre como al cazador (Choi Min Sik), como los últimos supervivientes de un mundo que cambiará para siempre y eleva al film más allá de la clásica película de aventuras animal vs hombre.
Quizás tenga un exceso de metraje en su parte central, elemento muy presente en el cine coreano y de un nivel de melodrama que puede atragantar al espectador no acostumbrado, pero The Tiger ha resultado ser una muy grata sorpresa.
Un poco más tarde me precipité hacia la proyección de la japonesa "Mientras ellas duermen", adaptación de la novela del madrileño Javier Marías y protagonizada por el siempre apabullante Takeshi Kitano.
Una historia en donde una pareja formada por un hombre maduro (Kitano) y una mujer mucho más joven que él, se convierten en la obsesión de un escritor en un complejo turístico.
Un film que ha resultado ser decepcionante, ya que pese a plantear ideas de base prometedoras e interesantes como la misteriosa pareja de Kitano y una adolescente, el hecho de que éste grabe a la chica por las noches mientras ella duerme, el elemento voyeur de la trama o la creciente obsesión del escritor frente a estos hechos, no llegan a tratarse en profundidad.
El film va deambulando de un lado para otro al igual que su protagonista, con un ritmo desesperante, divagaciones sin interés y secuencias oníricas que se le podían haber sacado más jugo.
Una lástima, aunque ya de por sí la presencia de Kitano es motivo suficiente para echarle un ojo a la película.
El giro de guión en el último tercio del film es donde se explota argumentalmente este concepto divino de la naturaleza y presenta, tanto al tigre como al cazador (Choi Min Sik), como los últimos supervivientes de un mundo que cambiará para siempre y eleva al film más allá de la clásica película de aventuras animal vs hombre.
Quizás tenga un exceso de metraje en su parte central, elemento muy presente en el cine coreano y de un nivel de melodrama que puede atragantar al espectador no acostumbrado, pero The Tiger ha resultado ser una muy grata sorpresa.
Una historia en donde una pareja formada por un hombre maduro (Kitano) y una mujer mucho más joven que él, se convierten en la obsesión de un escritor en un complejo turístico.
Un film que ha resultado ser decepcionante, ya que pese a plantear ideas de base prometedoras e interesantes como la misteriosa pareja de Kitano y una adolescente, el hecho de que éste grabe a la chica por las noches mientras ella duerme, el elemento voyeur de la trama o la creciente obsesión del escritor frente a estos hechos, no llegan a tratarse en profundidad.
El film va deambulando de un lado para otro al igual que su protagonista, con un ritmo desesperante, divagaciones sin interés y secuencias oníricas que se le podían haber sacado más jugo.
Una lástima, aunque ya de por sí la presencia de Kitano es motivo suficiente para echarle un ojo a la película.
Altas expectativas habían a la hora de enfrentarse al nuevo trabajo de Nacho Vigalondo. "Colossal" aterrizaba en Sitges proponiendo un acercamiento al kaiju eiga (el cine de monstruos gigantes japoneses) pero pasándolo por la túrmix deconstructiva habitual de Vigalondo.
El film sigue los pasos de Gloria (Anne Hathaway), una mujer corriente que, tras perder su trabajo y su novio, decide dejar su vida en Nueva York y regresar a su ciudad natal. Pero cuando los medios de comunicación comienzan a informar de que un lagarto gigante está destruyendo la ciudad de Seúl, Gloria se va dando cuenta poco a poco de que, a través de su mente, está conectada de forma extraña con estos acontecimientos.
Un film que ha resultado ser una agradable sorpresa para el respetable y que sin lugar a dudas supone un antes y un después en la filmografía de Vigalondo.
No sólo propone unas muy divertidas y disfrutables secuencias monstruosas en pleno Seúl (con robot gigante incluido) sino que el film explora otros caminos aún más interesantes y sorprendentemente profundos sobre el enfrentamiento contra tus propios demonios o las consecuencias de tus actos.
Anne Hathaway está más que estupenda como treinteañera despistada y con fuertes problemas con el alcohol. Aunque en su tercio final "Colossal" se acerque peligrosamente al terreno del telefilm, se ve compensado con un clímax final tan adecuado como estimulante.
Siempre se agradece visionar un film de animación japonés, ligero y de carácter estudiantil.
"The anthem of the heart" se presenta como un film en donde se explora la superación por parte de la protagonista de un trauma infantil que le ha hecho perder las ganas de hablar, así que depende del e-mail y de la mensajería del móvil para comunicarse con los demás.
Las cosas empiezan a cambiar cuando su tutor la incluye en un grupo de trabajo para elaborar un musical.
Muy competente film que aúna algunos de los temas favoritos dentro de la cinematografía juvenil japonesa: angustias adolescentes, la necesidad de comunicación, el miedo a herir por las palabras que decimos, cómo encajar, padres ausentes y en medio de todo esto el instituto como bálsamo para superar el trauma.
Si bien adolece de un exceso de azúcar, amoríos y de un desarrollo algo lento, reiterativo y a trompicones donde si en lugar de las 2 horas de metraje se hubiera condensado toda la historia en 90 minutos, el producto habría salido mejor apañado.
Pese a esto el resultado final es más que satisfactorio y terapéutico. Un film que deja un sabor de boca agradable.
Y llegó la hora de "Shin Gojira". Como fan insaciable desde tiempos inmemoriables de Godzilla y el género del kaiju eiga (el cine de monstruos gigantes japoneses) no podía dejar la oportunidad de visionar la nueva encarnación japonesa del monstruo y más tras haber sido en Japón el taquillazo del verano. Un film el cual se demarca totalmente del reciente remake americano de Gareth Edwards.
El argumento es el habitual del género. Una misteriosa erupción submarina pone en alerta al gobierno japonés quien ve impotente como de la bahía de Tokio aparece una criatura grotesca que empieza a destruirlo todo.Es de destacar y mucho varias cosas. La primera que éste es un Godzilla totalmente diferente a lo visto anteriormente y tras 30 películas se agradece. La criatura radiactiva va evolucionando a medida que avanza el metraje y sus dos primeras encarnaciones son llamativas por lo grotesco y orgánico de su diseño. La tercera encarnación ya es el Godzilla que todos conocemos con un nuevo diseño que si bien generó polémica al filtrares las primeras imágenes, a un servidor le fascina con un aspecto demoniaco, rezumando sangre y radiactividad por sus poros y mostrando nuevas habilidades destructivas. Respecto a los efectos especiales cumplen y con buena nota mezclando el CGI con las maquetas de toda la vida con un toque retro y quedan para el recuerdo varias secuencias que son una autentica orgía de destrucción, fuego y explosiones. Además es una autentica gozada que mezclen esa música celestial y de coros divinos con las clásicas piezas de Akira Ifukube que hicieron estremecer mi corazón de fan.
Presenta varios guiños a la original japonesa Japón bajo el terror del monstruo (1954), de hecho los primeros segundos del film son calcados. Además si la original Godzilla de 1954 resultaba un exorcismo para el público japonés al ser una parábola de la caída de las bombas de Hiroshima y Nagasaki en ésta el desastre de Fukushima (con momentos calcados a lo vivido en 2011) y cómo se gestionó a nivel político es el núcleo por el que gira el film. El punto más conflictivo (o fascinante según cómo se gestione) es su excesivo punto de vista político, con el 80% del metraje transcurriendo entre despachos, reuniones y planes de gobierno vomitando información y diálogos a velocidad de vértigo. Para quien esté acostumbrado al estilo de Hideaki Anno (creador de Evangelion, serie que cambió para siempre el mundo del anime) con datos, números e intertítulos por doquier aceptará sin problemas esta propuesta de despacho, aunque posiblemente agobiará al público en general. Otro punto negativo es para el personaje de la representante de EEUU en Japón con un inglés macarrónico y aspiraciones políticas de ciencia ficción (aunque con evidentes y agradecidos atributos físicos).En resumen, un film diferente dentro del género el cual lo regenera con un tono arriesgado. Parodia política, orgía monstruosa destructiva, rayos láseres saliendo por cualquier orificio... Un film sólido, denso e interesante tanto desde el punto de vista político como para el amante de los bichos gigantes aunque debería haber compensado más los momentos kaiju con la verborrea burocrática.
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