CRÍTICAS PELÍCULAS

martes, 18 de febrero de 2020

CRÓNICAS DE SITGES 2017 (3/3)

Okja ha tenido más polémica de la que debiera debido a su condición de film salido de la mega poderosa Netflix. Parece que el debate de si estos productos son merecedores de ser llamados cine o no ha tapado las enormes virtudes de la película en sí.
Debates al margen, es evidente que el éxito no ha hecho decrecer ni por asomo a Bong Joon-Ho ni su mala baba habitual ni sus afiladas críticas sociales. Tras disfrutar de classics como Memories of murder (2003) o The Host (2006), enormes eran las ganas de disfrutar de un nuevo trabajo de Joon-Ho tras la más que recomendable Snowpiercer (2013).
Okja es muy especial y vuelve a demostrar la tremenda habilidad de su director para mezclar géneros sin ton ni son; de la comedia al cine familiar, de la brutal critica capitalista hasta la "grotesquidad" del cine de terror. Es un retrato del mundo en el que vivimos: un mundo dominado por las mega corporaciones y la producción en masa. No hay nadie que se salve en la historia. Desde los dirigentes de las macroempresas de alimentación convertidos en seres desalmados hasta los activistas de pacotilla que sólo comen vegetales (lo único que parece no sentir dolor), o los ecologistas del nuevo milenio convertidos en auténticos farsantes y estrellas de la TV. De entre todo esto sólo queda la autenticidad e inocente relación entre una niña y su mascota, en un idílico paraje boscoso perdido en medio de Corea.
Técnicamente, el film es impecable, y esa criatura tan entrañable (ese súper cerdo) es un prodigio de los efectos especiales que hace que empatizemos a la perfección con una criatura digital. Las interpretaciones se encuentran a un alto nivel con una descomunal Tilda Swinton a la cabeza y un Jake Gyllenhaal totalmente desbocado y en la que es la interpretacion mas difícil de aguantar por su histrionismo.

La joven coreana Ahn Seo Hyun realiza un muy buen trabajo como niña perdida en medio de una odisea para salvar a Okja de convertirse en salchichas de consumo público.
Okja es una obra necesaria en estos días, que aúna espectáculo y una tremenda critica social, de muy fácil visionado y repleta de momentos excelentes, además no abandona cierta excentricidad en los comportamientos de los personajes (marca del director). Las persecuciones por la ciudad con Okja, la niña y los activistas son excelentes, y contiene momentos insólitos bajo su halo de cine familiar por su tono grotesco.
Un trabajo muy notable y que conforma una nueva joyita dentro de una de las filmografías más destacables y coherentes del cine reciente. Mi favorita de este año.


¿¡En qué te has convertido, Nicolas Cage!? De ganar un Óscar a aparecer en cualquier subproducto
con tal de cobrar tu cheque. Adoro la actual etapa de este Cage imposible. Parece que el director es igual de fan de ese aura de enorme parodia que rodea actualmente a Nicolas y sin duda, sin la presencia del actor, este film sería infumable.
En Mom & Dad, un extraño virus hace que los padres de una localidad deseen asesinar a sus hijos. Pese a este irónico punto de partida, el film no destaca precisamente ni por su dirección ni por nada en especial. La construcción de la película se antoja pedestre y mal plasmada, sumado a que apenas vemos asesinatos dignos de destacar o que resulten explícitos.
Los jóvenes actores, y que acaparan la mayoría de minutos, no te hacen fácil el visionado. Si podemos aguantar Mom & Dad es precisamente por su escasa duración (80 min) y por ver a un Nicolas Cage totalmente desbocado, en su salsa, histriónico y exagerado, realizando una serie de muecas y salidas de tono que harán las delicias de las webs de GIFS. Un halo paródico y de diversión que consigue, pese a que el producto es bien malo, te rías. Y con muchas ganas.


Mom & Dad no es precisamente destacable y será rápidamente olvidada por su mala realización y halo de puro telefilm, pese a que tiene un reparto interesante en el que se suma Selma Blair y una espectacular aparición final de Lance Henriksen. Todo sea por Nicolas Cage y su peluquín.


El género carcelario fue uno de los predilectos dentro de la sesiones grindhouse de los 70. La
entretenidísima "Brawl in cell block 99" parece seguir ese tono desprejuiciado de aquellos films. Un impecable Vince Vaughn interpreta a Bradley, un ex-boxeador con un matrimonio a punto de romperse que pierde su empleo como mecánico de coches. Debido a esta sensación pesimista, acaba decidiendo que su mejor opción es trabajar para un viejo amigo como traficante de drogas, pero finalmente es atrapado por la policía y condenado a prisión.
El film, dirigido por S. Craig Zahler (Bone Tomahawk), es tremendamente disfrutable pese a que su larga duración pueda jugar en su contra. Con el afán totalmente respetable de contar las motivaciones y situación familiar del personaje de Vaughn con detalle, la historia propiamente dicha en prisión no se aborda hasta pasada la hora de metraje. Se trata de un primer tramo que una vez visto el conjunto completo encuentras necesario para el devenir de la historia, aunque no se evita cierta sensación de que ésta tarde en arrancar. Pero una vez Bradley entra en prisión, el film se convierte en un despliegue impecable de diversión a raudales con un Vaughn totalmente agobiado, soltando frases irónicas sin ton ni son y repartiendo “tullinas” a diestro y siniestro, con caras aplastadas, brazos torcidos entre otros golpes corporales verdaderamente dolorosos. Si encima se complementa con las presencias de Udo Kier y Don Johnson, ya sólo te queda coger un par de cervezas con nachos y a disfrutar del espectáculo. La ambientación y diseño de producción está muy bien llevado en general y en especial en la prisión de máxima seguridad donde acaba cayendo Bradley con unos pasillos y celdas realmente agobiantes y disgusting.
Brawl in cell block 99 es una cinta que muy posiblemente se le pondrá la etiqueta de “culto” en un futuro cercano (si no se ha hecho ya). Un film muy disfrutable, con un Vince Vaughn en su salsa, violencia exagerada y una historia bien plasmada, pese a que adolezca de un exceso de metraje. Muy notable.


El pasado agosto de 2017 se estrenó en Japón un remake en formato anime de la primera obra de éxito del gran director japonés Shunji Iwai: Fireworks. El film original, pese a ser una TV-Movie poseía encanto, ternura y mucha naturalidad en sus jóvenes interpretes, además de un original planteamiento: ¿si hubieras hecho las cosas de otra manera, el resultado habría sido el mismo o habría cambiado?.
Esta versión animada de Fireworks recoge gran parte de las escenas y momentos que poseía la original, aunque finalmente la historia se dirige hacia terrenos diferentes debido a su orientación más abiertamente fantástica. El film, quizás por aprovecharse del efecto Your name (2016), contiene un elemento fantástico que se suma a esta historia de amor adolescente, a priori, imposible en la forma de una bola extraña con la que el protagonista puede viajar atrás en el tiempo y corregir ciertas decisiones.
Fireworks ha resultado ser un trabajo curioso, competente y digno de ver pero no memorable, ni tampoco una película que perdure en la memoria. Pese a sus 90 minutos, se siente demasiado alargado y reiterativo, y sus viajes en el tiempo no están tampoco bien aprovechados en la historia como para resultarte apasionantes o interesantes (al tercer viaje ya empezaba a estar hastiado).
Al film original le sobraban y bastaban 45 minutos para emocionarte, hecho que no llega a conseguir en ningún momento esta nueva versión. El romance se antoja algo soso y poco conmovedor y los momentos de humor, algo sonrojantes, no ayudan excesivamente.
Si bien, Fireworks goza de una idea original, (aunque que esté más o menos bien llevada, ya es otro cantar), una animación que cuando se dedica a plasmar los paisajes y ambientes de los personajes resulta preciosa y un clímax final conmovedor con la canción original que aparecía en el film de Iwai retumbando por los altavoces. No pasará a la historia pero bien vale un visionado.

Por otro lado, me resulta gracioso la sexualizacion extrema a la que están llegando los films anime actuales con sus personajes femeninos, no sólo de una school girl de 14 años, sino de las enormes y exageradas voluptuosidades de la profesora de instituto.
Yo por mí encantado, aunque acaba desviando la atención de lo que debería ser más importante e interesante, su historia. Como curiosidad, la actriz que pone voz al personaje de Nazuna es la belleza adolescente Suzu Hirose (y también buena intérprete) a la que hemos visto en Nuestra hermana pequeña (2015) o Rage (2016).


El bullying es un tema muy corriente en el cine adolescente japonés. A silent voice le da una vuelta de tuerca al tema plasmando la problemática estudiantil desde una óptica a la que no estamos tan acostumbrados, la del acosador.
La historia gira en torno a Shôko Nishimiya, una estudiante de primaria que es sorda y que al cambiarse de colegio comienza a sentir el bullying de sus nuevos compañeros. Uno de los principales responsables es Ishida Shôya, quien termina por forzar que Nishimiya se cambie de escuela. Años después, Ishida busca la redención de sus malas acciones.
A silent voice es un film precioso que habla sobre la redención y la culpa. Una película que se beneficia de una animación excelente y una narración apasionante... que desgraciadamente va diluyéndose a medida que pasa el metraje. Pero, le pese a quien le pese, la primera hora es excelente. La narración, el estilo de animación tan sutil y original, desde esos títulos de crédito con My generation, el inicio del acoso y cómo el acosador acaba recibiendo su misma medicina y ya unos años más tarde se ve carcomido por la culpa e intenta recibir el perdón de la persona a la cual hizo la vida imposible. Un punto de partida apasionante y excelentemente llevado.
Desgraciadamente no podemos decir lo mismo de la segunda hora de metraje, en donde si bien aunque la historia se siga con agrado, ésta va cayendo en los mayores tópicos del anime más reciente, con melodrama exagerado, personajes que se unen a la causa y que aportan más bien poco a la trama (la chica de turno que intenta ganarse el amor del protagonista y fastidiar a la otra es un tópico que aparece en el 99% de los animes recientes...), e interminables momentos de conversaciones y discusiones entre el grupo de amigos. Una lástima, aunque el resultado final es bien notable, con una propuesta original y que se diferencia de otros productos comerciales. Aunque aléjense aquellos sensibles al exceso de azúcar.

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