CRÍTICAS PELÍCULAS

jueves, 30 de julio de 2020

EL GRANDIOSO HOMBRE DE PEKÍN (1977)



Japón bajo el terror del monstruo
(1954), primer film de la saga Godzilla, dio el pistoletazo de salida al género del Kaiju-Eiga, el cine de monstruos japoneses, cuyo mayor momento de gloria lo encontraríamos desde finales de los 50 (con producciones como Mothra o Los Hijos del Volcán) hasta la sobresaturación de los años 60 donde experimentó una rápida decadencia al final de la década. La Toho monopolizó la mayoría de estas producciones aunque otros estudios japoneses quisieron llevarse también una parte del pastel como la Daiei (con Gamera o la trilogía Daimajin) o la Shochiku (The X From Outer Space). La fiebre por el kaiju se trasladó a otros países como la India (Gogola) o Corea del Sur (Yonggary o Space Monster Wangmagwi). 

El grandioso hombre de Pekín (1977) es un algo tardío intento por parte de la mítica Shaw Brothers por acercarse al género desde Hong Kong a la vez que se aprovecha del reciente éxito del King Kong (1976) de Dino de Laurentiis. En el film, nos encontramos a Johnnie (Danny Lee), un aguerrido aventurero que viaja hasta el norte de la India para tratar de probar la leyenda de un simio gigante que habita en la selva. Allí no solo se encontrará con el monazo sino además con su guardiana, una Tarzana con quien intimará. Aunque simio y mujer acabarán siendo trasladados a Hong Kong para ser explotados como atracciones de feria.

El grandioso hombre de Pekín (1977), como hemos mencionado, se aprovecha descaradamente de la reciente fiebre de la nueva versión de King Kong, estrenada poco antes aportando enormes dosis de momentos delirantes que harán las delicias de los amantes del cine más psicotrónico. 

Aquí, una estrella como Danny Lee (aparecido en numerosos films de artes marciales y acción como Hermanos de sangre (1973), ser el mítico Inframan (1975), aparecer en joyitas extrañas como The Oily Maniac (1976), un kaiju taiwanés como King of Snake (1984) hasta ser una mega star con filmes como The Killer (1989) de John Woo) interpreta a Johnnie, alguien el cual tendrá unos inolvidables días en la jungla y no precisamente gracias al "hombre de Pekín", sino porque se encuentra con una exhuberante Tarzana de ajustado y limitado bikini de leopardo y quien demuestra ser toda una experta en la vida en la selva: se revuelca jugando con un guepardo (drogado, el pobre, para mayor gloria y cuidado físico de la escena) y tiene un amigo especial, que no es nada más y nada menos que el gigantesco simio. 

Por supuesto, el amor surge entre la Tarzana y Johnny con hilarantes momentos con carreras por la jungla a cámara lenta o un revolcón en una cueva con el monete espiando de forma pervertida a la pareja. Evelyne Kraft interpreta a esta Tarzana de rasgos europeos, alguien que, hasta ese momento, había aparecido en diversos films alemanes, franceses e italianos y que tendrá un papel protagónico en el film alemán Lady Dracula de 1978.
Johnnie, un intrépido aventurero dispuesto a encontrar al "hombre de Pekín".

Creo que no le ha sentado bien la comida al simio...

El mono tiene una amiga, que no es otra que una atractiva Tarzana.

La muchacha se atreve a jugar hasta con un guepardo adormilado.

El amor surge entre Johnnie y la Tarzana bajo la atenta mirada del "hombre de Pekín".

Al simio se lo llevan para Hong Kong para venderlo como espectáculo.

Pero el mono escapa y siembra el caos.

¿Acabará el "hombre de Pekín" como King Kong?

La segunda mitad de la cinta transcurre en Hong Kong, donde se traslada al simio a la ciudad para hacer negocio con él. Mientras, la telenovela entre Tarzana y Johnny se va complicando, ya que, una vez llegada ésta a la ciudad, parece que todos se la quieren beneficiar: el hermano de Johnny, un empresario… 

No solo eso, sino que además le enseñan modales a la muchacha para que no sea una asalvajada. Delirante. Finalmente, pasa lo que tiene que pasar. El simio se escapa provocando el caos en la ciudad, destrozando varias maquetas y secuestrando a su Tarzana, pero como mandan los cánones, el destino de la bestia acabará de forma trágica y con resultados bastante gore. Pobre mono. 

Un apunte a destacar es que para la realización de los efectos especiales la Shaw Brothers contrató al equipo técnico de la Toho, quienes ya habían trabajado en otros kaiju, siendo dirigido el equipo por todo un veterano como Sadamasa Arikawa (trabajando además Koichi Kawakita quien luego realizó los efectos especiales de la etapa Heisei de Godzilla).


El grandioso hombre de Pekín (1977) dista mucho de ser una aproximación seria al mito de King Kong visto desde la óptica oportunista de la Shaw Brothers encontrándonos con un producto de momentos involuntariamente hilarantes, de gran ritmo y que te asegura unas buenas risas por su carácter de Serie (muy) B conteniendo algunos aciertos como esas secuencias de destrucción en la ciudad y algún que otro momento sorprendentemente violento. Y aunque el título lo indique, Pekín no aparece en la película... Fue conocida, de manera internacional, como Goliathon o The Mighty Pekin Man.

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