CRÍTICAS PELÍCULAS

jueves, 13 de mayo de 2021

PULGASARI (1962)

Corea del Sur no es un país donde el Kaiju Eiga o el género de los monstruos gigantes haya calado precisamente quedando ejemplos aislados a lo largo de las décadas. Si hay un director que ha estado entregado a la causa ese ha sido Shim Hyung-Rae, personaje ya comentado en este blog y que gran parte de su filmografía está enmarcada en el tokusatsu realizando sagas fílmicas con apariciones de mechas entre otros superhéroes (las 9 películas de Ureme), dinosaurios gigantes (Young Gu and Dinosaur Zu-Zu) o cavernícolas desdentados (Tyranno's claw). El film más puramente kaiju aparecido en la época dorada del mismo, los 60, fue Yongary: Monster from the Deep (1967) con una criatura espacial desmesurada que reducía Seul a cenizas aunque hay más ejemplos de películas del género que desgraciadamente han quedado desaparecidas.

Todos conocemos el clásico norcoreano Pulgasari (1985) así como su estrafalaria historia tras su rodaje con el secuestro de los surcoreanos Shin Sang-Ok y Chou Un-Hee quienes estuvieron presos del gobierno norcoreano y obligados a rodar un sinfín de películas allí. Si bien, Pulgasari estaba basada en una leyenda tradicional de Corea y la cual ya fue objeto de una anterior adaptación en los años 60 convirtiéndose en, posiblemente, la primera cinta de monstruos gigantes realizada en el país.

La otra Pulgasari fue estrenada en Corea del Sur el 1 de diciembre de 1962 y nos situaba en los últimos años de la Dinastía Goryeo (918-1392), en la península de Corea, donde un artista marcial querido por todos era asesinado, aunque el muchacho volverá reencarnado en la enorme bestia Pulgasari. El monstruo realizará su venganza contra los malvados que lo asesinaron.


Dirigida por Kim Myeong-Jae y producida por la Kwang-Seon Films, de este Pulgasari únicamente se conservan algunos carteles y materiales publicitarios de la época y que ya nos hacen ver el aspecto de la criatura, bastante diferente al diseño de la versión de los años 80 siendo una bestia desmesurada con el cuerpo cubierto de protuberancias, pústulas y un rostro alucinado, ojiplático y feroz. De su estreno y a tenor de varios reportes se dijo de ella que estaba realizada con una dirección anticuada y unos poco convincentes efectos especiales. Como podemos ver por la sinopsis se conservan diversos elementos del cuento tradicional y también presente en la futura versión norcoreana como es ambientar la historia en una época pasada (Dinastía Goryeo, en este caso) o que la bestia gigante se alimente sin cesar de hierro aunque poco más podemos intuir sobre la película más allá de su historia de venganza monstruosa.

Muchos films surcoreanos de esta época han quedado perdidos, por desgracia, aunque a veces es descubierta alguna vieja grabación en TV guardada por un ciudadano en terribles condiciones o la copia en celuloide acaba apareciendo en los lugares más insospechados. Tristemente no ha sido así con este Pulgasari quedando volatilizada sin dejar rastro aunque apuntándose como, posiblemente, el primer Kaiju Eiga aparecido en Corea. No es el único film del género que ha quedado perdido a lo largo del tiempo, el caso de Space Monster Wangmagwi (1967) es muy similar aunque en este caso existe una única copia y en condiciones la cual permanece en alguna oscura estantería del Korean Film Archive. Muy pocos la han visto...



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