CRÍTICAS PELÍCULAS

miércoles, 16 de diciembre de 2020

FIREWORKS: SHOULD WE SEE IT FROM THE SIDE OR FROM THE BOTTOM? (2017)


Estos últimos años el anime se encuentra más fuerte que nunca. Sólo hace falta ver el exitazo de Your name (2016), convertido en uno de los films japoneses más taquilleros de la historia. Parece que el éxito de la obra de Makoto Shinkai ha contagiado a futuros proyectos similares, con tal de ganarse un pedazo de taquilla con historias de amores juveniles imposibles afectados por circunstancias de carácter fantástico. Para finales de 2016, saltó la noticia de que se estaba trabajando en un remake en formato anime de uno de los trabajos del gran Shunji Iwai. El film en cuestión era Fireworks (1993), el primero de Iwai que generó cierto ruido y aprobación crítica.

El film original, pese a ser una TV-Movie, poseía encanto, ternura y mucha naturalidad en sus jóvenes interpretes, además de plantear interesantes conflictos: si hubieras hecho las cosas de otra manera, ¿el resultado habría sido el mismo o habría cambiado? Sin duda, esta tierna historia merecía explotarse con un mayor presupuesto y más medios, y tras el acierto que supuso trasladar los personajes de Hana y Alice al formato animado con la entrañable The case of Hana & Alice (2015), por qué no hacer lo mismo con Fireworks. Los encargados del proyecto serían Nobuyuki Takeuchi y Akiyuki Shinbo. El propio Shunji Iwai se encargaría de adaptar y expandir las posibilidades del guión original. Finalmente Fireworks: should we see it from the side or from the bottom? llegó a las pantallas japonesas en agosto de 2017 sin hacer demasiado ruido en taquilla. Veremos por qué.

Cartel del film original de 1993
En el film, Nazuna está triste porque la obligan a cambiar de escuela. La niña planea fugarse junto a su compañero Norimichi, pero su madre los pilla y la arrastra a casa. Todo podría haber acabado allí, pero el hallazgo de una misteriosa esfera luminosa abre un portal en el tiempo, haciendo posible que la historia tenga otro final...

Esta nueva Fireworks recoge gran parte de las escenas y momentos que poseía la original, aunque finalmente la historia acaba yéndose hacia otros terrenos por su orientación más abiertamente fantástica, quizás afectada por el efecto Your name (2016). Este elemento fantástico, que se suma a esta historia de amor adolescente a priori imposible, es representado en una pequeña bola de metal y de colores chillones con la que el protagonista puede viajar atrás en el tiempo y corregir ciertas decisiones. El resultado final de Fireworks es curioso, competente y merecedor de un visionado, pero no resulta memorable ni creo que perdure en la memoria del aficionado. Pese a sus acotados 90 minutos, el film se siente demasiado alargado y reiterativo. Una idea siempre tan fascinante como es la de los viajes en el tiempo no está tampoco bien aprovechada en la historia, pues no resulta apasionante ni interesante, más bien al contrario, al tercer viajecito en el tiempo uno acaba bastante hastiado por la poca gracia con la que lo hacen (el momento "cancioncilla" por partida doble es toda una prueba a la paciencia del espectador). 


Al original le sobraba y bastaba con 45 minutos para emocionarte y conmoverte con los mínimos elementos, hecho que no llega a conseguir en ningún momento esta nueva versión. No llegas a empatizar totalmente con su pareja protagonista y su romance se antoja algo soso y poco conmovedor. Si encima somos abordados cada dos por tres por momentos de humor algo sonrojantes, el resultado final acaba afectado. Ahora bien, Fireworks goza de una idea original, si (aunque que esté más o menos bien llevada ya es otro cantar), una animación que cuando se dedica a plasmar los paisajes y ambientes de los personajes resulta preciosa y un clímax final verdaderamente conmovedor con la canción original del film de Iwai, Forever friends cantada por Seiko Matsuda, retumbando por los altavoces. Además, quizás conscientes, sus creadores, del aburrimiento general de la historia, somos abordados cada poco por una sexualización extrema (en el dibujo) de los personajes femeninos, ya sea por el personaje protagonista de Nazuna, una school girl de 14 años o por las enormes voluptuosidades de la profesora de instituto. Son elementos, al menos, intencionados o no, graciosos y distraídos (para el público masculino).

Fireworks
es un film que no pasará a la historia del anime pero bien vale un visionado, proporciona momentos simpáticos, una animación en ocasiones de carácter muy bello y un clímax final que yo, como romántico ocasional que soy, llegó a conmoverme. Aunque peque de una historia mal conducida y poco aprovechada y una sensación de desgana general. No apta para diabéticos emocionales. Goza de exceso de azúcar. Esperemos que si Shunji Iwai piensa adaptar, en un futuro, al formato animado otra de sus historias, sea de una mejor manera.

Dato para el aficionado: la voz del personaje de Nazuna procede de Suzu Hirose, a quien hemos podido ver en Nuestra hermana pequeña (2015), Rage (2016) y recientemente en el último film de Iwai, Last Letter (2020). Y más curiosidades de producción: la actriz Takako Matsu es quien pone voz al personaje de la madre de Nazuna. Matsu aparece en trabajos de Iwai como Historia de Abril (1998) y la mencionada Last Letter junto a Hirose. Y para finalizar, por lo visto, la creación del film finalizó 12 días antes del estreno oficial en Japón este agosto.

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