CRÍTICAS PELÍCULAS

martes, 12 de mayo de 2020

ASHFALL (2019)


Existe cierta tradición en Corea del Sur por el cine de catástrofes. El éxito que supuso en la taquilla del país Haeundae (2009), film donde un mastodóntico tsunami inundaba la península abrió la veda siguiéndole films como Virus (2013), Pandora (2016), Train to Busan (2016), Tunnel (2016), Tower (2012) o Deranged (2012), algunos mejores que otros. Estos últimos años, además, se está notando una tendencia en el cine coreano por films con tramas sobre su relación con Corea del Norte tanto a nivel político (The spy gone north (2018)), desnuclearización (Steel Rain (2017)) o la esperanza de una posible reunificación. Una tendencia que parece recuperar la fiebre de films sobre el tema de finales de los 90 y principios del nuevo milenio. La superproducción que nos ocupa, Ashfall (2019), aúna las dos vertientes. La catástrofe y el trasfondo norcoreano.

En el film, Jo In Chang (Jung-Woo) es experto en desarmar bombas. La erupción del monte Baekdu, en Corea del Norte, pone en peligro la supervivencia de toda Corea. El plan imposible consistirá en introducir una bomba nuclear en una de las minas subterráneas junto al volcán para que el magma salga por el nuevo conducto bajo tierra y así evitar una erupción mortal. Jo In-Chang tendrá la tarea de participar en la operación. ¿Pero dónde encontrar una bomba nuclear en Corea del Norte? Su objetivo será encontrar a Lee Joon Pyeong (Byung-Hun) quien forma parte del Ministerio de las Fuerzas Armadas del régimen.

Ashfall (2019) destaca como producción coreana de primer nivel y así se denota tanto en el nivel de espectacularidad de sus setpieces de acción y desastre como en el cast estelar del film. La película cuenta en su reparto con algunos de los actores más taquilleros del país como son Lee Byung-Hun (A bittersweet life, El bueno, el malo y el raro o Inside Man), Ha Jung-Woo (The Berlin File, The Handmaiden, Assassination) y Ma Dong-Seok (Train to Busan, The gangster, the cop, the devil o The Outlaws). A favor de Ashfall hay que decir que el film pone las cartas encima de la mesa de inmediato, hecho que se agradece. A los cinco minutos de película el monte Baekdu entra en erupción y Seûl recibe las réplicas del temblor destrozando media ciudad en el camino con espectaculares resultados. El trasfondo y papel que juega Corea del Norte en la historia es atractivo a la par de curioso ya que tiene su guasa que el monte Baekdu, símbolo de Corea del Norte y del linaje de los Kim, entre en erupción y pueda ser el causante de la destrucción de toda la península. Ha Jung-Woo cumple como experto artillero metido en una misión demasiado grande para alguien como él. Me costó un poco creerme a Ma Dong-Seok como imposible científico anabolizado, experto en volcanes y que repudia ser coreano (es ciudadano estadounidense).

Lee Byung-Hun anda sobrado de carisma como es costumbre. Aún a pesar de su aparente espectacularidad, trama curiosa y efectivo cast, le encontré varios problemas a Ashfall (2019) y la podemos comparar con otra cinta con volcanes bastante reciente como es la china Skyfire (2019), ya criticada en este humilde blog. Mientras que Skyfire, aún a pesar de su ridículo planteamiento era bien consciente de ello y se rendía inmediatamente a la diversión y los momentos imposibles de acción, Corea tiene un problema y es que aún manteniendo una trama igualmente pasada de vueltas, los coreanos se toman demasiado en serio a sí mismos, hecho que juega en contra de la película. Además, los 130 minutos no le sientan bien a Ashfall (2019), no obstante el tema de la excesiva duración es un problema de muchos films coreanos. El primer tercio del film te hace meterte de lleno en la historia pero una vez el grupo de comando aterriza en su país vecino, el volcán se aparta de la historia por momentos siendo sustituido por numerosos tiroteos, juegos de cambio de bando, la mafia china queriendo conseguir las armas nucleares, la aparición de los estadounidenses en el entuerto y la ya sobada historia de amor/odio y finalmente amistad de las dos Coreas (representadas en Ha Jung-Woo y Lee Byung-Hun). Además, el grupo de surcoreanos encargados de tan peligrosa misión me hicieron recordar los peores momentos de Armaggedon (1998) con chistes, bromas y meteduras de pata impropias de una misión de tal calibre. Otro punto y aparte es el pobre tratamiento que se le hace al personaje de la esposa de Jo In-Chang, que aparece y desaparece de la acción de forma hasta paródica. El momento en que la esposa, atrapada en un coche, es arrollada por un tsunami y 15 minutos después la volvemos a ver en un estado físico perfecto (recordemos que está embarazada), me pareció risible.
Jo In Chang trabaja desactivando bombas

El monte Baekdu entra en erupción. A In Chang le pilla el desastre.

El plan es hacer estallar una bomba nuclear en uno de los túneles subterráneos junto al volcán. Un plan infalible.

In Chang se ve forzado a dirigir la misión.

Lee Joon les llevará hasta las armas nucleares. Pero no es un tipo de fiar.

El grupo que acompaña la misión tampoco son unos linces.

¿Conseguirán llegar al volcán?

Por suerte, tenemos al volcán, que cada vez que entra en acción el film remonta el vuelo. Su clímax final es muy efectivo y la culminación a la relación Jung Woo/Byung Hun consigue emocionarnos aunque gran parte de su efectividad reside en las tablas de estos dos actorazos.
Así, Ashfall (2019) aun con sus aspectos negativos es una correcta superproducción coreana que divierte y emociona en sus momentos puramente más desfasados y destructivos. De reparto impecable y sorprendentes momentos visuales pero cuya excesiva duración y ánimo de tomarse demasiado en serio hace que se desvíe hacia subtramas o momentos aburridos, para un servidor. A pesar de todo, los fans del cine coreano bien le pueden echar un vistazo. Por supuesto, el film ha roto las taquillas surcoreanas desde su estreno el pasado diciembre de 2019 consiguiendo que fueran a verla 8,2 millones de espectadores. Objetivo cumplido.

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