La excelente
Ultra Q (1966) vino a ser un maravilloso mix entre un "proto-Expediente X" o
The Twilight Zone con monstruos gigantes. Un antes y un después para la televisión japonesa con un éxito absoluto de audiencia para una serie muy influyente en el país y cuyas enormes virtudes quedaron algo tapadas por la siguiente creación de Tsuburaya Productions:
Ultraman.
La serie no tuvo continuidad hasta que a finales de los 80 se intentó impulsar un proyecto para cines por parte de Shusuke Kaneko y Kazunori Ito (más tarde trabajarían juntos en la celebrada trilogía de los 90 de
Gamera) que finalmente quedó en nada. La idea original era crear 3 historias independientes protagonizadas por monstruos clásicos de la serie y en formato largometraje. Tras caer dicho proyecto recogió el testigo un viejo conocido como Akio Jissoji.
Lo hemos hablado asiduamente en el blog. Jissoji dirigió episodios magistrales para
Ultraman (1966) y
Ultraseven (1967), llenos de vanguardismo, riesgo y crítica social. Algo que explotó todavía más en su carrera cinematográfica como en la trilogía del budista (
Mujo/ Mandara/ Poem). Tras su retorno a la
ultrafranquicia con el muy recomendable largometraje
The Men who Made Ultraman (1989), tomó las riendas de la que sería
Ultra Q: Legend from the Stars (1990).
En el filme, tres periodistas investigan unas extrañas muertes donde los cadáveres aparecen rodeados de agua salada y unos extraños orificios en la cabeza. Da la casualidad que las muertes han tenido lugar en emplazamientos naturales y sagrados en donde empresarios querían levantar complejos de ocio. Poco después, un compañero de nuestros protagonistas, Hamano, desaparecerá en plena investigación. Su búsqueda adentrará a nuestros protagonistas en un mundo de leyendas y el descubrimiento de un misterioso clan alienígena que parece que aterrizaron en nuestro planeta siglos atrás.
Ultra Q: Legend from the Stars es un filme fascinante y verdaderamente interesante. Un trabajo ambicioso en sus ideas, como no podría ser de otra manera viniendo de su director y que trata de aunar la ciencia ficción más cerebral y sesuda con el pasado tradicional de Japón habitado por leyendas y dioses. Sin duda, todas esas pretensiones de tratar de hacer un estudio serio sobre la vinculación entre el folklore milenario de Japón y la visita a la isla de vida extraterrestre mediante las referencias a ello en la historia de Urashima Taro o la princesa Kaguya y las consecuencias o vestigios de ello en el presente de Japón, resultan sobresalientes. Por supuesto, muchas de las obsesiones habituales de Akio Jissoji están presentes como es la crítica social, el maltrato hacia la naturaleza del ser humano, las ansias de poder y la preservación de lo tradicional y natural frente a la modernidad.
Toda la trama está vehiculada a través de una investigación periodística que trata de esclarecer diversas muertes extrañas en lugares sagrados. Dicha investigación y este es el elemento que más se resiente en el filme, viene con muchas subidas y bajadas de interés con tramos densos y muy dialogados que lanzan sin ton ni son cientos de referencias a leyendas tradicionales del país. Si bien, todo está perfectamente compensado con el portentoso estilo visual de Jissoji, sin duda, realmente magistral con planos desde lugares insólitos o imprevistos, angulaciones extrañas, planos naturocentristas y un uso elegante y excelente del
travelling.
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Todo ello logra reforzar una atmósfera de ensoñación y extrañeza a todos los actos del filme, especialmente a la hora de contar esa civilización extraterrestre que llegó a Japón hace siglos y cuyos descendientes en el presente desean abandonar ahora el país, horrorizados por los maltratos del ser humano hacia la naturaleza y que desean escapar hacia un edén eterno. Por supuesto, la vinculación con el genero
kaiju no se pierde, presentando a una deidad guardiana en la forma de un monstruo gigante llamado Nagira (con el rugido de
Biollante), que los alienígenas invocarán para que destroze las poblaciones susceptibles de ser pasto de los codiciosos empresarios. El monstruo protagoniza un par de momentos de destrucción, nocturnos, de notable fuerza.
Ultra Q: Legend from the Stars, es toda una notable muestra de
sci fi cerebral y cósmica que logra con éxito una trama de alienígenas misteriosos (esa extraterrestre que parece sacada de
Metrópolis por su similitud a la Maria del filme) estableciendo un vinculo entre ellos y las bases de construcción del país. Este mix se adelanta unos años a lo que realizarían precisamente Kaneko e Ito en la trilogía Gamera de los 90. Aunque el ritmo se resienta en algunos tramos el filme se ve compensado por un estilo visual de gran fuerza y secuencias estupendas destacando el magistral clímax final con el ataque final de la bestia Nagira y el despegue de la nave espacial extraterrestre hacia un edén eterno. Un momento lleno de fuerza.
Como curiosidad, los nombres de los 3 periodistas, Jun, Ippei y Yuriko son los mismos que en la serie clásica de 1966. Y por otro lado, el trágico y misterioso personaje de Mayumi, viene interpretado por Mio Takaki, quien 6 años más tarde interpretaría a la capitana Iruma en
Ultraman Tiga (1996). Destacaremos asimismo a Toshio Shiba, quien interpreta a Jun, y que aparecía en la alucinógena entrega de Godzilla;
Hedorah, la burbuja tóxica (1971). Por otro lado, los 5 minutos iniciales de
Ultra Q: Legend from the Stars son un regalo para el fan de Ultraman ya que aparecen multitud de cameos de actores como Susumu Kurobe o Akiji Kobayashi.
Por último señalar que la propuesta del presente filme me ha recordado poderosamente en tono a la muy notable
August in the Water (1995) de Sogo Ishii y que también venía a ser una especie de modernización
new age de
Ultra Q.
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