CRÍTICAS PELÍCULAS

viernes, 24 de mayo de 2024

THE KILLER (1989)


Ya tratamos anteriormente en este humilde blog A better tomorrow (1986), una de las obras más importantes de la cinematografía de Hong Kong, dirigida por el maestro John Woo. Tras unos primeros años en donde, como hombre de estudio, realizó innumerables filmes en cadena, desde terror a comedias estrambóticas o piezas de artes marciales, Woo cambió la manera de plantear la acción con un estilo muy característico de baile de cámaras lentas, descargas balísticas sin fin, honor, amistad y palomas blancas. Además que dicha cinta estableció el subgénero del "Heroic bloodshed" y que dio lugar a decenas y decenas de imitaciones en los siguientes años. Tras encargarse de la explosiva secuela A better tomorrow 2 (1988), John Woo logró superarse a sí mismo con la que es considerada su obra maestra, The Killer (1989).

La cinta nos presenta a Jong, un asesino a sueldo que mientras realizaba un trabajo de "limpieza" deja herida y ciega a una inocente. Un tiempo después y con ánimo de limpiar sus pecados decide realizar una última faena antes de dejar definitivamente el mundo del crimen. Pero la policia anda tras sus pasos.

The Killer
es con derecho propio uno de los grandes clásicos del cine oriental de los 80 y una de esas cintas que lograron impactar y marcar de una gran manera a la audiencia occidental. En el filme, Woo logra depurar y exagerar aún más sus señas estilísticas hasta llegar al paroxismo en un despliegue fascinante de acción y melodrama. Chow Yun Fat, icono del "heroic bloodshed", interpreta a un asesino de los que ya no hay. De código de honor claro y traumatizado por sus errores y daños colaterales de sus acciones. 

El primer tercio de la cinta es puro Woo, concentrando un montaje en el que se logra introducir al espectador de forma muy efectiva en un conjunto de diversas acciones paralelas, disparos y aire a videoclip rancio de los 80 que resulta fascinante. El elemento romántico resulta simpático en su exceso melodramático con Yun Fat entablando un romance con la chica que disparó en el pasado, sin que ella conozca su identidad, en una manera de expiar sus pecados. Si bien, aunque el asesino tratará de cumplir una última misión antes de dejar esa vida llena de violencia, no hay salida ni redención posible en los personajes de John Woo. El aire mesiánico y católico tiene fuerza en la historia. Dicha religión tuvo un peso importante en la vida de Woo y en su infancia por lo que dicha aproximación más explícita en The Killer tal vez se deba a una implicación más personal de lo acostumbrado al proyecto. Así se denota en el peso en la trama de una pequeña iglesia además de los paralelismos entre Yun Fat con el mismo Jesucristo como vemos en esa intensa secuencia inicial en el que Jong es despojado de unas balas de su espalda, desangrándose frente a una figura de Jesús.


El filme refuerza esa idea de que ni los buenos son santos, ni los malos son demonios, plasmando esa variedad de grises no solo en el personaje de Chow Yun Fat sino también en el personaje de Danny Lee siendo ambos personas descolocadas. Viejas glorias en un mundo en el que parecen ya no pertenecer. Danny Lee está estupendo como policía de sangre caliente y que queda fascinado, casi homosexualmente, por la figura de Yun Fat. Dicha camaradería homo es, por otro lado, algo bastante habitual del cine de Woo y que bebe de los tópicos del western americano aunque llevados a su máxima expresión y exageración. No es el único tic del western americano que encontramos, siendo también en detalles evidentes como la tonadilla que Jong realiza con su harmónica o el enfrentamiento final en la iglesia.

Si hablamos de las escenas de tiroteos estas resultan extraordinarias logrando un grado de coreografía, violencia y danza mítico y sublime. Desde la trágica set piece de apertura, a la persecución de Danny Lee de un criminal hasta un autobús. La excepcional escapada de Jong hasta una playa y donde se encuentra con una niña hasta llegar a la magistral escena final con Dumbo y Mickey Mouse, los motes que se han puesto mutuamente los personajes de Danny Lee y Chow Yun Fat, en la iglesia. 

The Killer es una de las obras más importantes del cine de Hong Kong y la sublimación del estilo de John Woo así como de toda su carrera. Obra cardinal del cine de acción repleta de elementos que han trascendido y han alcanzado la categoría de míticos del cine.

lunes, 13 de mayo de 2024

THE EYE (2002)


La fiebre por el terror fantasmagórico originado por The Ring (1998) se vivió con intensidad durante los primeros años del 2000. Dicha moda se trasladó a otros países como Corea del Sur o Tailandia, quienes intentaron asimilar las constantes de sus referentes nipones con más fantasmas contorsionistas y maldiciones varias. En Hong Kong también encontramos variados ejemplos de cintas que intentaron adherirse a la moda. Es de justicia señalar que el terror es un género con solera y mucha tradición en Hong Kong. Desde toda la retahíla de cintas alojadas en la magia negra entre otras hemoglobínicas propuestas alojadas en la CAT III. Si bien, es de denotar que la representación del fantasma y sus efectos por parte de Hong Kong difiere de ejemplos nipones, sustituyendo la atmósfera y psicología de las propuestas de Hideo Nakata o Kiyoshi Kurosawa por representaciones más explícitas o alojadas en la pura fantasía. The Eye (2002) intenta ir hacia lo contrario, es decir, un esfuerzo en su representación del puro terror por medio de la pura atmósfera y la plasmación visual.

El filme sigue a Mann, quien, ciega desde los dos años se somete, catorce años después, a un nuevo y arriesgado transplante de córnea. Pero una vez se va acostumbrando a su nueva visión creer ver apariciones y formas misteriosas que bien pueden resultar fantasmas.

Dirigida por los hermanos Pang (Oxide y Danny), pesos pesados de la industria cinematográfica de Hong Kong, The Eye es una muy competente cinta de terror que remite a éxitos fantasmales recientes de una manera evidente como El sexto sentido (1999) y que aún en su empaque claramente comercial abunda en numerosos aciertos, concretamente en su manera de plasmar el horror y la presencia fantasmal en la cotidianidad. Una muy sugerente creación de atmósferas, juegos visuales y extrañas presencias ayudan a crear un clima inquietante y que resulta efectivo en su manera de crear pavor en el espectador. 

Esos primeros momentos de Mann, viendo de nuevo y vislumbrando extrañas siluetas en el pasillo de su edificio o esos primeros encuentros con los espíritus resultan notablemente plasmados en toda la primera mitad de la cinta. Sin duda, caso y aparte es la ya clásica escena del ascensor realizada con una tensión y mal rollo excelente. El filme aporta aspectos interesantes con su personaje principal ya que a medida que Mann evoluciona en su mirada así lo hace el tratamiento visual de la cinta, creando una historia no solamente de apariciones fantasmales si no también el de una chica en pleno proceso de redescubrir el mundo.

Es de agradecer la ambigüedad y trato que la cinta ofrece hacia los fantasmas siendo éstos seres en pena, espíritus que se han quedado atrapados en nuestro mundo y deambulan por él repitiendo los ciclos que realizaban en vida. Por desgracia, la cinta vira hacia una segunda mitad en donde la investigación que la pareja protagonista realiza para descubrir el origen de la córnea transplantada se antoja ya mucho más convencional y menos enfocado hacia el terror incluyendo algunas pizcas de melodrama que desatinan el conjunto. Así, hasta llegar a una conclusión final, en donde se resuelve el gran misterio y que parece sacado de otra película por su grado de espectacularidad infográfica. Aún con todo, resulta efectivo.

The Eye
es una de las muestras más interesantes del cine de terror asiático de inicios de milenio. Un filme capaz de resultar muy efectivo en su creación de atmósferas y ambientes malsanos para crear inquietud y mucho terror aderezado con un trabajo de cámara muy resultón y conseguido. Aunque toda la fuerza de su primera mitad de metraje no aguante el tipo hasta el final resulta un filme muy recomendable y que derivó en un gran éxito en diversas partes del mundo. En Hong Kong se realizaron 2 secuelas, The Eye 2 (2004) y The Eye: Infinity (2005) y disfrutó de un remake indio, Naina (2005) y uno americano con Jessica Alba en 2008 de mismo título. En 2010, los hermanos Pang continuaron la saga con un experimento en 3D titulado The Child’s Eye y ambientado en Tailandia.

jueves, 9 de mayo de 2024

GODZILLA Y KONG: EL NUEVO IMPERIO (2024)


Los fans de Godzilla nunca habíamos vivido un presente tan halagüeño. Godzilla Minus One (2023) se ha saldado con una gran éxito en todo el mundo coronado además por el premio Oscar, y bien merecido, a los mejores efectos visuales. Mientras tanto, el Monsterverse de Legendary parece escaparse de la desaparición. 

Tras el fracaso en taquilla de Godzilla: Rey de los monstruos (2019), Godzilla vs Kong (2021) dio la campanada, para total sorpresa de Legendary, siendo un buen éxito para la franquicia. La cinta, que juntaba a los dos mayores colosos del cine en un conjunto gozoso, festivo y vibrante, fue el primer gran blockbuster "post pandemia", algo que la audiencia recibió con los brazos abiertos. Dichas fuerzas renovadas ha hecho que el presente de la franquicia sea verdaderamente feliz e interesante. Por un lado, la creación de una serie tan notable como Monarch: El legado de los monstruos (2023), y que ofrecía 10 episodios muy centrados en el drama de personajes. La vertiente cinematográfica, por lo contrario, parece cada vez más obcecada hacia el lado más festivo y pop del género. Adam Wingard repite labores de dirección para Godzilla y Kong: El nuevo imperio (2024) y el director se suelta la melena sin ningún complejo para dar rienda a un filme que no se toma en serio a sí misma y que es una auténtica fiesta cartoon, exagerada y colorida.

El filme muestra un mundo cada vez más acostumbrado a la presencia de criaturas gigantes si bien, unas señalas extrañas presagian la llegada de un desafío que puede poner en peligro la estabilidad del planeta. Da inicio así una gran viaje hacia la Tierra Hueca de la mano de Kong a la búsqueda de respuestas y de algún congénere por el camino...


Godzilla y Kong: El nuevo imperio
pone su ojo en las entregas del saurio radiactivo de la etapa de los 70. Estamos frente al Gorgo y Superman se citan en Tokyo del siglo XXI. El filme decide dar un total protagonismo a los monstruos creando largas set pieces digitales en donde les seguimos en sus desventuras dejando a los personajes humanos en un segundo (o tercer) plano siendo estos acompañantes y observadores de una gran aventura hacia la Tierra Hueca. El filme no tiene ningún interés hacia el cast humano, aún a pesar de lo medianamente simpáticos de los personajes, dejando en el tintero aspectos interesantes como la soledad y nula adaptación de Jia en el mundo tras su rescate de Isla Calavera así como su relación con su madre adoptiva Ilene, interpretada por Rebecca Hall. También se recupera a su vez el personaje de Bernie, el podcaster conspiranoico, además de una discutible nueva incorporación en la forma de Trapper, veterinario de monstruos, un Ace Ventura amante de la música synth pop y rock de los ochenta y representante de la poca vergüenza y despreocupación consciente de la película. Dan Stevens, más que ninguno, se nota que ha venido a la película a divertirse y eso se transmite al espectador desde su momento inicial curándole una muela infectada a Kong hasta dotarle al simio de un brazo cibernético a ritmo de I was made for loving you de Kiss. Agradecí enormemente, por su novedad, todo ese tramo en donde los personajes se cruzan con esa tribu indígena la cual coexiste en harmonía con las demás criaturas de la Tierra Hueca.

Respecto a los monstruos el filme parece ser un Invasión extraterrestre (1968) meets El planeta de los simios (1968), optando por explotar, todavía más que la anterior, el protagonismo de Kong, mostrando al simio gigante en depresión, solo y en búsqueda de más congéneres. Su paseo por la Tierra Hueca y posterior encuentro con demás simios resulta, a opinión personal, un tramo que se hace bola por su exceso digital. Aunque dicho tramo está coronado con una resultona escena que remite a Indiana Jones y el templo maldito (1984), con decenas de simios esclavizados en un pozo lleno de lava y siendo sometidos por Scar, un simio rebelde armado con un una espina dorsal que usa de látigo mortal. Por desgracia, esto nos deja a Godzilla en un plano muy secundario, mostrándole únicamente paseándose por nuestro mundo tratando de cargarse de energía. De Roma a Francia, del Polo Norte a Cadiz... Enfrentándose por el camino a una especie de araña gigantesca, o una serpiente marina a lo Manda. Dicho recargo de energía hace que nuestro Godzi acabe supurando luces violeta por doquier aunque tampoco suponga que el saurio radiactivo sea más poderoso que de costumbre.


El ritmo del filme es alto y no para ni un segundo hasta llegar a un tercio final absolutamente fascinante por lo rocambolesco, anárquico y loco que resulta. Godzilla lanzándose en plancha desde el peñón de Gibraltar, el nuevo enfrentamiento contra Kong entre las pirámides de Egipto, Mothra poniendo paz como en los mejores momentos de Ghidorah el dragón de 3 cabezas hasta llegar a la culminación con esa sobrada de escena que es la batalla anti gravitacional en la Tierra Hueca con monstruos, naves y demás materia volando a sus anchas. Por contra, la batalla final en pleno Rio de Janeiro se antoja algo deslucida en el sentido de que en sus ansías de querer ser el mayor clímax posible ataja hacia lo excesivo siendo mareante e ininteligible con unos monstruos finales que a pesar del bombo no resultan muy amenazadores como el cacareado Shimo (un Anguirus mix Space Godzilla domesticado) y un Scar que acaba siendo golpeado y zarandeado por unos Kong y Godzilla en modo matones de colegio.

Godzilla y Kong: El nuevo imperio marca el estado actual del Monsterverse convertido ya en un festival cartoon loco y desvergonzado. Una ópera rock con synth wave y monstruos dando saltos mortales. Dicha deriva hacia la locura del Monsterverse es un espejo fascinante de la misma deriva que vivió Godzilla en su etapa Showa. Si bien, esta última propuesta parece haber calado a las mil maravillas entre la audiencia general siendo el éxito más contundente hasta el momento de la franquicia de Legendary y llevados a fecha de escritura, más de 500 millones de dólares de recaudación. El espectador pide más monstruos y yo solo espero que el nivel de producción a ambos lados del globo no cese.