CRÍTICAS PELÍCULAS

viernes, 12 de septiembre de 2025

PSYCHIC VISION: JAGANREI (1988)


Como comentaba en la review destinada a Evil Dead Trap 2: Hideki (1992), el estado del terror japonés se encontraba en plena vorágine de producciones, por lo general, cada vez más duras, retorcidas y salvajes. No habría un cambio de dirección en el género en Japón hasta la llegada de The Ring (1998) y que devolvía al espectador a un terror de fantasmas y espíritus con unos filmes que trabajaban aspectos como la atmósfera en lugar del derramamiento de sangre para espantar. Si bien, antes de Ringu ya hubieron algunos trabajos que funcionaron como avisos de esta nueva llegada de los horrores fantasmales tales como Haunted School (1995) o precisamente la primera adaptación de la novela The Ring de Koji suzuki como fue Ringu (1995), destinada a la televisión.

Si bien, es gozoso encontrar joyitas bien escondidas como ésta Psychic Vision: Jaganrei (1988) y que casi se adelanta 10 años a todo el fenómeno J-Horror fantasmal de inicios de los 2000.  


El filme, con unos reducidos 50 minutos de metraje, está planteado como un falso reportaje de televisión conducido por Kyoko Sawai, una reportera que está haciendo un informe sobre una cantante juvenil llamada Emi Kato. Emi y su personal están preparando la promoción de su próxima canción "Love Craft". Y a medida que ocurren accidentes espirituales a su alrededor, Kyoko descubre que la mujer que compuso la canción murió siete años antes.

Sin duda, Psychic Vision: Jaganrei es toda una curiosidad de obligado visionado para todo buscador de rarezas. Pese a que ese adentramiento inicial del falso reportaje en el mundo de las idols y la grabación de un tema para lanzar a una nueva cantante sea más bien poco interesante, poco a poco la cinta va rodeándose de una atmósfera raruna e inquietante en cuanto algunos fenómenos extraños, de carácter bastante sutil en pantalla, van haciendo acto de aparición pareciendo estar relacionados con dicha canción y la persona que la compuso unos años atrás.

Junto a la crítica hacia la explotación y sistema industrial del mundo discográfico relacionado con las Idols, el filme disfruta de un tramo final notable en donde la fantasma de turno se venga de todos con dolorosos resultados para sus víctimas en medio del rodaje de un videoclip. Punto álgido para esta pequeña producción que culmina con dos escenas post-créditos bastante llamativas. Un filme loable y que merece un redescubrimiento, tal y como se hizo en la edición 2023 del Festival de Sitges al recuperarla para la sección Seven Chances.

Como curiosidad, del guión se encarga Chiaki J. Konaka, un peso pesado del tokusatsu y que se encargaría de guiones de algunas de las mejores ultraseries como Ultraman Tiga (1996) y Ultraman Gaia (1998). Konaka, con su pluma, es considerado uno de los padres fundadores de este nuevo cine de terror con fantasmas y que acabaría etiquetándose como J-Horror. De la dirección se encarga Teruyoshi Ishii, quien ya había colaborado con Konaka en la súper rareza Daikanyama Wonderland Horror (1986) (donde aparecían Jason y Freddy Krueger cazando Idols) y que más tarde también acabaría vinculado a la franquicia Ultraman participando en Tiga (1996) y Dyna (1997). De entre el reparto de la cinta cabe destacar al todoterreno Naoto Takenaka, quien ha aparecido en más de un centenar de producciones de todo tipo donde cabe destacar trabajos como El gourmet samurai (2017), Sweet Whip (2013), Azumi (2003) o Swing Girls (2004).