Ya lo advirtió Ángel Sala unos días antes. Desde Hong Kong, The Furious prometía ser una de las mejores cintas de artes marciales de los últimos años. Un espectáculo de puro frenesí. Y efectivamente así ha sido. En estos últimos años hemos tenido diversas cintas que han revolucionado el genero de acción y de las artes marciales. Por un lado, Gareth Evans y su dupla de cintas de The Raid o Timo Tjahjanto con su memorable The night comes for us, por citar varios ejemplos. The Furious se puede unir sin ningún problema, es más casi está por encima, de ese ya legendario grupo de películas.
Rainy, hija del experto en artes marciales Wang Wei, es secuestrada por una red de tráfico de menores. En un frenético intento de recuperarla, el padre se lanza a la guerra, enfrentándose a numerosos obstáculos mientras lucha contra criminales y policías corruptos. En el camino conoce a Navin, un periodista en busca de su esposa desaparecida. Ambos despliegan sus habilidades de combate mientras aprenden las virtudes de la confianza mutua.
The Furious es la Capilla Sixtina del cine de tullinas. Es “El padrino” de las artes marciales. Lo que logra Kenji Tanigaki (director pero además director especializado en las escenas de acción, ahí está su magnifico trabajo en Twilight of the Warriors) es por un lado crear una cinta que no da ni un minuto de respiro con una seguidilla de escenas de acción de aúpa que orbitan alrededor de una trama simplificada al máximo pero efectiva. La excusa del secuestro de la hija del protagonista y su posterior rescate es la excusa perfecta para unas escenas de artes marciales con unos coreografías salvajes y una planificación adrenalínica.
The Furious es la Capilla Sixtina del cine de tullinas. Es “El padrino” de las artes marciales. Lo que logra Kenji Tanigaki (director pero además director especializado en las escenas de acción, ahí está su magnifico trabajo en Twilight of the Warriors) es por un lado crear una cinta que no da ni un minuto de respiro con una seguidilla de escenas de acción de aúpa que orbitan alrededor de una trama simplificada al máximo pero efectiva. La excusa del secuestro de la hija del protagonista y su posterior rescate es la excusa perfecta para unas escenas de artes marciales con unos coreografías salvajes y una planificación adrenalínica.
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Acompañado de Xie Miao. Muy simpático. |
Desde hostias que arrancan cabezas, peleas en una furgoneta en marcha, todos contra todos, peleas con bicis... El festival de tullinas es agotador y extenuante pero en el mejor de los sentidos. Entre el reparto encontramos a varias caras conocidas de los filmes de The Raid o The night comes for us como es el estupendo Joe Taslim y Yaya Ruhian. Y de protagonista tenemos al mítico Xie Miao (o Tse Miu) como artista marcial mudo. Miao lleva trabajando desde niño y cuenta con trabajos como La leyenda del dragón rojo (1994) con Jet Li.
Sin duda The Furious es una de las cimas del género de acción y de artes marciales. Una cinta tremendamente gozosa, salvaje y adrenalínica. Ni un segundo de aburrimiento te ofrece la cinta. El pase en un Auditori Melià a reventar con toda la audiencia gozando con la película fue algo inolvidable.
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Bastante expectación había por Good Boy y la verdad es que la premisa a primera vista, sobre el papel, parecía curiosa y atractiva como era el de presentar la clásica historia de casa encantada, con sus fantasmas y aparecidos pero visto desde el punto de vista de un perro.
Como digo, Good Boy parte de una premisa bastante curiosa pero que a los 5 minutos de película ya ves que se queda en eso; en un experimento. Desde aquí quiero destacar enormemente la pericia y entrenamiento del perrete Indy, verdadera estrella de la cinta y que contó con una preparación de casi 2 años por parte del director, Ben Leonberg. Pero, pese a ello o al evidente gran trabajo de iluminación de la película y el uso de las luces y sombras... pese a todo ello la cinta se antoja sosa y bastante aburrida en general.
Simplemente porque repite los mismos clichés y sustos ya vistos muchas veces en el último cine de fantasmas pero ahora los sufre un perro. Además, dichas apariciones o forma de crear el terror tampoco es que resulte muy apasionante siendo algo más blandito y con poca chica. Todo ello hace que sus a priori agradecidos 70 minutos se hagan muy pero que muy largos. Una cinta curiosa como digo, loable en sus aspiraciones destacando aspectos técnicos (aún habiendo costado 900.000 dólares la producción) pero se queda en un experimento bastante soso y con poca chicha.
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Desde Noruega nos llega una de las propuestas más divertidas y gozosas de este Festival de Sitges 2025. La hermanastra fea retuerce la clásica historia de La Cenicienta centrándose en su hermanastra malvada Elvira y el camino que ha de recorrer para ser una mujer perfecta y así conquistar al príncipe del reinado.
La hermanastra fea, al igual que hizo el año pasado La sustancia (con aún mayor fortuna, hay que decir) disecciona, muestra y critica con salvajismo y mucha comedia negra las exigencias físicas a la que son sometidas las mujeres a lo largo de su vida. La pobre Elvira es sujeta a diversas operaciones, transformaciones y prácticas discutibles para alcanzar el físico exigido y así ser digna del rey. Todo ello está realizado con unas intenciones salvajes pero a la vez empapadas de mucha acidez y comedia negra.
No solamente el filme se queda en el festival de momentos extremos sino que además presenta un nivel de producción encomiable. Con un exquisito gusto a la hora de plasmar el aspecto visual de la cinta con unos decorados y vestuario muy notables. Con algún sorprendente y visceral momento sexual explícito (ese momento en el granero con Cenicienta), un ritmo bien dosificado, una elegante plasmación formal y secuencias extremas que despiertan el aplauso del respetable, La hermanastra fea resulta una muy gozosa propuesta de género la mar de recomendable.
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En Sitges llevamos unos cuantos años encadenando varios filmes japoneses independientes con las paradojas y los bucles temporales como premisa principal. Ahí están las muy simpáticas Beyond the infinite two minutes (2021) o River (2023), ambas de Junta Yamaguchi para atestiguarlo. Exit 8, basada en el videojuego “The Exit 8”, lleva un paso más allá la temática de los bucles ofreciendo además una relectura llamativa del terror japonés.
El filme sigue a varias personas anónimas las cuales se encuentran atrapados en una estación de metro. D este bucle constante solo pueden avanzar de nivel cuando detectan una anomalía en el lugar y seguidamente vuelven sobre sus pasos. La única manera de escapar es llegar hasta la salida 8....
Exit 8 es un filme curioso, que traslada literalmente el mundo y reglas del videojuego en el que se basa al medio cinematográfico. En ese sentido gran parte del filme se antoja reiterativo y repetitivo pero digamos que ahí radica la gracia del asunto. Ver atrapados en un metro a un salary man o a un joven frustrado, típicos japoneses que ya de por sí, su día a día ya resulta una constante repetición (casa-trabajo-casa...) pues tiene cierta gracia. Es remarcable además la capacidad inmersiva de la cinta invitando al propio espectador a buscar junto a los protagonistas las posibles anomalías del espacio.
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El terror se introduce poco a poco y la inquietud radica en las pequeñas diferencias del espacio en el que se mueven los protagonistas o los extraños personajes que realizan un mismo ciclo sin cesar. En ese sentido el filme resulta extraño, misterioso y remarcable a la vez que realiza una reflexión sobre los temores de la paternidad en donde se centra (para variar) en las dudas y miedos de un joven que recién se entera que va a ser padre (y su pareja es la preciosa Nana Komatsu nada menos, quien realiza unos breves cameos). Así Exit 8, no pasará a la historia pero si es una muy curiosa cinta que supone una pequeña bocanada de aire fresco para el terror japonés.
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El filme se ambienta en el Pacífico, en 1942. Un soldado japonés y un prisionero de guerra británico se encuentran varados en una isla desierta, perseguidos por una criatura mortal. Dos enemigos acérrimos deben unirse para sobrevivir a lo desconocido.
Monster Island parte de una premisa muy potente. Introducir el contexto de la II Guerra Mundial con 2 soldados enfrentados teniendo que sobrevivir en una isla con un primo de La criatura de la laguna negra. Pese a lo potente de la premisa el filme peca de una realización bastante torpona en el que inexplicablemente encontramos algunos fallos de continuidad entre planos, saltos de eje además de un exceso de movimiento de planos en los momentos de diálogo innecesarios. Eso si no hablamos de lo justo de las interpretaciones de la pareja protagonista.
Aún así el filme me ha resultado bastante simpático. No solamente la trama y el conflicto planteado resultan sugerentes llevando la historia del trauma de la guerra a los relatos de marineros sobre criaturas misteriosas sino que además se tiene el suficiente mimo para que la criatura esté realizada a la vieja usanza; con un hombre disfrazado. Aunque sus escenas no sean para tirar cohetes el filme nos regala algunas gozosas y sangrientas secuencias de muertes que levantaron algún que otro aplauso.
Monster Island resulta una cinta entrañable y simpática. Una coctelera divertida (aunque torpe) entre el cine de explotación (veo un poco del Cirio H. Santiago de La bestia ha vuelto (1987), también con un hombre pez) con el cine más serio como el bélico.
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