CRÍTICAS PELÍCULAS

viernes, 15 de marzo de 2024

SWING GIRLS (2004)


Uno de los directores japoneses recientes que más simpatía me despiertan es Shinobu Yaguchi. Es prácticamente un desconocido en occidente mientras que en Japón sus trabajos son éxitos comerciales. Su estilo camina por lo general en comedias de premisa estrambótica y que se convierten en experiencias la mar de agradables y simpáticas gracias al tono de la propuesta. Su primer gran éxito fue The Waterboys (2001) y que giraba en torno a un grupo de adolescentes que formaban parte del equipo de natación sincronizada del instituto. 

Posteriormente realizaría filmes como Robo-G (2012), quizás su obra más conocida, con un señor en edad de jubilación haciendo de robot para unos jóvenes, la muy notable Wood Job! (2014), Survival Family (2016), la cual pasó por el Festival de Sitges 2017 o la reciente Dance with me (2019), la cual incorpora de forma estupenda los códigos del cine musical y que contaba con la participación del mítico actor Akira Takarada. Si bien, mi cinta preferida de Yaguchi y con la que creo se aglutinan de manera más espléndida y delirante todas sus señas de identidad es con Swing Girls (2004).

Swing Girls
(2004) parte de una premisa tan rocambolesca como es el de coger a un grupo de colegialas, en plena edad del pavo y ponerlas a tocar (o intentarlo almenos) jazz en una big band. Aún con el desastre que eso supone, las chicas irán evolucionando, descubriendo el valor del esfuerzo, el amor por la música hasta llegar a participar en el festival del instituto. El tono de comedia te mantiene con la sonrisa permanentemente puesta en todo momento gracias a unos personajes con las personalidades muy claras y que resultan muy entrañables y simpáticos aún siendo carácteres exagerados y caricaturescos. El tipo de humor es muy propio de los códigos de un anime y en ese sentido me resulta hilarante ese triunfador compañero de curso, jugador de beisbol que siempre va diciendo... “en esta vida hay 2 tipos de personas...”. Destaca con derecho propio su protagonista, interpretada por una estupenda Juri Ueno. Ueno es una actriz que ha conseguido construir una carrera bastante interesante destacando su papel en Rainbow Song (2006) o Turtles swim faster than expected (2005) de Satoshi Miki.

Un grupo de adolescentes con la tarea imposible de aprender a tocar jazz

Aunque las muchachas empiezan a llamar la atención con shows improvisados

¿Lograrán petarlo en el festival del instituto?

En el papel del profesor, amante del jazz (pero incapaz de hacer sonar una nota de un simple instrumento) y que hará lo imposible para que esa banda de escolares suene decente está interpretado por un todoterreno como Naoto Takenaka y quien construye un personaje hilarante pero adorable. Takenaka ha trabajado en más de un centenar de películas y series destacando sus inicios en Guinea Pig 4 (1986), Pshychic Vision: Jaganrei (1988) o Hiruko the Goblin (1991) hasta trabajos como Gonin (1995), Agitator (2001), Azumi (2003), Hara-Kiri (2011) e innumerables filmes más o series como El gourmet samurai (2017). Un máquina.

Swing Girls
es una muy notable comedia, muy fácil de ver y de disfrutar. Su humor blanco, inocente y estrambótico resulta irresistible y deliciosamente simpático. Su banda sonora llena de temas "jazzisticos" también es otro gran punto para su disfrute. Hay momentos sencillamente estupendos como esa escena en la que los protagonistas descubren como marcar el ritmo de las piezas además de esos primeros shows improvisados que realizan en parkings de supermercados entre otros lugares extraños. Y la cinta culmina (al igual que ya pasaba en The Waterboys) con un gran clímax final, catártico, explosivo y maravilloso con las Swing Girls realizando un tremendo concierto en el instituto realizado con una dinámica de montaje y un ritmo musical excelente. Un grandísimo final para un filme de obligado visionado. Y la sonrisa no se va hasta el último segundo ya que la guinda la pone el montaje final de los créditos finales, con los actores haciendo playback con el tema L.O.V.E de Nat King Cole.

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