CRÍTICAS PELÍCULAS

viernes, 8 de marzo de 2024

LIES (1999)


Poco antes de la entrada de la democracia en Corea del Sur la censura empezó a relajarse y eso afectó a la libertad de los autores a la hora de abordar ciertas historias en su cine. Podemos ver al respecto una película como Gilsotteum (1986), de Im Kwon-taek, y centrada en el drama de las familias separadas por la guerra de Corea. Dicha libertad creativa fue claramente definitoria a partir de 1987 con la caída de la dictadura militar del país abriendo la llegada de una serie de nuevos autores, lo que se conoció como la "nueva ola coreana", dispuestos a romper con lo realizado anteriormente, volver a la etapa de esplendor del cine de los 60 realizado en el país y volver a conectar con su público.

Una de las voces más singulares y atrevidas de esta etapa es la de Jang Sun-Woo. Iniciando su carrera en los años 80 es uno de los directores de la nueva ola que más tensó la cuerda en estos primeros años de renacimiento cinematográfico del país poniendo a prueba la paciencia de críticos, productores y audiencia con algunos de sus trabajos. Sin duda obras como The Road to the Racetrack (1991) o Passage to Buddha (1993) lograron llamar la atención con obras muy personales en donde el romance extraño, religión y comentario social se alineaban en una conjunción bien equilibrada. Tal vez dicho asentamiento o aceptación generalizada de su trabajo hizo derivar a Jang Sun-Woo a posturas cada vez más controvertidas y delicadas. Un ejemplo de ello es la maravillosa A Petal (1996), descarnadisima y muy interesante crónica sobre la terrible masacre de Gwangju en un montaje con distintas lineas temporales, cierto aire onírico y que actuaba como exorcismo del trauma hacia la audiencia.

Tras la muy experimental Timeless Bottomless Bad Movie (1997), la polémica estuvo servida con la provocadora Lies (1999) la cual levantó ampolles no solo en su país de origen sino en todos los festivales por los que pasó en su momento. El filme presenta a 'Y', una chica de dieciocho años de edad, residente en Corea del Sur, que se ha prometido a sí misma perder la virginidad antes de finalizar sus estudios de secundaria. Así, cuando conoce a 'J', un escultor de treinta y ocho años ya casado, los dos comienzan una aventura amorosa y sexual que los llevará hasta los límites más insospechados del placer y el dolor.


Lies fue la gota que colmó el vaso siendo prohibido su estreno en Corea del Sur y censurada bajo el motivo de "ser poco más que una exhibición intolerable de pornografía". Pese a que el Vaticano pusiera el grito en el cielo alegando a su vez por la prohibición de la película ésta logró pasarse en el Festival de Venecia. Un escándalo debido al tratamiento tan explícito del sexo que tal vez nos haga recordar al revuelo provocado 14 años después por La vida de Adèle (2013), por motivos muy similares. 

Dicha fama de provocativa y escandalosa hace tapar un filme verdaderamente interesante desde diversos aspectos. Desde la plasmación de una relación amorosa mal vista entre una estudiante y un escultor con una perspectiva visual deliberadamente amateur, de cine de guerrilla con inspiración documental y que logra convertir al espectador en un voyeur, espía de una relación poco pudorosa haciendo uso de planos estáticos y alejados en la acción sexual o el uso de la videocámara que refuerza ese aire de que estás viendo algo verdaderamente íntimo. En ese sentido resulta una visión honesta y sin prejuicios hacia el BDSM, mostrando la vulnerabilidad de un personaje incomprendido e infeliz (el escultor) y que encuentra en esa joven sin nombre una igual, una compañera sexual a la que se abre con curiosidad y deseo a la experimentación.

Pese a estos aspectos interesantes estos son en gran parte aplastados por las intenciones de su director de querer crear algo conscientemente provocador. Parece que en muchos momentos la única intención de Jung Soo-woo es el de ir enlazando escenas cada vez más polémicas de manera consciente en un ejercicio de pulso, o prueba hacia el espectador. A nivel sexual tenemos un muestrario variopinto de técnicas diferentes y que van aumentando en intensidad desde coitos tradicionales, anal, sadomasoquismo, látigos hasta llegar incluso a la coprofágia. Momentos plasmados a través de largas secuencias en donde vemos retozar a la pareja y que ponen a prueba tu paciencia. En cuanto la película deriva hacia subtramas que se separan de la relación de pareja, el filme pierde mucho interés. Es el caso de esas historias sobre el hermano de Y o la esposa del escultor. 

Sin duda Lies es una obra provocadora pero resulta interesante y aburrida a partes iguales. Es una obra sin duda valiente, creada por un autor que demostró no querer realizar obras acomodadicias y quiso poner a prueba al espectador con obras atrevidas. Aquí se acerca a un tema tabú en un conjunto casi de cine de guerrilla, explícitamente sexual a la vez que habla de aspectos como la soledad o la capacidad de la mente como herramienta para crear tanto dolor como placer. Sin duda, toda una curiosidad y que es un ejemplo de ese liberador, creativo y único cine coreano que se realizó en los 90 y parte de los 2000 y que parece cada vez más aplastado por una industria hipercomercializada y calculada.

Como curiosidad, el actor Sang Hyun Lee tuvo un flechazo con su compañera de reparto Kim Tae-Yeon durante el rodaje aunque no fue correspondido. La versión estrenada en cines, de 115 min, es diferente a la primera versión de la película la cual tenía 15 minutos adicionales que fueron eliminados. Dichas escenas revelaban la identidad de Y como una estudiante de instituto además de secuencias de diálogos "vulgares". Tras LiesJung Soo-woo realizó Resurrection (2002), un blockbuster que se convirtió en uno de los mayores fracasos en taquilla del cine coreano. Fue su última obra.

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