Shusuke Kaneko había logrado llevar el
Kaiju Eiga a la gloria absoluta gracias a las dos primeras entregas de la trilogía de Gamera en los 90. Si con
Gamera 2: el ataque de Legion (1996),
Kaneko supo coger los mejores y más puros elementos del género
Kaiju para llevarlos a la perfección de una manera impecable y con una estética espectacular,
Gamera 3: la venganza de Iris (1999) ya está en otra liga. El nivel de exigencia y trabajo que se puso para elaborar la última entrega de la trilogía fue altísimo, hasta el punto que se invirtieron hasta 2 años de trabajo para lograr la mayor perfección técnica en las escenas de monstruos y los momentos de destrucción.
Gamera 3 (1999) supone pues, la culminación no solamente de una saga o de un personaje, sino también la culminación de un género en sí mismo. En el film Gamera acaba con Gyaos, pero una joven, Ayana, quien perdió a sus padres por culpa de la tortuga gigante, encuentra el huevo de una criatura al que llama ‘Iris’. El huevo contiene un sangriento feto que rápidamente se transforma en una malvada criatura que siembra el caos en la humanidad.
La película nos ofrece muchos elementos a destacar. Para empezar, la historia y línea argumental va por derroteros muy estimulantes y poco explorados en el género, y sorprende por su grado de profundidad. Nada más empezar, el film te pone en alerta y abre unas expectativas monumentales: regresa la ornitóloga Nagamine (tras
Gamera: guardián del universo), quien descubre nuevos pájaros Gyaos, mientras que paralelamente un grupo de investigadores se topan en las profundidades del océano con un cementerio repleto de Gameras muertos.
La continuidad respecto a las anteriores entregas está muy bien atada y explora caminos interesantes, ya que no solamente se recuperan personajes de la primera entrega (que resultan muy agradables y carismáticos) sino que se exploran las consecuencias del desastre ocurrido en ésta a nivel humano y el trauma psicológico generado. Todos estos planteamientos se concentran en el personaje de Ayana. El tratamiento de este personaje es el punto más destacable del film; una adolescente solitaria y que siente odio hacia Gamera, ya que sus padres murieron sepultados durante la batalla entre Gamera y Gyaos en el clímax de
Gamera: guardián del universo (1995). Un personaje complejo e interesante que parece encontrar la culminación de su venganza en el descubrimiento de una pequeña criatura mitológica en una cueva cercana llamada Iris, con la que inicia una relación de dependencia, a ratos inquietante. Un punto de vista interesante, ya que esta vez logra acercarte la catástrofe y las criaturas gigantes a un nivel mucho más humano y personal. Apoya dicha perspectiva ver que el habitual despliegue militar y su lucha contra los monstruos es reducido casi al mínimo. Por supuesto, Iris irá creciendo convirtiéndose a mitad del film en una criatura tentacular de titánicas proporciones, conectada mentalmente con Ayana y que entablará un combate definitivo con Gamera. En cierta manera, esta visión hacia el interior, hacia lo introspectivo y el conflicto humano y su relación con los monstruos, hace intuir una influencia del
anime más psicológico y que supusieron una deconstrucción del género como fue
Neon Genesis Evangelion (1995) o
Ghost in the Shell (1995)
, por poner dos ejemplos. Es evidente la sombra de la serie de
Hideaki Anno especialmente en ese diálogo que mantiene Ayana con Iris (o consigo misma) cuando es asimilada en el interior de la bestia tentacular cerca del final del film. También es palpable esa aura de apocalipsis que inundó el espíritu de multitud de producciones japonesas antes de la llegada del fin del milenio. Parecía que el fin del mundo estaba cerca.
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Aquí, ya no se hacen concesiones con nadie |
Un punto negativo del film es que quizás intenta abarcar demasiado para convertirse en el film más grande posible del género y se pierda en varias líneas argumentales pretenciosas o innecesarias. La pareja de
nerds obsesionados con Gamera tampoco aportan demasiado a la trama, más que algunas frases interesantes relacionadas con Gamera y su sentido dentro del mundo (incluso se menciona y se explica el por qué Japón siempre es atacada por monstruos). El tratamiento filosófico que se le quiere dar a la presente entrega quizás acabe rechinando, pero resulta interesante por lo inédito en un film de estas características. Lástima que conceptos tan interesantes como el cementerio de Gameras o la supervivencia y pertenencia de los monstruos dentro de nuestro planeta sean tocados de pasada y sin profundizar excesivamente. El tratamiento que se le da a Gamera también es muy acertado. Presentándolo de una manera aún más explícita que anteriores entregas, como un anti-héroe temido y oscuro, una criatura que nos defiende pero que parece no importarle reducirlo todo a cenizas y dejar la ciudad hecha un Cristo. Elementos ya presentes y que se intuían en las dos entregas previas pero debidamente exploradas en profundidad para el presente film. Además, el diseño de la tortuga para la ocasión es aterrador (
dark y toda hecha una
motherfucker).
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Reaparecen los pájaros Gyaos |
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Ayana quiere vengarse de Gamera y encuentra a Iris |
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"Está aquí..." |
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La batalla final será colosal |
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Iris intenta unirse a Ayana para así ser indestructible |
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Pero Gamera tiene un as en la manga... |
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Gamera se despide de nosotros con un final sublime y apocalíptico |
Si hablamos de los momentos monstruosos de la cinta no tienen comparación con ningún otro
Kaiju realizado anteriormente, y he de decir que contiene algunas secuencias que hoy día siguen sin ser superadas. El grado de perfección técnica conseguido en los momentos de destrucción, la presencia de los monstruos gigantes o las batallas en sí, son sin ninguna duda los más perfectos, dramáticos y espectaculares de la historia del género, consiguiendo una simbiosis perfecta entre efectos tradicionales, disfraces y maquetas junto a los efectos digitales.
Shinji Higuchi y el resto del equipo de FX del film cambia para siempre la estética de la destrucción dentro del
Kaiju Eiga; tanto, que a partir de entonces Godzilla (en las entregas
Millenium) tuvo que ponerse las pilas para no quedarse atrás. Ningún
Kaiju posterior a
Gamera 3 (1999) ha conseguido alcanzar el nivel de dramatismo y potencia destructora, salvo quizás, algunos momentos de
Shin Godzilla (2016). Tanto el impecable primer enfrentamiento nocturno entre Gamera y los Gyaos como el impresionante clímax final en la estación de Kyoto quedarán para la historia del género. Esa aura apocalíptica que recorre todo el metraje y estalla en el tercio final está muy conseguida, llegando a lo sublime en los últimos 5 minutos, simplemente soberbios y con una amenaza imposible de solucionar cerniéndose sobre Japón, en la que un moribundo Gamera parece despedirse de la audiencia en medio de un escenario desolador.
Gamera 3: la venganza de Iris (1999) supone la culminación del género. Un film marcadamente espectacular y que se lanza a la piscina abarcando temas inéditos en los
Kaiju, con profundidad temática y de personajes sin abandonar el sentido del humor. Pese a sus licencias filosóficas y pretenciosas que no acaban por empañar el producto, el film supuso un antes y un después en toda regla dentro del género, y sin duda el mejor
Kaiju Eiga de la historia (con permiso de
Japón bajo el terror del monstruo).
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