CRÍTICAS PELÍCULAS

lunes, 29 de junio de 2020

WHISPERING CORRIDORS (1998)

Recordamos los últimos años del milenio, en los 90, como la gran resurrección del terror japonés después del éxito de The Ring (1998) de Hideo Nakata. Dicho éxito propició la aparición de cientos de imitaciones y cintas similares en tono que se extenderían por buena parte de la primera década de los 2000 aunque la moda se desinfló rápidamente debido a unos patrones demasiado parecidos entre sí. El fenómeno se extendió a otros países como Corea del Sur, país donde precisamente el género del terror no es demasiado popular que digamos, quizás debido a que el horror para los coreanos proviene precisamente de su historia pasada durante los años de dictadura. Un terror muy real donde puede que no tengan cabida los fantasmas. En todo caso, la historia nos ha dejado joyitas del género como Dos Hermanas (2003) de Kim Jee-Won o la saga Whispering Corridors, cuya primera entrega abordamos hoy. Whispering Corridors es una saga bien curiosa por varios motivos. Con cinco entregas en su haber y una sexta en camino este año, todas ellas destacan por ser historias independientes sin nada que ver entre sí argumentalmente. Dichos films se basan en pequeñas historias fantasmales ambientadas en institutos femeninos donde suele haber tensión lésbica entre sus personajes además de contener cierto componente de crítica social. El primer Whispering Corridors cuenta la leyenda urbana del fantasma de la alumna Jin, del estricto instituto femenino Jookran, la cual se suicidó hace nueve años y ahora habita en el colegio. Cuando comienza el nuevo curso una de las antiguas profesoras aparece ahorcada. Algunas de las alumnas intentarán averiguar la verdad.
Whispering Corridors aún no parece contaminada por la moda The Ring y por tanto no aparece ninguna fantasma melenuda ni ninguna clon de Sadako, lo cual es de agradecer. El presente film parece más interesada en recuperar el espíritu de los mejores giallos italianos de los años 70 con Mario Bava y Dario Argento a la cabeza. Su ambientación en un instituto femenino, esos asesinatos misteriosos donde no vemos al atacante y especialmente el interesante uso del color que se le da a las localizaciones con un marcado azul metálico que remarca la frialdad, no de los fantasmas que habitan el centro escolar, sino del mundo de los vivos, víctimas de un sistema educativo fascistoide y asfixiante. Si. Uno de los puntos más destacables de Whispering Corridors y motivo que levantó polvareda en su estreno es su descarnada crítica a la educación coreana con profesores pegando y vejando a sus alumnos dentro de un sistema y modelo ultracompetitivo donde parece no haber escapatoria ni resquicio para la amistad. Que su director, Park Ki-Hyeong, plasme un instituto como si de un campo de concentración se tratara es bien llamativo. Resulta todo un valor añadido que los responsables del film se aprovechen de las herramientas del cine adolescente, tan exitoso en aquellos años, para ofrecer una historia de fuerte componente social y crítico. Así, Whispering Corridors es interesante como pieza de horror que aprovecha su componente fantástico como excusa para diseccionar algunos aspectos sociales de Corea.
Un asesinato misterioso tiene lugar en el instituto femenino Jookran. ¿Será cosa de fantasmas? 

Aquí a los alumnos los ponen bien rectos.

No hay resquicio de amistad en un lugar así.

"Perro loco", el profe, en acción.

Los cuerpos comienzan a amontonarse. ¿Pero que está pasando?

Si hablamos del componente terrorífico del film, las apariciones fantasmales y asesinatos son mostrados sin aspavientos exagerados propios del género y con una naturalidad muy marcada. Sus personajes son efectivos destacando las muy aceptables interpretaciones de Choi Gang-Hee Lee Mi-Yeon. El film se guarda algunos momentos visualmente poéticos albergando cierto componente trágico además de reservarse algún que otro twist final eficiente. El problema del film reside en que su narrativa es tan fría y lenta que el visionado se puede hacer largo y algo interminable. Se agradece no acudir a los jump scares facilones y otros tópicos del género pero el conjunto se hace algo aburridillo por su narrativa. La trama a veces se pierde o se hace enrevesada de una manera innecesaria pero pese a todo Whispering Corridors destaca por su carácter único e ir a la contra de las herramientas que se usan en su género presentando una obra sensible y a la vez fría, un drama psicológico de seres torturados por un mundo asfixiante y sin amor destacando su conseguida atmósfera tétrica y agobiante.

Pese a todo, dicha mezcla de terror fantasmal y crítica social quedará mucho mejor apañada en la segunda parte de la saga, Memento Mori (1999), un pequeño clásico del género en Corea y que analizaremos próximamente en el blog.

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