CRÍTICAS PELÍCULAS

lunes, 30 de diciembre de 2019

LOS MONSTRUOS INVADEN LA TIERRA (1965)

Desde los últimos éxitos de la saga, Godzilla estaba viviendo una edad de oro, pero el saurio debía ponerse las pilas si no quería perder el trono, ya que otros estudios de Japón y competidores de la Toho, también querían su parte del pastel en esta nueva moda de monstruos gigantes: la primera entrega de Gamera, El mundo bajo el terror (1965), estaba por estrenarse así también la trilogía del Daimajin de 1966. Aún así, Ghidorah (1964) había sido todo un éxito y la confirmación para Toho del camino a seguir e ir convirtiendo a Godzilla en un buen bicho.

Los monstruos invaden la tierra (1965) suponía una nueva vuelta de tuerca a lo ya visto. Pero ¿con qué se podía sorprender entonces al público a estas alturas?; pues mezclando las clásicas historias de invasión extraterrestre de toda la vida con los monstruos gigantes, y dándole un tono irresistible de aventura espacial muy en la línea de Battle from outer space (1958) de Ishiro Honda. El resultado fue una de las entregas clásicas más recordadas y mejor acabadas. 

El filme comienza con el descubrimiento de un nuevo planeta en el sistema solar, el satélite X. Envían un cohete al lugar y allí descubren una civilización alienígena aterrorizada por el monstruo Ghidorah, que vive por los alrededores. Suplican a los humanos que dejen traer a su planeta a Godzilla y Rodan para destruir a Ghidorah, pero una vez los monstruos están en el poder de los aliens y son controlados por ellos, se dirigirán a la Tierra para destruirla.
Es evidente el impacto de la ciencia ficción americana en Japón, donde en buena parte de los años 50 se hicieron versiones muy personales y "a la japonesa" de los éxitos americanos. El primer Godzilla ya era una versión de El monstruo de tiempos remotos (1953), así como The Mysterians (1957) lo era de La guerra de los mundos (1953), o el clásico Asalto a la tierra (1956) de Cuando los mundos chocan (1951). Era inevitable que el kaiju y la space opera se unieran. Lo interesante del film es que se dosifican sabiamente las apariciones de los monstruos a apenas 10 minutos (muy intensos todos ellos), y se trabaja a un nivel decente el aspecto humano de la trama, con unos personajes que se han convertido en clásicos y de los más recordados de la saga; Akira Kubo como el inocente y torpe inventor, Akira Takarada (en su tercera aparición en la saga) de astronauta y su compañero americano, el galán Nick Adams (tristemente fallecido dos años después por una sobredosis y que tuvo tiempo de aparecer en otro kaiju, Frankenstein conquers the world (1965)), o la abrumadora y sensual presencia de Kumi Mizuno como reina de los alienígenas. 
Los habitantes del Planeta X. ¿Vienen de buenas?
Parece que no. Los monstruos atacan la Tierra.
Godzilla, bailando, no tiene nada que envidiar a Fred Astaire
El presupuesto aún siendo cada vez menor en la saga permite que que aún así se consigan grandes momentos como la maravillosa y kitsch ambientación en el planeta X o la base alienígena. Que los habitantes del planeta X controlen telepáticamente a los monstruos es una buena excusa para que Godzilla (que en el anterior film se había pasado al bando de los buenos), vuelva a destrozar maquetas. En esta entrega hay un momento muy polémico entre los fans, y es la secuencia en el que Godzilla, tras vencer a Ghidorah en el planeta X, comienza a dar saltos de alegría en un momento, la verdad, muy desafortunado, y que es otro de los síntomas de la infantilización de la serie. Por lo visto fue un momento que fue rodado bajo los deseos de Eiji Tsuburaya (creador de Godzilla y mago de los efectos especiales de la saga) y a escondidas de Ishiro Honda. Cuando Honda vio la película se sintió abochornado por la imagen. "Godzilla no es así...", diría. Seguramente este fue el momento que hizo que el director se quisiera alejar de la saga del saurio radiactivo.

El punto negativo es que el film se siente como un episodio de una serie de televisión por lo repetitivo del asunto, ya que aparecen los mismos monstruos que la anterior entrega de la saga (excepto Mothra) y además ya hay los primeros indicios de stock shots provenientes de otros films (de Los hijos del volcán en este caso), para abaratar costes, aunque están inteligentemente colocados entre las nuevas secuencias (no como la desvergüenza con la que se realizará en las entregas de los años 70). La trama tampoco es que sea un prodigio de originalidad pero es de agradecer que se pueda seguir con interés aún a pesar los sinsentidos del guión, ya que los extraterrestres podrían atacar directamente la Tierra sin necesidad de montar todo este complejo plan de pedir permiso a la humanidad para llevar a los monstruos hasta el satélite X...
Tsuburaya y Godzilla planeando el siguiente desastre.

Los monstruos invaden la tierra (1965) es una joyita que ha influenciado a directores como Tim Burton y que resulta todo un entretenimiento de calidad. Además, Akira Ifukube vuelve a hacer que se me ponga la piel de gallina con la clásica banda sonora de la película. Fue otro éxito para la saga con 5,13 millones de espectadores. El film se reestrenó en Japón en 1970.

Y para acabar, una curiosidad. Existen rumores de una versión porno de Los monstruos invaden la tierra. A un lumbreras se le ocurrió la buena idea de eliminar todos los momentos con los monstruos e insertar docenas de escenas subiditas de tono. Es un filme que no he podido encontrar nunca y que me muero de curiosidad por ver algún día. Si hay alguna alma caritativa que la encuentre, que contacte conmigo.

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