El éxito en Japón del primer Godzilla fue impresionante, más de 9 millones de espectadores vieron el film, superando incluso a "Los Siete Samuráis" de Akira Kurosawa, así que por supuesto, la secuela no se hizo esperar. Cinco meses después del estreno del primer film, "Godzilla Contraataca", o Godzilla raids again, irrumpía las pantallas, esta vez sin Ishiro Honda detrás de las cámaras, el cual no pudo ocuparse del proyecto por problemas de agenda; en su lugar, el desconocido Motoyoshi Oda se hizo con la dirección. Estas prisas en la producción del film se notaron y mucho en el montaje final, haciendo un film fantástico y muy entretenido en sus primeros 45 minutos, y bastante soporífero en sus 40 minutos restantes.
La historia se inicia con el descubrimiento en una isla de un nuevo Godzilla luchando contra otro monstruo gigante, Anguirus. La batalla entre los dos monstruos llegará hasta la ciudad de Osaka.
Siguiendo las influencias de films clásicos como King Kong (1933) o El mundo perdido (1925) y sus famosas escenas de batalla entre seres colosales, se añade un elemento que acabaría siendo imprescindible en el futuro del kaiju-eiga como es introducir una batalla colosal entre dos monstruos gigantes mientras destrozan los detallados decorados de las ciudades japonesas. Aquí, el primer enemigo de Godzilla es el citado Anguirus, una especie de dinosaurio cuadrúpedo similar al anquilosaurio pero con una coraza llena de pinchos (dicho monstruo aparecería en futuras entregas de la saga aunque esta vez como aliado del saurio).
Godzilla ha vuelto, pero esta vez viene acompañado |
A pesar de tener un inicio muy prometedor, el film tiene unos problemas muy graves de ritmo. En su primera mitad todo está muy conseguido: la tensión, la acción, las apariciones de los monstruos son fantásticas, los efectos especiales brillan en muchos momentos...pero una vez Godzilla (no hay explicación alguna sobre el por qué regresa si su cuerpo fue reducido a la nada en la anterior. Regresa y punto) deja fuera de combate a Anguirus, tenemos que aguantar más de media hora de diálogos aburridos entre unos personajes que no nos importan nada y sin chispa hasta llegar a su aceptable final, en el que acorralan a Godzilla en una isla de hielo y ahí lo sepultan entre la nieve. El único personaje que repite de la anterior entrega es el profesor Yamane, interpretado por Takashi Shimura, el cual aparece 5 minutos con cierto aire paródico para intentar aclarar la inexplicable aparición de este segundo Godzilla con un gracioso aire de superioridad: “Ya sabía yo que aparecería otro Godzilla”.
Una isla de hielo parece ser la última esperanza |
Los efectos especiales, obra otra vez de Eiji Tsuburaya, tienen momentos geniales en las secuencias de destrucción de Osaka y especialmente las batallas entre los monstruos realizados a cámara rápida (debido a un error técnico aunque como les gustó el resultado lo dejaron tal y como está), dando un resultado quizás algo ridículo vistos hoy en día pero realista al mostrar a los monstruos como animales rabiosos. La batalla en plena ciudad entre Godzilla y Anguirus es sin duda, la mejor escena del film. Así, el film contiene imágenes con mucha fuerza aprovechando el, otra vez, siniestro blanco y negro, como esa escena en la que un personaje mira por la ventana hacia la ciudad y ve un hongo atómico o la fantástica batalla contra Anguirus como apuntaba anteriormente.
A pesar de lo soporífero del último tercio del film, hay que comentar a su favor que acaban resultando interesantes por su retrato de la reconstrucción de una ciudad y de la vuelta a la normalidad de la vida de sus personajes tras la tragedia, rodados de una forma esperanzadora de cara al espectador japonés, que aún sufría las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial.
El film repitió éxito en Japón, con 8.340.000 espectadores. Para su venta internacional, el film recibió el interés en 1956 de la compañia americana AB-PT (American Broadcasting Company y Paramount Theaters quienes en su currículum contaban con cosas como The beginning of the end) aunque con la intención de realizar una historia nueva desechando todas las escenas con japoneses de la versión original y reutilizando únicamente las escenas con los monstruos quienes fueron convertidos en esta nueva historia en dos dinosaurios anónimos. El invento se iba a llamar The Volcano Monsters y aún teniendo finiquitado el guión y los disfraces de los monstruos enviados por Toho, la quiebra del estudio impidió su realización. En 1958 la Warner Bros. volvió a adquirir el film realizando un horroroso remontaje titulado Gigantis, the fire monster y donde se bautizaba a Godzilla como Gigantis. Se realizó además un doblaje tremendamente ridículo y cómico añadiéndole una innecesaria e insoportable voz en off, stock shots de otros films e imágenes de archivo de misiles en los créditos iniciales. Para colmo se eliminó la banda sonora original sustituyéndola por música de otros films de ciencia ficción. Dicho engendro acabó pasando sin pena ni gloria por los cines americanos ya que al año de su estreno, 1959, la fiebre por los monstruos gigantes en EEUU ya había aflojado.
El remontaje americano del film |
Volviendo al original japonés, Godzilla Contraataca (1955), es una película curiosa aunque no excesivamente destacable, entretenida en su primera mitad pero fallida en el resto. Las prisas le hicieron mucho daño a este film. El saurio radiactivo no volvería a las pantallas hasta 1962 con el clásico King Kong contra Godzilla.
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