CRÍTICAS PELÍCULAS

viernes, 6 de agosto de 2021

HIROSHIMA (1953)


El trauma ocasionado por los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki en el pueblo japonés fue muy profundo. No solamente por la barbarie que supuso que cientos de miles de personas perdieran la vida en un santiamén sino, también, por el ostracismo que vivieron entre la sociedad los hibakusha (los supervivientes de la bomba atómica), los experimentos que científicos americanos realizaron con ellos y la posterior ocupación de EEUU sobre Japón (de 1945 a 1952) con el Emperador Hirohito obligado a negar su estatus divino tras la rendición en la guerra. Una situación de humillación y dolor del pueblo nipón que arrastraron durante años. Dicho trauma por la II Guerra Mundial se ha manifestado habitualmente en el arte. Ya sea en el manga, la literatura o el cine.

Tras la ocupación americana en Japón se censuraron las expresiones de orgullo nacional así como cualquier noticia relacionada con lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki así como los efectos de la bomba atómica. En el cine, aunque los realizadores lo tuvieran difícil debido a la presión americana, hubieron pequeños coqueteos que hablaban de la situación de postguerra. Ejemplos como Los niños del paraíso (1948) de Hiroshi Shimizu o The Bells of Nagasaki (1950), la cual estaba basada en la novela de mismo nombre y lanzada en 1949. Si bien, lo ocurrido el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima así como sus consecuencias actuales serían detalladamente recogidas en el libro "Genbaku No Ko" del profesor y activista Arata Osada, la cual sería publicada en 1951. 

Es en ese momento cuando el "Sindicado de Maestros de Japón" (Nikkyoso), asociación de ideología izquierdista y muy crítico con los valores tradicionales e imperialistas de Japón, quiso afrontar la producción de una película basada en dicho libro. Sentían la necesidad urgente de contar con pelos y señales al mundo lo que había pasado en Hiroshima y lo que estaban viviendo sus supervivientes para enfrentarse así a la información tan confusa, manipulada y censurada que corría por el mundo y en el mismo Japón.

Children of Hiroshima (1952), dirigida por Kaneto Shindo (Onibaba de 1964), recogía con cierto aire documental el día a día de una profesora llegada a Hiroshima y sus relaciones entre sus alumnos y habitantes de la ciudad. Aunque el film, dentro de sus límites de cine independiente, consiguió un buen éxito llegando a pasarse por el Festival de Cannes, los miembros del "Sindicato de Profesores" no acabaron de sentirse nada satisfechos por el resultado por su tendencia al sentimentalismo abandonando así, en buena manera, los elementos más políticos del texto. Un año después, el Sindicato insiste en producir una nueva película sobre el tema encargándose el director Hideo Sekigawa del proyecto. Sekigawa había dirigido un drama bélico como Listen to the Voices of the Sea (1950) y tanto por aptitudes artísticas como ideología encajaba con el objetivo del Sindicato.

Hiroshima (1953) da inicio 8 años después de la tragedia atómica con un profesor de instituto que ve como algunos de sus alumnos están sufriendo en sus cuerpos las consecuencias de la bomba atómica. Por medio de un flashback, los alumnos recuerdan lo acontecido el 6 de agosto de 1945, cuando vivieron el puro infierno.

Ver una película como Hiroshima es una experiencia acongojante del quien descubre una joya que ha estado mucho tiempo perdida en algún cajón y que gracias a ciertas distribuidoras (en este caso Arrow Films) son desempolvadas para el disfrute de todos. Sorprende del film su tono seco, duro y sin ninguna concesión de cara al espectador. Lo vivido fue un infierno y así intentan mostrarlo con toda la verosimilitud posible en la película con escenas cruentas con montañas de cadáveres, muertes de niños en escena, destrucción masiva entre otros sufrimientos todavía mayores. Si el objetivo del "Sindicato" era lanzar con esta película un grito de auxilio, una crónica veraz de lo que exactamente ocurrió en Hiroshima (y sus consecuencias en ese mismo momento) acertaron de lleno. Por suerte el film no se torna un panfleto político donde podía haber caído en el fácil "que malos son los americanos", expresando un mensaje pacifista de odio contra las guerras y centrando su mirada en la gente de Hiroshima. Estremece saber que lo que cuenta la película, las muertes posteriores por el efecto de la radiación, la marginalidad de los hibakusha, la pobreza a la que se vio abocada la población... estaban ocurriendo en ese mismo momento. Un ejercicio de docu-ficción muy estimulante y descorazonadora.

En otro juego de espejos con la realidad, el film logró congregar a más de 90.000 extras para sus escenas de congregación de masas. La misma población de Hiroshima, supervivientes, soldados, políticos... se ofrecieron a participar en la película. Como curiosidad, Akira Ifukube se encarga de la banda sonora del film en una pieza musical que luego reciclaría para los momentos más dramáticos del primer Godzilla (1954)
En un instituto de Hiroshima los alumnos caen enfermos.

Recuerdan el horror vivido el 6 de agosto de 1945.

El infierno en la Tierra.



La película no hace concesiones con el espectador.
Eiji Okada, quien interpreta al profesor del film, luego participaría en el clásico Hiroshima Mon Amour (1959). Aunque no fue lo único que el film francés tomó de Hiroshima utilizando también las escenas de la caída de la bomba y los momentos de destrucción. Yumeji Tsukioka, aparecida en Primavera Tardía (1949) de Ozu o The Eternal Breasts (1955) tiene un papel importante como profesora que vive en primera persona la caída de la bomba. Tsukioka, originaria de Hiroshima, insistió en querer participar en la película aún a pesar de tener un contrato exclusivo con la Nikkatsu. Tras mucho insistir con el estudio, al fin consiguió trabajar en Hiroshima. Era un proyecto que no aparece cada día y tenía que aparecer en él si o si.

Hiroshima (1953) es un trabajo necesario. Un film intenso y que plasma sin cortarse un pelo el infierno en la tierra vivido en la ciudad con un dramatismo y crudeza que crea dolor en el espectador y que en ocasiones te supera. Una representación sorprendente considerando que no hacía ni 8 años del suceso. Un ejercicio de sorprendente calidad técnica que acongoja especialmente en las escenas de la caída de la bomba. Esos segundos de silencio con todos los personajes mirando al cielo y que culminan en un puro horror de desconcierto, fuego y gritos. O el terrible momento de la lluvia radiactiva sobre los supervivientes. El film también es duro con el pasado imperialista de Japón, plasmando en el inicio de la película el clima de locura y radicalismo vivido en el apogeo de la guerra con inquietantes momentos de niños siendo entrenados como soldados u obligados a recitar como posesos los designios del emperador Hirohito. También es representada la ceguera y fanatismo de los soldados nipones que aún a pesar del horror se resisten a creer o a valorar una rendición.

Hiroshima
(1953), pese a su potencia dramática si que pierde fuelle en un tercio final algo disperso. Unos momentos en donde la acción vuelve al presente (a 1953) y donde seguimos a un adolescente intentando buscarse la vida como puede en una ciudad empobrecida y traumatizada. Es terrorífico el momento en que un grupo de niños se ve obligado a vender a los turistas huesos humanos de las víctimas para poder sobrevivir. Un tramo final interesante porque ya adelanta el clima de "picaresca" de la ciudad y cuyas consecuencias veremos especialmente en los films de yakuzas de Kinji Fukasaku. Este tramo final supone una leve bajada de interés respecto a lo intenso visto hasta el momento.

Hiroshima es un film de obligado visionado que, aparte de su claro mensaje pacifista, fue un enorme esfuerzo de producción de muchísimo mérito teniendo en cuenta que fue realizada de forma independiente y al margen de los grandes estudios nipones. Una vez acabada la película ningún estudio japonés la quiso comprar ni distribuir por su descarnado contenido social. El film tuvo, finalmente, algunos pases en salas niponas para pasar a desaparecer poco después. En EEUU logró estrenarse, aunque de forma muy limitada en 1955, en una copia alterada respecto a la versión original. 

Tras muchas décadas desaparecida, la distribuidora Arrow Films, sacó una excelente copia en Blu-Ray consiguiendo sacar del injusto ostracismo al que había sido relegada esta película y que influenció de forma evidente en el cine japonés posterior relacionado con el tema como por ejemplo la magnífica Lluvia Negra (1989) de Shohei Imamura, una versión modernizada de Hiroshima.

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