En el film Haruo y sus acompañantes entablan contacto con la tribu indígena Houtua, los cuales rinden culto a una deidad. Siguiendo el rastro del arma Mechagodzilla, lo único que podría vencer al saurio, el grupo descubre que dicho metal ha evolucionado y ha creado una ciudad siguiendo con su misión original: la destrucción de Godzilla.
Godzilla: City on the edge of battle (2018) más allá de guardar un guiño en su título al mítico episodio de Star Trek: The City on the Edge of Forever (1967) incide en ese tono frío y poco amable de la anterior explorando las pinceladas filosóficas solamente apuntadas en la primera entrega y que aquí encuentran su protagonismo con un resultado fascinante pero que resultará inesperado y bastante "durillo" para el espectador medio en busca de juerga monstruosa.
La trilogía se afianza con este City on the edge of battle siendo la entrega más equilibrada del tríptico abriendo nuevos campos en su universo y tratando ideas de carácter filosófico o existencialista muy interesantes e inéditos en la saga del saurio cargadas de complejidad: Quienes somos como humanidad, nuestra unión y dependencia con la tecnología, convertirnos en monstruos para combatir al monstruo... Conceptos muy interesantes abordados, eso sí, entre mucha tecnocháchara y personajes poco empáticos dentro de un conjunto más parco aún que la anterior en momentos monstruosos pero que resulta interesante por ofrecer cosas totalmente nuevas.
Es admirable la capacidad del film (y la trilogía en general) de romper nuestras propias expectativas especialmente cuando el esperado Mechagodzilla es reducido a una descomunal ciudad-trampa incapaz de ofrecer las típicas y clásicas batallas cuerpo a cuerpo contra el monstruo. Un cambio en la mitología de la saga que yo agradezco enormemente tras décadas viendo el enésimo y repetitivo enfrentamiento contra la némesis cibernética. Recordemos que la trilogía está dirigida a cuatro manos por Hiroyuki Seshita y Kôbun Shizuno, ambos con visiones opuestas sobre el personaje. Las diferencias de enfoque entre los dos ya se denotaron en la producción de la primera entrega y según va avanzando la trilogía las ideas del segundo irán cogiendo mucho más peso. Al parecer, para City on the edge of battle, Hiroyuki Seshita junto al guionista Gen Urobuchi, ambos fans de Godzilla, tenían la idea de presentar a un Mechagodzilla más clásico volviendo a la vida con una monstruosa altura de 1000 metros (como aguantaría todo ese peso, es un misterio) y que se enfrentaría al saurio en el clímax de la historia. Dichas ideas más clásicas fueron descartadas por Kobun Shizuno quien recordemos no era muy fan de las cintas de monstruos e insistió en reducir al mínimo las batallas entre bestias en favor de dar al film un tono más intimista y filosófico. Por este motivo, el Mechagodzilla propuesto por Seshita solo pudo verse en el material promocional del film.
Haruo tiene a Godzilla entre ceja y ceja. |
¡Sorpresa! Una civilización sobrevive bajo tierra. Las gemelas Maina y Miana son las guardianas de una deidad. |
Godzilla continua imparable. |
El Nanometal podría ser la clave. Mechagodzilla se ha convertido en una ciudad-trampa. |
Siempre hay tiempo para el amor. |
Pero el enfrentamiento final pondrá a Haruo entre las cuerdas. |
Godzilla: City on the edge of battle (2018) acierta expandiendo su propio universo de forma interesante. La historia consigue enganchar de primeras con el descubrimiento de una civilización subterránea, los Hontua y en un guiño a la futura aparición de Mothra, conocemos a dos muchachas gemelas las cuales son guardianas de un huevo. Descubrimos más cosas sobre las diferentes familias alienígenas que acompañan a los humanos en la misión como son los Exif y los Bilusaludos. Los primeros de tendencia religiosa mientras que los segundos abrazando la simbiosis con la tecnología. El romance entre Haruo y Yuko da algo de interés a los personajes en un conjunto con un tono y un ritmo mucho mejor equilibrado que su precedente. Godzilla aquí ya tiene unos increíbles 300 metros de altura y es presentado como un ente silencioso e imparable que no cesa de perseguir a los protagonistas, los últimos guerreros de la humanidad empeñados hasta la locura en vencer al monstruo y recuperar el planeta. El saurio radiactivo tiene aún menor presencia y personalidad que en El planeta de los monstruos pero resulta imponente en el clímax final de la cinta con un desenlace apocalíptico que pone al límite de la desesperación a Haruo siendo una conclusión sobresaliente y que pone los dientes largos frente a lo que nos encontraremos en la conclusión de la trilogía.
El film, eso sí, no abandona algunos de los errores de Godzilla: El planeta de los monstruos como es esa frialdad temática, la extraña animación 3D o algunos conceptos que no terminan por desarrollarse. Pero Godzilla: City on the edge of battle supone un episodio notable e interesante que utiliza a los monstruos como excusa para hablar de temas totalmente inéditos en la saga relacionados con la pérdida de la humanidad, el uso descontrolado de la tecnología, religión y filosofía. Todo en un conjunto de ritmo bien equilibrado, sin abandonar los guiños a los clásicos (Mothra o las Aelinas) y que consigue afianzar la personalidad de esta trilogía.
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