La polilla gigante Mothra siempre ha gozado de una enorme aceptación entre el público nipón hasta el punto de convertirse en el kaiju más célebre del género tras Godzilla y Gamera. La mariposa, que además es la favorita del público femenino japonés, goza de un halo bastante único en el bestiario monstruoso kaiju estando rodeado de unas características fantásticas y mágicas, pura deidad achuchable y que ha ayudado en su éxito.
La primera aparición de la polilla fue en la genial Mothra (1961) de Ishiro Honda y tras su enfrentamiento con el saurio en la maravillosa Godzilla contra los monstruos (1964) se convirtió en una secundaria habitual de la saga Godzilla. A principios de los 90 con un renacido Godzilla golpeando la taquilla se pensó en producir un filme de la polilla en solitario, si bien, se dudaba de su poder en la taquilla y finalmente el proyecto acabó mutando en lo que sería Godzilla contra Mothra (1992). El exitazo que supuso esa entrega, la muerte cinematográfica de Godzilla en 1995 además del éxito de la nueva trilogía Gamera (competencia de Toho) acabó de animar la creación de Rebirth of Mothra (1996).
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El constante griterío (Mothraaaa, no te mueraaaaas...), lo limitado de los personajes humanos y la poca originalidad general hace de esta Rebirth of Mothra una mústia entrega, y que de entre el soserío general podemos destacar la fabulosa partitura de Toshiyuki Watanabe, que eleva la cinta hacia terrenos superiores además de algunas escenas visualmente espectaculares como la de la presa o el nacimiento de Mothra Leo (efectos obra de Koichi Kawakita, director de efectos en la etapa Heisei de Godzilla). Lo discreto del filme no evitó que en taquilla funcionara realmente bien (con unos números muy similares a los de Godzilla vs Destoroyah de 1995) dando puerta a una trilogía protagonizada por la mariposa.