CRÍTICAS PELÍCULAS

viernes, 1 de agosto de 2025

REBIRTH OF MOTHRA (1996)


La polilla gigante Mothra siempre ha gozado de una enorme aceptación entre el público nipón hasta el punto de convertirse en el kaiju más célebre del género tras Godzilla y Gamera. La mariposa, que además es la favorita del público femenino japonés, goza de un halo bastante único en el bestiario monstruoso kaiju estando rodeado de unas características fantásticas y mágicas, pura deidad achuchable y que ha ayudado en su éxito.

La primera aparición de la polilla fue en la genial Mothra (1961) de Ishiro Honda y tras su enfrentamiento con el saurio en la maravillosa Godzilla contra los monstruos (1964) se convirtió en una secundaria habitual de la saga Godzilla. A principios de los 90 con un renacido Godzilla golpeando la taquilla se pensó en producir un filme de la polilla en solitario, si bien, se dudaba de su poder en la taquilla y finalmente el proyecto acabó mutando en lo que sería Godzilla contra Mothra (1992). El exitazo que supuso esa entrega, la muerte cinematográfica de Godzilla en 1995 además del éxito de la nueva trilogía Gamera (competencia de Toho) acabó de animar la creación de Rebirth of Mothra (1996).


El filme se entrega sin pudor a una estética y tono infantil que en muchas ocasiones recuerda a las infames entregas de Gamera en los 60 con niños algo repelentes siendo dueños de la función. Aunque he de decir que aunque torpes las entregas de Gamera al menos se convertían en un espectáculo loco y divertido de ver, lo contrario, en general de esta Rebirth of Mothra. Sorprende que el guión sea una lágrima y cuyo leve contenido lo encontramos en los primeros 30 minutos de la cinta. El descubrimiento de unas ruinas/fósiles misteriosas y que se sustraiga un medallón que abre la caja de pandora al renacimiento de un Ghidorah remodelado, cuadrúpedo y más monstruoso (convertido para la ocasión en Desghidorah). La aparición del monstruo, a los 30 minutos sirve de punta de lanza para una sucesión de batallas eternas una tras otra, con ataques y rayos cada vez más elaborados y luminosos que acaban por hastiar. 

Si, la presencia de los monstruos es constante pero no hay nada de emoción o de interés tras ellos. Pese a no contener ninguna escena de destrucción urbana, los efectos puramente tokusatsu resultan de un gran nivel, destacando las sobreimpresiones y matte entre actores y monstruos. Lástima que Mothra siga siendo un peluche de tres al cuarto. Horripilante resulta la inclusión de CGI que da pie a sangrantes secuencias como esos videoclips con las gemelitas de Mothra y que no tienen nada que envidiar a los karaokes de los más decadentes restaurantes chinos. La ambiciosa aunque en general fallida y muy alargada escena de las pequeñas gemelas luchando contra su hermana malvada en casa de los niños protagonistas es otro ejemplo de ello.

El constante griterío (Mothraaaa, no te mueraaaaas...), lo limitado de los personajes humanos y la poca originalidad general hace de esta Rebirth of Mothra una mústia entrega, y que de entre el soserío general podemos destacar la fabulosa partitura de Toshiyuki Watanabe, que eleva la cinta hacia terrenos superiores además de algunas escenas visualmente espectaculares como la de la presa o el nacimiento de Mothra Leo (efectos obra de Koichi Kawakita, director de efectos en la etapa Heisei de Godzilla). Lo discreto del filme no evitó que en taquilla funcionara realmente bien (con unos números muy similares a los de Godzilla vs Destoroyah de 1995) dando puerta a una trilogía protagonizada por la mariposa.