El cine tailandés también guarda muchas sorpresas de cara al aficionado. Desde su tradición en el cine de acción y artes marciales loco y salvaje de Panna Rittikrai, Tony Jaa o Jeeya Janin pasando por el cine de terror o el cine adolescente más comercial. Si bien, hay ocasiones que un filme traspasa sus fronteras y se convierte en un fenómeno por sus cualidades artísticas. Bad Genius (2017) es una de estas sorpresas.
Lynn, una estudiante superdotada, consigue entrar en una prestigiosa escuela tailandesa donde consigue una beca para estudiar en el extranjero. Un día recibe la propuesta de ganar dinero ayudando a otros alumnos haciendo trampas en los exámenes, creando así un sistema infalible que los ayude a aprobar. Cuando Lynn ve el poder que tiene en sus manos al conseguir sacar rentabilidad de sus dotes, trazará un plan mucho más ambicioso...
El reparto en general es un muestrario algo vacío de caras bonitas y de porcelana siendo estos, quizás, el punto más endeble del filme, a excepción de la joven Chutimon Chuengcharoensukying, dotada de una belleza misteriosa, poco común y que realiza una interpretación intensa y a la altura de las circunstancias. La actriz ha seguido trabajando y la hemos podido ver en la simpática Feliz año pasado (2019) o en Hunger (2023), serie producida por Netflix.
Así Bad Genious es toda una sorpresa y una cinta a tener en cuenta dentro del cine oriental reciente. Un filme mucho más inteligente y desafiante de lo que su premisa pueda parecer alejándose del vacío del cine de adolescentes para convertirse en una exhibición subversiva y adrenalítica que crítica la corrupción del sistema educativo o la desigualdad de clases, desde una perspectiva de lo más sugerente. Bad Genius fue una de las películas más taquilleras en Asia durante el 2017, así como la película tailandesa más exitosa.
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