CRÍTICAS PELÍCULAS

viernes, 30 de abril de 2021

BATTLE IN OUTER SPACE (1959)


Para 1959 la ciencia ficción había empezado a despuntar en Japón gracias, por un lado, al avenimiento de Godzilla en 1954 y las versiones muy a la japonesa de éxitos americanos de la época como La guerra de los mundos (1953), Ultimátum a la Tierra (1951) o Cuando los mundos chocan (1951) convirtiéndose en encantadores films como Asalto a la Tierra (1956) de la Daiei o The Mysterians (1957) de Ishiro Honda. Honda, tras Japón bajo el terror del monstruo (1954) se embarcó en unos años intensos donde trató una gran diversidad de géneros, desde el romance, a la comedia o el musical aunque siendo la ciencia ficción el género por el que más se le recuerda y por el que acabó dedicándose por completo ya en los años 60. The Mysterians (1957) fue todo un éxito proponiendo una peculiar invasión extraterrestre que reclamaba a la humanidad terreno planetario y féminas terrícolas. El inolvidable robot gigante Mogera, considerado el primer mecha en aparecer en el cine nipón, protagonizaba los mejores momentos de una cinta de tono naif, generalmente poco excitante pero definitivamente a remarcar. Unos años después Ishiro Honda realizó una especie de secuela de aquella y de título Battle in outer space (1959) y donde se lograba superar a su precedente en un muestrario de diversión sin límites.

Estamos en 1965, una serie de misteriosos desastres asolan el planeta y todo es debido a una civilización alienígena con la intención de destruir la Tierra. Las naciones se unirán para defenderse contra el invasor. Un equipo de científicos viajará hasta la Luna para desestabilizar la base de los extraterrestres pero éstos contraatacarán con una flota sin precedentes.

Battle in outer space (1959) se entiende como una secuela de The Mysterians aunque hay pocos elementos que nos remitan a aquella más allá de que una nueva civilización extraterrestre quiera atacar nuestro querido planeta. Tampoco se lo ponen fácil al espectador, recuperando personajes del film de "los misterianos" como el profesor Adachi o el Dr. Immerman pero siendo interpretados por otros actores, aunque esto fue debido a que los actores originales no pudieron participar por problemas de agenda. En todo caso, Battle in outer space es un film irresistiblemente entretenido que destaca por su gran nivel de producción (para la época) con un nivel de maquetas excelente, escenarios planetarios pintorescos y multitud de fantásticas batallas entre naves espaciales y que se adelantan, sin duda, a Star Wars. No en vano Toho, en estos años, aún trataba estas producciones como cine de Serie A y eso se nota en su nivel técnico.

El problema del film reside en su primera mitad con una introducción atropellada y con una confusa multitud de personajes muy similares entre sí. De entre estas escenas bastante planas le siguen cierta inconsistencia dramática coronado por un poco afortunado viaje en cohete hasta la Luna siendo los interiores algo acartonados. Para colmo la escena de la cueva lunar con esos extraterrestres enanos atacando a la fémina del grupo no augura nada bueno, pero... Una vez superado este escollo, que logra sentar las bases al espectador para lo que se aviene más tarde, la película logra centrarse en la diversión y en la pura aventura espacial. Es cuando llega la hora de Eiji Tsuburaya y su equipo donde logran lucirse con un despliegue de naves, rayos de colores, batallas en el espacio y destrucción urbana descerebrada. Un non stop action de alto nivel aderezado por la magnífica partitura musical de Akira Ifukube quien recupera su marcha militar del primer Godzilla y la remodela para ser uno de los temas principales del presente film. La misma marcha será reutilizada (algo muy habitual de Ifukube) para ser el tema principal de Los monstruos invaden la Tierra (1965), la cual viene muy influida por el espíritu de Batte in outer space pero con monstruos gigantes.
Misteriosos desastres asolan el planeta. Los culpables son unos malvados extraterrestres.

Un equipo de valientes viajan a la luna para destruir la base alienígena.

Pese a que logran ganar la batalla...

...el planeta sufrirá la destrucción.

Battle in outer space presenta a rostros habituales del Kaiju clásico y la ciencia ficción de Toho como Ryo Ikebe (quien aparecería en Gorath, también de Honda) o Yoshio Tsuchiya (Varan, Matango o El hijo de Godzilla). Como curiosidad, Tsuchiya era muy curioso por naturaleza y fue él quien animó al equipo a moverse lentamente en la superficie lunar debido a las teorías científicas sobre la falta de gravedad en el espacio. Ninguno de los actores quería hacerlo aunque finalmente cedieron por orden de Ishiro Honda. Unas escenas que se adelantaron 10 años a la llegada de Armstrong a la Luna. Como apunte, el film viene guionizado por un habitual de Honda como es Shinichi Sekizawa, responsable del guión de la mayoría de entregas de Godzilla en su serie clásica. Sekizawa era utilizado por Honda para aquellos proyectos de tono más fantástico, aventurero y de simple entretenimiento utilizando por otro lado a Takeshi Kimura si la historia demandaba un tono de seriedad, terror y metáfora social. Así fue en The H-Man o Matango.

Battle in outer space obtuvo un éxito moderado en su momento, recaudando unos 123 millones de yenes y quedando en el puesto 25 del ranking anual. Como recordaba Ishiro Honda en una entrevista, este fue el momento en el que Toho empezó a hacer recortes presupuestarios en sus producciones de ciencia ficción. "Cuando los personajes empezaron a tomar más importancia, arruinaron las películas" diría Honda. De hecho, grandes escenas pensadas para Battle in outer space centradas en más destrucción de ciudades o ataques extraterrestres tuvieron que ser descartadas. 

Battle in outer space (1959) es un film con bastantes problemas en su primer tramo con cierta inconsistencia general pero que acaba erigiéndose como un divertimento completo y encantador, de ritmo firme, con gran sentido de la aventura y donde los efectos especiales brillan especialmente. Una space opera irresistible. Una película que llegó en un momento histórico de especial tensión con la Guerra Fría o la reciente renovación del tratado americano con Japón, ANPO, donde se firmaba el subyugo del poder militar nipón frente a USA. Frente a estas tensiones sociales Honda quiso extender su mensaje de unidad, paz y concordia con un film en donde todas las naciones del mundo se unían contra un invasor. Un mensaje idealizado y naif visto hoy pero que resulta todo un oasis de optimismo reconfortante y ensoñador.

ESPECIAL PINKU EIGA

- ANGEL OF DARKNESS 1-5 (1994-1997)

- BEAUTIFUL GIRL HUNTER (1979)

- EL IMPERIO DEL SEXO (1972)

- FRUTA PROHIBIDA (1956)

- GO, GO SECOND TIME VIRGIN (1969)

- I LOVE IT FROM BEHIND! (1981)

- KOICHIRO'S UNO: WET AND SWINGING (1984)

- PLEASURE CAMPUS: SECRET GAMES (1980)

- PLEASURE KILL (1987)

- SEX HUNTER (1980)

- STOP THE BITCH CAMPAIGN: HELL VERSION (2004)

- SWEET WHIP (2013)

- TSUMUGI (2004)

- UNA ESPOSA SACRIFICADA (1974)

- UROTSUKIDOJI: LA LEYENDA DEL SEÑOR DEL MAL (1989)

- ZOOM IN: RAPE APARTMENTS (1980)

jueves, 22 de abril de 2021

GO, GO SECOND TIME VIRGIN (1969)


Como vimos en Fruta prohibida (1956), durante los 50 se empezaron a sentar las bases del erotismo en el cine nipón. Una de las vertientes por las que se empezó a desarrollar el género se vio mezclado por los turbulentos años 60 y la situación social del Japón de la época, donde el Pinku-Eiga empezó a encontrar su sitio en el underground cinematográfico como forma de expresión artística y política por medio de la violencia sexual con unas propuestas que se movían entre el video arte y lo experimental. Durante la década de los 60 las manifestaciones estudiantiles y universitarias fueron en aumento en Japón. Se recuperó un orgullo por la identidad nacional y el patriotismo con un rechazo a todo lo americano, concretamente a la sumisión militar de Japón respecto a EEUU y que firmaba el tratado ANPO desde el fin de la ocupación americana en 1952. En 1959 se vio revisado dicho tratado y mucha población salió a la calle reclamando su fin. Pese a la presión social, el pacto se renovó para diez años más. El ambiente social fue caldeándose durante la década convirtiéndose en una olla a presión a finales de los 60 cuando tocaba volver a revisar el tratado. De todas estas revueltas sociales y espíritu político estudiantil se empapó el cine de un personaje tan interesante como Koji Wakamatsu, quien es considerado uno de los directores más importantes de la época por su trabajo nihilista repleto de furia erótica además de documento socio-político de aquellos años. 

El pintoresco Koji Wakamatsu.
Los orígenes de Wakamatsu se mueven con la yakuza ya que el director, de joven, realizó trabajos financiados por la mafia como en obras o de pastelero. Las penosas y denigrantes condiciones de trabajo llevaron a Wakamatsu a ir hasta Shinjuku a ver al jefe de la mafia para exigirle mejoras para los trabajadores. A pesar de que el enfrentamiento podría haber terminado en una muerte segura, el jefe se vio sorprendido por la valentía del joven Koji y fue ascendido a ser miembro de la banda. De esta manera se introdujo en el mundo del cine como "ojeador" (ya que muchas películas estaban financiadas por la mafia, en el rodaje estaba la figura del "informante" que controlaba que nada se hacía en contra de los intereses de la yakuza). En uno de los pagos que el equipo de rodaje se veía obligado a realizar a Wakamatsu éste fue pillado por la policía y condenado a 6 meses de cárcel, donde se dice, recibió numerosas palizas por parte de los guardias carcelarios. Quizás esos violentes meses en prisión forjaron la aversión a la autoridad tan presente en su cine. Al salir de prisión pidió abandonar la banda y emprender una nueva vida primero como novelista y luego como ayudante de dirección para la Nihon TV. La negativa de muchos directores de rodar películas eróticas le lleva a introducirse en el género Pinku donde rueda hasta 20 películas entre 1963 y 1965 para diversas productoras hasta llegarle el éxito de taquilla con Resume of Love Affairs (1964). Con Secrets Behind the Wall (1965), producida por Kanto, estalla la polémica por su carácter fuertemente contestatario y político lo que le obligar a dejar las "majors" y fundar su propia productora: la Wakamatsu Pro. donde realizaría multitud de films de ínfimo presupuesto pero con muchas ideas mezclando el presente social del país con el erotismo violento de vanguardia y new wave.

Su filmografía abarca prácticamente el centenar de películas y pese a la importancia que se le da a la figura de Wakamatsu como enfant terrible del cine alternativo del momento, un terrorista del celuloide, siempre he considerado su cine de difícil visionado y en exceso pretencioso por sus ínfulas experimentales. Films como Violent Virgin (1969), Sex Jack (1970) o Ecstasy of the Angels (1972). Pese a lo atractivo de sus títulos, su discurso social y eventuales momentos de shock sanguinolento son trabajos en los que no consigo conectar. Si bien, Wakamatsu tiene excepciones (por supuesto) como puede ser la interesante Violated Angels (1967), supuesta plasmación de los crímenes del asesino Richard Speck en Chicago durante 1966 además del film que nos ocupa hoy: Go, Go Second Time Virgin (1969).

La película nos relata la historia de una chica que es violada por una pandilla en la terraza de un edificio. La escena es mirada por un tímido chico quien no actúa contra la barbarie. Al día siguiente, la chica le pide a éste que la mate.

Go, Go Second Time Virgin es un muestrario perfecto de las señas de identidad de Koji Wakamatsu y que no dejan de ser una traslación de las sensaciones de la época: la violencia callejera, la rabia juvenil, las revueltas políticas y el rechazo frente a lo americano o la generación paterna anterior. El nihilismo y desazón del cine de Wakamatsu encuentra en las explosiones de violencia y especialmente el acto de la violación femenina como representación de estas problemáticas sociales del momento. Es común en el cine erótico underground de estos años encontrarse con la utilización de la figura de la mujer como representación del Japón asaltado y humillado por el invasor americano siendo la fémina de turno maltratada, asesinada o agredida sexualmente como parte de este simbolismo. Go, Go Second Time Virgin recoge una vez más todo este batiburrillo de ideas, pero al contrario que en muchos trabajos de su director, tendientes éstos a la anarquía fílmica o a la pretenciosidad experimental, aquí todo consigue funcionar y ser depurado, por fin, en un conjunto notable y de calidad donde se encuentran unas formas muy interesantes tanto visual como narrativamente. 

El film recoge la desesperación de una juventud que no puede hacer nada contra actos de salvajismo y agresión. Una desesperación donde solamente cabe la propia muerte para escapar así de una realidad sin esperanzas. Estas sensaciones están recogidas en el personaje de Tsukio, quien es incapaz de hacer nada frente a la violación grupal a la que es sujeta la adolescente Poppo. Tras este inicio que golpea violentamente nuestras retinas el metraje transcurre mayormente con la pareja tumbada en el suelo de una azotea (o bien paseando a través de ella) donde recitan una serie de diálogos indefinidos sobre la vida y la voluntad de morir. Un conjunto que visualmente está reforzado por una estética, como hemos comentado, visualmente experimental con planos atrevidos y un blanco y negro muy expresivo que se rompe al color en momentos clave para la historia. Un recuerdo de Poppo donde fue agredida sexualmente en una playa está realizado con un filtro azul o el perturbador flashback sangriento de Tsukio está plasmado con nítidos colores.
Una pobre muchacha es asaltada por un grupo de indeseables.

La escena es vista por Tsukio quien no puede hacer nada por evitarlo.

Entre diálogos existencialistas y filosofía social se crea una relación curiosa entre los dos.

Pero la cosa acaba con sangrientos resultados.

El color es utilizado en momentos clave.

La violenta sinfonía general se ve mezclada con momentos pausados y contemplativos reforzado en su interesante banda sonora con algunas canciones folk-rock americanas como Sometimes I Feel Like a Motherless Child de Mahalia Jackson o Summertime de George Gershwin que se suman a esa misteriosa y dramática tonadilla que el joven del film canta en un par de momentos del film de aire folk y derrotista. Detalles tan bizarros como el de presentar en medio del metraje un montaje de fotos de Roman Polanski y Sharon Tate así como imágenes del cuerpo de Tate tras el ataque de la familia Manson ayudan a reforzar esta sensación de que, al parecer, no hay esperanza para este mundo. Así, el film insiste en golpearnos con ideas perturbadoras como plantear que las descendientes de agresiones sexuales son condenadas a pasar por lo mismo. Así, la madre de Poppo fue violada en el pasado y después la adolescente sufrió abusos por su padre entre otras agresiones sexuales.

Sorprendentemente el film se rodó en solo 4 días y enteramente en el edificio donde vivía su director. Como ejemplo del ínfimo presupuesto y velocidad de producción de estas películas, los miembros de la pandilla del film eran vagabundos de Shinjuku. El equipo artístico del film son la pandilla habitual de las producciones de Wakamatsu, destacando en el guión al habitual Masao Adachi, de quien se dice es responsable del alto contenido político de los films de Wakamatsu. Adachi también se volcó en la dirección al margen de sus tareas como guionista empezando su carrera en las Basukon-Eiga (films de educación sexual) a las que luego parodiaría en Abortion (1966) y proponiendo ejercicios tan interesantes y viscerales como Gushing Prayer: A 15 year Old Prostitute (1971). Como curiosidad, tanto Wakamatsu como Adachi acabarían simpatizando con diversos grupos terroristas de extrema izquierda como "El ejército rojo japonés". Ejemplo de esta deriva radical la podemos ver explícitamente en el film Ecstasy of the Angels (1972). Aunque Koji nunca ha declarado su apoyo a estos grupos armados, Adachi no lo ha escondido llegando a ir progresivamente abandonando la dirección cinematográfica durante los 70 para involucrarse cada vez más con la causa. Llegó a viajar hasta el Líbano para grabar un documental sobre la banda armada con la que acabó confraternizando. Masao finalmente acabó en prisión primero en Líbano y después en Japón durante los primeros años de los 2000. De Adachi ya hablaremos largo y tendido en otro momento porque es un personaje que tiene miga.

Más curiosidades. En el guión también encontramos acreditado a Kazuo "Gaira" Komizu (se puso ese nombre por el simio de La batalla de los simios gigantes de 1966), un personaje que acabará teniendo cierto peso en la Nikkatsu durante los 80 proponiendo una vertiente del Roman Porno todavía más explícita y sanguinaria. Kazuo tiene el dudoso honor de ser uno de los instigadores de mezclar el erotismo con el gore lo que crearía una oleada de cine enfermizo, misógino y hemoglobínico a mediados de los 80 con la trilogía Guts of a Virgin o la saga Guinea Pig como puntas de lanza de esta tendencia creando una nueva hornada de directores dedicados en cuerpo y alma a la causa. 

Volviendo al film, Go Go second time Virgin (1969) es una notable puerta de entrada tanto al peculiar cine de Koji Wakamatsu como a ese cine underground más próximo al video-arte y la nouvelle vague que se realizaba en Japón en la década. Un erotismo de vanguardia donde las ideas activistas y una visión del mundo desalmada encuentran su culminación en una obra furiosa, de una marcada violencia física y sexual con profusión a los discursos existencialistas. Un documento social de una época tan turbulenta para Japón y que cuenta con un detalle sorprendente recogiendo la primera aparición en pantalla de Takeshi Kitano. El célebre director aparece como uno de los miembros de la pandilla del film aunque su presencia es muy testimonial.

La entrada en la década de los 70 supone la asimilación mainstream de las rebeliones estudiantiles. Go go Second Time Virgin marca un canto del cisne para esta línea de películas. Un broche final antes de la llegada del Pinku a las grandes masas a partir de 1972 con la serie Roman Porno de la Nikkatsu o el Pinky Violence de la Toei despojando al desnudo, el erotismo o la agresión de su poder metafórico y de violenta crítica social.


lunes, 19 de abril de 2021

LA DONCELLA (THE HANDMAIDEN) (2016)


Seguimos nuestro especial primaveral bien calentito haciendo un repaso a las variadas formas de representar lo erótico en diferentes países de Asía. Hoy nos dirigimos a Corea del Sur pero no con una película cualquiera. Palabras mayores hoy. The Handmaiden (2016), titulada en España La doncella, supone una obra maestra más que se suma a la carrera de Park Chan-Wook. Chan-Wook junto a otros coetáneos como Bong Joon-Ho (Memories of Murder, Parásitos) o Kim Jee-Woon (Dos Hermanas, I Saw the Devil) fueron en parte responsables de la explosión de lo que se conoció como ola del "Nuevo cine coreano" que fue preparándose durante los años 90 para acabar explotando definitivamente a principios de los 2000 consiguiendo poner a una cinematografía tan desconocida e invisible, de la noche a la mañana, en el punto de mira de todo el mundo. Una explosión que continua con buena salud a día de hoy congregando cada vez más fans en todo el mundo y que encontró su culminación el año pasado cuando Parásitos (2019) de Bong Joon-Ho, consiguió 4 premios de la Academia de los Oscars, entre ellos el de "Mejor película". Park Chan-Wook es de sobras conocido por el aficionado por su "trilogía de la venganza", de la que forman parte Sympathy for Mr. Vengeance (2002), la absoluta obra maestra que es Old Boy (2003) y la igualmente excelente Sympathy for Lady Vengeance (2005). A pesar de que se le criticó injustamente por encasillarse en el thriller y las sanguinolentas historias de venganza, Wook dirigió piezas tan extrañas pero estimulantes como Thirst (2009), una absoluta vuelta de tuerca y deconstrucción del cine de vampiros. Para 2016, el director coreano nos trajo La doncella (2016), logrando superarse a si mismo con una obra exquisita, delicada pero poderosamente erótica y bella. Un film que ha supuesto uno de los últimos clásicos del cine coreano y a opinión de un servidor, no solo se trata de uno de los mejores ejemplos de la cinematografía del país sino una de las películas más destacadas de las estrenadas en todo el mundo esta última década.

The Handmaiden
nos sitúa en Corea, década de 1930, durante la colonización japonesa. Una joven, Sook-Hee, es contratada como criada de una rica mujer japonesa, Hideko, que vive recluida en una gran mansión bajo la influencia de un tirano. Sook-Hee guarda un secreto: es una ladrona. Con la ayuda de un estafador que se hace pasar por un conde japonés, planean enamorar a Hideko para después meterla en un manicomio y quedarse con toda su fortuna. Pero el plan no saldrá como esperaban.

En 2016, The Handmaiden partía con una dura competencia ya que además, en un año excelente para el país, se estrenaron "pequeñeces" como The Wailing (El extraño), El imperio de las sombras o Train to Busan. Tremendo. La doncella supone una adaptación muy libre de la novela inglesa, Fingersmith, de Sarah Waters, de la cual se diferencia en ambientar la historia en plenos años 30 en Corea del Sur durante la ocupación japonesa. El film está construido en base a una estructura de tres actos convertidos en un sorprendente juego de espejos donde nada es lo que parece ayudado por un magnífico y sorprendente guión el cual no deja de hacer carambolas entre dobles papeles, planes que no son lo que parecen y traiciones. En el primer bloque, se desarrolla lo relatado en la sinopsis con Sook-Hee intimando cada vez más con la gélida Hideko y tratando de cumplir el plan pactado para quedarse con su fortuna. En el segundo tramo nos adentramos en el pasado de Hideko hasta confluir la línea de tiempo del inicio del film pero desde el punto de vista de la dama. La historia encuentra su resolución en un tercer tramo excelente. El metraje es largo, cercano a las dos horas y media, que no se notan gracias a su trabajado desarrollo aunque por decir, encontré el segundo de sus bloques algo más lento y repetitivo en su forma de presentar el pasado de Hideko y su rutina de recitar una y otra vez historias eróticas a ricachones pervertidos.

Hasta 1.500 chicas se presentaron para el papel de Sook-He, hasta que apareció Kim Tae-Ri. Según cuentan, Park Chan-Wook no tardó ni 10 minutos en decidirse por ella. Yo tampoco hubiera tardado mucho más, la verdad. Tae-Ri no tenía experiencia en largometrajes, habiendo participado únicamente la actriz en diversos cortometrajes, entre ellos un muy curioso mediometraje de nombre Moon-Young (2015) donde Tae-Ri interpretaba a una solitaria chica muda con tendencia a grabarlo todo con su videocámara. Sin duda Kim Tae-Ri es uno de los descubrimientos más deslumbrantes de The Handmaiden siendo un rostro fresco, que sabe dar múltiples matices a su personaje, pasando de la valentía, el fuerte carácter o la inocencia contando además su deslumbrante belleza. Tras el éxito de su "doncella" la carrera de la actriz va viento en popa apareciendo en films tan recomendables como la exquisita Little Forest (2018) o la excelente 1987: When the Day Comes (2017).

En general todo el cast es impecable siendo éste uno de los puntos fuertes de la película. Seguimos con la bellísima Kim Min-Hee (Helpless, No tears for the dead, Ahora si antes no) quien interpreta a un personaje frío, traumatizado y atrapado como Hideko. El reparto masculino no le va a la zaga, siendo Ha Jung-Woo (The yellow sea, The Berlin File, Assassination) uno de los actores más interesantes y geniales de Corea del Sur y que aquí interpreta a todo un rufián y ladrón profesional con ansias de prosperar como es el falso Conde Fujiwara. Cho Jin-Woong (Roaring Currents, A Hard Day) es el misterioso, perverso y amante de la literatura erótica Kouzuki. El apartado visual y técnico del film es escandalosamente perfecto. Chan-Wook, escoge quizás un tono visual algo más clásico (si lo comparamos con otros films suyos) pero éste resulta de una estética impecable, de estancias luminosas y escenarios detallados hasta la obsesión como pueden ser los decorados de la mansión (convertido en un personaje más de la narración). El trabajo de cámara, elegante se le suma su uso del color así como la poesia y belleza que destila cada plano. Ejemplo de ello es ese momento bellísimo, visualmente hablando, de una adolescente Hideko enganchada a la rama del árbol donde se ahorcó su madre años atrás. 
Sook-He es una ladrona y se infiltra como doncella de Hideko.

Aunque poco a poco algo empieza a surgir entre las dos.

El compinche de Sook-He, "el conde Fujiwara", intentará enamorar a Hideko para quedarse con su fortuna.

Por las noches, Hideko es obligada a recitar historias eróticas a ricachones.

Pero los planes se truncarán. Nada es lo que parece.

Otro de los elementos que más destacan en la película, por motivos evidentes, es su erotismo siendo éste morboso, a veces perverso, otras apasionado y realizados con un gusto estético tan brillante que yo los catalogaría directamente como los mejores coitos rodados en la historia del cine. Súmale que estos momentos están protagonizados por dos seres angelicales caídos del cielo como son Kim Tae-Ri y Kim Min-Hee. A este respecto, uno de los planos finales de las dos actrices gozándolo en el camarote de un barco podría ser uno de los encuadres cinematográficos más perfectos de la historia. La banda sonora del film, obra de Jo Yeong-Wook, es especialmente diversa y rica destacando piezas tan emocionantes como el momento de la huida de la mansión de Sook-He y Hideko la cual sobrecoge. El film, pese a su clasicismo, no abandona las excentricidades visuales y narrativas propias de la carrera de Chan-Wook proponiendo momentos bizarros especialmente centrados en el personaje de Kouzuki (Cho Jin-Woong), caracterizado como si de una serpiente se tratara pintándose la lengua con la tinta de su pluma. El sadomasoquismo presente de la historia o la presencia de ese sótano misterioso el cual alberga un enorme pulpo con el que Kouzuki amenaza con castigar tanto a la pequeña Hideko como a su madre a pasar un rato con el octópodo son ejemplos de conceptos más oscuros y extraños.

En esta época de "ofendiditos" no dejé de leer algún que otro comentario de gente (especialmente mujeres) tildando el film de machista. Me parece que no se enteraron de nada. La doncella (2016) es poderosa y rabiosamente feminista. Una bellísima historia de dos mujeres apresadas. Solas en un mundo violento y dominado y donde por azares del destino logran encontrarse la una a la otra logrando escapar del subyugo masculino del mundo que las encadena. De hecho todos los personajes masculinos son presentados como unos viciosos y pervertidos. Un bonito cuento de empoderamiento y liberación femenina.
¿Uno de los mejores encuadres de la historia del cine?

El equipo en Cannes 2016.
The Handmaiden. La doncella es un título impecable, un cuento gótico lleno de sexo, carga feminista y traiciones. Un título que te lleva del drama erótico, al thriller sin abandonar el humor y repleto de escenas para el recuerdo: Sook-Hee limándole un diente a Hideko en la bañera, la huída de las dos chicas tras destrozar la biblioteca erótica de Kouzuki, el pavoneo del Conde Fujiwara... Todo con un empaque visual y narrativo insultantemente perfecto y llevado con mano maestra. Por ponerle un pero, hubiera recortado algunos minutos de su parte central pero son cosas sin importancia. The Handmaiden es una obra maestra del nuevo milenio y que me enamoró desde que la pude ver en Sitges 2016. ¿Os he dicho ya que me gusta la película? Una de mis películas coreanas favoritas junto a Old Boy (también de Chan-Wook). En Corea, el film logró reunir a 4,5 millones de espectadores siendo uno de los films de su director más taquilleros en el país.

Momento de las curiosidades. Por lo visto, para las tórridas escenas sexuales entre las dos féminas del film, el director Park decidió grabarlas al inicio del rodaje ya que creyó que serían las escenas más estresantes para el equipo. En el día de rodaje de esas escenas, todo el equipo masculino tenía el día libre para no andar por el set habiendo únicamente equipo femenino. Junto a las actrices solo estaba una chica encargada de grabar el sonido. Mientras, las cámaras estaban dirigidas por control remoto desde una sala de realización. Todo para la mayor comodidad y relajación de las actrices. El resultado que veis en pantalla: soberbio.

martes, 13 de abril de 2021

LA SALA DE TORTURAS CHINAS (1994)


Tras Urotsukidoji (1989), Koichiro's Uno: Wet and Swinging (1984) y Fruta prohibida (1956) seguimos nuestro especial primaveral de hormonas revueltas viajando esta vez a Hong Kong y a la década de los 90. Una etapa irrepetible para el cine de la colonia británica ya que eran los años de esplendor de la "Categoría III". Recordemos que dicha categoría se creó para aquellos films ya verdaderamente explícitos en sangre, violencia y sexo a unos niveles exagerados. Ejemplos de ello los tuvimos a cientos destacando algunos clásicos como The Untold Story (1993), Ebola Syndrome (1996) o Devil Fetus (1983). La vertiente más erótica de dicha categoría gozó también de potentes éxitos como el clásico Sex & Zen (1991), delirante película con un príncipe estudioso de las artes del amor y que acababa sufriendo un transplante de pene de caballo. Aunque sigo prefiriendo el film que hoy nos ocupa: La sala de torturas chinas (1994). El film sigue la misma línea picantona mezclándola con secuencias de torturas y un tono de humor absurdo y descacharrante. Una mezcla que logra funcionar a la perfección.

La historia está ambientada en la China medieval. La joven "Pequeña Col" está casada con un bonachón con un problema y es que tiene un pene de enormes proporciones. A ella la corteja Yeung, casado con una mujer la cual le es infiel. Entonces, la mujer de Yeung y su amante deciden asesinar al marido de "Pequeña Col" para que ésta y Yeung sean encerrados por ello. El tribunal no será halagüeño sometiendo a la pareja a horribles torturas para hacerles confesar su crimen.

La sala de torturas chinas
(1994) es puro disfrute perverso, un film que en absoluto se toma en serio a sí mismo ofreciendo un conjunto estimulante para el amante del erotismo bizarro y el soft gore. La película dispone de un ritmo sólido y una agradecida estructura en forma de flashbacks los cuales giran en torno a las diferentes confesiones de "Pequeña Col" y Yeung acusados de asesinato, aunque por supuesto, como citaba en la sinopsis, no todo es lo que parece. El film no da lugar al aburrimiento ayudados por un tono de comedia muy exagerado, paródico y que incluso aprovecha para cachondearse de la infame pero exitosa Ghost (1992) con momento de manos entre el barro incluído. Si nos centramos en el erotismo de la película ésta nos ofrece un desfile de féminas bien ligeritas de ropa protagonizando prácticas sexuales descabelladas, variopintas propuestas de hacer y ofrecer placer, situaciones comprometidas... De entre los momentos calenturientos del film destaca el que es, quizás, el mejor coito de la historia del cine como es el de una pareja de expertos en artes marciales realizando el acto amatorio como si de una batalla wuxia se tratara con imposibles saltos voladores entre otras exhibiciones de poder inusitadas. Una escena maravillosa destacando otros momentos como cuando "Pequeña Col" decide ayudar a su marido a costa de su vida y mantener relaciones sexuales con él acabando por estallarle el pene o cuando el amante de la mujer de Yeung se transforma en fantasma para asediar sexualmente a "Pequeña Col".
Pequeña Col está casada con un hombre de buenas proporciones.

La mujer de Yeung junto a su amante tramarán un plan para inculpar a Col y su marido en un asesinato.

La pareja es sometida a diversas torturas por parte de la justicia de la ciudad.

Pero unos héroes muy particulares les ayudarán. En la imagen, el mejor coito de la historia del cine.

El potro que tampoco falte.
Si nos centramos en la violencia del film ésta, pese a no ser excesivamente explícita si que nos ofrece toda una serie de variadas formas de tortura. Unas técnicas que se debaten entre colocar cañas de bambú entre las uñas, hacer rodar cual croqueta por una cama de púas o el mítico potro de madera. Unos métodos sin duda pintorescos por parte del ministerio de justicia para hacer confesar a los presuntos culpables. Dicha violencia vista se ve rebajada por el tono exagerado que rodea toda la película, aspecto que se agradece. A este respecto y para disfrutar de una experiencia aún más hilarante recomiendo el doblaje en castellano porque asegura el doble de risas. De entre el reparto masculino encontramos a habituales de otras películas de enseñar carne (tontos no eran, sin duda) destacando a Elvis Tsui. Abultada carrera la suya contando con The Seventh Curse (1986) con Chow Yun-Fat, Sex & Zen (1991) o Eternal Evil of Asia (1995). Y también Lawrence Nge, también salido de Sex & Zen entre otras decenas de films similares. De entre las féminas destacamos a Julie Lee (The Untold Story o Love to Kill (1993)) e Yvonne Yung (Sex and the Emperor (1994)).

Bosco Lam
se encarga de la dirección, siendo su película más conocida. Lam también se encargó de otra pequeña joyita muy desconocida de la CAT III como fue The Underground Banker (1994) donde se juntaban, con hilarantes resultados, al rey del género Anthony Wong con el personaje del doctor Lamb (quien tuvo su película en 1992). Mítica propuesta. La sala de torturas chinas fue distribuida por la todopoderosa Golden Harvest Company y disfrutó de una potente distribución internacional siendo un pequeño clásico en nuestro país donde era habitual encontrársela en videoclubs entre las estanterías del cine más oscuro.

La sala de torturas chinas (1994) gracias a sus altas dosis de comedia que hacen rebajar la habitual violencia y nihilismo de la CAT III la convierten en un film desopilante e hilarante que además cuenta con muy correctos valores de producción. Una divertidísima comedia erótica que quizás decepcione a los fans del gore ya que pese a que pueda presagiar más acaba descuidando su nivel de violencia. La película tuvo una secuela en 1998 y de título Chinese Torture Chamber Story 2.

viernes, 9 de abril de 2021

KÁRATE A MUERTE EN BANGKOK (1971)

                                

Bruce Lee es con derecho propio una de las figuras más fascinantes, abrumadoras y carismáticas de la historia del cine a un nivel que aún a casi 50 años de su muerte sus enseñanzas y filosofía de vida aún continúan inspirando a millones de personas. Sus inicios en el cine se remontan a su infancia apareciendo éste en docenas de films de Hong Kong enmarcados en el drama social, el romance o la comedia. In the face of demolition (1953) o We owe it to our children (1955) son algunos ejemplos de películas cuyos rodajes eran la excusa perfecta para que Lee se escabullera de la escuela la cual le aburría hasta el extremo. Bruce fue un adolescente de una hiperactividad extrema y su manía de meterse en peleas entre otros problemas obligaron a sus padres a que el muchacho intentara canalizar toda su energía aprendiendo artes marciales por lo que llegó a ser alumno del mítico maestro Yip-man. Su aprendizaje avanzó a una gran velocidad aunque eso no evitó que los problemas con la ley aumentaran. La decisión de sus padres de enviar a Bruce a los Estados Unidos con unos familiares le salvaron, quizás, de acabar en un futuro perteneciendo a la mafia local. Lee llegó a América a finales de los 50 con tan solo 18 años entrando en la universidad de Washington a estudiar Filosofía. Su conocimiento de las artes marciales le llevaron a impartir clases privadas que le llevaron a consolidar años después la creación de su propia escuela de artes marciales (la primera de ellas en Seattle) a la vez que acababa de perfeccionar su propio estilo, el Jeet Kune Do ("el camino del puño interceptor").

Un joven Bruce Lee en San Francisco
Sus famosas exhibiciones en competiciones origina que varios productores televisivos se interesen por él lo que le lleva a participar en la serie El avispón verde (1966) siendo todo un pequeño fenómeno en la televisión americana y pese a que los prejuicios raciales llevaron a Lee a ser un simple secundario (Kato) fueron sus escenas de lucha las que fascinaron a la audiencia. Pese a esto, el problema del racismo fue provocando que los estudios tanto de televisión como de cine americanos le fueran dando progresivamente la espalda teniendo apariciones testimoniales en series como Marlowe, detective muy privado (1969). Un golpe muy duro para Bruce fue que una idea tan personal para él como fue la que luego se convertiría en la serie Kung Fu (1972) fuera rechazada para, años más tarde, ser reconvertida en un producto amorfo y protagonizado por un ridículamente orientalizado David Carradine. Pero todo iba a cambiar. En uno de los viajes que Lee realizó a Hong Kong éste pudo ver, sorprendido, como el actor fue recibido como una estrella. La gente recordaba sus películas de la infancia así como su personaje de Kato en El avispón verde. Entrando en la década los 70, con Lee y su esposa Linda con problemas monetarios y teniendo que criar a dos hijos (Brandon y Shannon), Bruce hizo una apuesta. Mudarse a Hong Kong dispuesto a transmitir la filosofía del Jeet Kune Do a través del cine.

El crossover que juntó al avispón con el Batman
de Adam West. Kato vs Robin, una batalla desigual.
La todopoderosa Shaw Brothers cometió el error de rechazar a Bruce Lee apostando la Golden Harvest por él y embarcándose en la primera película de la nueva era de Lee: Karate a muerte en Bangkok (1971). Un rodaje que no estuvo exento de problemas, por supuesto. El presupuesto para el film fue ínfimo por lo que tuvieron que viajar hasta Tailandia para rodar la película con unas condiciones higiénicas deplorables y un equipo de rodaje viejo y en mal estado. Eso se sumó la penosa relación entre Bruce y el director Lo Wei el cual, según Lee, no se tomaba en serio la producción dedicándose al juego o a dormir. La tensión en el set era constante sumando los numerosos desafíos para pelear que los extras u otro equipo relacionado con el film hacían a Bruce. Finalmente el film tuvo su estreno en Hong Kong y fue un completo éxito en media Asia.

En la película seguimos a Cheng quien llega a Bangkok desde China habiendo prometido a su madre que no se metería en peleas. Nada más llegar, encuentra trabajo en la fábrica del Sr. Mi, pero descubre que la factoría es en realidad una tapadera para encubrir el tráfico de drogas y la prostitución. Dos obreros desaparecen misteriosamente y los restantes trabajadores deciden ir a la huelga. La dirección envía contra ellos a hombres armados, y es cuando Cheng decide intervenir revelando su maestría en las artes marciales y haciendo que triunfen los obreros. Entonces, el Sr. Mi hace nombrar capataz a Cheng y da una fiesta en su honor, pero cuando éste descubre las verdaderas intenciones del jefe decide enfrentarse a él con todas sus consecuencias.
Cheng defenderá a los trabajadores de una fábrica.

La fábrica es una tapadera para un negocio de drogas y prostitución.

No serán los únicos problemas a los que se tendrá que enfrentar Cheng.

Karate a muerte en Bangkok (1971), de titulo internacional The Big Boss, es un muy entretenido film que por otro lado no logra escapar de ciertas limitaciones. El poco presupuesto es bien palpable a lo largo del metraje con unos escenarios paupérrimos entre otras deficiencias técnicas con un montaje algo dudoso y a trompicones además de un cast con un nivel interpretativo bastante deplorable. El film, a diferencia de lo que veremos en los futuros trabajos de Lee está empapado de cierto espíritu grindhouse y exploitation con desnudos, drogas, prostitución y mucha violencia gráfica que hacen empapar la pantalla de chorros de sangre. Si bien la película destaca por un ritmo férreo e imparable, un agradecido tono crudo y casi "barriobajero" y especialmente por el brutal carisma de un Bruce Lee que nos deslumbra con sus exhibiciones marciales. Toda una novedad en su momento ganando en escenas llenas de fisicidad. Cheng, su personaje, se erige como el héroe del proletariado, un héroe que no es perfecto y con el que incluso se atreven con un final de carácter trágico y nada halagüeño para él. Momentazos como cuando Bruce finalmente desata su furia y se permite repartir "tullinas" al habitual grupo de masillas o la memorable lucha final en unos jardines realizada, esta vez si, con una conjunción de iluminación natural, música y montaje excelente son pequeñas muestras, aún pequeñas pero loables, de lo que sería capaz de ofrecer Bruce en el futuro a una escala mayor. El reparto cuenta con nombres como Ying-Chieh Han (Hsiao Mi, el jefazo). Maria Yei (Chow Mei) quien también aparecerá en Furia Oriental (1972), Tony Liu (The Dragon Missile (1976) o Clan of Amazons (1978)) o James Tien, actor marcial de amplia trayectoria destacando The Bedevilled (1975), The Dragon Tamers (1975) o El puño del dragón (1979) por decir unas pocas.

Karate a muerte en Bangkok (1971) es un entretenido film de artes marciales que no memorable debido a las deficiencias y limitaciones técnicas antes comentadas pero que sirve como una buena puerta de entrada a la carrera del astro Lee. En 1971 se convirtió en la película más taquillera jamás estrenada en Hong Kong hasta el momento. El film está basado en un suceso real ocurrido en Tailandia en el S. XIX protagonizado por Cheng Chiu-On, el cual se dedicaba a defender a los trabajadores de capataces tiranos. Se puede ver una estatua erigida en su honor en unos jardines de Bangkok.

Como curiosidades. Las ansias de perfeccionismo de Bruce le llevaron a querer involucrarse de forma intensa en el rodaje creando habituales discusiones entre el director Lo Wei y él hasta el punto de que dejaran de hablarse (solo a través de un intermediario) y prometiendo no volver a trabajar juntos. Por supuesto, dicha promesa no se cumplió colaborando artista y director en el clásico Furia Oriental (1972). Por otro lado, debido a la lesión de espalda de Bruce (la cual le acompañaría hasta sus últimos días) sus escenas más acrobáticas en las que tenía que dar grandes saltos tuvieron que ser realizada por dobles. Algo que se repetirá en todos los films de Bruce en Hong Kong.