CRÍTICAS PELÍCULAS

lunes, 29 de noviembre de 2021

THE WAILING (EL EXTRAÑO) (2016)


El
thriller es uno de los géneros más exportables de los realizados en Corea del Sur. Aún sin ser el género más rentable en taquilla (ahí los dramones o las comedias nunca fallan en el Top 10 anual), Corea ha sabido redefinirlo hacia formas más frescas y originales con Bong Joon-Ho a la cabeza y películas como Memories of Murder (2003) o Mother (2008) y Park Chan Wook con su trilogía de la venganza. Na-Hong Ji dio un paso adelante, o le dio una nueva vuelta de tuerca, con la excelente The Chaser (2008). Otro clásico del cine coreano reciente y que incorporaba al thriller del país una violencia seca y dura cercana al gore, ambientes enrarecidos y sucios entre la gran urbe y personajes protagonistas moralmente deplorables. Su siguiente trabajo, The yellow sea (2010), supuso un pequeño bajón con un film que abría con una media hora inicial sensacional pero que se acababa perdiendo en un cúmulo de sangrientas peleas a cuchillo y problemas entre bandas gangsteriles. Tras sufrir la pérdida de familiares cercanos y encontrarse en un periodo reflexivo en busca de respuestas, Hong Ji aborda The Wailing (2016), o El extraño, y triunfa por ser un ejercicio de horror puro sustentado en las tradiciones y el folklore de la Corea profunda. El punto de partida de dicho proyecto fue con su director entrevistándose con referentes de diferentes religiones. Muchas veces, las respuestas son difíciles de conseguir...

En el film, la vida de un pueblo coreano, "Goksung", se ve alterada por una serie de muertes extrañas tal vez producidas por un virus. Los rumores y las supersticiones se propagan a causa de la presencia, desde hace poco tiempo, de un anciano extranjero y japonés, que vive como un ermitaño. Hasta que la hija pequeña de Jong-Goo, un policía encargado del caso, empieza a sufrir los mismos síntomas del extraño virus...

El extraño (2016) es un formidable trabajo que, aún a pesar de sus 160 minutos de duración, sabe mantener al espectador pegado a la butaca gracias a un desarrollo que juega con el mix de géneros, pasando del humor al melodrama telenovesco hasta entregarse al terror creando un conjunto subversivo del propio género. La película está ayudada, además, por un excelente uso del suspense y una tensión que no hace más que crecer y crecer hasta lo insoportable. 

Se acierta totalmente en ambientar la historia en un pueblecito del interior de Corea, un lugar donde la modernidad parece no haber llegado y aún habitan las tradiciones y el conservadurismo de tiempos pasados así como el rechazo al que viene de fuera (como sufre el personaje del ermitaño japonés). La historia abre con un primer tercio que casi parece seguir las claves del thriller tradicional con asesinatos misteriosos y sin explicación con unos policías que ya son el colmo de la caricatura siendo completamente ineptos para un caso de tal calibre. Pero vemos que hay cosas que no encajan y las supersticiones empiezan a abrirse camino. ¿Hongos venenosos? ¿Un japonés recién llegado al poblado? Poco a poco, y desde que la hija de Jong-Goo empieza a tener síntomas de posesión que el film va tomando carrerilla adentrándose en una escalada de purror horror. Un terror planteado desde un punto de vista bastante exótico y original a nuestros ojos al sacar del armario las viejas tradiciones y supersticiones coreanas.
Asesinatos misteriosos ocurren en el pueblo de Goksung. No hay ninguna explicación...

Un japonés recién llegado parece concentrar todas las sospechas.

La hija de Jong-Goo empieza a sufrir síntomas de posesión.

Un chamán acude al rescate.

Nada parece tener explicación. ¿Que está sucediendo?

Tener de protagonista a un habitual secundario como al actor Kwak Do-Won (Nameless Gangster, The Attorney...) es un puntazo a su favor, haciendo de un personaje que se enfrenta a unas circunstancias que se le vienen demasiado grande. Dicha elección encaja con el tono de pura confusión del film. El secundario es el "héroe" y el que normalmente es el protagonista (Hwang Jung Min) no es más que un mero secundario. Jung Min (New World, Ode to my Father, Veteran...) está excelente en el papel de un chamán que viene a exorcizar a la pequeña niña poseída. Chun Woo-Hee (Princesa, Idol...) realiza un papel secundario con un misterioso personaje y que tendrá un papel clave en la resolución de todo el embrollo. Jung Min es de mis actores preferidos coreanos y el recital que se marca en la escena del exorcismo es increíble. Dicha escena ya vale de por sí el visionado de toda la película en una larga set-piece de pura pesadilla y que te hace sufrir por el bienestar físico de la pequeña Hyo-Jin, quien su actriz, Kim Hwan-Hee, es otro de los grandes descubrimientos de la cinta. La escena del exorcismo fue rodada originalmente sin cortes, realizando el ritual completo en una acción que duró 15 minutos de éxtasis. El veterano Jun Kunimura (Audition, Ichi the Killer, Shin Godzilla, Outrage...) interpreta a ese misterioso monje ermitaño que despierta las desconfianzas entre los pueblerinos. La inocencia, o no, del ermitaño japonés supone otro de los puntos de tensión de la historia y que añadirá más confusión a la resolución del misterio.

De exorcismo.
El extraño, concluye con un tramo final que acumula un nivel de tensión casi insoportable, donde hay cabida hasta infectados zombis, resoluciones engañosas o personajes que no son lo que parecen. Y, tal vez, esto sea el mayor inconveniente de la película. Que al tercer y definitivo giro de guión final el espectador acabe aun más confundido si cabe dejando un final bastante abierto en ese sentido, o tampoco tanto, si se piensa detenidamente. Al final creemos lo que queremos creer y ahí puede que radique la clave de la película. Si bien dicha confusión general es consecuente con el horror que sufre su personaje protagonista con un destino que acabará como el rosario de la aurora. Con una sorprendente negrura, oscuridad y nihilismo.

El extraño, es una sobradamente notable película de puro horror y que cumple las expectativas con una experiencia opresiva y sugerente. Un film que sabe dominar el suspense de forma maestra llevando al espectador, cual marioneta, al puro infierno. Desalentadora, negra, confusa. Con un nivel visual excelente y un uso del montaje en paralelo sencillamente brutal. Una joya del cine coreano más reciente y, personalmente, mi favorita de su director.

viernes, 19 de noviembre de 2021

CONTROL TOWER (2011)


Uno de los géneros más populares en el cine nipón es el cine adolescente, ya sea en su vertiente más dramática, cómica o como vehículo perfecto para realizar los live action del anime de turno. Desgraciadamente, es habitual encontrarse cada año con un aluvión de productos vacíos, envueltos de una comercialidad algo molesta y basada en tópicos superficiales. Aunque, por supuesto, tienen su público. Yo mismo veo alguno de vez en cuando. Se agradece, por otra parte, encontrarse con una propuesta que de verdad tiene algo que contar y que logra salirse de sus propios moldes. Un film sensible, cálido y bien realizado como ésta Control Tower (2011). Película que huye del vacío estético y argumental, siendo un trabajo de carácter indie y que sabe utilizar sus herramientas de manera efectiva. 

La historia sigue a un joven de 15 años llamado Kakeru y a Mizuho, una estudiante de intercambio. Ambos son adolescentes solitarios que no pueden encontrar su lugar en la vida. Sin embargo, aprenderán a relacionarse gracias al poder de la música.

Control Tower
es una película muy pequeña, realizada sin demasiados aspavientos, pero cuyo resultado final es sumamente gratificante y reconfortante. El film se sustenta en las interpretaciones de sus dos protagonistas así como su drama personal. Dos seres aislados, que sienten que no encajan allá donde viven y cuyo día a día es la apatía total y el dolor sumado a sus problemas familiares. Pero gracias al poder de la música logran romper su soledad y poco a poco un puente de comunicación se establece entre Kakeru y Mizuho. Así llega a crearse una relación cada vez más íntima, en un desarrollo natural y realista que huye del artificio estereotipado de estos típicos romances adolescentes los cuales me refería al inicio de la crítica. Sin embargo y aún a pesar del oasis de esperanza, de las pequeñas dosis de alegría que tiñen en su día a día tocando sus instrumentos, componiendo canciones o simplemente paseando, sus respectivos dramas personales acabarán fastidiándolo todo. 

Respecto a su pareja protagonista, está interpretada por Ai Hashimoto y Kento Yamazaki. Jóvenes, sobrados de talento y que han marcado parte del cine japonés adolescente de la última década. Hashimoto ya venía del éxito de la excelente Confessions (2010) y ha participado en The Kirishima Thing (2012), El mundo de Kanako (2014) o la dúpla de films de Parásito (2014). La carrera de Yamazaki, mientras tanto, se ha mantenido imparable, estando por lo general centrada en los live-action de animes de éxito, siendo todo un valor seguro, contando en su currículum con películas como Another (2012), con quien comparte pantalla de nuevo con Hashimoto, Orange (2015), Your lie in April (2016), One Week Friends (2017), hasta llegar al éxito reciente de la serie de Netflix de Alice in Borderland (2020). En Control Tower, aún con su juventud y relativa experiencia, la pareja de actores consigue unas interpretaciones con matices y una gran capacidad para albergar y expresar su propio conflicto emocional. Un buen descubrimiento.
Kakeru es un adolescente solitario y amante de la música.

Conoce a Mizuho y poco a poco se van abriendo el uno al otro gracias a las canciones.

Aunque llegará el momento de separarse...

El ritmo del film es cadencioso, como un copo de nieve cayendo al suelo (poético me pongo), siendo muy acertado con el tono de la historia. Su ambientación, en un pueblo perdido en medio del Japón de interior, con esos paisajes nevados y que son concordes a las emociones de sus personajes, es genial, sumando un tono melancólico y pausado al conjunto. En cierta medida, vi cierta influencia, o similitudes, con el trabajo de Shunji Iwai, tanto en los espacios nevados por los que camina el film (Love Letter) o su drama adolescente (Todo sobre Lily). Control Tower es una historia pequeña, explorada en unos breves y concisos 70 minutos (no necesita más) pero sumamente agradable y gratificante. La película narra las solitarias vidas de dos adolescentes sensibles y con mucho que aportar pero que parecen no encajar en el mundo donde se encuentran siendo, la música, un éter intocable y un medio para aliviar el dolor. Como curiosidad, la película está disponible en Youtube.

Su director, Miki Takahiro se había estrenado con la estupenda Solanin (2010), live-action del manga de Inio Asano con Aoi Miyazaki. Un trabajo realizado también con un cariño abierto por sus personajes abordando el vacío de la juventud nipona actual, su falta de perspectivas y de nueva la música como catalizador para liberarse de la fría realidad. Pese a estos trabajos tan interesantes, en los que se incluye Control Tower, su director ha decidido centrar su carrera en la otra orilla del género, realizando trabajos genéricos y poco personales como Girl in the Sunny Place (2013) o Hot Road (2014). Aunque se pueden destacar ejemplos bastante simpáticos como Ao Ha Ride (2014), Tomorrow I will date with yesterday's you (2016) o Fortuna's eye (2019).

lunes, 15 de noviembre de 2021

BEYOND THE INFINITE TWO MINUTES (2020)



Una de las sorpresas del cine nipón de este año así como una de las sensaciones del pasado Festival de Sitges 2021 ha sido esta pequeñísima producción, de limitadísimo presupuesto pero sobrada en imaginación e inteligencia. Beyond the Infinite Two Minutes (2020) viene a seguir el efecto One Cut of the Dead (2017), en el hecho de presentar una película de carácter muy indie pero cuya pasión por parte de sus responsables y originalidad acaba haciéndola destacar y ganarse el apoyo del público. 

El film sigue a Kato, dueño de una cafetería, el "Café Phalam". Tras finalizar la jornada regresa a su apartamento y descubre, con estupor, cómo, a través de su televisión, se ve a sí mismo. Su otro yo le dice: "Soy tu yo del futuro. Dos minutos en el futuro". Kato, junto a su empleada y algunos amigos descubren que la pantalla de su casa y la del ordenador de la cafetería están conectadas de alguna manera. Tras este descubrimiento empezarán a explorar qué posibilidades ofrece tal herramienta.

Beyond the Infinite Two Minutes
viene a ser el ejemplo perfecto de cómo saber coger una idea resultona, en este caso, los bucles y paradojas temporales y en un ejercicio perfecto de desarrollo de guión, saber llevar dicha idea hasta sus últimas consecuencias explorando todas las posibilidades que ofrece tal planteamiento con un mínimo de coherencia científica. La película está rodada con teléfonos móviles y en un plano secuencia, falseado, en un formato cuasi teatral que le viene muy bien y más con un reparto, que sin ser excelente, cumplen sobradamente en un producto de estas características notándose la implicación y pasión en el proyecto creando unos personajes muy simpáticos, agradables y nada cargantes. Respecto a la manera en la que está rodada la película, el resultado es bien sorprendente, dando un tono visual más que notable teniendo en cuenta el aparato utilizado en cuestión.

Uno de los puntos fuertes del film es que se le rodea de un tono de comedia muy agradable y simpático, con el espectador compartiendo con los personajes esa sensación de descubrimiento con las posibilidades que ofrece dicha televisión y los diversos trucos que les puede ofrecer, desde predecir el número ganador de la lotería, saber si la chica que le gusta Kato aceptará una proposición de cita entre experimentar con los desfases de 2 minutos en 2 minutos hablando e interactuando con multitud de “yo” de los personajes.

Kato descubre que puede ver 2 min en el futuro a través de su TV.

Los clientes de su cafetería lo descubren y empiezan a experimentar.

Aunque jugar con el tiempo puede acarrear problemas...

Beyond the Infinite Two Minutes resulta ser la ópera prima de Junta Yamaguchi, quien tras la realización del presente film ha participado en la dirección de diversos episodios de varias series de televisión niponas. Le seguiremos la pista, sin duda. La fantástica duración de 70 minutos resulta la guinda a esta pequeña joyita que además culmina con un clímax hilarante, exagerado y muy adecuado con el tono de su historia. Fallos bastante “increíbles” como el cableado interminable de los monitores, con los personajes subiendo y bajando pisos con la televisión a cuestas sin ningún problema, son finalmente perdonables por acabar resultando un trabajo definitivamente entrañable, repleto de un entusiasmo contagioso a raíz de una premisa de ciencia ficción solucionada y explorada con originalidad, inteligencia y buen humor.

La película ha conseguido diversos premios como en el "Fantafestival 2021", donde fue ganadora del premio a “Mejor película” o en el "Fantasia Film Festival" (“Mejor película asiática y “Mención Especial”). En Sitges 2021 se llevó el Premio del Público en el apartado "Focus Àsia".

martes, 9 de noviembre de 2021

CRÓNICAS DE SITGES 2021 (5/5)

Lamb (2021) nos lleva hasta la lejana Islandia en una propuesta que destaca por su singularidad y original planteamiento. El film es la ópera prima de Valdimar Jóhannsson y cuenta con unas potentes interpretaciones comandadas por Hilmir Snaer Guonason y una estupenda Noomi Rapace, la cual imbuye a su personaje de varios matices interesantes. Un matrimonio absorto en la rutina del campo, aislados en un paisaje árido que bien podría ser la representación de su propia desolación emocional debido a la pérdida de una hija tiempo atrás. Un buen día, el mundo de la naturaleza les ofrece un milagro. Una de sus cabras da a luz a una criatura mitad humana, mitad cabra. Un descubrimiento que se enfrentan no con terror o pánico sino como un regalo caído del cielo. Una oportunidad para su felicidad. 

Ahí radica la virtud de Lamb, un trabajo que utiliza el fantástico como elemento para describir emociones y que además es introducido de manera original en la trama. El film discurre a paso lento en una cocción que se va calentando sin terminar de explotar en ningún momento (sin que esto sea malo) aún a pesar de guardarse varios golpes de efecto bastante conseguidos.

Quizás, el personaje del hermano del marido de Rapace no sea de demasiado interés y termina por no aportar demasiado, más allá de ofrecer un punto de vista externo a una situación insólita y cómo éste va acomodándose poco a poco a la presencia de Ada, cuyo nombre remite al de la hija del matrimonio fallecida y ahora, en cierta manera, renacida aunque con la cabeza de un caprino. Así, Lamb es una película de propuesta original, que parece deambular sin rumbo fijo hasta desembocar en un final excelente, de corte cuasi surrealista y mágico con, de nuevo, la naturaleza poniendo las cosas en su sitio. Una película que aún dejándote extrañado al finalizar, contiene unas imágenes que van cogiendo peso a lo largo que pasan los días. Algo a valorar. La película consiguió el "Premio a la Originalidad" en "A certain regard", en el último "Festival de Cannes" y en nuestro Festival de Sitges, edición 2021, se ha coronado como la película ganadora del certamen. Habrán mejores películas, pero Lamb es, sin duda, una de las muestras más singulares que ha dejado el género este año.


Y de Noomi en Noomi y tiro porque me toca. La actriz hace doblete este año en el Festival y si Lamb era una película muy interesante, The Trip no se queda atrás.

A Lars (Aksel Hennie) y Lisa (Noomi Rapace) se les acabó el amor que los unió en un principio. La carrera de Lars como director de cine se ha estancado en las telenovelas, y Lisa, actriz, no ha conseguido ningún papel desde hace años. Nada en sus vidas ha acabado como pensaban; mucho menos su matrimonio. Es por eso por lo que un viaje de fin de semana a una cabaña familiar en el bosque parece brindarles una oportunidad para... deshacerse del otro para siempre.

The Trip (2021) nos llega esta vez desde Noruega. El film, dirigido por Tommy Wirkola (Zombis Nazis (2009)), propone una fiesta gamberra y alocada. Una propuesta que no ahorra ni violencia ni mala leche, algo que el público celebró a lo grande en la sala de cine. La película se beneficia de un ritmo que no para ni un minuto, con diversas sorpresas argumentales como punto fuerte del relato. De una crisis de pareja, pasamos al intento de ellos por matarse entre sí hasta acabar en una home invasion totalmente alocada y sanguinolenta. El film hace un excelente uso del montaje, aprovechando para realizar flashbacks que explican cómo han llegado los diversos personajes hasta donde han llegado. Rapace está particularmente divertida y sorprende la diferencia de registro entre Lamb y el presente trabajo. Su partenaire masculino, Aksel Hennie, también está entregado a la causa. The Trip es una atracción salvaje. Una comedia negra la mar de disfrutable y que ha resultado toda una sorpresa inesperada para el que esto escribe. Un film que el mismo 15 de octubre, aún en fechas del festival, se ha estrenado en Netflix, para disfrute de todo (o casi todo) el mundo.


Edgar Wright ha conseguido ganarse el corazón de los cinéfilos gracias a piezas tan recomendables como Zombies Party (2004) o Scott Pilgrim contra el mundo (2010). Mucha expectación había frente a su nueva película: Last Night in Soho (2021), pase de la cual, viví en un "Auditori Melià", repleto de un público con muchas ganas de pasárselo bien.

La película sigue a Eloise, una joven apasionada por la moda que se muda a Londres a estudiar. Una vez en su nuevo apartamente descubre que, misteriosamente, puede entrar en la década de 1960, donde se encuentra con una atractiva aspirante a cantante. Pero el Londres de los sesenta no es lo que parece, y el tiempo comenzará a desmoronarse con sombrías consecuencias.

Last Night in Soho es un puro disfrute para el amante del género y una de las películas a tener en cuenta este año en el panorama cinematográfico. El film podría considerarse un neo-giallo ambientado en Londres ya que comparte muchas de las señas de identidad del género como es involucrar la "moda" en la historia, los asesinatos misteriosos además de incluir una estética y especialmente un soundtrack que nos devuelve a los años 60. La película viene dirigida con un pulso estupendo y un mimo a nivel visual excelente con un uso de la música como elemento narrativo maravilloso. Es importante este dato ya que, por lo general, el uso de canciones famosas es un impedimento para el espectador que hace que acabe pensando más en la canción exitosa de turno que en lo que está pasando en pantalla. No es el caso de Last Night in Soho, con un soundtrack que utiliza canciones de grupos consagradísimos como The Beatles, The Kinks o Barry Ryan introduciéndolas en la historia excelentemente. 

Destaca el juego entre presente y pasado que se hace de la narración con la joven Eloise, enamorada de los 60, pero que le cuesta encajar en la enorme Londres hasta que comienza a ver visiones de un pasado protagonizado por Sandie, personaje interpretado por una Anya Taylor Joy magnética, misteriosa, preciosa y que es una nueva muestra de que estamos ante una de las actrices del momento.


Last Night in Soho es una notable experiencia, divertida, de un nivel visual excelente. Si que encontré que su giro final resulta algo descafeinado ya que, en mi opinión, se carga el atractivo que tenía, hasta el momento, uno de sus personajes principales, pero eso no estropea un conjunto notable y claramente gozoso.

Prisoners of the Ghostland (2021) prometía ser una de esas películas gamberras y de puro disfrute desprejuiciado para el respetable. A primera vista lo tenía todo para resultar ser así, empezando por su atractivo cartel. Juntar al gran Sion Sono (director de gemas como El club del suicidio (2002) o Love Exposure (2008)), con el encocado Nicolas Cage en una trama de samurais post apocalíptica a lo Mad Max, ya de por si, hacia temblar mi bello corporal de la emoción. Que lástima que haya sido una de las mayores decepciones del año y no precisamente porque venía muy "enganado" con la película, sino porque ésta es de un resultado soporífero y pedestre.

En la traicionera frontera de la ciudad de "Samurai Town", un ladrón de bancos sin escrúpulos (Nicolas Cage) es liberado de la cárcel por un pudiente señor de la guerra conocido como "The Governor" (Bill Moseley) para que encuentre a Bernice (Sofia Boutella), su nieta adoptiva, que ha desaparecido sin dejar rastro. Para garantizar que cumpla su palabra, el ladrón es obligado a llevar puesto un traje de cuero que se autodestruirá en un periodo de cinco días. En su aventura buscará no sólo a la chica, sino también redimirse de sus pecados.

Prisoners of the Ghostland, como he comentado, aúna ideas y conceptos a priori muy atractivos y que podrían haber dado mucho juego pero son derrumbados frente a una dirección muy plana y totalmente despersonalizada. Muy poco del habitual gamberrismo o anarquismo de Sion Sono veo yo por aquí, en un trabajo claramente alimenticio hundido por un ritmo adormecedor que no deja de dar vueltas hacia ninguna parte, escenas y acciones alargadas inútilmente y sin gracia, personajes histriónicos y de poquísima entidad, humor sin pizca de gracia... Una experiencia bastante discretilla, muy a mi pesar. 

El film contiene algunos aciertos, por supuesto. Contar con la presencia del súper hombre Tak Sakaguchi (Dead Ball), siempre es un placer, y el actor nos deleita con algunas secuencias de acción, katana en mano, interesantes. Esta última etapa de Nick Cage la prefiero y la disfruto mucho más que su etapa noventera cómo actor de "Oscar" y aquí hace reír con sus salidas histriónicas, ya marca de la casa. Aunque en general, el actor, se le ve más perdido en esta historia que un piojo en una calva aunque protagonice momentos hilarantes como la bomba testicular o esos movimientos a lo Elvis que el actor realiza a sus guardianes samurais para vacilarles.

Prisoners of the Ghostland es una de las mayores decepciones del Festival, un film que ni siquiera se toma la molestia de desmelenarse un poco y ser una fiesta sanguinolenta de acción con Cage enfrentándose a samurais, siendo un producto de una pobreza visual general y aburrido con ganas. Una lástima.


The Deer King (2021) es un nuevo anime japonés y viene dirigido a cuatro manos por Masahi Ando y Miyaji Masayuki quienes se encargan de un proyecto que aborda el género fantástico ambientado en una época feudal indefinida con caballeros, criaturas míticas y pandemias.

Tras defender sus tierras contra un poderoso imperio, el soldado Van es tomado como esclavo y enviado a las minas de sal. Una noche, una manada de extraños lobos ataca la mina y comienza a propagarse una misteriosa enfermedad. Van encuentra a una niña llamada Yuna, y como únicos supervivientes de la peste, inician juntos un viaje como padre e hija sin lazos de sangre.

Aún siendo su ópera prima, Masahi Ando arrastra un currículum que tira de espaldas, habiendo participado junto a Hideo Miyazaki, Satoshi Kon, Makoto Shinkai y Hideaki Anno en obras como El viaje de Chihiro, Paprika Your Name, siendo director de animación y diseñador de personajes en muchos de estos proyectos. 

Sintiéndolo mucho, no he acabado de conectar con una propuesta como The Deer King. Si, el film se beneficia de una animación sobradamente notable y preciosa en muchos momentos pero los elementos de su historia no han acabado de conectar conmigo, sin ser algo malo, por supuesto. Su duración, cercana a las dos horas, su ritmo no demasiado dinámico así como la gran cantidad de conceptos e ideas sobre el mundo que presenta hicieron que no pudiera evitar echar una cabezadilla a mi ya agotada mente saturada de películas. 

Si bien, reconozco que la película tiene un mensaje naturalista que llama a la convivencia entre especies y diferentes razas que resulta bonito destacando la conmovedora relación padre-hija que se establece entre Van y Yuna. Su imaginería, animales y demás podrán recordar a trabajos de Studio Ghibli. No niego que es un film a tener en cuenta y que no es en absoluto malo, pero se deberá a su público objetivo. Conmigo no ha calado.




El periodo de esplendor del J-Horror fantasmal, surgido a raíz del éxito mundial de The Ring (1997), parece ya muy lejano. Fueron unos años muy intensos, en los inicios de los 2000, donde decenas de cintas muy similares, con espectros melenudos hacían de las suyas. Una moda que se agotó rápidamente debido a las grandes semejanzas entre ellas. Aún así, le tengo mucho cariño al J-Horror, por lo que siempre intento ver cualquier nueva cinta sobre el tema aunque sea mala. The Samejima Incident (2020) viene a rememorar viejos tics fantasmales a la vez de intentar ser una versión a la japonesa de Host (2020), uno de los films de terror que más dieron de hablar el año pasado al realizarse en plena pandemia "coronavírica" y a través de una llamada de Zoom.

Nana Sasaki entra a una reunión online con sus ex-compañeros de instituto, donde repasan el terrorífico incidente de Samejima, una leyenda urbana que lleva dos décadas circulando por Internet con el siguiente aviso: aquellos que encuentran la verdad al respecto se vuelven malditos y mueren.

The Samejima Incident (2020) es mala con avaricia pero, aún así, me ha sabido sacar la sonrisa, masoquista de mi. El film adolece de una pobreza de medios general con sus responsables siendo incapaces de sacar algo de positivo de tales limitaciones. Sus intentos para provocar miedo acaban en un humor involuntariamente cómico pasando desde la sobadísima imagen de la fantasma desmelenada a las reacciones de unos actores y actrices bastante amateurs, (siendo benevolentes) y que lo dan todo (gritos, histrionismo, lloriqueos...) para empatizar con el espectador y transmitir el terror que están viviendo con ridículos pero encantadores resultados. Aún así, el film tiene toda mi simpatía ya que está realizada con la típica inocencia e ingenuidad niponas, su duración de 70 minutos es perfecta y presenta numerosos momentos que animan a la risa. 

Puedo destacar el tramo final con el hermano de la protagonista, de una fe ciega en ella, ya que cree, sin ninguna duda, en la maldición fantasmal, viajando el muchacho en medio de la noche hasta un caserón siniestro donde realiza una especie de 7 pruebas para tratar de romper la maldición. ¡Eso es amor fraternal! Un tramo que encontré de un interés conseguido y con algún ocasional momento inquietante. Si bien, The Samejima Incident no pasará a la historia del terror japonés pero, a pesar de su pobreza general y su incapacidad para que el espectador se tome en serio lo que está pasando, la disfruté mucho más que las dos películas anteriormente comentadas en esta entrada del blog.

Y aquí concluyo esta edición del Festival de Sitges 2021. Me despido con tristeza y con melancolía por todos estos días, pero me siento muy contento porque este año he podido poner cara a mucha gente con la que solo había hablado vía "Twitter" o por otros medios. 

Ha sido un enorme placer compartir charlas o paseos con Iván de Las Crónicas de Deckard o con Jorge de Asiateca

Poder coincidir y hablar con Enrique de Cineasia Online unos minutos antes del pase de The Medium en la Sala Tramuntana. 

Poder conocer, por fin, a Ricardo, Mel y al Sr. Pou de "Cine Fórum" (cada viernes en su canal de Youtube) y quedarme contagiado de la entusiasta energía de Mr. Rick. 

Compartir hamburguesa y café con Octavio López junto a su encantador grupo de amigos y emprender el camino hacia el Hotel Melià bajo la lluvia (que bucólico me pongo). 

Recuerdos de momentos donde coincidí con Mamoru Hosoda David Broncano (¡!) en el interior del Melià (con estos no hubo cruce de palabras). 

Y cómo olvidar algunas sesiones, comidas, cervezas y charlas a pie de cine que compartí con el inimitable Kalifer (del podcast de La cueva de la Macaca), Jose, Edu, Sergio, Diego o Isa. Habré visto grandes películas pero me quedo con todos estos encuentros (no se si me he dejado alguien), que llenaron de magia y sabor estos días en Sitges. ¡Nos vemos en 2022!


miércoles, 3 de noviembre de 2021

CRÓNICAS DE SITGES 2021 (4/5)

Entré a ver Barbaque (Some like it rare) (2021), sin saber muy bien a lo que atenerme. Era una sesión que me había reservado para rellenar la tarde hasta la llegada de la tardía sesión de Halloween Kills. En una sala Tramuntana bastante llena, me hizo gracia que detrás mio, en la fila de vips e invitados estaban sentados Joaquin Reyes y Alaska, miembros del jurado de la edición del festival de este año.

En Barbaque seguimos a Vincent y Sophie, quienes han dirigido una carnicería familiar durante más de diez años. Su pequeña empresa está a punto de quebrar y su matrimonio no está en el mejor momento. Todo parece perdido cuando Vincent mata accidentalmente a un activista vegano que destrozó su tienda. La única solución que se le ocurre es deshacerse del cuerpo y convertirlo en jamón que su mujer venderá sin saberlo. La carne vegana resultará ser todo un éxito entre el barrio.

Barbaque ha sido toda una sorpresa. Una comedia francesa pero de tono negro, negrisimo y muy ácido que no tiene problemas en saltarse los límites de la corrección y enviar dardos envenenados hacia la nueva moda vegana, sus incoherencias y radicalismos, la industria de la carne... Además, no se anda con chiquitas a la hora de mostrar sangre pero con un filtro tan divertido que liviana la "crueldad" de lo que estamos viendo. Las interpretaciones están a un buen nivel, en especial la pareja protagonista interpretada por Marina Foïs y Fabrice Eboué de química muy hilarante entre los dos. El film, además consigue mantener el ritmo e interés durante buena parte del metraje, algo a valorar ya que evita quedarse únicamente en una premisa cachonda, sabiendo alargarla y desarrollarla de forma totalmente eficiente. Momentos hilarantes con la pareja totalmente fuera de si y viendo ya a cualquier vegano como chuletas exquisitas (como solo se alimentan de hierbas, su carne es de primera calidad) donde incluso, en un momento delirante, ven con ojos deseosos a un niño regordete en una feria de alimentación. Barbaque hace gala de un humor negro y políticamente incorrecto, algo sin duda refrescante en estos tiempos de odiosa corrección política en una película divertida, gamberra y que, además, disfruta de buenas cualidades técnicas.


Buen ambiente había en el "Auditori Melià" con una audiencia preparada para ver Halloween Kills (2021), las nuevas aventuras del amigo Michael Myers. El grito de un incauto de entre la audiencia clamando, "¡A por ellas, Michael!" acompañó al King Kong de la mítica careta de entrada del Festival previa a cada película. Esta nueva Halloween, continúa donde lo dejó la anterior versión de 2018, la cual funcionaba de continuación directa de la película original de 1978 dirigida por John Carpenter, para sumarle mayor "guirigay" al galimatías cronológico de esta saga. Si bien, aunque el Halloween de 2018 no me disgustó si que no pude evitar cierto hastío en su propuesta. En mi opinión, aborda una trama muy similar a la que ya ofrecía Halloween H20 (1998), la 7a entrega y que recuperaba a Jamie Lee Curtis para el 20 aniversario de la saga, siendo una entrada de mejores o más simpáticos resultados que la versión de 2018.

Esta nueva entrega sigue en la misma noche de Halloween que la anterior con un Michael Myers que aun sigue vivito y coleando (por supuesto). Minutos después de que Laurie Strode, su hija Karen y su nieta Allyson dejan encerrado y ardiendo a este monstruo enmascarado, Laurie se dirige rápidamente al hospital para tratar sus heridas, creyendo que todo ha terminado. Pero cuando Michael consigue liberarse, su ritual sangriento continúa. Mientras Laurie lidia con su dolor y se prepara para defenderse, sirve de inspiración para que todo Haddonfield se levante contra este monstruo imparable.

Halloween Kills funciona bastante bien en sus primeros compases realizando un juego multi-referencial con la magnífica y fundacional primera entrega de la saga (presencia de Donald Pleasence incluída) pero que pronto aburre al respetable con un cúmulo interminable de brutales asesinatos de un Michael Myers, ya definitivamente en modo-Terminator y que parece no tener una motivación clara más que reventar a todo ciudadano que se encuentre. En ese sentido, la película es gozosa para el fan con un festival hemoglobínico pasado de vueltas pero que no compensa al encontrarnos con una trama más fina que el papel de fumar y que nos lleva por lugares comunes. El tratar a personajes afectados por Michael en el año 1978 y recuperarlos en su versión adulta (en el presente), a mi personalmente ya me parece risible y que no me interesa en absoluto. ¿Y donde está Jamie Lee Curtis? Desaparecida del mapa en gran parte de la película, permaneciendo herida en el hospital de Haddonfield, quejándose en plan abuela cebolleta en la que es sin duda una de las peores interpretaciones de su carrera.

Halloween Kills ofrece buenos momentos. La multireferencialidad con el Halloween original, la maravillosa banda sonora de Carpenter, la escena de la masacre de Michael contra los bomberos... Pero en general, es un film sin muchas ideas atractivas, que camina por lugares comunes ya tocados en la misma saga (la persecución que el pueblo realiza a Michael visto en Halloween 4 (1988)). Con este plan podrían hacer mil más. Esperaremos a las conclusiones de las andanzas de Michael el año que viene con: Halloween Ends (2022).


The Innocents (2021) ha resultado ser una de las mayores sorpresas de esta edición del Festival. Al describirla como una especie de X-men Origins de autor, tal vez nos estemos quedando en la superfície de esta producción, rica en conceptos. En realidad, el film es todo un fascinante acercamiento a la infancia, a la maldad o crueldad, inocente o no tanto, que se expresa de manera intrínseca en esta etapa primeriza.

Durante un luminoso verano noruego, Ida, acompañada de su hermana autista y sus padres, se instala en un nuevo hogar. Allí, los pequeños conocen a Aisha y Ben con los que comenzarán a jugar por la zona hasta que empiezan a manifestar ciertos poderes psíquicos.

The Innocents es una producción de Noruega dirigida por Eskil Vogt, quien dota a la narración de una pausa y sobriedad que casan muy bien con la historia. El acierto principal del film reside en cómo trata las relaciones y personalidades de los cuatro niños de la cinta, no tratándolas con distancia o con el paternalismo visto desde el punto de vista de un adulto, sino bajando la cámara hasta ellos y siendo ésta una más del grupo haciendo al espectador de compañero de unas travesuras que cada vez se van tornando más crueles. Sin duda, las interpretaciones infantiles rallan a un excelente nivel. No sabría con cual quedarme de los pequeños, pero destacaría a Mina Yasmin Bremseth Asheim y especialmente a Sam Ashraf, quien crea uno de los villanos más odiosos y crueles que he visto recientemente. Los poderes mentales como forma de expresión de la rabia o marginalidad como respuesta de la perfección que envuelve a los niños en ese barrio residencial ideal, el trato que la película hace del autismo así como sus naturalistas secuencias en donde los pequeños hacen uso de sus poderes convierte a The Innocents en una de las películas más destacables del Festival, así como una de las muestras más interesantes que nos ha dejado el fantástico este año.


Son (2021) nos llega desde Irlanda y supone un acercamiento al terror satánico con las sectas como eje argumental, de tono serio y lleno de momentos inquietantes, que, por lo menos, resulta una propuesta a tener en cuenta.

Cuando un niño cae enfermo misteriosamente, su madre tendrá que decidir hasta dónde está dispuesta a llegar para protegerle de unas aterradoras fuerzas que estuvieron presentes en su vida pasada.

Son acierta con un primer tercio atrayente y que te pone en alerta. Es de agradecer que la película se ponga en acción prácticamente desde el principio y muestre elementos que generan interés y cierto pavor. El personaje femenino protagonista, Laura (interpretada por una muy correcta Andi Matichak) resulta interesante aunque los intentos que hace la película por intentar confundirnos y jugar con la realidad o imaginación de lo que sufre la muchacha resultan de poca efectividad. Aunque, funcionan bastante bien las pequeñas pinceladas de información que suelta el film acerca de la secta satánica de turno así como sus ritos donde una adolescente Laura era protagonista. Especialmente, los brutales y sangrientos ataques que sufre David, el niño e hijo de Laura, resultan bastante malrolleros y extremos. La película da un par de vueltas interesantes hacia la monstruosidad o una forma de vampirismo pero su interés va mermando a medida que la investigación de su protagonista va avanzando, bajando lo que era una montaña rusa sangrienta en una película de horror más con tendencia al efectismo, concluyendo en un final que no acaba de resultar del todo satisfactorio. Aún así, Son es una muestra de cine de terror satánico apreciable, que no escatima sangre e imágenes malrolleras y además con una protagonista femenina bastante interesante. Se le puede dar una oportunidad.


Era una de las películas más esperadas de esta edición. The Medium (2021) une a Tailandia y a Corea del Sur en una producción que desde sus primeros pases en su país de origen se venía hablando de desmayos y salas de cine con las luces encendidas para rebajar el nivel de terror de la audiencia. El film viene dirigido por Banjong Pisanthanakun, quien se unió a la moda fantasmal asiática con la muy entretenida y también aterradora, Shutter (2004). Si le sumamos, que The Medium viene apadrinada por Na Hong-Jin, director de las geniales The Chaser (2008) o El extraño (2016), la cual ya trataba en cierta manera el terror en base a las tradiciones ancestrales de la Corea profunda, ya nos podemos imaginar el hype que se ha despertado alrededor de The Medium.

El film está rodado como un falso documental con unos periodistas realizando un reportaje sobre una chamán en un poblado del Nordeste de Tailandia. Hasta que, lo que podría estar poseyendo a un miembro de la familia, puede no ser la Diosa que se imaginan que es.

Lo más importante a la hora de enfrentarse a The Medium es liberarse de todo este hype. Olvídate de campañas de marketing y disfruta de la experiencia. The Medium está plasmada en forma de falso documental, un subgénero bastante cansino a estas alturas (o más bien prácticamente desde que se inició) y donde el presente film recurre a los mismos tics una y otra vez en lo que podría ser un greatests hits pero a lo loco del mismo género. La película tiene una larga duración de 130 minutos, algo que da una primera impresión de que podría tornarse en excesiva pero que no pesan demasiado en un largometraje abundante en situaciones de horror que permiten un ritmo bien dosificado y de divertido visionado.

Sin duda, la parte más interesante del film reside en su primera mitad con los reporteros adentrándose en las tradiciones del "chamanismo", el folk y leyendas de este poblado perdido en medio de Tailandia. Por lo visto, los responsables de The Medium se documentaron de forma concienzuda y obsesiva por lo que se asegura que todo lo que vemos en pantalla (a nivel de tradiciones, sortilegios o formas de enfrentarse a los espíritus) suceden de la misma manera en la realidad. 

Es también en este tramo donde vemos los primeros síntomas de posesión en la sobrina de la chamán protagonista. Unos primeros síntomas que la película va mostrando poco a poco de una manera acertada (me encanta ese momento en donde la joven ve una silueta humana en el campo, en la lejanía) y cómo de unas conductas infantiles o una necesidad de sexo ninfomaníaco con sus compañeros de trabajo (nada que objetar a este tramo de la posesión), pasamos a una posesión demoniaca como marcan los cánones más puros del género, con dotes gimnásticas increíbles, cambios de voz, babas y demás. Es entonces cuando la segunda parte del film se adentra en terrenos de la pura barraca de feria. Un tren de la bruja exagerado donde no se deja nada. Ni las cámaras ocultas, la visión nocturna, bebés en peligro, pueblerinos poseídos y sortilegios centenarios. Un segundo tramo donde se entrega a un terror festivo donde si logras entrar en el juego que ofrece es una experiencia muy divertida y disfrutable.

Así, The Medium (2021) supone una pieza de horror bastante recomendable. Interesante por su acercamiento a unas tradiciones que nos quedan lejos (de ahí lo singular de la propuesta), además de resultar una experiencia terrorífica de carácter festivo y pasada de vueltas. Algo que acepté de lleno disfrutando enormemente de la experiencia.



La importancia de George A. Romero en el género del terror y el fantástico está fuera de toda duda. Tras implantar los códigos del horror moderno en general y el de los zombies en particular con su saga de los muertos vivientes, Romero sorprende, y mucho, en sus trabajos alejados de los zombies como con la estupenda Martin (1978) o The Crazies (1973). De entre su filmografía había una pieza realizada para televisión y desgraciadamente perdida en el confín de los tiempos... ¡hasta ahora!. Por fin, recuperada en una copia en 4K, The Amusement Park (1973), venía precedida de comentarios que la tildaban cómo la película más aterradora de George A. Romero.

El film sigue a un anciano el cual sale de su casa para disfrutar de un día normal y corriente en un parque de atracciones, pero antes de que pueda darse cuenta se ve envuelto en una pesadilla de dimensiones nunca antes vistas.

The Amusement Park es un film extraño. El origen del proyecto fue un encargo para Romero con la excusa de realizar un comercial para concienciar a la población sobre la marginación que realizaba la sociedad hacia los ancianos. En manos de Romero, el mediometraje (de unos 55 minutos) se convierte en una pesadilla onírica y bizarra llena de simbolismos y llena de la crítica hacia la sociedad tan habitual de su director. 

Una experiencia curiosa por su carácter de tesoro escondido y por fin sacado de las tinieblas pero que sufre por su parquedad de medios en una realización bastante cutrona en ese sentido (aunque totalmente perdonado al tratarse de un producto de bajo presupuesto para la televisión americana de los 70). Pero es en su subtexto y en lo que se nos cuenta donde encontramos aspectos muy interesantes. Referencias a la religión, a los estamentos militares, la hipocresía social además de la marginación y casi criminalización de la tercera edad realizada de una forma seca y violenta psicológicamente. Una experiencia inquietante que resulta ser toda una rareza en la carrera de su director y ahora disfrutada con una restauración espectacular e impecable.