CRÍTICAS PELÍCULAS

sábado, 7 de septiembre de 2024

AUDITION (1999)


Takashi Miike es uno de los directores más singulares, salvajes y bizarros del reciente cine japonés. Director todoterreno, su abultadísima filmografía de más de un centenar de filmes realizados a un gran ritmo año tras año cuenta con una grandísima variedad de géneros. Desde cine de acción, terror, erotismo, dramas, live-action de mangas de éxito hasta propuestas de lo más surrealistas y únicas. Además de ser uno de los renovadores del yakuza-eiga en los años 90. En su primera etapa, Takashi Miike demostró ser una fuerza anárquica capaz de realizar un cine libre, sin ataduras y verdaderamente salvaje. Tras el éxito de la genial Fudoh: The New Generation (1996), el director nipón empezó a hacerse un nombre en la industria, si bien hay un filme en concreto que lo acabó de colocar en el mapa mundial: Audition (1999).

El filme presenta a Aoyama, un cuarentón viudo y que sintiéndose solo decide, a propuesta de un amigo, convocar un casting para una inexistente película con la intención de encontrar una nueva esposa. Al casting acude Asami, una misteriosa joven con la que Aoyama cae rendido.

kiri...kiri...kiri...

Estrenada adecuadamente dentro de la ola de J-Horror generado por The Ring (1998), los pases de Audition fueron muy sonados en los diversos festivales en los que fue proyectada por su inquietante violencia y que provocaron un número récord de abandonos en el Festival de Rotterdam. Más allá de los momentos escabrosos que pueda tener la cinta, Audition resulta una magnífica cinta de horror, excelentemente narrada y estructurada. Un filme que sabe subir la incomodidad y el clima de pesadilla con maestría a la vez que juega constantemente al despiste y a la confusión del espectador que no se espera los derroteros por los que se encaminará la cinta. 

La primera hora de Audition es muestra de ello, dando la impresión de ser una inocente y hasta sosa historia de un hombre solitario en busca de pareja y que conoce a la bella y misteriosa Asami, a la que podríamos catalogar como la "típica" y estereotipada mujer japonesa siendo inteligente, educada, sumisa, vulnerable... La forma visual del filme en este tramo siendo pausado, casi contemplativa pero con un uso muy interesante de los colores refuerzan esa impresión. Es cuando el espectador se encuentra más desprevenido y relajado cuando la cinta se rompe definitivamente en el último tercio de metraje en una orgía surrealista, ambigua y con imágenes de pesadilla. En ese sentido, el clímax final con Aoyama siendo torturado escabrosamente por Asami (kiri...kiri...kiri...) con hilo de pescar y acupuntura resulta en una de las imágenes más recordadas del horror nipón de finales de siglo. Una violencia no necesariamente sangrienta sino que en un uso excelente del montaje y la edición de sonido crea auténticos desmayos en el espectador.

El filme cuenta con un reparto la mar de interesante desde el protagónico de Ryo Ishibashi (Kids Return (1996), El club del suicidio (2002)) a veteranos como Jun Kunimura (Ichi the Killer (2001), The Wailing (2016), Shin Godzilla (2016) o Renji Ishibashi (Llamada perdida (2003), Tetsuo (1989), Outrage (2010). Aparte del enorme descubrimiento que supone Eihi Shiina como la terrorífica Asami, actriz que realizaría trabajos interesantes como Eureka (2000), A day on the Planet (2003) para convertirse después en musa de Yoshihiro Nishimura protagonizando splatter action a mansalva como Tokyo Gore Police (2008).

Más allá del horror y la escabrosidad, Audition sabe abordar temas muy interesantes con inteligencia y sarcasmo, desde el trato de la mujer en Japón, la rebelión de esta última frente a una sociedad machista o problemáticas sociales como la soledad o los abusos sexuales a menores. Todo unido convierten a Audition en una coctelera sorprendente, original, escabrosa e impactante además de inteligente en saber guardar con ambigüedad y confusión todo lo que estamos viendo en pantalla sin dejar claro al espectador sobre si lo que está viendo es real. Sin duda, una excelente película que dio a conocer a occidente a un director irrepetible.

viernes, 6 de septiembre de 2024

ULTRAMAN MAX (2005)


El fracaso estrepitoso de Ultraman Nexus (2004) provocó el despido de Hideaki Tsuburaya como presidente de una Tsuburaya Productions de nuevo en números rojos. Fue entonces cuando entró Shigeki Oyama para tomar las riendas de la compañía, el primero en no tener lazos con la familia Tsuburaya. Oyama decidió intentar salvar el barco y tratar de relanzar la franquicia. El problema era que las relaciones con el canal TBS cada vez eran más frías y el tiempo que se les dio para preparar y rodar una nueva serie de Ultraman fue mínimo. En menos de 6 meses, la nueva serie debía estar lista para emitir. El calendario más apretado que jamás se había enfrentado Tsuburaya para con la franquicia, comparado con el año o más que estaban acostumbrados de preparación del proyecto. De locos. 

Para simplificar las cosas Oyama decidió que, según a su parecer, la franquicia de Ultraman había perdido su toque esos últimos años y era urgente recuperar el público infantil y familiar propio de la franquicia. Se encarga a Takeshi Yagi, director de experiencia en la era Heisei del personaje, la producción de Ultraman Max. Tras una intensa investigación y estudio de mercado, Yagi llega a la conclusión que la etapa Showa y los personajes atados a ella eran aún muy queridos por diversas generaciones. Ultraman Max viene a homenajear las sensaciones de la Ultraman y Ultraseven originales, con un empaque claramente infantil pero empapado de ese aire de aventura irresistible y la imprevisibilidad en sus historias auto conclusivas. La sangre pura de la franquicia. Esa sensación de no saber qué vas a ver en el siguiente episodio.


Shusuke Kaneko (derecha)
Aún suponiendo una mirada atrás, una búsqueda de la nostalgia y el guiño hacia el fan de la franquicia a la vez que se intenta recuperar al target más infantil, Ultraman Max es una delicia. Una serie tremendamente entretenida ayudada por su gran variedad de premisas en sus diversos episodios, beneficiada además por la presencia de una serie de directores que sin duda crecieron con el personaje y que ahora realizan su propia versión del mismo. Es el caso del gran Takashi Miike, director de 2 episodios de Max, o de Shusuke Kaneko, quien toma las riendas como director principal realizando una docena de capítulos. De hecho, una vez fichado Kaneko, y gracias a sus contactos en la industria pudieron armar un equipo técnico y llamar a diversos directores a la serie de una manera rápida. Perfecto, debido al apretado calendario de producción. Es la ultraserie con un número más abultado de directores y guionistas, 11 y 18 respectivamente. Para complementar el espíritu de homenaje se llamaron a directores clásicos de la franquicia como el gran Akio Jissoji o Toshihiro Ijuma además de recuperar a monstruos clásicos de la etapa UltraQ-Ultraman-Ultraseven (criaturas bien conocidas como Eleking, Red King, Zetton o King Joe regresan) y cast como Susumu Kurobe o Hiroko Sakurai quienes tendrían papeles secundarios y recurrentes. Debido a la complicada y delicada estabilidad de la franquicia en ese momento, además del poquísimo tiempo de preparación y producción, se decide realizar episodios con historias autoconclusivas y que llegaron hasta una muy respetable longitud de 39 capítulos.

DASH. Preparados para cualquier eventualidad.
Ultraman Max presenta un siglo XXI donde la humanidad sigue azotada por desastres naturales y además criaturas de leyenda aparecen y comienzan a atacar el planeta. Para luchar contra la amenaza kaiju el gobierno crea la organización de investigación y combate DASH. Pero un gigante plateado aparecerá para luchar contra los monstruos.

El equipo de combate DASH, siendo el recurrente escuadrón militar típico de la franquicia, resulta en general de lo más simpático y entrañable de buenas a primeras. Contando con el protagonismo de Touma Kaito, quien tras un acto de sacrificio acaba recibiendo el poder de Ultraman Max y posteriormente entrará a formar filas en DASH. Dentro del escuadrón cabe destacar a personajes como Mizuki, la compañera de patrulla de Kaito, interpretada de manera adorable por Hitomi Hasebe y donde se logra crear un interesante romance cocido a fuego lento a lo largo de la serie junto a Kaito. También mencionar a Hijikata, capitán de DASH, Koba, experto en armas del equipo o Elly, la androide, interpretada por la maravillosa Hikari Mitsushima, de adolescente en este momento y que más tarde nos maravillará a todos por trabajos como Love exposure (2008) de Sion Sono. Por último recalcar a Sean, por ser el occidental del grupo interpretado de manera sonrojante por Sean Nichols, aunque acaba encajando en el aura infantil de la serie. Destacar la participación de Susumu Kurobe (el Ultraman original de 1966) como jefe del grupo o a Hiroko Sakurai quien intepreta a una investigadora jefe de DASH. Con toda esta telaraña de personajes se consigue algo que suele costar en muchas ultraseries como es crear desde el principio una relación natural y bien dinámica entre todos ellos.

Ep. 1, Birth of Ultraman Max!

Ep. 9, Dragon Lover
Como he mencionado, Ultraman Max resulta una serie por lo general muy entretenida, colorida y sorprendente por sus premisas y que la acercan totalmente en espíritu a las series fundacionales de los años 60. El primer episodio, Birth of Ultraman Max!, funciona como entrada ideal de una ultraserie. Dirigido por Shusuke Kaneko, marca bien las claves de la serie y ejemplifica un aspecto positivo como son los estupendos diseños de los monstruos realizados expresamente para la serie como es el caso de Grangon y Lagoras (los monstruos que vemos aquí).

En el primer tramo de Max cabe destacar momentos como el doble episodio 5 y 6, Monster Island Appears! / 5 seconds to bombing, con nuestros personajes perdidos en una isla llegada de la nada y con rumbo hacia Japón además del regreso de monstruos clásicos como Pigmon o Red King. Aparición estelar de Yukijiro Hotaru, el inspector Osako de Gamera: Guardián del universo (1995). Resulta muy destacable el episodio 9, Dragon Lover, y que presenta una ambientación rural maravillosa con leyendas ancestrales, sacerdotisas, fantasmas y un dragón realizado de una manera espectacular por los técnicos de efectos especiales.

Ep. 11, The Prophecy of Baraj
De los episodios dirigidos por Kaneko me quedo con el capítulo 11, The Prophecy of Baraj. Muestra el regreso de Antlar, ese escarabajo con esteroides que nos maravilló en el episodio 7 de Ultraman 66 y que vuelve para destruir a la humanidad. Escenas de destrucción abundantes, con ciudades hundiéndose y una trama de fondo muy agradecida y que incluye una profecía y ruinas milenarias. Pero lo mejor es sin duda la recuperación de Yuri Sakata, quien era la joven Ayako Fujitani en la trilogía de los 90 de Gamera. Como curiosidad, en la primera escena del capítulo aparecen unos niños jugando con muñecos de Godzilla y Gamera.

Punto y aparte son los episodios dirigidos por Takashi Miike. Miracle of the Third Planet, capítulo 15 de la serie, es una obra maestra de obligado visionado. Una experiencia espectacular dotada de una belleza y delicadeza tal que es para quitarse el sombrero. Cuenta las vicisitudes de una niña ciega que justo en el dia de su recital musical de flautín aparece un monstruo que se retroalimenta de las armas con las que le atacan. Visualmente es una belleza y su monstruo resulta de lo más sugerente y misterioso. Se crea un contraste radical con la locura de Who am I?, episodio 16, con Miike dando rienda suelta a su niño interior con 20 minutos llenos de comedia absurda, bizarra e delirante con unos monstruos circulares similares a un gato y que provocan amnesia a todos los seres vivos. Ver a Kaito incapaz de poder transformarse en Max resulta hilarante.

La belleza de Miracle of the Third Planet, de Takashi Miike.

Akio Jissoji la vuelve a clavar en Butterfly Dream
Cambiando de tercio, el capítulo 19, The One from the Door, resulta otro de esos ejemplos de episodio divertidísimo con DASH descubriendo una puerta de entrada a otra dimensión que les llevará a conocer a una raza alienígena que había contactado con la humanidad miles de años atrás y que llegaron a la conclusión de crear a un dios para controlar las ansias destructoras y egoístas que por naturaleza tiene el ser humano. Muy interesante. El monstruo de piedra del episodio es excelente y hay fan service agradecido con Mizuki en top o Elly, la cyborg, activando un modo de combate en el que se queda ligera de ropa. Destaca la aparición de Kohji Moritsugu (Ultraseven), con momento “Ultra Eye” incluído y que provoca una reunión vintage irresistible entre Sakurai y Kurobe. Otro de esos episodios hilarantes y con un uso del humor notable es el núm. 20, Drifting Monster y que cuenta con un monstruo que mientras duerme permanece flotando en el cielo. DASH se las verá y deseará para alejar a la bestia de la ciudad.

El regreso de Alien Metron en The Untargeted Town
Otro de los grandes momentos de Ultraman Max es el regreso del maestro Akio Jissoji quien ya había hecho su comeback en diversos episodios de Tiga y Dyna y que aquí en Max realiza una despedida a lo grande de una franquicia que ante todo amaba (el director murió en 2006). El episodio 22, Butterfly Dream es una locura que se atreve a romper la cuarta pared presentando a un guionista de Ultraman Max en pleno bloqueo creativo. Sus sueños y la realidad acaban mezclados. Un capítulo surrealista y psicodélico, donde Jissoji da rienda suelta a su peculiar imaginería visual y narrativa con magistral excelencia. Destacar el protagónico de Renji Ishibashi, habitual de los yakuza-eiga de Takashi Miike. Jissoji cierra de manera emotiva su senda en Ultraman con The Untargeted Town, episodio 24, y que es una secuela del clásico The Target Town de Ultraseven. De nuevo, capítulo de tono bizarro, casi bordeando el ridículo pero llevado con maestría en una trama ingeniosa con Alien Metron volviendo de entre los muertos con un plan infalible como es utilizar los teléfonos móviles para dejar a la humanidad atontada y bajo su merced. La batalla final entre Max y Metron, en un precioso atardecer es la guinda a esta joyita.

Kaito, el héroe de la función.
Como vemos, pese a su aparente tono infantil y al igual que pasaba en las Ultraman y Ultraseven originales, Max se suele salir del molde predeterminado y ofrece episodios de carácter arriesgado y ambiguo tanto por su narrativa como por las tramas. Y no es solo algo reservado a Takashi Miike o Jissoji. El ep. 25, A Distand Friend, es un muy sorprendente episodio de tono más adulto, con un bondadoso alien que se deja capturar por DASH para probar sus benefactoras intenciones y luchar contra la xenofobia alienígena. Como premio es sometido a terribles experimentos. Un capítulo que muestra la peor cara de la humanidad. Lástima que el monstruo final se sienta muy forzado en el episodio. El ep 27, The Stolen Max Spark, cuenta el regreso de Eleking y las gemelas Pitt en un sorprendente conjunto de tono de terror agobiante con larvas de Eleking desperdigadas por toda la ciudad y controlando las mentes de pobres solitarios a los que chupa la energía y posteriormente mata. 

Ep. 29, Why Monsters Appear.
El clima de homenaje inteligente que es Ultraman Max continúa de la mejor manera con el ep. 29, Why Monsters Appear. Una maravilla y que mira a Ultra Q en su 40 aniversario juntando al reparto original de la serie. La historia va alternando presente y pasado con unas irresistibles escenas en las que se rueda un episodio de una serie de ciencia ficción conocida como Unbalance, que luego se convertirá en Ultra Q, donde el equipo de rodaje tiene un encuentro con un monstruo. Muchas referencias meta y reflexiones para un episodio estupendo. El ep 31, Burn! Earth!, es uno de los momentos más divertidos y estrambóticos de la serie con la aparición de Moetaranga, un monstruo, de nuevo, de diseño genial y que introduce un virus a todos que provoca que la población se acelere hasta quedar muertos de agotamiento, salvo Susumu Kurobe, quien poda bonsáis a velocidad de caracol.

Otro director clásico, Toshihiro Ijima, retoma a Alien Baltan en el doble ep 33 y 34, Welcome to earth! Part 1: The science of planet Baltan / Welcome to earth! Part 2: Farewell Alien Baltan profundizando en la sociedad Baltan en unos episodios lleno de momentos wtf con un Baltan benefactor convirtiéndose en una adolescente y que se monta en escoba entre otros trucos salidos de Griffindor. Pero en general se presentan unas batallas resultonas como ese Baltan 10 veces más grande que Max. Antes de la conclusión de Max seguimos encontrando episodios de lo más singulares como el núm. 37, Constellation Thief. Mucho "Claro de Luna" de Debussy y angulaciones extrañas a lo Jissoji en una historia místico-espacial con una civilización que creó el mapa de estrellas para que los humanos lo admiraran. Ahora con la contaminación, los humanos están dejando a perder tal espectáculo. El guardián de las constelaciones, Keplus (otro estupendo diseño) hará acto de presencia.

Max en problemas en el ep. 39, Take Hold of the Future!

Y respecto al gran final de la serie, formado por el doble ep. 38 y 39, Prelude to Annihilation y Take Hold of the Future! resulta, de nuevo, un triunfo. Es algo habitual en las ultraseries. No se como lo hacen pero siempre suelen dar con la tecla. El final de Max resulta mayestático, emocionante, conmovedor y espectacular. Parte de la aparición de una serie de estatuas por todo el mundo y que dejan el siguiente mensaje: "La humanidad no puede seguir así, polución, guerras y una economía que destroza los recursos naturales. Los seres humanos deben desaparecer.” La amenaza viene de una civilización subterránea. Una premisa que se desarrolla de la mejor manera con el equipo de DASH luchando y dando todo lo mejor que pueden, como humanos y sin apoyarse en Max. Y plagado de momentos memorables, desde la “muerte” de Mizuki, los momentos de destrucción, la crucifixión de Max o la batalla final eso si no hablamos del precioso epílogo, ambientado 50 años en adelante y que concluye la serie con el corazón lleno de optimismo y alegría.


Ultraman Max
resulta una serie de lo más irresistible. Pese a su aparente simpleza y retorno a terrenos nostálgicos e infantiles, es una gran excusa para recuperar ese sabor tan puro y divertido que hizo que millones de espectadores se enamoran de Ultraman en los años 60. Aderezado con un mensaje ecologista y pacifista respecto a los abusos de la humanidad pero sin olvidar en todo momento la nota optimista y de decidida lucha por un futuro mejor. Pese a algunos episodios en donde el humor no resulta tan acertado de lo histriónico que resulta entre algunos momentos infantiles estomagantes (ese episodio navideño con Elly... arghhh), o aportaciones incomprensibles como ese Ultraman Xenon que solo aparece 5 segundos en toda la serie y ni sabemos quien es o ideas que se sueltan para futuras tramas que se quedan en nada... Pese a todo, Ultraman Max es otra de las aportaciones más felices y conseguidas del universo del personaje. Una serie orgullosa de su legado, divertida y que nos devuelve al siglo XXI lo mejor del Ultraman clásico.

El abordaje a la nostalgia continuaría y de manera mucho más explícita y entregada en la siguiente Ultraman Mebius (2006). Pese a las aspiraciones y esperanzas que se tenían con Max ésta no acabó por tener unas audiencias competentes quedándose algo por debajo de lo esperado. Respecto a las canciones de la serie, poco que aportar en esta ocasión, teniendo la serie uno de los opening más sosetes de la franquicia.