¡Absolutely not for children!Como se suele decir: "la primavera, la sangre altera". Se acerca el buen tiempo y en el blog se va a empezar a notar con críticas picantonas. Urotsukidoji: La leyenda del señor del mal (1989) pertenece a una época irrepetible en la historia del anime japonés. Una era, la de los años 80, en los que el cine de animación sufrió una explosión creativa sin precedentes tanto dentro como fuera de sus fronteras ayudados por exitazos como Akira (1988) o el cine del Estudio Ghibli con Mi vecino Totoro (1988) o La tumba de las luciérnagas (1988) como puntas de lanza de la productora. Junto al aluvión de estrenos en cines y frente a la enorme demanda se decidió explotar las posibilidades del mercado del vídeo doméstico lo cual facilitó la comercialización en cadena de productos rápidos y baratos amen de una mayor libertad creativa para sus autores. Lo que se conoce como OVA's fue un formato muy exitoso en el que era muy común encontrarse con historias repletas de violencia y sexo. Dicha libertad creativa y la gran variedad de géneros abordados convierten estos años, la década de los 80 y 90, en mi etapa favorita del anime japonés. Tras el huracán Akira (1988), en España levantó polvareda la llegada inmediata de otra cinta (gracias Manga Films) de carácter adulto enmarcada en el horror y la ciencia ficción con monstruos. Es bien sabido que en occidente somos muy cerrados de miras y se tiende a catalogar a cualquier dibujo animado como un producto destinado solamente a los niños. Les daría un cortocircuito al ver Urotsukidoji: La leyenda del señor del mal y su festival de sexo tentacular.
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¡Una de rabas, por favor! |
La sinopsis del film explica que según antiguas creencias, nuestro universo se compone de tres dimensiones paralelas: nuestro mundo, el de los demonios (Makai) y el de los hombres-bestia (Jyujinkai). Esas mismas creencias hablan de la llegada de un ser supremo: el Chojin, una especie de dios que romperá las barreras y traerá la paz definitiva a los tres mundos. La leyenda dice que cada 3000 años el Chojin resurgirá para traer el equilibrio entre los tres mundos algo que supondría el fin de la presente civilización. La reencarnación en la época actual del temido Chojin reposa en un torpe adolescente, el problema es que él no sabe la maldición que pesa sobre él.
Urotsukidoji: La leyenda del señor del mal adapta el manga de Toshio Maeda, el considerado "padre de los tentáculos" y responsable de otro manga similar como La Blue Girl Live (que fue objeto de una trilogía de live-action). No se que gusto le encontraron a los calamares, pero en vez de enharinarlos y freírlos prefirieron darles otros usos para esquivar la censura. Urotsukidoji tiene el dudoso honor de inaugurar este peculiar subgénero en el anime. Esta profusión por el sexo tentacular recoge las viejas ilustraciones de Hokusai, en concreto el célebre grabado de "El sueño de la esposa del pescador" de 1814, donde aparece una mujer japonesa manteniendo relaciones sexuales con un pulpo de lo más goloso.
Es bien conocido que en Japón, la ley (y la organización
Eirin que da el visto bueno a todo producto audiovisual) no permite mostrar la genitalia tanto masculina como femenina (aunque a partir de 1994 ya se puede mostrar el vello púbico) siendo brutalmente pixelados en el cine erótico/pornográfico nipón. La exhibición explícita de los genitales puede ser motivo de pena y de cárcel. Recordemos todo el escándalo de
El imperio de los sentidos (1976).
Urotsukidoji: La leyenda del señor del mal, en un alarde de inventiva calenturienta logra esquivar la censura nipona gracias a un vacío legal: ya que no se pueden mostrar miembros viriles, los podemos sustituir por tentáculos monstruosos. Una propuesta bizarra y sorprendente para el iniciado. En el cine de imagen real habíamos podido ver alguna que otra cinta
underground con criaturas tentaculares como es el caso de
Guzoo (1986), realizada por el adalid del
eroticogore Kazuo 'Gaira' Komizu, aunque este
film abandonaba cualquier atisbo de sexo para entregarse al
gore más salvaje. También, volviendo al
anime, unos años antes habíamos visto en la genial
Wicked City (1987) diversas escenas con tentáculos sobones pero
Urotsukidoji supone una entrega total al concepto.
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Los hermanos Amano y Megumi dispuestos a encontrar al Chojin en la época moderna. |
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Nagumo es la encarnación del Chojin y siente pasión por espiar a las chavalas en los vestuarios. |
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Mientras, los demonios empiezan a hacer de las suyas. |
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¿Lograrán detener el apocalipsis? |
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La cosa no pinta bien... |
Urotsukidoji más allá de sorprendernos con una sucesión de apasionados y shocking momentos sexuales monstruosos destaca por un ritmo muy entretenido, con presencia de algunos chascarrillos mezclados con una historia apocalíptica muy atrayente. Todo lo referente a la profecía que se refiere al avenimiento del Chojin en el mundo moderno resulta interesante además de dar a la historia cierto sentimiento de urgencia. Como también tiene su cachondeo que la encarnación del Chojin en la historia sea un perdedor y torpe adolescente como Nagumo más bien dado a espiar a las chicas en los vestuarios del instituto para satisfacer su alma de pajillero y que vivirá una pura y blanca historia de amor con su compañera de clase Akemi. Dicho romance, pese a parecer superfluo tendrá mucho que ver con el devenir de los acontecimientos. El film así supone una exhibición de brutales escenas llenas de violencia como la del hospital con monstruos barriéndolo todo a su paso, espectacularidad, un tono oscuro y salvaje y momentos eróticos que logran no solapar la trama y formar parte de la misma, todo un triunfo.
Urotsukidoji lo tiene todo para triunfar entre el aficionado al anime más sórdido y adulto, de entre surrealistas escenas de sexo, a una muy correcta historia de ciencia ficción, monstruos, sangre, algo de humor y un sorprendente dibujo para tratarse de un OVA. Un film precursor, original, sucio pero definitivamente sorprendente y entretenidísimo y que es coronado con un final apocalíptico a la altura. Urotsukidoji: La leyenda del señor del mal, es con derecho propio un clásico indiscutible del anime japonés. Un film que dio lugar, como hemos comentado, a cientos de imitaciones burdas entregadas al hentai de baratillo. El éxito del film propició la aparición de 4 secuelas de calidad bastante decreciente, donde puedo rescatar la muy divertida segunda parte, Urotsukidoji II: La matriz del demonio (1990).
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