Como hemos analizado anteriormente, tanto el primer Whispering Corridors (1998) como Memento Mori (1999) fueron piezas de terror más que interesantes que utilizaban el elemento fantástico como excusa para tratar un drama psicológico cargado de crítica social (el sistema educativo coreano en el primer film y la homosexualidad en su secuela). Ambos filmes destacaban por ofrecer una propuesta insólita y única yendo a la contra de las herramientas naturales del género de horror. La tercera parte de esta peculiar saga, Wishing Stairs (2003), comparte muchos de los elementos de las anteriores pero por desgracia denotamos ya una cierta influencia exploit del fenómeno The Ring (1998) en su representación de los fantasmas aunque como veremos a continuación, la película presenta valores que pueden ser interesantes para el aficionado. El film sigue a dos amigas de una escuela de Arte y que estudian ballet. Éstas compiten por la única plaza en una escuela de danza rusa. Una leyenda urbana acerca de la escalera que dirige al edificio de los dormitorios explica que si al subir los 28 peldaños se encuentran 29, entonces se puede pedir un deseo y se cumplirá. Y Yun Ji-Seong sabe lo que quiere pedir. Pero lo que ella desconoce es que la escalera tiene consecuencias. Wishing Stairs (2003) apareció en un momento dulce en nuestro país para el cine asiático en general y el horror en particular. Recuerdo en esa primera mitad de los años 2000 un buen aluvión de estrenos en DVD y cine de muchos títulos, beneficiados por éxitos recientes de Asia como la citada The Ring (1998), Tigre y dragón (1999), Hero (2002), La maldición (2002) o Dos Hermanas (2003).
Wishing Stairs fue una de las beneficiadas en ese sentido por la fiebre por el horror oriental teniendo una fuerte distribución internacional. El presente film destaca por su cuidada factura visual entregándose definitivamente, en su ambientación, a clásicos del giallo italiano (como también tenía el primer Whispering Corridors), y en especial a Suspiria (1977) de Dario Argento en el sentido de ambientar la historia en un instituto privado que a la vez es una academia de danza y ballet. Así, la historia, en su primera mitad ofrece elementos muy a destacar. Sus dos protagonistas ofrecen personajes interesantes que sirven para explorar ciertas emociones y sentimientos humanos y cómo éstos llegan a autodestruirnos como son la envidia y el pisar a los demás para llegar sea como sea a nuestro objetivo. Tanto Yun como Sohee (interpretadas por Ji-Hyo Song y Han-Byeol Park la cual tiene cierto parecido con Jun Ji Hyung de My sassy girl (2001)), y siguiendo la tradición de la serie, se llega a denotar cierta tensión lésbica entre ellas aunque bastante más disimulada que en Memento Mori. Se vale de una pequeña leyenda urbana bastante atrayente como son esas escaleras que se encuentran junto al instituto y que pueden cumplir deseos aún a costa de tener una maldición fantasmal. En sí, toda esta primera mitad está muy bien conseguida por contener esta serie de elementos y unos personajes interesantes.
Yun y Sohee estudian juntas ballet y son amigas "a muerte" |
Yun quiere conseguir a toda costa esa plaza en una escuela rusa. Acudirá a los escalones fantasmales para cumplir su deseo. |
El resultado: SoHee tiene una mala caída. |
Aunque volverá como fantasma para atormentar a Yun y a la escuela entera |
Por desgracia su segunda mitad evidencia una pérdida de ritmo bastante alarmante acrecentado por un metraje algo largo y que hubiera necesitado algún recorte. Es una lástima que la historia acabe dándole una excesiva importancia al personaje de la adolescente obesa que de la noche a la mañana aparece delgada, la cual no logré empatizar en lo más mínimo. Para colmo, las secuencias de terror de la cinta acaban por ser bastante light y no resultan sorprendentes por ser su fantasma el enésimo clon de Sadako. Si bien, el film contiene algún que otro momento terrorífico muy efectivo como es la primera aparición de la fantasma de SoHee en los lavabos de la escuela la cual va acercándose a su víctima mientras va bailando un ballet del infierno. Un momento inquietante. Su clímax final es efectivo que no memorable y no acaba por premiar al paciente que ha aguantado casi dos horas de película.
Wishing Stairs (2003) es una correcta cinta de terror fantasmal con unas ideas de base muy atrayentes y una ambientación tétrica y excelente. Su estudio de las relaciones humanas y emociones autodestructivas focalizadas en sus protagonistas es muy interesante pero dichas ideas acaban dispersándose en un metraje que va cayendo en caída libre hacia terrenos poco interesantes, innecesarios y cansinos. Por suerte, el film se guarda algunos momentos terroríficos bastante efectivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario