CRÍTICAS PELÍCULAS

miércoles, 26 de abril de 2023

ULTRAMAN MEBIUS (2006)



Para 2006, Tsuburaya Productions nunca había estado tan cerca del cierre y de la quiebra definitiva. Desde Ultraman Cosmos (2001) que la productora arrastraba una gran serie de problemáticas: deudas, un préstamo millonario a Bandai que debían devolver, mala gestión por parte del presidente Kazuo Tsuburaya, la pérdida de derechos de distribución internacional de las 5 primeras ultraseries clásicas a favor de la tailandesa Chaiyo Prod. (a los que ahora Tsuburaya debía de pagar una gran liquidación económica a la productora del bueno de Sompote) , el fracaso de Ultraman Nexus (2004) y que provocó su cancelación, la dimisión en 2004 de Masahiro Tsuburaya (nuevo presidente de la compañía a partir de 2003) por denuncias de acoso sexual... En fin, la lista es bien larga. 

El problema principal era que ya podría funcionar suficientemente bien la serie en cuestión que eso no supondría la salvación de la mítica productora. Sumado a la cada vez más difícil y tensa relación con el canal de TV de TBS, la situación no pintaba nada bien.

En 2005, Shigeki Oyama se hizo cargo de Tsuburaya Prod. (el primer presidente sin lazos con la familia) y se marcó el objetivo de intentar reflotar el barco. Ultraman Max (2005) no funcionó nada mal en una serie que intentaba recuperar la frescura y sentido de la aventura de la era Showa apelando a la nostalgia, algo con lo que se entregarían hasta el fondo en la siguiente ultraserie. Si bien, con la mala situación que atravesaba la productora, era bastante seguro que ésta podría ser la última serie del personaje en mucho tiempo por lo que todo el equipo implicado se entregó a fondo para, al menos, sentirse plenamente orgullosos del último disparo de Ultraman. 

Ultraman Mebius (2006) celebra el 40 aniversario de la franquicia en una serie que juega constantemente con el guiño hacia el espectador y a la referencialidad con el pasado. Son 50 episodios con mucho sabor clásico, que sirve de continuación directa de la era Showa tras su fin en 1981 y en donde en ocasiones se continúan tramas abiertas en los años 70 que no quedaron claras o se cierran cuentas pendientes. Y no solo se recupera a buena parte de la fauna monstruosa de la época sino que, en el movimiento más atractivo del conjunto, se recuperan a los Ultra Brothers. Para bien o para mal, Ultraman Mebius marca una tendencia que se irá repitiendo a partir de entonces y sin cesar en la franquicia como es el continuo cameo o aparición especial del Ultraman clásico de turno, las ensaladas de Ultra Brothers sin ton ni son, siendo en muchas ocasiones un recurso algo forzado y de cara a satisfacer al fan.

Ultraman Mebius se emitió entre el 8 de abril de 2006 y el 31 de marzo de 2007 convirtiéndose en una de las ultraseries recientes más queridas y valoradas por el fandom. Una serie llena de vitalidad y optimismo en donde se pone de manifiesto constantemente los lazos de amistad entre los seres humanos y Ultraman. Resulta llamativo el alto grado en el que GUYS, el equipo de combate de turno y Ultraman colaboran juntos siendo cada vez más parte de un todo, hasta el punto de que en ocasiones el equipo de GUYS le salva la papeleta al héroe plateado.

El equipo de combate GUYS

Mirai / Ultraman Mebius

Ultraman Mebius nos sitúa en un mundo que tras 25 años de paz vuelve a experimentar el ataque de criaturas monstruosas para lo cual se crea el equipo GUYS para repeler los ataques. Mientras tanto, en Land of Light, la casa de los Ultraman, Father of Ultra envía a Mebius a la Tierra (al igual que en el pasado hicieron sus hermanos) para ganarse el puesto de pertenecer a la Liga de Defensa Galáctica. En la Tierra, Mebius camina como humano bajo la forma de Mirai. Pese a que el héroe se encuentra algo verde, poco a poco irá avanzando y aprendiendo a la vez que sus lazos de amistad con los demás miembros de GUYS se van haciendo más inquebrantables.

Pese al fervor general del fandom, Ultraman Mebius se me ha atragantado en numerosos tramos ya sea por contener bastantes episodios de relleno o por su carácter más infantilizado (pero en el mal sentido), dando lugar a muchos capítulos con unos guiones bastante simplones y vacíos en ese sentido, a la vez de presentar unos conflictos dramáticos algo pueriles. Aún con todo el relleno de Mebius, ésta contiene tramos bastante notables y de puro goce. Respecto a los efectos especiales, hay una estupenda voluntad de querer centrarse en efectos tradicionales y prácticos con maquetas, hombres disfrazados y pirotécnica, intentando limitar el uso del CGI salvo en momentos puntuales, en lo que es una decisión acertada.

Ep. 1, A Fateful Encounter
El primer episodio de la serie, A Fateful Encounter, es un inicio bastante correcto y entretenido con una introducción que ya muestra a la familia Ultra al completo con Father of Ultra enviando a Mebius a la Tierra y un llamativo final con Mebius siendo cuestionado por toda la destrucción gratuita que ha provocado en su lucha contra el monstruo. Pronto los personajes se ponen manos a la obra y forman el "súper equipo" de GUYS que lo formarán: Marina, una motorista de oído muy sensible, George, un ex-jugador de fútbol venido de un equipo español y que va soltando palabrejas en castellano a la mínima, Konomi, una inocente y torpe profesora de primaria y Teppei, un aprendiz para doctor y que es todo un experto en materia Ultra... 

Un equipo bastante discutible y que lo completan el temperamental Ryu y nuestro Mirai/Mebius, junto a otros personajes como el capitán Sakomizu. Hay que comentar que Mirai no es precisamente el ultra-héroe más carismático de los que me he encontrado, siendo un tipo bastante sosete. Una sensación acrecentada por la discutible interpretación de Shunji Igarashi.

Así, los primeros compases de la serie juegan con la inexperiencia de este equipo imposible de héroes, enfrentándose a sus torpezas mientras se les va dedicando episodios centrados en cada uno de ellos. El ep. 4, Broken Bonds, se centra en las capacidades de Konomi en un capítulo que recupera los "Capsule Monsters" (de Ultraseven) y un Miclas comportándose como un niño pequeño. El ep. 6, Reverse Shot, se centra en George y su espíritu individualista, algo que le hace abandonar GUYS tras un ataque frustrado contra el monstruo Sadora. Destaca la sorpresa final de este capítulo, con la aparición de un Ultraman azul...

Ep. 9, Armor of vengeance
Son unos personajes con los que me costó bastante de empatizar o que me cayeran simpáticos, en un principio, sumado al histrionismo extremo y estúpido de personajes como el general Toriyama, los cuales no ayudaban a entrar en el humor de la serie. Si bien, algo a valorar es que (aunque se tarde en ver) dichos personajes tienden a una mínima evolución en la que aprenderán a sacar lo mejor de ellos mismos llegando a convertirse en personas y héroes dignos.

El primer arco de 17 episodios está focalizado en la aparición imprevista de Ultraman Hikari / Tsurugi. Un Ultraman azul y de intenciones bastante dudosas (que nos hacen pensar en la muy superior Ultraman Gaia), mientras su partenaire humano ha clonado al capitán Serizawa, quien murió en el primer episodio de la serie y por el que Ryu, de GUYS, tiene una fascinación total y hasta delirante.

Es un primer arco que sigue la tendencia algo pueril y esquemática de la serie pero donde encontramos momentos interesantes como el doble ep. 9 y 10, Armor of vengeance / Pride of GUYS. Aquí, descubrimos las motivaciones de Tsurugi y su misión de venganza contra Bogal, una criatura monstruosa e indestructible. Pese al melodrama de sobremesa, resulta un momento notable de Mebius con Mirai y Tsurugi luchando conjuntamente frente al enemigo y que finaliza con una conclusión bien potente y sensiblona con Tsurugi muriendo en la batalla. Aunque Mother of Ultra lo recogerá de los cielos para convertirlo en Ultraman Hikari, una nueva forma más polite y sin odio.

Ep. 16, A Sword Master from Space.

Ep. 22, Future Days.
Aún con dicha trama más o menos interesante de este Ultraman Hikari, encuentro bastante relleno en este primer tramo de Mebius en una sucesión de episodios poco interesantes y hasta facilones. Hay grandes hallazgos como el ep. 16, A Sword Master from Space. Toda una sorpresa. Bien rodado, con planos arriesgados o escenas aceleradas que le dan un aspecto un tanto surrealista, con un estilo narrativo algo más elaborado de lo acostumbrado. Aquí una especie de samurai del espacio exterior se dirige a la Tierra para desafiar a Tsurugi y ser el campeón del universo. Paralelamente una lluvia de meteoritos amenaza con destruir Japón. Un capítulo bien notable y que es de lo mejorcito de toda Mebius.

Tras desaparecer Ultraman Hikari en el ep. 18 e ir la trama hacia otros derroteros encontramos ejemplos interesantes como el doble ep. 21 y 22, A Call from Space / Future Days. Visto lo visto, bastante majete, con una aventura espacial con ecos a Alien en donde aparece un agujero negro y una llamada de socorro de su interior. En el viaje nos reencontramos con el cementerio de monstruos de Ultraman 1966 y un satélite. Son dos episodios importantes en donde descubrimos los orígenes de cómo Mirai consiguió su forma humana duplicando el cuerpo de un joven fallecido. También, aquí, vemos de qué manera se incorpora Mirai al grupo de GUYS siendo otro de los aspectos más interesantes de Mebius como es que casi de inmediato justifican y de una manera aceptable el paródico recurso del soldado que a la vez es Ultraman pero nadie del entorno se entera. En esta ocasión, el capitán de GUYS sabe de la verdadera identidad de Mebius y en unos pocos capítulos lo descubrirá el resto del equipo. Algo inédito y que ayudará a reforzar los lazos de amistad y unidad entre Ultraman Mebius y el grupo de humanos.

Me gustaría detenerme en un episodio bastante interesante y con cierta sensibilidad como es el ep. 23, Ocean Waves of Time, centrado en Marina y una criatura que manipula el tiempo lo que la lleva a momentos de su niñez que creía olvidadas.

Ultraman Mebius & The Ultra Brothers (2006)

Para estas alturas, las audiencias de Mebius no estaban yendo nada bien pero hubo un factor decisivo que jugó muy a favor de la serie como fue el estreno, tras el episodio 23, de la película Ultraman Mebius & The Ultra Brothers (2006). Filme que fue todo un éxito trayendo a los cines a grandes y pequeños, los cuales pudieron reencontrarse con todos los Ultraman clásicos así como con los actores originales que los interpretaron. Dicho éxito hizo virar los ojos a la audiencia hacia la serie. La mayoría de espectadores no se habían enterado de la naturaleza de "aniversario" y homenaje de Mebius hacia la era Showa. A partir de entonces, tanto la audiencia como las ventas fueron de maravilla.

Es algo que salta a la vista, que a medida que avanza la serie se denota que los guionistas tuvieron que adaptarse a las circunstancias y dar más peso de lo que habían pensado a los Ultra Brothers, ya que a partir del ep. 24, los villanos clásicos y los ultra hermanos tienen un peso bastante grande. Es en este tramo donde empezamos a ver momentos bastante más entretenidos. Contamos con el regreso del malvado Yapool (como ya vimos en la película), de Ultraman Ace, entre los capítulos 24 y 26, donde destaca el núm. 25, The Poisounous Moth's Program. De un humor absolutamente delirante y que cuenta con el regreso de mi querida Kei Ishibashi (actriz que vimos en Tiga, Dyna y Gaia) haciendo de doctora brillante pero excéntrica y que tiene un crush con George. El momento culmen lo protagoniza un hilarante baile flamenco entre la pareja.

Ep. 30, The Flame of Promise
El doble ep. 29 y 30, Day of Farewell / The Flame of Promise, cambia las reglas del juego de la serie con Mirai despidiéndose de sus compañeros porque tiene que marcharse de la Tierra por orden de Father of Ultra. Si bien la cosa se anima con la emotiva revelación de la identidad de Mirai hacia Ryu (y posteriormente al resto de GUYS) así como la aparición de Ultraman Taro. Pese a que los Ultra Brothers no se fían de las capacidades de Mebius para defender la Tierra, el ultra héroe se quedará finalmente aún bajo la advertencia de que graves peligros se cernirán sobre el planeta...

La serie aprovecha para continuar tramas de episodios clásicos. El ep. 32, The Monster's Tamer Legacy, tiene el papelón de ser una secuela del inolvidable The Monster Tamer and the Boy (de Return of Ultraman) estando desprovisto de la mala baba y el absoluto pesimismo de aquel, siendo algo más buenuno y optimista. Si bien, hay momentos bonitos donde vemos qué es lo que pasó con el niño huérfano del capítulo original. 

Mebius también quiere homenajear a esos Ultraman que desgraciadamente han sido relegados a un papel bastante más olvidado debido al poco éxito que tuvieron en su momento. El ep. 34, The Man Without a Home, es un bien merecido homenaje a Ultraman Leo y donde vemos a un anciano Gen Otori, con total desconfianza hacia la capacidad de Mirai para defender la Tierra, su hogar, pidiéndole demostrar la valía de Mebius.

Ep. 34, The Man Without a Home

Ep. 41, Teacher Memories
Aún viendo la serie con cierta reticencia, es evidente que Mebius echa el acelerador a partir del capítulo 40, siendo hasta el final, un tramo verdaderamente notable y hasta memorable, lo cual hizo acabarla con un buen sabor de boca. El ep. 40, Lonely Paradise, es un pequeño cuento terrorífico con un alien vegetal que busca a personas solitarias para absorberlas dentro de un todo. Contiene cierta poesía en sus imágenes poco visto hasta el momento en la serie.

Sin duda el mejor momento de toda Mebius lo vemos en el ep. 41, Teacher Memories. Un conmovedor homenaje a la fallida Ultraman 80 y que presenta al instituto donde dio clases Yamato (durante 12 ep.) a punto de ser derruido. Sus antiguos alumnos tratan de organizar un acto de reencuentro para tratar de volver a ver su querido profesor. Entre ellos, el recuerdo de Yamato es bien vivo, y se han convertido en adultos exitosos y felices gracias a sus palabras de coraje ¿pero donde está? Se marchó sin decir palabra, algo por lo que el héroe siente pesar. El tramo final con los alumnos gritando a un recuperado Ultraman 80 y la posterior aparición de Yamato es el culmen a este bonito y emocionante capítulo que hace justicia al mal sabor de la serie original.

Yapool en el ep. 43, Threatening Mebius-Killer
A partir de aquí, una escalada imparable de acción, aventuras y algo de drama, pasando uno a uno todos los Ultraman originales para echar una mano a Mirai, a la vez que el gran mal que está enviando monstruos a la Tierra se acerca. El doble ep. 43 y 44, Threatening Mebius-Killer / Ace's Wish, nos trae de vuelta a Yapool, al Ace-Killer y al mismo Ultraman Ace. Hay grandes momentos con Mirai viendo la peor cara de la humanidad, aumentando sus dudas y confianza hacia los seres humanos a la vez que se le da una muy bonita conclusión a Hokuto/Ace y al abandono forzado de Minami en la serie original de 1972. 

Turno para Ultraman Jack en el ep. 45, Deathrem’s Plan. Otro notable momento de Mebius con un Mirai que seguirá en conflicto interno aumentando su desconfianza hacia la humanidad.

Ep. 46, Immortal Glozam
Ultraseven aparece en el ep. 46, Immortal Glozam, siendo un homenaje algo más paliducho de The Seven Assassination Plan, con Gozam dejando congelado a Mebius frente a una presa. Dan Moroboshi a caballo ofrecerá unas palabras de coraje a Konomi a la vez que hecha una mano a Mebius. 

Seguimos a buen ritmo con el ep. 47, Mephila’s Game, que sirve como secuela de The Forbidden Words de Ultraman 66 con Mephilas jugando con la mente de la población haciendo creer que él es el verdadero héroe y Mirai/Mebius un invasor más. Mirai se enfrentará a sus compañeros de GUYS mientras el mismo Hayata observará la escena de fondo transformándose en Ultraman para saldar una cuenta pendiente con Mephilas. Un buen homenaje a la serie que lo empezó todo con ecos a Akio Jissoji en su narrativa audiovisual y que nos pone en bandeja el épico final de Ultraman Mebius.

        Ep. 49,  Final Trilogy II: Dark clouds of despair
El final de la serie está dividido en tres partes bajo el título Final Trilogy, y se nos presenta al malvado Alien Empera, una especie de caballero oscuro a medio camino entre Darth Vader y Sauron, bastante duro de pelar (es espectacular el grado de detalle y continuidad por parte de los guionistas ya que este villano era mencionado en el ep. 25 de Ultraman Taro durante un flashback) Una conclusión que mejora a cada fotograma con personajes vistos durante la serie regresando para echar una mano a los héroes (el samurai Zamsher, Ultraman Hikari...). 

Una escalada impecable de tensión, acción y drama con el tal Empera quitándose de en medio a algunos personajes y llevando a la máxima expresión los lazos inquebrantables entre los Ultraman y la humanidad, en una batalla final que consigue sacarte la lagrimilla con el grupo de GUYS uniéndose a Mirai para hacer un super-Mebius mientras los Ultra Brothers al completo (Astra incluido) hacen de las suyas en el espacio.

Ultraman Mebius (2006) destaca por su carácter optimista y vitalista, si bien, concentra largos tramos de episodios de relleno con mucho humor tontete e infantil. Me costó empatizar y conectar con el grupo de protagonistas, algo que si bien se va resolviendo llegando el final de la serie. Hay episodios con unos guiones simplones y que dejaban algo que desear (no olvidemos que es uno de los puntos fuertes de la franquicia), a la vez de contener dosis de dramilla, por lo general, de sobremesa e infantilizado. Aún así, Ultraman Mebius concentra grandes momentos y un tramo final lo suficientemente notable como para que la serie valga sobradamente la pena, siendo un carta de amor sincera y apasionado hacia la propia franquicia llevada con mimo a pesar de las grandes limitaciones de presupuesto que se vieron sometidos los miembros del equipo implicado.

GUYS! SALLY GO!

Ep. 50, Final Trilogy III: Words from the Heart

Como dato, hace poco se supo de una situación algo incómoda entre bambalinas. Unas declaraciones de Shunji Igarashi (Mirai) apuntaban a que su sueldo durante la serie era más propio de un secundario que de un héroe protagonista, algo que continuó durante las siguientes apariciones del personaje en películas y demás. Igarashi, además, descubrió que incluso algunos de sus compañeros de reparto cobraban más que él. Un hecho que la agencia de representación del actor tuvo bastante que ver. Una lástima, ya que el actor tiene que compaginar su actividad actoral con un trabajo más tradicional para poder sobrevivir. Esto no es un caso aislado siendo algo por desgracia habitual entre los intérpretes del tokusatsu.

El éxito de Ultraman Mebius hizo que el personaje apareciera en 3 películas más como la exitosa Great Decisive Battle! The Super 8 Ultra Brothers (2008). Aunque esto no evitó el definitivo cierre de Tsuburaya Productions con la venta del estudio por parte de sus familiares a un conglomerado de empresas como Bandai.

jueves, 6 de abril de 2023

SHIN ULTRAMAN (2022)



En 2016, Shin Godzilla dio la campanada convirtiéndose en uno de los mayores éxitos del año del cine japonés. Una reactualización del monstruo en una propuesta única, original y llena de fuerza. La pareja Hideaki Anno/Shinji Higuchi consiguió dar en el clavo siendo, además, siendo la vencedora en los premios de la academia de cine japonés de ese año, incluyendo el de "Mejor película". Con una secuela cada vez más descartada, un nuevo mito de la infancia de estos dos artistas también sería objeto de una reactualización. Estamos hablando de Ultraman

Es innegable la enorme influencia e impacto que las series clásicas de Ultraman han tenido sobre Hideaki Anno. No hay más que ver algunos de sus episodios de Neon Genesis Evangelion (1995) para ver ramalazos de la Ultraman original, del peculiar estilo de Akio Jissoji en las ultraseries (clara influencia de Anno) o las crucifixiones que sufrían los héroes en Ultraseven o Ultraman Ace como ejemplo de ello. Es famoso el peculiar cortometraje no oficial, Return of Ultraman (1983), con el mismo Anno en el papel del ultrahéroe. Por todo esto, que el mítico superhéroe nipón pasara por las manos del director, prometía una nueva versión de carácter imprevisible, sorprendente y refrescante como fue la anterior Shin Godzilla. Por desgracia, no ha sido así. 

El filme da inicio con el continuado ataque de monstruos gigantes en Japón lo que provoca la creación del escuadrón SSSP para hacer frente a los monstruos. Durante la lucha contra el monstruo invisible Neronga, llegado del cielo, cae un meteorito del que surge de su interior un gigante humanoide que lucha contra el monstruo.

Shin Ultraman ha tenido algunas dificultades en su proceso de creación, sufriendo mil retrasos derivado de la pandemia del Covid-19 y teniendo además el abandono de Hideaki Anno en la dirección a mitad de proceso para ocuparse éste de Shin Kamen Rider. La silla de dirección fue ocupada al 100% por Higuchi, manteniendo en los créditos el guión de la película para Anno

Shin Ultraman tiene un arranque espléndido y que homenajea a la maravillosa Ultra Q (1966), primera de las ultra-series, en una presentación inmejorable con algunos de los monstruos de la serie original de 1966 haciendo acto de presencia. Inmediatamente, somos trasladados a una genial set-piece con el ataque del monstruo Neronga coronada de manera imprevista por una rápida aparición de Ultraman, el cual mantiene una dinámica batalla contra el monstruo eléctrico. Sin duda, dicho arranque del filme resulta sobresaliente con un ritmo gozoso, algo que se mantiene durante buena parte de la primera mitad del metraje con una presencia constante de monstruos, batallas y un tono que logra trasladar parte de la diversión desprejuiciada de la serie original de 1966.

Monstruos gigantes atacan Japón.

Un gigante humanoide llega desde los cielos.

Dispuesto a enfrentarse a la amenaza.

El filme toma la dudosa decisión de estructurarse de manera episódica, siendo una especie de remix de 5 de los episodios de la serie original de Ultraman. Se tratan concretamente de los capítulos 3, 9, 18, 33 y 39. Siguiendo la línea de Shin Godzilla, sus responsables toman la decisión de realizar un uso bien extendido del CGI en lugar de los efectos tradicionales con hombres disfrazados y maquetas. Aún prefiriendo, siempre, los efectos de antaño, los efectos digitales son de un nivel bastante aceptable proporcionando además momentos bien poderosos a nivel visual. Si bien, no se evitan algunos momentos algo extraños de movilidad en las batallas, concretamente con Ultraman.

Como digo, la primera mitad del filme es bien disfrutable aunque ya se empiezan a vislumbar algunos nubarrones en la propuesta como esos asépticos miembros de la SSSP. Si bien, es a partir de la aparición a mitad de metraje del alienígena Zarab que la película empieza a experimentar algunos problemas. A medida que va abandonando la gozosa energía propia de la serie original e intenta adentrarse en algo diferente, bastante más profundo, la película no acaba de funcionar. Y el estilo tan característico de Anno/Higuchi, que tan bien cuadraba en el entramado de despacho de Shin Godzilla, aquí resulta un error, consiguiendo un ritmo plomizo, frio, poco natural y forzado.

Hay buenas ideas, como plantear las consecuencias socio-políticas de la aparición de un ser extraterrestre, qué es lo que supone conocer la identidad humana de Ultraman, cómo las diferentes potencias mundiales intentan conseguir el poder del ultra-héroe o aprovecharse de los nada inocentes ofrecimientos de alienígenas como Mefilas. Hay debates filosóficos y un tratamiento más explícitamente divino de Ultraman. En ese sentido resulta muy interesante que Zoffy plantee la destrucción de la humanidad... Hay ideas interesantes sobre el papel pero no acaban por definirse o por recibir un tratamiento interesante o profundo. El diseño de los monstruos sorprende en ocasiones por su modernización como Mefilas o Zetton, éste último con un aspecto remodeladísimo y el cual aparece bajando desde los cielos para acabar con la humanidad en el momento más puramente Anno de la película.


La narración, como digo, acaba jugando en su contra, siendo forzada y extraña con planos aberrantes realizados con un teléfono móvil (creando un efecto muy raro debido a la diferencia visual) entre otras excentricidades visuales. Se suma la poca empatía que despiertan sus personajes principales, siendo todos unos sosaínas descomunales, empezando por Takumi Saitoh, quien es el que le toca ser Ultraman en esta ocasión. Es interesante que su identidad sea descubierta a mitad de película con todas las consecuencias que se originan debido a ello pero, de nuevo, el desarrollo no termina por ser atrayente derivado de la gélida interpretación de su actor. Su muerte al inicio, fuera de plano, acaba creando total confusión al espectador alejado de la franquicia. Solo mi amada Masami Nagasawa, actriz que arrastra una larga trayectoria (Crying out love in the center of the world (2004), Mother (2020)...) consigue crear un personaje mínimamente simpático.

El filme finiquita con un clímax algo extraño y que traiciona el espíritu de toda la franquicia Ultraman como es que la humanidad aprenda a defenderse sola sin necesidad del superhéroe, yendo el filme hacia el camino opuesto, creando una batalla final espacial muy potente visualmente pero que no impide dejarte con una sensación algo agridulce.

Shin Ultraman concentra tramos bastante disfrutables (especialmente en su primera mitad) de acción monstruosa, hay muchos momentos potentes a nivel visual (esa batalla en la fábrica entre Ultraman y Mefilas, por ejemplo), pero no resulta una puesta al día a la altura de un icono como Ultraman de cara a un público nuevo ajeno a la franquicia. Aún así, la película se ha convertido en uno de los mayores éxitos de público este año en Japón consiguiendo 3 premios técnicos de la Academia de cine japonés.

domingo, 26 de marzo de 2023

(HARU) (1996)


Dentro del cine japonés, la década de los 90 está considerada como una época de renovación, una nueva ola de filmes y directores con ideas nuevas y refrescantes que abandonaban esos años de decadencia situados en los años 80 donde los grandes estudios se vieron en verdaderos aprietos económicos. Unos años de expansión con directores como Takeshi Kitano, Sabu o Shunji Iwai ofreciendo unos trabajos personales que además triunfaban y maravillaban en festivales internacionales. El mercado del V-Cinema seguía imparable sirviendo además de excelente cantera para que jóvenes directores dieran sus primeros pasos antes de dar el salto al cine.

El filme que nos ocupa hoy está dirigido por un director con solera como es Yoshimitsu Morita. De trayectoria bien variada y movida desde inicios de los años 80 donde coqueteó con el Roman Porno (Pink cut: Futoku aishite fukaku aishite (1983)) aunque, pronto, su cine derivó hacia otros caminos como la comedia cargada de mala leche de The Family Game (1983), la comedia adolescente de Main Theme (1984) o el drama romántico de Kitchen (1989). Un director interesante que encuentra, a opinión personal, su mejor trabajo en (Haru) (1996), del cual también se encarga del guión.

Dos jóvenes, Hoshi y Haru, se encuentran online a través de un foro sobre cine. Pronto se interesan el uno por el otro y empiezan a enviarse correos electrónicos donde empiezan a confesarse sus secretos, miedos y frustraciones diarias.

(Haru) es una conmovedora historia de amor que encuentra en los nuevos formatos digitales como los chats, los foros de internet o el e-mail, como una forma de expresión y de contar historias. En una manera que me recordó a los mundos digitales de Todo sobre Lily (2001), aunque adelantándose cinco años, lo que puede parecer un varapalo para el espectador a la hora de enfrentarse a dos horas de metraje, se convierte en su mayor fortaleza utilizando constantemente los textos virtuales para ir relatando una emocionante y preciosa historia de amor de dos personas llenas de frustraciones y traumas personales. 

Dos personas solitarias que se encuentran por casualidad en un foro sobre cine y donde en base a chats y e-mails van mostrando poco a poco lo más profundo de su ser. Su soledad, sus frustraciones laborales o sus problemas de pareja, a la vez que su relación va tornándose más íntima aún con la dificultad de no poder verse a lo largo de toda la película. En este sentido es muy interesante realizar el experimento de comparar producciones indigestas de Hollywood como Tienes un e-mail (1998) con el presente filme. Las comparaciones son odiosas pero es notable observar las diferencias de tono e intenciones de (Haru) siendo éste un filme de aire melancólico, pausado, sutil y que poco a poco logra llegar a lo más profundo de tu corazón removiendo tu ser sin haberte dado cuenta y de la forma más sencilla.

La mayor pasión de Haru es el fútbol americano pero lo dejó debido a sus problemas de salud.

Conoce a Hoshi a través de un foro sobre cine y comienzan a enviarse e-mails.

Su relación irá haciéndose cada vez más íntima.

Junto a la avalancha de e-mails de Haru y Hoshi vamos viendo de manera paralela las grises vidas de estos dos jóvenes y en este sentido destaca la interpretación de su pareja protagonista. Seiyo Uchino, quien interpreta a Haru, un joven con un trabajo aburrido, que ha tenido que dejar su mayor pasión, como es el fútbol americano, debido a sus problemas de salud. A Uchino lo veremos en otro de los trabajos de Morita como es The Black House (1999) o en First Love (2019) de Takashi Miike. Si bien, quien se lleva toda mi fascinación es Eri Fukatsu. Preciosa, frágil, vulnerable pero valiente mujer, intentando superarse como persona enfrentándose a trabajos de diversa índole a la vez que intenta olvidar una muerte pasada. Fukatsu también disfruta de una larga trayectoria en cines con ejemplos tales como Bayside Shakedown (1998), Villain (2010) o Survival Family (2016). Aunque lo que aquí desprende la actriz es pura luz.

(Haru) es un drama romántico bello y sutil, que innova en su forma de abordar el romance, modernizando a través de las nuevas tecnologías la forma de comunicación romanticona. Del correo postal a los correos electrónicos. Un filme que presenta con sencillez las vidas de unos personajes solitarios y que atraviesan con dificultades pero con entereza los obstáculos de la vida diaria. De un uso de la cámara delicado, a veces invisible, con una banda sonora notable que refuerza el aire melancólico de la propuesta con piezas a piano a la vez de temas más movidos con influencia del swing. Se dejan entrever detalles interesantes como que, aún en unos usos incipientes del chat y el e-mail, hombres y mujeres no pueden evitar mentir al otro mostrando una cara falsa a los demás para aparentar lo que no es. La película sabe guardarse varios giros de guión, pequeños, pero suficientes para sacarle a uno la sonrisa.


(Haru) ha sido todo un descubrimiento la mar de gratificante para el que esto escribe. Un filme que le ha llegado al corazón gracias a su tono y relación entre sus protagonistas en una película deliciosa, capaz de crear un pequeño universo en el que uno desea estar. Uno de los dramas más interesantes y destacables del cine nipón de los 90. La película ganó algunos premios como "Mejor actriz" (para Fukatsu) y "Mejor guión" en los Yokohama Film Festival 1997 o "Mejor Director" en los Hochi Film Awards 1996.

lunes, 20 de marzo de 2023

BLIND BEAST (1969)


Yasuzo Masumura es uno de los directores más destacados de la historia del cine japonés y un director, creo, injustamente olvidado en occidente en favor de los míticos e intocables como Akira Kurosawa, Mizoguchi y Ozu. Masumura, alumno de Luchino Visconti, e influenciado por el neorrealismo italiano y las nuevas olas inicia en Japón su andadura como director con obras capitales como Kisses (1957) o La muchacha bajo el cielo azul (1957) con quien ya contaba en su reparto con su musa Ayako Wakao, quien trabajaría en numerosos filmes del director.

Unos primeros trabajos englobados en el nuevo cine juvenil o el Sun Tribe pero lejos de querer encasillarse en dicha moda, el cine de Masumura pronto vira hacia otras vertientes apasionantes en donde su estilo va por caminos imprevisibles y siempre con una obsesión por retratar la perversidad humana, tanto desde un punto de vista sexual como del propio sistema social japonés. 

Es habitual encontrarse en los filmes de Masumura personajes con motivaciones dudosas y perversas o bien historias de una persona enfrentándose en solitario contra el sistema destapando las miserias del poder japonés y su sociedad. A Wife Confesses (1961), Irezumi (1966), Manji (1964), La mujer de Seisaku (1965) o Red Angel (1965) son obras capitales de su filmografía y ejemplos de obligado visionado para todo amante del cine. Si bien, es una de sus obras más radicales y atrevidas la que ha quedado como uno de sus trabajos más recordados. Estamos hablando de Blind Beast (1969).

Un escultor ciego obsesionado con la "belleza" de la piel femenina, Michio, vive recluido junto a su madre en un estudio lleno de reproducciones parciales o totales de mujeres. Decidido a crear su obra magna, secuestra a una bella modelo, Aki y la retiene hasta que esta accede a posar para él.

Blind Beast (1969) es con derecho propio uno de los mayores clásicos del cine japonés de los 60. Una obra radical y que pone contra las cuerdas al espectador con un relato que se adentra en caminos de pura perversión y sexo enfermo. Masumura ya llevaba varios trabajos adaptando libremente historias del célebre Edogawa Rampo, escritor polémico y responsable del llamado "eroguro" (erotismo grotesco), una respuesta crítica y desafiante a la censura y a los temas tabú de Japón en lo referente al sexo y a la violencia. Tras el erotismo de Red Angel protagonizado por tullidos y afectados por la guerra, en Blind Beast esto se lleva un paso aún más allá logrando un resultado perturbador.

Michio, un escultor ciego obsesionado con la belleza femenina, ve en Aki la creación de su obra magna.

Aki acaba secuestrada en el peculiar estudio de los horrores de Michio.

Los días allí cada vez son más tensos...

La pareja se entregará a un amor irracional y enfermo con el sadomasoquismo como protagonista.

Blind Beast logra adentrarnos en un mundo de pesadillas y sin duda es una propuesta insólita y original. Con solo 3 personajes (el escultor, su madre y la modelo) y unos mínimos escenarios a Masumura le basta y sobra para adentrar al espectador en un mundo agónico y asfixiante ayudado por una ambientación arty surrealista. El estudio de Michio, el escultor, es digno de un Salvador Dalí extremo, lleno de cuerpos femeninos desnudos gigantes esculpidos en la sala y en paredes logrando una sensación inquietante e incómoda. 

Así, esa relación y reflexión entre artista y su obra de arte se antoja interesante y rica en lo que ayuda sus fascinantes personajes. Michio (Eiji Funakoshi), ciego pero que debido a su discapacidad ha logrado tener un sentido del tacto más que fino es un artista de múltiples represiones, de madre sobreprotectora (fantástica Noriko Sengoku) y obsesionado con su propia obra. Mako Midori (Aki) está estupenda y tremendamente sensual en un personaje que pasa por diferentes fases. Siendo primero forzada a un presidio, para ir poco a poco sintiéndose interesada en Michio y la fascinación que él siente por ella con lo que poco a poco irá entregándose a su cometido artístico. Un elemento que la madre de Michio verá como una amenaza para la estabilidad de ella y su hijo.

La tensión entre los tres crecerá provocando que el propio Michio mate a su madre, para posteriormente, dándose cuenta de lo que ha hecho y a la manipulación a la que ha sido sometido por Aki, agredirá sexualmente a esta. Un momento incómodo pero que no es baladí, habiendo un cambio en las motivaciones de sus personajes quienes se entregarán al fin del arte en una relación en el que buscarán las posibilidades sensoriales del cuerpo en una carrera cada vez más extrema y autodestructiva. El torrente de brutalidades (mayoritariamente en unos acertados e inquietantes fuera de plano) que podemos ver en el último tramo de Blind Beast se antoja inolvidable e increiblemente perturbador a partes iguales.

Bind Beast es una de las cimas de una filmografía magnífica como es la de Yasuzo Masumura con la que es, quizás, su obra más recordada por todos sus perturbadores momentos. Si logramos no quedarnos con esto, asistimos a una rica reflexión sobre el arte, el artista y su obra, el poder del sexo femenino y un aspecto muy interesante como es el triunfo de la búsqueda del placer o de las motivaciones individuales (aún a costa de la propia autodestrucción) como respuesta insurgente frente a un país que desde el sistema se obliga al pensamiento de colmena. A ser una masa casi sin pensamiento y donde toda individualidad parece querer ser destruida (otra de las constantes del cine de Masumura). Un mensaje que da colofón a una década de grandes movimientos sociales y manifestaciones como fue la de los 60 en Japón.

Planos magníficos como el de los personajes caminando a través de la escultura de esa mujer gigante desnuda o el inolvidable tramo final del filme confluyen en una película difícil de olvidar y que al acabarla ya no serás el mismo.

martes, 14 de marzo de 2023

BLUE SPRING (2001)


La crisis económica golpeó de una manera feroz a la población japonesa durante los años 90 y parte de los primeros 2000. Dentro de ese clima de pesadumbre uno de los sectores más afectados fue el de los jóvenes, presos de un presente y sobretodo un futuro sin oportunidades ni aspiraciones. Unos años en donde el acoso escolar, la violencia adolescente o los suicidios crecieron de una manera notable, algo que el cine del país plasmó de forma incisiva durante la década en una corriente de filmes de tono nihilista, desesperanzador y triste. Shunji Iwai radiografió de manera muy acertada a la juventud japonesa de los 90 en obras como Picnic (1996) o Todo sobre Lily (2001). Su amigo Hideaki Anno plasmó de manera excelente las ansiedad y depresiones de esta generación perdida en su Neon Genesis Evangelion (1995) o Love & Pop (1998), la cual exploraba el fenómeno del enjo kosai. Harmful Insect (2001), The Blue Light (2003), Battle Royale (2000) o ejemplos del V-Cinema verdadera y horripilantemente nihilistas como Fudoh: The New Generation (1996) de Takashi MiikeGirl Hell 1999 (1999)... hay decenas de ejemplos cinematográficas que captan la desesperación y depresión de la juventud japonesa de la crisis. Si bien, uno de los casos más singulares de esta corriente es la fundamental Blue Spring (2001).

La historia de Blue Spring se desarrolla en un instituto para chicos, concentrándose en un grupo de ellos en su último año en el instituto antes de su ingreso en la universidad, quienes van a decidir su próximo líder a través del juego de las palmadas. Agarrados a la barandilla del tejado de la escuela, quien dé más palmadas sin caerse, se convierte en líder del grupo y del instituto.

Blue Spring fue uno de los primeros filmes japoneses que pude ver en mi adolescencia y me marcó especialmente y con razón. El filme captura excelentemente ese clima de crisis total, tanto económica como de valores y falta de perspectivas vista desde el punto de vista de los jóvenes. Es una película que supura puro espíritu punk, dándole una vuelta a esos filmes de rebelión estudiantil de los años 70 pero añadiendo una capa de realismo y dureza en sus sucios ambientes así como en la plasmación de la violencia.

Uno de los puntos más satisfactorios es ese nihilismo que se respira en el filme y que transmiten sus protagonistas. Unos personajes que parece que lo tienen todo perdido, envueltos de un estado de apatía y que apenas dan valor a sus propias vidas visto ese juego peligroso y mortal en la azotea del instituto para intentar ganar la hegemonía del edificio, al parecer el único espacio que aspiran a conquistar antes de dejarlo y adentrarse en el oscuro mundo adulto. El elemento más icónico de Blue Spring son las escenas en las que los personajes realizan ese juego de liderazgo en la azotea, plasmada desde la cámara de manera excelente con un uso de los planos aéreos y los contrapicados modélico, sumado a lo realmente peligroso del asunto para los actores ya que parece no haber ningún truco de por medio. La magia del cine...

El ritmo del filme es cadencioso y casi da la sensación de ser casi un documental con una cámara que se cuela en espacios privados en el mundo de estos adolescentes. La plasmación de los ambientes del instituto es seductora, con un edificio marginal, dejado y en indigencia lleno de suciedad y grafitis, donde los profesores poco tienen que hacer. El tono de Blue Spring pese a anclarse en la realidad no deja de contener cierto aire mágico o de fábula cruel donde, en un relato de plena violencia, también hay espacio para plasmar una bonita pero triste historia de amistad entre sus protagonistas.

Un instituto como uno cualquiera... Un juego peligroso para decidir el líder del edificio.

La violencia campa a sus anchas en el centro.

La lucha por la hegemonía del lugar se intensificará...

La representación de su violencia también marca al espectador, realizada de una manera seca, dura y sin contemplaciones. Hay escenas en ese sentido para el recuerdo y que duelen al verlas como ese momento con la genitalia de un estudiante siendo machacada con un bate de béisbol o cuando otro alumno es pateado en la cabeza mientras muerde entre los dientes una lata de cola cola. Todo este clima lo apoya una sensacional banda sonora de tintes punk-rock de parte de la banda Thee Michelle Gun Elephant, cuyas canciones están bien presentes en los momentos clave del filme.

Blue Spring viene dirigida por Toshiaki Toyoda, quien también realiza el guión del filme el cual adapta el manga de Taiyou MatsumotoToyoda debutó con Tokyo Rampage (1998) y en sus inicios parece especializarse en temáticas con esta nueva juventud nipona abocada a la violencia y siendo caldo de cultivo para un futuro en la yakuza. Resulta curioso el hecho de que Toyoda fue arrestado en 2005 por ser encontrado en su domicilio con 4 gramos de cocaína por lo que le cayeron 7 años de cárcel. Con esta detención vino la cancelación de su página web así como del estreno de su Hanging Garden (2005). Tras este varapalo, su trabajo ha continuado hasta nuestros días encargándose, curiosamente (debido a contener ambientes y premisas parecidas a Blue Spring), de la dirección de Crows 3 (2014).

En el reparto de Blue Spring destaca el protagónico de Ryuhei Matsuda, actor de abultada filmografía y que pudimos ver en trabajos de Takashi Miike como Big Bang Love Juvenile A (2005) o en cintas como Love Ghost (2001). Sosuke Takaoka también es un habitual de Miike apareciendo en filmes como 13 asesinos (2010) o Crows (2007) además de la fundamental Battle Royale (2000).

Blue Spring es un pequeño clásico del cine independiente japonés de inicios del milenio. Un retrato brutal en un instituto japonés en guerra, con jóvenes sin perspectivas y abocados a la autodestrucción en un conjunto fresquito, de 80 minutos, en un visionado que deja huella gracias a una planificación narrativa con numerosos momentos poderosos visualmente.

“Todas las flores acaban por marchitarse y hay flores que nunca florecen”