CRÍTICAS PELÍCULAS

jueves, 9 de julio de 2020

REVENGE: A LOVE STORY (2010)

El mundo de la CAT III hongkonesa es una puerta abierta a lo fascinante. Se catalogaron de esta manera a esas películas con un nivel de violencia y sexo abundante y explícito teniendo dicha categoría su etapa de gloria durante los años 80 y 90 contando con clásicos imperdibles como la trilogía The Untold Story (1993), Historia de Ricky (1990) o Ebola Syndrome (1996). En estos últimos años la presencia de dicho “género” ha ido reduciéndose en número siendo ya una etapa pasada pero aún disfrutada por nosotros, que somos unos nostálgicos. De vez en cuando aún podemos encontrar films que continúan la senda de lo extremo de la CAT III. Revenge: A Love Story (2010) es una producción de muy notable calidad que parece homenajear a esas historias criminales del género a la vez que moderniza el concepto a los nuevos tiempos de una forma impecable. La historia se inicia con unos misteriosos crímenes a mujeres embarazados y que ponen a la policía en jaque. Tras estos asesinatos se encuentra Kit, un joven con un leve retraso mental. A medida que avancen los acontecimientos descubriremos que hay detrás de estos crímenes y los motivos de Kit. Revenge: A Love Story (2010) sorprende por ser un producto muy cuidado a nivel técnico (limitaciones presupuestarias aparte), de ambientación sucia y violenta presentando un mundo corrupto y corrompido (el cuerpo policial, en este caso, no aparece muy bien parado) y con una trama excelentemente hilada que nos sorprende desde el inicio con continuos giros de guión y revelaciones imprevistas que van cambiando tu percepción de la película a cada momento.

Su trama es uno de los alicientes de cara al film así como sus cambios de tono. De entre sus actores encontramos a una cara conocida como es mi adorada Sora Aoi (con quien ya me explayé comentando mis apasionadas impresiones sobre ella en las críticas de Tsumugi y Stop the bitch campaign: Hell Version) y quien realiza una muy correcta interpretación en el presente film. Sora Aoi fue una de las porn stars japonesas más populares en la primera década de los 2000 y cuyo espectacular éxito entre el público chino quizás fue uno de los motivos de la presencia de la actriz en esta película. Sora aprovechó su éxito para atreverse a papeles algo más serios aunque con dispares resultados. Aoi tendrá muchos valores (en lo suyo, el cine para adultos) pero la interpretación seria y dramática no es una de sus cualidades más destacadas si contamos con algunas excepciones entre los que se encuentra Revenge: A Love Story. Claro, tampoco es que sea una interpretación excesivamente complicada (ya que la chica hace de retarded), pero la chica cumple sobradamente dadas las características del producto amen de regalarnos algunos momentos donde muestra sus perfecciones físicas, traídas éstas de algún lugar del cielo. Juno Mak, carga sobre sus hombres el papel protagónico del film realizando una interpretación muy notable, con un personaje de diversos matices resultando en un trabajo decididamente intenso y duro.
Misteriosos crímenes a mujeres embarazadas estremecen la ciudad

La policía va algo perdida en el caso.

Kit es el responsable de los crímenes.

Kit se pone a recordar cuando sintió un flechazo con su vecina del barrio.

La pareja se enamora pero me parece que no comerán perdices.

¿Qué le ha pasado a Kit para acabar convertido en un killer?

Así, y para no hacer spoilers que arruinen la experiencia, Revenge: A Love Story, cabalga por el psycho killer pasando después por el thriller criminal, el terror, el policiaco, la crítica social, el romance entre personajes desamparados y marginados y las historias de venganzas. Una amalgama que funciona como un reloj suizo y que mantiene toda nuestra atención gracias a su no abultada duración de noventa minutos y su estructura basada en flashbacks que van desvelando poco a poco los aspectos más oscuros de la trama. Además, nos regala un momento final sorprendente que haría las delicias de Chicho Ibañez Serrador y su ¿Quién puede matar a un niño? (1976).

Revenge: A Love Story (2010) es toda una sorpresa de cara al aficionado encontrándonos un film bien cuidado y numeroso en sorpresas en su bien hilada trama. La violencia del film, siguiendo la tradición de la CAT III, es seca y directa conteniendo algunos momentos bien incómodos. Una película que destaca por su tono pesimista y nihilista mostrando una sociedad corrupta donde parece no haber escapatoria y espacio para el amor. Un tono que acaba resultando triste y trágico por el destino de sus protagonistas. El film obtuvo varios premios a remarcar como en el Moscow International Film Festival de 2011 (“Premio de la Crítica” y “Mejor dirección” para Ching-Po Wong) o “Mejor actor” para Juno Mak en el Puchon International Fantastic Film Festival.

jueves, 2 de julio de 2020

MEMENTO MORI (1999)

El primer Whispering Corridors (1998) gozó de una buena aceptación general valorando su capacidad para convertir una historia tradicional de fantasmas y asesinatos misteriosos en un drama psicológico que criticaba con dureza el sistema educativo coreano. La secuela no se hizo esperar aunque, y esto es un dato que se repetirá durante la saga en adelante, no sería una continuación al uso ya que su trama no tendría nada que ver con la anterior. Memento Mori (1999) es una nueva historia de carácter independiente pero que comparte varios aspectos con su predecesora y esto es, la ambientación en un instituto para chicas, la temática fantasmal y la crítica social. Memento Mori (1999) levantó la misma polvareda entre el público que el primer Whispering Corridors ya que el tema escogido y el desencadenante del conflicto en la trama es el lesbianismo. El film sigue a Min-Ah, quien se encuentra con un extraño diario perteneciente a una alumna que se suicidó. El diario comienza a producirle alucinaciones extrañas y que le descubren los motivos tras el suicidio.
Memento Mori (1999) es la entrega más destacable de la saga Whispering Corridors a la vez de ser, por derecho propio, una de las joyitas más frescas del nuevo terror coreano. El film es un ejemplo insólito y único de cine de terror, en parte, gracias a las intenciones de sus responsables, Kim Tae-Yong y Min Kyu-Dong, quienes se propusieron realizar un film de fantasmas sin fantasmas ni momentos de terror, planteando el horror a plena luz del día desafiando así las convenciones del género.
Por supuesto, los productores de la cinta pusieron el grito en el cielo y obligaron a introducir elementos más típicos y fantasmales. Aún así, la experiencia continua siendo única. Memento Mori es ante todo un drama psicológico. Los fantasmas de la cinta no son sino los propios demonios interiores de sus personajes protagonistas. Su estructura narrativa, además, también es un desafío para el espectador siendo un puzzle donde los flashbacks son moneda común. El descubrimiento de un diario por parte de Min-Ah nos hace descubrir el romance prohibido y secreto entre dos de sus compañeras, un romance que por culpa de los prejuicios y presión sociales acabará en tragedia. Es aquí donde vemos el aspecto más crítico que expone la cinta siendo el lesbianismo y cómo la sociedad coreana rechaza y repudia la homosexualidad y por tanto la marginación del diferente. La temática lésbica de la cinta levantó polvareda hasta el punto que una de sus escenas, en donde aparecía la pareja de chicas en una bañera, tuvo que ser eliminada del montaje final. El aspecto dramático de Memento Mori está muy bien trabajado, no solamente mostrando de una manera natural y tierna la relación amorosa entre las dos féminas sino la forma tan realista de mostrar la vida en un instituto con las adolescentes hablando de temas propios de la edad evitando todos los tópicos del género por el camino.
La joven Min-Ah descubre un diario en su instituto.

Leyendo el diario descubre la relación entre dos de sus compañeras

Una apasionada relación que ocasiona el rechazo y el bullying por parte de sus compañeras.

La relación acaba en tragedia con el suicidio de Shi-Eun.

Pero la muchacha volverá como fantasma para tomar venganza
El elemento terrorífico del film es menos llamativo por el planteamiento que hemos mencionado siendo las apariciones fantasmales, en su mayoría, más metafóricas o sutiles que otra cosa pero el film se guarda algunas escenas brillantes en ese sentido como los sueños en donde Min-Ah se despierta bajo el agua y el fantasma de Shi-Eun la impide salir a la superficie, Min-Ah siendo atacada en medio de la clase por unas sobonas manos fantasmales o ese catártico final (algo más típico, suponemos que por las exigencias de los productores) donde la fantasma de Shi-Eun toma su venganza contra sus compañeras en medio de una tormenta brutal sobre el instituto.
Memento Mori (1999) es un film sobradamente notable y de calidad en su forma de abordar el terror desde una perspectiva original e insólita en un producto de estas características. Un film, se supone, para un público adolescente ávido de emociones fuertes encontrándose un film que relata de tu a tu a su público objetivo una trama realista y dramática sobre homosexualidad, bullying y suicidio realizado con mimo y naturalidad temática. Una pequeña joyita del terror coreano. El film obtuvo algunos premios y nominaciones ganando por ejemplo en los Korean Association of Films Critics Awards del año 2000 el premio a "Actriz Revelación" para sus 3 actrices principales: Kim Gyu-Ri, Park Yejin y Lee Yeong-Jin.

lunes, 29 de junio de 2020

WHISPERING CORRIDORS (1998)

Recordamos los últimos años del milenio, en los 90, como la gran resurrección del terror japonés después del éxito de The Ring (1998) de Hideo Nakata. Dicho éxito propició la aparición de cientos de imitaciones y cintas similares en tono que se extenderían por buena parte de la primera década de los 2000 aunque la moda se desinfló rápidamente debido a unos patrones demasiado parecidos entre sí. El fenómeno se extendió a otros países como Corea del Sur, país donde precisamente el género del terror no es demasiado popular que digamos, quizás debido a que el horror para los coreanos proviene precisamente de su historia pasada durante los años de dictadura. Un terror muy real donde puede que no tengan cabida los fantasmas. En todo caso, la historia nos ha dejado joyitas del género como Dos Hermanas (2003) de Kim Jee-Won o la saga Whispering Corridors, cuya primera entrega abordamos hoy. Whispering Corridors es una saga bien curiosa por varios motivos. Con cinco entregas en su haber y una sexta en camino este año, todas ellas destacan por ser historias independientes sin nada que ver entre sí argumentalmente. Dichos films se basan en pequeñas historias fantasmales ambientadas en institutos femeninos donde suele haber tensión lésbica entre sus personajes además de contener cierto componente de crítica social. El primer Whispering Corridors cuenta la leyenda urbana del fantasma de la alumna Jin, del estricto instituto femenino Jookran, la cual se suicidó hace nueve años y ahora habita en el colegio. Cuando comienza el nuevo curso una de las antiguas profesoras aparece ahorcada. Algunas de las alumnas intentarán averiguar la verdad.
Whispering Corridors aún no parece contaminada por la moda The Ring y por tanto no aparece ninguna fantasma melenuda ni ninguna clon de Sadako, lo cual es de agradecer. El presente film parece más interesada en recuperar el espíritu de los mejores giallos italianos de los años 70 con Mario Bava y Dario Argento a la cabeza. Su ambientación en un instituto femenino, esos asesinatos misteriosos donde no vemos al atacante y especialmente el interesante uso del color que se le da a las localizaciones con un marcado azul metálico que remarca la frialdad, no de los fantasmas que habitan el centro escolar, sino del mundo de los vivos, víctimas de un sistema educativo fascistoide y asfixiante. Si. Uno de los puntos más destacables de Whispering Corridors y motivo que levantó polvareda en su estreno es su descarnada crítica a la educación coreana con profesores pegando y vejando a sus alumnos dentro de un sistema y modelo ultracompetitivo donde parece no haber escapatoria ni resquicio para la amistad. Que su director, Park Ki-Hyeong, plasme un instituto como si de un campo de concentración se tratara es bien llamativo. Resulta todo un valor añadido que los responsables del film se aprovechen de las herramientas del cine adolescente, tan exitoso en aquellos años, para ofrecer una historia de fuerte componente social y crítico. Así, Whispering Corridors es interesante como pieza de horror que aprovecha su componente fantástico como excusa para diseccionar algunos aspectos sociales de Corea.
Un asesinato misterioso tiene lugar en el instituto femenino Jookran. ¿Será cosa de fantasmas? 

Aquí a los alumnos los ponen bien rectos.

No hay resquicio de amistad en un lugar así.

"Perro loco", el profe, en acción.

Los cuerpos comienzan a amontonarse. ¿Pero que está pasando?

Si hablamos del componente terrorífico del film, las apariciones fantasmales y asesinatos son mostrados sin aspavientos exagerados propios del género y con una naturalidad muy marcada. Sus personajes son efectivos destacando las muy aceptables interpretaciones de Choi Gang-Hee Lee Mi-Yeon. El film se guarda algunos momentos visualmente poéticos albergando cierto componente trágico además de reservarse algún que otro twist final eficiente. El problema del film reside en que su narrativa es tan fría y lenta que el visionado se puede hacer largo y algo interminable. Se agradece no acudir a los jump scares facilones y otros tópicos del género pero el conjunto se hace algo aburridillo por su narrativa. La trama a veces se pierde o se hace enrevesada de una manera innecesaria pero pese a todo Whispering Corridors destaca por su carácter único e ir a la contra de las herramientas que se usan en su género presentando una obra sensible y a la vez fría, un drama psicológico de seres torturados por un mundo asfixiante y sin amor destacando su conseguida atmósfera tétrica y agobiante.

Pese a todo, dicha mezcla de terror fantasmal y crítica social quedará mucho mejor apañada en la segunda parte de la saga, Memento Mori (1999), un pequeño clásico del género en Corea y que analizaremos próximamente en el blog.

miércoles, 24 de junio de 2020

GAMERA: THE BRAVE (2006)

Tras el tremendo éxito de la trilogía noventera de Gamera realizada por Shusuke Kaneko y que supuso la cima del Kaiju Eiga, la tortuga agigantada tardó algunos años en volver a aparecer por las pantallas japonesas, quizás temerosos de realizar una entrega que tuviera que estar a la altura de la trilogía de Kaneko.
Para 2006, Godzilla había finiquitado su saga tras el desplome taquillero de Godzilla: Final Wars (2004). La Daiei, en el inicio del nuevo milenio, fue absorbida por Kadokawa por lo que se decidió hacer regresar a Gamera con una entrega que se dirigiera hacia otros terrenos para así crear distancia con las entregas de Kaneko. Para desgracia de los fans, el camino a seguir sería volver a los terrenos infantiles que arruinaron la saga de la tortuga allá por los años 60. Una noticia algo decepcionante para el apasionado de los terrenos tan serios, dramáticos y espectaculares de las entregas de los 90, quizás esperanzados aún con la aparición de un Gamera 4. El encargado de dirigir este nuevo proyecto sería Ryuta Tazaki, un director que ya tenía experiencia en el género con la realización de diversos episodios de los Power Rangers y Kamen Rider. Una elección para un proyecto que provocó aun más resquemor al filtrarse las primeras imágenes del diseño de este nuevo Gamera, totalmente en línea con el tono infantil de los inicios clásicos de la saga.

En el film: en 1973, el legendario Gamera, murió tras destruir a los Gyaos que estaban atacando un pueblo. Uno de los sobrevivientes era un niño, que hoy ya creció y es propietario de un restaurante en Iseshima y tiene un hijo llamado Toru. Toru encuentra una tortuga aparentemente inofensiva, pero que resulta ser un descendiente de Gamera e irá creciendo de tamaño hasta alcanzar casi 60 metros de altura...

Para sorpresa de un servidor, Gamera: the brave, no resulta tan mala como cabía esperarse. Para empezar, se plantea como un reboot de la saga y del personaje omitiendo a las entregas de los 90 y entroncando sutilmente con la saga clásica de los 60. Se nos presenta un mundo en paz y libre de monstruos gigantes tras el sacrificio de Gamera en 1973. El film se inicia espectacularmente con un guiño a la trilogía de Kaneko con un Gamera autodestruyéndose en su batalla con los Gyaos. Después nos adentramos en terrenos del puro telefilm con las solitarias vivencias del niño de turno traumatizado por la reciente muerte de su madre. Al poco se encontrará con una pequeña tortuga y entablará amistad con ella. Todo este primer tercio bebe directamente del E.T. de Spielberg con la tortuguita de marras demostrando curiosas habilidades voladoras y que harán las delicias del niño protagonista y su grupo de amigos. El problema pasa con que la tortuga comienza a crecer de forma desmesurada por lo que al niño le resultará imposible mantenerla en su habitación por más tiempo. Para rematar la faena, aparece de improviso otro Kaiju descomunal y maligno denominado Zedus y que pondrá en jaque al ejército japonés.
Toru, el niño de turno, se encuentra con una tortuga muy especial

Rápidamente entablará amistad con ella 

El malvado Zedus aparece de improviso y aterroriza Japón

La tortuga, ya agigantada, entablará una titánica batalla con el monstruo para defender la Tierra

¿Sobrevivirá Gamera a la batalla?

El infantilismo del film no resulta tan estomagante como podría haber sido y gracias al ligero tono del metraje el film pasa con agrado y de forma entretenida. El apartado técnico es muy notable con unas maquetas espectaculares y un enemigo formidable similar en su diseño a un Godzilla con rastas. Algo que puede servir de consuelo al deseadísimo, por los fans, Godzilla vs Gamera. El problema pasa por el risible diseño de Gamera, con una cara de atontado y de teleñeco y que rechina en muchos momentos. En la segunda mitad del film se entra en los terrenos más puramente Kaiju (destrucción y batallas) y donde se logran conseguir momentos muy destacables y emocionantes. Es en este tramo final donde algunos momentos dramáticos están fuera de lugar y no dejamos de echarnos las manos a la cabeza viendo al grupo de niños de rigor aventurándose en lugares que un padre ni en un millón de años permitiría hacer (a ver, ¿el niño insiste en entrar en un edificio en ruinas con Gamera dentro y el padre ayuda a su propio hijo a meterse dentro?). Patrones del género y que el fan acostumbrado aceptará sin problemas y se reirá con ello. Pese a todo, la escena en la que el grupo de niños se van pasando la piedra mágica que revivirá a Gamera resulta conmovedora y de gran fuerza.
Foto de rodaje

Gamera: the brave (2006) es un entretenido reboot para la tortuga. Entendiendo que era imposible superar a la trilogía de los 90, la saga regresa a la vertiente infantil de las entregas de los 60, aproximación a priori interesante pero que peca de los mismos fallos de aquellas con un guión haciendo aguas, unos niños insoportables (a ratos), unas situaciones imposibles y un Gamera recién salido de Barrio Sésamo. Pese a todo, el conjunto no es tan malo como pueda parecer, goza de unos muy notables efectos especiales y excelentes momentos de destrucción y batallas además de algún que otro momento dramático destacable. Además le rodea un aura muy entrañable y sirve como un cariñoso homenaje a ese cine de evasión infantil con monstruos imposibles y que invadieron los cines japoneses en los años 60. Este reboot no destacó precisamente en la taquilla japonesa por lo que las intenciones de continuar con nuevas entregas de esta renacida y “valiente” Gamera se cancelaron, desgraciadamente. Por el momento, es la última entrega de la saga de la tortuga, aunque tras el empujón y revitalización del género que ha supuesto Shin Godzilla (2016) se planea relanzar a la tortuga gigante con Katsuhito Ishii (El sabor del té) encargándose de la dirección de este enésimo reinicio. Por el momento, el fan puede conformarse visionando un teaser lanzado hace unos años y que sirve de presentación de dicho proyecto. Proyecto el cual no se ha vuelto a saber nada. Gamera, ¿donde estás?

sábado, 20 de junio de 2020

SWEET WHIP (2013)

Los tiempos dorados del Pinku-Eiga parecen ya muy lejanos. El peculiar cine erótico japonés vivió sus tiempos de gloria en los años 60 y 70 por obra y gracia de productoras como la Nikkatsu o la Toei. En los 80, el Japan Adult Video provocó una crisis de público en el pinku que obligó a un giro de éste hacia un terreno más explícito y violento encontrando a su vez un mix con el gore y el terror. Las burradas se contaban por cientos gracias al éxito del mercado videográfico en aquellos años pero tras la llegada del nuevo milenio parece que el género se haya quedado únicamente disfrutado por 4 nostálgicos con piezas que cabalgan en el infrapresupuesto y el direct to video. Aún podemos encontrar alguna que otra sorpresa que llame la atención entre el público y los festivales como The glamorous life of Sachiko Hanai (2003) pero en sí, el género, tal y cómo se le conoció en los años 70, está bastante desaparecido. ¿Bastante? ¡No! Aún hay directores que, cabezones, están empeñados en seguir con la tradición del perverso erotismo nipón con unos mínimos de calidad. Uno de los directores más interesantes de este último periodo del género es Takashi Ishii. La trayectoría de Ishii es bien larga y tenemos que retroceder hasta los años 70 cuando el hombre fue despedido de la Nikkatsu por, según ellos, ser un director bastante mediocre. Ishii, entonces, se dedico a escribir guiones para otros pinkus además de refugiarse en el manga. Su trabajo más famoso en el mundo de la historieta fue Angel Guts, la cual se convirtió en una serie cinematográficas de hasta 5 entregas, la última ya dirigida por el mismo Ishii en 1988. Angel Guts se centraba en las consecuencias psicológicas que provocaba el acto de la violación femenina pero desde una cierta perspectiva seria y crítica frente a la postura de otros films (atacando así a la Nikkatsu) que hacían de la violación algo gratuito y frívolo. Para el interesado, recomiendo de esta peculiar saga cinematográfica Angel Guts: Nami (1979).

Como he mencionado, Takashi Ishii volvió a atreverse con la dirección de films centrándose casi exclusivamente en pinkus pero llegándole el éxito con el yakuza-eiga Gonin (1995) donde aparecía Takeshi Kitano. En el nuevo milenio podemos recomendar algunos de sus films eróticos, teniendo estos cierto componente alternativo como The Brutal Hopelesness of Love (2007) o Flower and Snake (2004), el reboot del clásico del bondage de 1974 que contaba con la espectacular Naomi Tani. Pero sin duda, si tenemos que centrar nuestra mirada en un titulo de su filmografía ese es sin duda Sweet Whip (2013). El film sigue el infierno que sufrió Naoko cuando era una estudiante de primer año en la escuela secundaria y fue secuestrada y encarcelada por su vecino durante un mes. En el presente, Naoko sigue traumatizada y busca respuestas.

Sweet Whip (2013) es un viaje hacia lo más profundo y oscuro del ser humano. Una experiencia que te pone a prueba con su trama repleta de vejaciones, sexo masoquista, secuestros y psicopatías varias a través de sus más de dos horas, los cuales pasan en un suspiro. Todo un viaje a la pesadilla sufrido por Naoko, nuestra protagonista, interpretada por Yuki Mamiya (en la versión adolescente) y Mitsu Dan, en su traumatizada versión adulta. Sweet Whip te engancha desde el minuto 1 gracias a un tramo inicial donde predomina un interés por narrar los hechos como si de una crónica policial se tratara. El secuestro de la dulce e inocente school girl Naoko así como el infierno por el que pasa la adolescente se nos es negado por medio de una excelente elipsis en estos momentos iniciales.

Únicamente sabemos que ha pasado un mes desaparecida cuando de repente la muchacha regresa a casa de su madre completamente magullada y ensangrentada. Al pasar los años y ya con la muchacha más crecidita, da la impresión de que la experiencia la ha dejado bastante tocada aún a pesar del paso del tiempo. Renegada por su madre, viviendo sola, sin poder sentir el sexo ya de una manera normal, descubrimos que mientras de día es una dulce doctora, de noche, forma parte de la plantilla de un club de sadomasoquismo vario, el cual acuden los clientes más excéntricos. Por el argumento, notamos un retorno respecto a las obsesiones habituales de Ishii como es el de presentar un caso de violencia sexual y centrarse en las consecuencias psicológicas albergadas por la víctima. Dicho trauma y problemática está plasmado de una manera excelente, oscura y perversa sin dejar el carácter exploit inherente de estas producciones con desnudos y erotismo constante aunque realizado en esta ocasión de una manera consecuente con la trama. La Naoko adulta va recordando lo que le pasó exactamente en esos 30 días de cautiverio infernal, un cautiverio en un sótano inmundo y asqueroso donde es sujeta a violaciones, vejaciones, humillaciones y torturas varias sufridas por su vecino aunque como veremos, la relación entre Naoko y su vecino comenzará a ser más dependiente y cercana albergando algo del síndrome de Estocolmo por parte de la adolescente. El tono del film te impregna de suciedad y así continua hasta el final del mismo. Ishii hace honor a su apellido y se guarda alguna escena que recuerda a la iconografía de alguno de los trabajos en los 60 de Teruo Ishii y de sus pinkus sobre torturas ambientados en el periodo Edo. Paralelamente al cautiverio, seguimos a la Naoko adulta en su viaje interior a intentar superar el trauma y buscar aquel sabor tan dulce que sintió estando atrapada en aquel sótano siendo una adolescente y el cual no ha vuelto a sentir nunca más. ¿Que sabor es ese? Lo descubriremos en el shocking final de la obra.
Naoko fue secuestrada siendo una adolescente. 1 mes después volvió en esta condiciones.

Naoko, años después, parece que ha vuelto a la normalidad.

Pero el trauma sigue bien vivo en ella.

Por la noche, forma parte de un club sadomaso.

Recuerda su secuestro. ¿Qué es ese sabor tan dulce al cual se refiere?

La búsqueda de respuestas acaba como el rosario de la aurora

Esto solo es apto para gimnastas de nivel.
Sweet Whip (2013) aún a pesar de sus limitaciones presupuestarias es un trabajo muy bien apañado en todos los aspectos. La ambientación realista destacando todas las estancias siendo éstas lugares oscuros, cerrados e inmundos como el sótano, la comisaría de policía, el piso de Naoko (adulta) o el burdel sadomasoquista. El trabajo actoral es muy notable y si nos centramos en Mamiya y Dan, las chicas ofrecen unes interpretaciones muy superiores a lo que estamos acostumbrados en este tipo de films y que saldan con excelente nota ya sea mostrando sus benditas perfecciones físicas como también a la hora de realizar la parte más dramática y seria del asunto. Si estáis interesados (que no me extrañaría nada) en seguir el trabajo de sus dos actrices protagonistas podéis echarle un vistazo a Wet woman in the wind (2016) con una espectacular y divertida Yuki Mamiya o la pasable aunque excesivamente larga Be my slave (2012) de Mitsu Dan
El film cabalga por el género de terror y el torture aún no siendo excesivamente explícita en su violencia aunque si que logra incomodar por lo mostrado. Repleta de momentos que se te graban en la retina como ese misterioso inicio, la insensible inspección policial que le hace la policía a la adolescente Naoko, el momento que ésta es colgada como si de una cruz se tratara, Mitsu Dan desfogándose en una bañera o ese catártico final en el sótano sonando el “Por una cabeza” de Carlos Gardel a todo trapo para coronar el momento. 

En resumen, Sweet Whip (2013) es un viaje a los infiernos. Erotismo, terror, viaje psicológico y crónica policial se dan la mano en un conjunto que aun a pesar de su extensa duración, su metraje pasa en un suspiro por sus tramos excelentemente bien dosificados. Un film de buena construcción de personajes, con una historia en torno a una joven que vivió el horror y diez años después aún tiene que lidiar con el trauma. Una experiencia incómoda y de una violencia sexual perversa y dura pero realizado con seriedad y buen hacer por parte de sus realizadores. Sweet Whip (2013) no es un producto vacío como muchísimos otros films del mismo estilo realizado para pajilleros y morbosos, no, se trata de una de las joyas recientes del género. Un film que costará de borrar de tu mente una vez la veas, si tienes estómago para ello.