Los años 80 vivieron un momento de pura explosión del mercado del vídeo doméstico en Japón. La expansión de los videoclubs provocaron un aumento de la producción
direct-to-video. Un formato que a pesar de tener unas limitaciones presupuestarias más evidentes se beneficiaba de una libertad creativa que dio rienda suelta a la aparición de las locuras más enfermizas y sanguinolentas.
Como comentamos en críticas anteriores tales como en
Beautiful Girl Hunter (1979) o en
Pleasure Kill (1987), el
Pinku-Eiga fue derivando durante los primeros años 80 hacia un terreno cada vez más misógino y extremo. Una temática que estudios como la
Nikkatsu decidieron recurrir para combatir precisamente contra el auge del mercado del video y el cine porno. Uno de los nombres que la
Nikkatsu decidió aupar dentro de esta vertiente más extrema fue
Kazuo "Gaira" Komizu (el "Gaira" es en honor a uno de los simios del filme de
Ishiro Honda;
La batalla de los simios gigantes) el cual llevaba desde finales de los años 60 trabajando como guionista para directores orientados al
pinku como
Koji Wakamatsu o
Masaru Konuma aunque pronto se denotó en sus historias una tendencia hacia el sexo más cruel y violento. Para inicios de los años 80 empezó a dirigir filmes eróticos para estudios como la
Shintoho o la
Nikkatsu incidiendo en esta línea más extrema con ejemplos como
Rabbit Sex: Joshigakusei Shûdan Bôkô Jiken (1980) o
Catch Girl: Zetsugi Monzetsu (1981). Dándole libertad en este sentido,
Komizu realizó el guión para
Woman in a Box: Virgin Sacrifice (1985), una de las producciones más ofensivas de la
Nikkatsu.
Una de las aportaciones más "famosas" de
Komizu fue aunar el sexo
softcore con el terror y el
gore. Una mezcla que pareció funcionar entre los aficionados y que acumuló una multitud de productos similares y que azotaron los videoclubs nipones durante buena parte de los años 80 y 90. Dicho
mix venía a exagerar las dosis de violencia y sexo de referentes americanos de la época como el
slasher si bien pasada por el tan peculiar filtro japonés.
Guts of a Virgin (1986), de
Komizu, explotaba este mix y a pesar de su tosquedad general acabó siendo un pequeño éxito que acabó por tener dos continuaciones más. En 1986,
Komizu realizó
Guzoo: The thing forsaken by god - Part 1 un mediometraje de 40 minutos realizado para vídeo y que venía a incidir más en el puro terror y el
gore dejando aparcado el sexo para otra ocasión.
Cuatro chicas de secundaria pasan unos días en la casa de veraneo de su profesor pero allí son atacadas por una criatura horrible que habita en el sótano. La bestia está al cuidado de la hija del profesor de las muchachas y la cual trata de mantener en secreto.
La primera impresión al adentrarse en un filme como
Guzoo es esa aura que la envuelve de vídeo prohibido y oscuro, algo que la hace atractiva sin duda. En
Guzoo son evidentes las grandes limitaciones monetarias las cuales saltan a la vista en su
look visual e interpretaciones del
cast implicado pero consigue crear cierto ambiente malsano con los mínimos elementos ayudado por las fugaces pero brutales apariciones de esa bestia tentacular la cual acaba por hacer picadillo a las colegialas protagonistas. El
gore utilizado para los ataques del monstruo es brutal con abundantes chorros de sangre, explosiones corporales y restos corporales varios.
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Un grupo de school girls se van de veraneo a la casa de su profesor. ¿Porqué no? |
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Pero allí cosas raras empiezan a suceder... |
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Una monstruosidad tentacular del averno las irá atacando una a una. |
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Nada puede detener a la bestia. |
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¿O tal vez si? |
Gracias a la corta duración, la historia va directa al grano sin explayarse en pasajes innecesarios, solamente una justa introducción para presentarnos al grupo de adolescentes de excursión y pronto los fenómenos extraños empiezan a ocurrir. Es acertado no dar un origen claro a la bestia tentacular aunque se cite al inicio de la cinta un origen divino al asunto siendo la bestia una monstruosidad abandonada por el mismo Dios en la Tierra. En un giro bizarro, la bestia acabará siendo controlada por el poder de una flauta tocada por una de las adolescentes (la música amansa a las bestias) y posteriormente acaba convertida en una tortuga a priori inocente que las chicas se llevarán consigo sin saber su verdadera identidad...
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La portada del VHS. Lista para atraer a incautos. |
Aún a pesar de los factores que se presentan (colegialas + tentáculos)
Komizu decide esquivar el sexo que tanto se caracteriza en sus trabajos entregándose al horror tradicional sanguinolento. Aquí las intenciones del bicho se alejan de
Urotsukidoji o
Angel of darkness prefiriendo un resultado más destructivo. Únicamente hay atisbos de presunta sensualidad de cara al morbosete ocasional en la escena en la que las adolescentes se dan un baño en la piscina pero es algo aíslado en un conjunto de clara vocación
gore.
Guzoo: The thing forsaken by god - Part 1 (1986) es toda una curiosidad para el aficionado del cine japonés más extremo y oscuro en un mediometraje que a pesar de sus limitaciones consigue crear cierta atmósfera malsana, un nivel acertado de efectos especiales en la plasmación de la criatura y unos ataques salvajes hacia las pobres protagonistas. Un filme que parece querer encontrar una suerte de body horror cósmico en la línea de Lovecraft y las coordenadas del fetichismo gore nipón con tentáculos y adolescentes en un conjunto ligerito y entretenido. Y aunque su título indique que esto se trate de una primera parte de una hipotética saga, hasta donde yo se, no hubieron continuaciones.
Como comentario final, puede que os interese saber que existe una línea en el cine para adultos japonés centrado en la "vorarefilia". Puede que Guzoo albergue algún vestigio de esta curiosa filia. Esta surrealista y marciana categoría del AV nipón consiste en vídeos donde una simpática y jovial muchacha (a veces ataviada de superheroína) es progresivamente devorada (fake, claro, no os vayáis a ofender) por alguna criatura aberrante. Fascinante.
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