CRÍTICAS PELÍCULAS

lunes, 23 de marzo de 2020

CRÓNICAS DE SITGES 2015 (3/3)

De la mano de Sean Byrne me disponía a visionar su The Devil’s Candy que prometía una coctelera curiosa de heavy metal, arte, obsesión, psycho killers y ¿casas encantadas?
El film nos presenta a Jesse y Astrid los cuales compran una idílica casa en Texas, con espacio suficiente para que él pueda desarrollar su trabajo artístico. Al poco de mudarse, los cuadros de Jesse empiezan a adquirir un tono más oscuro e inquietante, como si una extraña fuerza poseyera su mente.

The Devil’s Candy se beneficia de una trama que juega a la sorpresa y a la originalidad. Se agradece que aunque al fin y al cabo se cuenta una trama ya mil veces vista intente jugar con el espectador con originalidad, buenos personajes y ciertos rasgos inquietantes.
El personaje protagonista resulta interesante y es atrayente su condición artística oscura y metalera y que poco a poco va sucumbiendo a la obsesión pura. El psycho killer resulta muy acertado siendo un personaje grotesco e inquietante. Es destacable el estilo barroco a nivel visual de la obra y que acaba impregnándote de la locura y oscuridad de los hechos que se relatan. Otro punto a favor es que el director no intenta alargar la trama innecesariamente quedando el metraje en unos muy agradables 79 minutos. 
The Devil’s Candy no cambia la historia del género pero supone una pieza a recordar, un film original y que intenta ofrecer cosas nuevas a un género sobrexplotado quedando en una pieza de terror satánico/slasher más que recomendable y entretenida.


Ver algo de Takashi Miike en el Festival de Sitges es obligatorio. Yakuza Apocalypse proponía una
vuelta al lado más loco, salvaje y anárquico del director japonés con una mezcla imposible de yakuzas y vampiros. En el film seguimos a Kagayama, un débil subalterno leal al jefe de la yakuza Kamiura, que resulta ser un legendario vampiro. Cuando un asesino de un sindicato internacional llega a Japón para entregar un ultimátum, Kamiura es asesinado. Pero no antes de llegar a morder a Kagayama. Ahora, su subalterno ya convertido en vampiro buscará venganza contra un formidable equipo de asesinos.

El film no es plato para todos los paladares, eso por supuesto. Miike envuelve al film de un halo desprejuiciado donde todo es posible y lo surrealista y el absurdo es moneda común. Una mezcla que a pesar de lo extenuante del metraje me ha resultado irresistible. El protagonismo recae en un correcto Hayato Ichihara (Todo sobre Lily), el cual hacía mucho que no veía en cine y que nos conduce a través de una historia donde hay de todo: parodia yakuza, vampiros bestiales, un grupo de asesinos imposible, kappas, una rana verde en bicicleta y hasta homenaje al Kaiju-Eiga incluído. Ya he comentado que la coctelera será del gusto de unos pocos pero su humor absurdo y surrealista, situaciones y personajes imposibles me ha parecido irresistible. Estas películas le alegran a uno la tarde.


La presencia de sectas religiosas las cuales llevan su fanatismo hasta extremos terroríficos ya ha sido
abordada en varios films del género de terror con mejor o peor fortuna desde La noche del demonio (1957) de Jacques Tourner, la española Los sin nombre (1999) de Jaume Balagueró o más recientemente The Sacrament (2013) de Ti West. En el caso de The invitation, la propuesta se cimenta en un planteamiento mucho más psicológico y en el que se toma como punto de partida las enormes dificultades que tienen unos padres para superar la muerte de su hijo.
Los 90 minutos del film transcurren en una noche en la que se reúnen un grupo de amigos en la mansión de Eden, la cual llevaba dos años desaparecida sin dejar rastro tras la muerte de su hijo.

La historia parte de una primera hora lenta, pausada que se toma su tiempo en presentar a los personajes y en entrar en materia. Lo más suculento del film es como se van soltando pequeños momentos misteriosos en la trama muy ambiguos que despiertan la desconfianza no solo del personaje principal sino en el propio espectador y que nos lleva a pensar en que nada es lo que parece y que la idea de que la vida de los personajes corre peligro va creciendo.

El film concluye con una explosión de sangre y violencia que rompe por completo el estilo placentero de narración, un cambio bastante brusco y exagerado que da la sensación de estar viendo una película completamente diferente. Pese a esto The invitation es una propuesta muy interesante, excelente en su capacidad para crear tensión creciente e incomodidad con los mínimos elementos y que trata temas jugosos como la superación de la muerte de alguien cercano, de la fragilidad de la mente humana así como de la facilidad de manipulación de las personas en situaciones de bajeza emocional.


Mi último film en el Festival iba a ser con una película procedente de Bollywood. A pesar de la
enorme tradición y potencia cinematográfica del país mi experiencia con su cinematografía hasta la llegada de Baahubali ha sido bastante mínima. Una cuenta pendiente que tengo que subsanar.

Baahubali part 1 viene precedida por un imparable éxito en taquilla en su país de origen siendo hasta el momento la película más cara en la India. La historia relata el épico viaje del gran héroe Shivudu desde su infancia y cómo debe enfrentarse a su destino tras descubrir un secreto a lo alto de una cascada y que le cambiará la vida.

El film es un exceso puro (sin ser esto algo malo) donde tiene cabida la acción más espectacular, el drama, el romance y el humor auto-paródico y exagerado. Coctelera la cual me hizo disfrutar enormemente. El apartado técnico es espectacular, con un diseño de producción intachable. Aunque si es cierto que tantas emociones repartidas sin descanso durante 160 minutos hicieron que mi mente, ya abatida de tanta película vista, agradeciera la llegada del final del film.

Pese a esto, Baahubali Part 1 es un film espectacular y que sirve de excelente iniciación al cine de Bollywood con un final impresionante y que deja con muchas ganas de ver la continuación (y conclusión) y que tendrá estreno en el próximo 2017.

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