CRÍTICAS PELÍCULAS

miércoles, 30 de octubre de 2024

CRÓNICAS DE SITGES 2024 (3/4)

Es evidente que la cinematografía de Hong Kong está muy lejos de sus años de mayor gloria. Ese pasado legendario centrado en los años 60, 70, 80 y 90 en donde, Hong Kong, era el centro del mundo gracias a su explosividad y creatividad desde el wuxia, artes marciales, thriller, acción, categoria III... Aunque no nos deprimamos, en el presente aún podemos encontrar diversos trabajos de los más destacables cada año, entre variadas producciones que tratan de devolvernos a aquellos años de esplendor del cine del país.

Ambientada en la década de 1980, The Goldfinger nos presenta a Ching Yat Fin, quien organiza un gran entramado criminal en la ciudad por medio de manipular a su antojo las acciones bursátiles. Todo ello introducirá a Ching en la élite empresarial de Hong Kong en medio del telón de fondo del final del dominio colonial británico. Descubierta la conspiración criminal, el teniente de policía Lau Kai Yuen tratará de juntar pruebas para meter entre rejas a Ching.

The Goldfinger parece querer encuadrarse en el cine realizado en los años 90. Un argumento enmarcado en la corrupción, el thriller policial y que junta a las 2 mayores estrelles de la época como son Andy Lau y Tony Leung Chiu-Wai (además de secundarios de lujo como Simon Yam), sin duda, caballo ganador. La cinta hasta replica los mismos efectos de imagen y de montaje, como esas cámaras lentas renqueantes entre otros efectos, que ya eran algo caducos en su época y que en la presente resultan sonrojantes. Si bien, la trama es lo suficientemente divertida y rocambolesca (está basada en hechos reales) como para seguir con interés y atención todo el transcurso de la misma siendo, además, uno de los grandes alicientes, el duelo interpretativo entre Lau (sufrido policía sin vida familiar) y un descontrolado y magnético Leung, convertido en un tiburón de los negocios. Un filme notable, divertido y pasado de vueltas que se sigue con interés aún a pesar de algunas torpezas en su forma visual (los efectillos ya mencionados) o algunos chromas digitales que cantan la traviata. Aún con todo, bastante recomendable.



Junto a mis queridos Pou "Max Rebo" y Rickman, del canal Cine Fórum, me adentro en una sesión nocturna en la sala Tramuntana para asistir al pase de la taiwanesa Dead Talents Society. Tal y como nos relataba su director John Hsu antes de la proyección, la idea para la película se le ocurrió años atrás en un festival de terror en donde, a pesar de que todo el mundo parecía aterrorizado, él no podía estar más aburrido con la cinta de horror con fantasmas que estaba viendo. Además sintió pena por el pobre espectro melenudo, que no dejaba de arrastrarse en sucios retretes tratando de asustar a los vivos. Esto fue la chispa para crear para la deliciosa Dead Talents Society.

En el filme seguimos a un grupo de fantasmas los cuales quieren convertirse en la más espeluznante de las leyendas urbanas y en las estrellas más exitosas y famosas de los bajos fondos mediante sus tácticas para asustar a los vivos.

Me he sentido conquistado por una propuesta como Dead Talents Society. Envuelta de un aura constantemente alegre, llena de un humor absurdo, capaz de reírse sanamente de los clichés del cine de fantasmas (concretamente del J-Horror), es un filme de lo más disfrutón y notable. Hsu se vale de un montaje hipercinético, acelerado, pero que casa con la comedia surrealista del filme. Y es que la premisa tiene su gracia, en esta especie de Bitelchús, con un mundo fantasmal en el que los espíritus, para evitar desaparecer completamente, deben crearse una leyenda urbana y espantar lo máximo posible a los vivos. Así, no solo se deberá buscar una historia escabrosa en torno al muerto sino que se debe idear un movimiento mortal que decidirá el éxito o no del cometido. Buen momento para reírse de las contorsiones imposibles de anteriores fantasmas cinematográficas que andan hacia atrás o hacían el pinopuente en demostraciones contorsionistas más propias del Cirque du Soleil.


Las presiones de la fama y de la perfección se complementan con un grupo de personajes de lo más entrañable. Perdedores e imperfectos, llenos de un patetismo que enamora. Desde la vieja gloria que ya apenas logra asustar en su hotel del amor mortal, al inolvidable Makoto, agente de talentos y antigua estrella del pop rancio. Dead Talents Society es un filme encantador y terroríficamente divertido que además sabe ponerse serio cuando toca a la vez que parodia con mucha gracia algunos tics sociales actuales como las redes sociales o los videos virales. Un caramelo de película.


Uno de los grandes directores del cine japonés es Kiyoshi Kurosawa. Activo desde los años 80, despuntó a finales de los 90 con sus muy personales abordajes al terror nipón, destacando Cure (1997), Seance (2000) o la estupenda Kairo (2001). En unos años algo irregulares, en donde el mismo director declaraba hace un tiempo que le era complicado encontrar financiación para sus proyectos, nos encontramos ahora con un filme como Cloud, y las expectativas han crecido al conocer que es la candidata de Japón para presentar a los Oscar de este año.

En el filme seguimos a Yoshii, quien es un hombre que gana dinero mediante la reventa online con unas prácticas algo dudosas. Si bien, a su alrededor ocurrirán sucesos extraños que pondrán su vida en riesgo.

Para Cloud, Kurosawa parece retornar a ese espíritu V-Cinema de sus primeros trabajos y así lo parece en su estética, propuesta formal y sequedad de la acción. Su primera mitad logra descolocar al espectador, sin saber muy bien hacia qué derroteros tomará la historia de este joven, emocionalmente frío que revende productos en un camino hacia la perdición. Los peligros de Wallapop... 

Una narración misteriosa que vira en un tramo final en donde los afectados por los pecados del protagonista lo acorralan en una especie de fábrica y los tiros y cadáveres comienzan a acumularse. Un tramo, que rompe con los visto anteriormente y que la sume en una reiteración algo hastiante. Si bien, Cloud es interesante en su exploración del mal, el egoísmo humano, la pérdida de los valores así como del uso malvado de la tecnología y las redes sociales. Temas habituales en la filmografía de su director y que pasan en la presente con mejor o peor trato. Particularmente, ese juicio público al que es sometido el protagonista en redes sociales hubiera merecido un trato algo más profundo, quedándose éste en la superfície. Al igual que la presencia de personajes algo discutibles como ese ayudante, poco más que un adolescente convertido en un yakuza experto. El toque de humor, la tragicomedia que envuelve a la acción de la película se agradece tanto como ese fascinante plano final con los personajes adentrándose en un infierno incierto y del que no hay vuelta atrás. No está ni de lejos entre lo mejor de su director pero es una muestra bien interesante del presente fílmico de Kurosawa.



Co-producción España – Argentina - Francia, El llanto ha supuesto una de las sorpresas más agradables de la presente edición del festival y un filme que desde que su director, Pedro Martín-Calero, ganara el premio a mejor dirección en el pasado festival de San Sebastián, siendo además su ópera prima, me ha ido generando mucha expectativa.

En el filme, algo acecha a Andrea, pero nadie, ni siquiera ella misma, puede verlo a simple vista. Hace veinte años, a diez mil kilómetros, la misma presencia aterrorizaba a Marie. Camila fue la única persona que pudo entender lo que le ocurría, pero nadie las creyó. Al enfrentarse a esa amenaza opresiva, las tres escuchan el mismo sonido sobrecogedor. Un llanto.

El llanto ha supuesto ser una obra de lo más singular y que resulta ejemplar en su forma de transmitir terror, inquietud y mucho mal rollo. Algo ejemplificado no solamente en las escenas con golpes de efecto sino que cada plano está especificamente creado para generarte miedo o malestar. Una obra rodada de manera muy elegante, precisa y que además se beneficia de una estructura basada en 3 historias separadas en el tiempo pero unidas por un nexo en común de lo más terrorífico. Así, dicha maldición, que afecta a generaciones de mujeres de una misma familia (madre, hija...) es representada en la figura de un anciano blanquecino malrollero, representante de la opresión y maltrato hacia la mujer. Una figura, que me recordó al reverendo Kane de Poltergeist II: El otro lado (1986), y que resulta muy efectiva como ente eterno y cíclico y que protagoniza algunos momentos de lo más aterradores.


El llanto es rica en ofrecer ideas y propuestas visuales tales como el uso vampirizador de la imagen, como es ese tramo en el que una de las protagonistas, estudiante de cine, graba a escondidas a una de las víctimas de la maldición. Y la guinda la pone ese final, que no es final, y que puede descolocar totalmente al espectador medio pero que a mi me resultó de lo más efectivo y coherente en su manera de representar una maldición que nunca se detendrá. Una propuesta de lo más singular y aterradora. Seguiremos de cerca la trayectoria de su director. 


Uno de los momentos destacados del festival iba a ser la presencia de Corey Fieldman, quien recibiría el premio "Màquina del temps" por toda su trayectoria y contribución al fantástico. Finalmente, para tristeza de muchos, Fieldman no se presentó en el festival a última hora alegando supuestos problemas de pasaporte que no le permitieron entrar a nuestro país. Finalmente el propio director Eugenio Mira recogió el premio en su nombre.

Fue una proyección de altura en el que se pudo disfrutar de una impoluta copia en 4K de la ópera prima de Mira, The Birthday (2004) la cual era presentada en una nueva versión con escenas adicionales celebrando su veinte aniversario. 

El filme sigue al joven Norman Forrester quien ama a Alison sobre todas las cosas. Por eso cuando ella le invita a la fiesta de cumpleaños de su padre, Norman acepta convencido de estar dando un decisivo paso hacia delante en la relación. Pero desde que llega al hotel donde se celebra la fiesta, una sorpresa sucede a otra, incluyendo lo que parece ser una rara secta adoradora de un dios a punto de nacer.

Sin duda, una obra singular, puerta de entrada para su director y que disfruta de una realización impoluta y perfecta. En ese sentido, la puesta en escena, la edición y cómo la cámara va moviéndose a través de unos pocos escenarios resulta ejemplar, teniendo además a un protagonista tan patético, entrañable como hilarante como es el personaje interpretado por Corey Fieldman. Me resulta muy interesante y genial jugar con las expectativas del espectador colocando la trama en una aparente fiesta de cumpleaños, clásica historia de novio tímido conociendo a un suegro que impone (genial Jack Taylor) y que poco a poco el terror y el desconcierto van adueñándose de la película. Pero si que consideré que dicho salto de la comedia al terror se hizo mucho de rogar. Mucho. 

Desconozco si esto es debido a las nuevas escenas incorporadas a este nuevo montaje del director, pero sí que encontré que era un montaje con reiterados momentos de paja. Cuando llega el tramo final, el descontrol hemoglobínico y las tramas apocalípticas, la confusión en el espectador sigue manteniéndose con igualmente divertidos resultados. Hay que destacar la edición de sonido de la película, otro de los grandes aciertos (el momento acople de altavoces es genial). The Birthday es toda una curiosidad y un pequeño clásico a redescubrir dotada de una estructura sorprendente que sabe descolocar y jugar al despiste con el espectador.


viernes, 25 de octubre de 2024

CRÓNICAS DE SITGES 2024 (2/4)

No es muy habitual en el presente coreano encontrarnos con una saga de películas o una franquicia. Así lo ha conseguido el anabolizado Ma Dong-Seok con su Fuerza Bruta, desde la entrada de la saga con la muy entretenida The Outlaws (2017). En España, desde la espectacular segunda entrega, su titulo se ha renombrado al de Fuerza Bruta. Ya en la escena post-créditos de Fuerza Bruta: Sin salida (2023) se auguraba que al policía Ma Seok-Do le quedaba cuerda por estirar con una nueva entrega. Y así, este 2024 nos llega Fuerza Bruta: Castigo.

Mientras investigan una aplicación de tráfico de drogas, Ma Seok-do y su equipo descubren una conexión entre el desarrollador de la aplicación, asesinado en Filipinas, y una organización de apuestas ilegales online. Mientras tanto, en Filipinas, Baek Chang-gi controla el mercado coreano de apuestas ilegales y siembra el terror con secuestros, agresiones y asesinatos. Su socio, el genio informático Chang Dong-cheol, planea un plan aún mayor en la propia Corea. Para poner fin a la creciente amenaza, el detective Ma amplía su operación proponiendo una alianza inesperada...

Esta cuarta entrega no se sale demasiado de los márgenes marcados por la franquicia. En ese sentido se nota un acomodamiento y cierto estiramiento de las coordenadas que marcan la saga. Si bien, parece que este mix entre comedia, acción y thriller policial, salsa marca de la casa, sigue funcionando lo suficiente para que el producto siga siendo muy entretenido. En eso ayuda un protagónico tan contundente como el de Ma Dong-Seok quien demuestra siempre dotar a su interpretación de un carisma espectacular, y el cual va acompañado de una serie de secundarios que funcionan bastante bien, especialmente en los momentos de comedia. Las coreografías de acción no son para tirar cohetes, pero son funcionales. Fuerza Bruta: Castigo es lo mismo de siempre, sin ser eso algo malo. Muchas hostias y risas en una trama cliché pero efectiva con una banda mafiosa metida en el mundo de las apuestas online. Veremos hasta cuando pueden estirar el guantazo brutal de Dong-Seok.



Una de las sorpresas del presente Sitges 2024 ha sido Strange Darling. Dirigida por J.T. Mollner, el filme abre con una joven que tras una aventura de una noche con un asesino en serie, es perseguida. Pero nada es lo que parece.

Strange Darling se vale de los códigos del genero del psycho killer, así como de las expectativas del público en torno a dicho género para crear un puzzle juguetón en el que rompe con lo esperable. Uno de los puntos más interesantes es su curiosa estructura dividida en 6 capítulos, los cuales están diseminados en el metraje de manera desordenada, lo que provoca que lo que hemos visto anteriormente es roto por lo que atestiguamos en un capítulo temporalmente anterior o futuro, y así sucesivamente. 

Es en ese juego consciente con el espectador, capaz de manipular lo que el espectador espera, lo que la convierte en un filme necesario, que subvierte el género siendo capaz de mantener la tensión y la atención en todo momento. Willa Fitzgerald construye una interpretación muy notable ayudada por un misterioso partenaire como Kyle Gallner. Atención además a la banda sonora y cómo la canción Love Hurts (una de mis predilectas, cuya versión original es de Nazareth) juega un papel importante. Strange Darling es sin duda una de las sorpresas terroríficas más destacables de la temporada.



Jean Luc Herbulot es un cineasta congolés, aunque formado en Francia y que ya llamó la atención hace unos años en el Festival de Sitges con una producción de acción como Saloum (2021). Ahora, Herbulot vuelve a la palestra con Zero. Producción americana y producida por Hus Miller y Cam McHarg, quienes interpretan a los dos desgraciados con bomba al cuerpo de la cinta, Zero parte de una premisa de lo más potente en un escenario exótico como son las laberínticas calles de Dakar con un empaque visual de lo más resultón.

En el filme, dos estadounidenses acaban en Dakar, Senegal, con bombas atadas al pecho y diez horas para averiguar por qué. Empieza el juego.

La premisa de Zero parece referenciar la inolvidable Jungla de cristal: La venganza (1995) con una estética visual muy cargada y videoclipera a lo Guy Ritchie pero, a opinión personal, con un tercio del talento de los ejemplos citados. La cinta empieza de maravilla siendo un espectáculo adrenalítico donde dicha estética recargada beneficia la locura de lo que ocurre en pantalla amen de un adecuado equilibrio entre comedia y tragedia. Si bien, a medida que avanza la cinta y las pruebas imposibles a los que son sometidos la pareja de protagonistas son cada vez menos llamativas, Zero va perdiendo interés. Es en ese momento donde Herbulot le da una vuelta a la trama hacia lo serio y político, contando unas intenciones revolucionarias a los actos de la historia, que si bien, son muy loables e interesantes no lo acabo de ver bien empastado en el conjunto de la película.


Zero es un filme con ocasionales momentos notables, desternillantes y resultones pero acaba siendo una curiosidad que se ve, se disfruta y se olvida. Atentos a esa voz cavernosa, omnipotente y que envía las órdenes a los protagonistas. Se trata de la voz de nada más y nada menos que Willem Dafoe.


Amparada por la distribución de Third Windows Films en territorio europeo, A Samurai in Time es una producción japonesa de corte independiente y que se vale de una premisa de corte fantástico para contar una historia amable y entrañable sobre el pasado de Japón y cómo éste está siendo olvidado.

Un samurai alcanzado por un rayo se despierta en un plató de cine de la época actual y empieza a trabajar como extra en películas jidaigeki.

Dirigida por Jun’ichi Yasuda (quien también es montador, director de fotografía y guionista tanto en el presente filme como en anteriores trabajos), A Samurai in Time es tremendamente simpática desde diferentes ópticas. Tiene su gracia que un samurai llegue a nuestro tiempo y encima cayendo en medio de un rodaje de un drama jidaigeki lo que proporciona un agradable aspecto "meta" a la película. Así su reflexión sobre el pasado del país, no solo de un mundo que parece totalmente extinto como el feudal, con la ética y costumbres del mundo samurai, sinó del propio pasado cinematográfico nipón tan glorioso de los años 50 y 60, donde el jidaigeki era uno de los géneros rey y que ahora parece también destinado a la desaparición. Dicha reflexión y reivindicación, de cómo lo antiguo intenta de alguna manera adaptarse al presente resulta interesante. Si bien dichas cuestiones, tan complejas, parecen no tener cabida en un filme que lógicamente no es el adecuado para ello, dejando dichos temas en la superfície y centrándose en la evolución y adaptación de este samurai en el presente de Japón, con entrenamientos a espada, amoríos y viejas rencillas.

Es una cinta que en ocasiones se antoja simplona, enroscándose en demasía en aspectos que no eran necesarios, siendo algo larga para lo que acaba contando. Aún así, A Samurai in Time te deja con la sonrisa en la boca, gracias a su trama amable y personajes de lo más entrañables.



Algo a aplaudir es que, concretamente, en el mundo del anime cada vez hay más directoras y en ese sentido, Naoko Yamada es una de las más destacables y de espíritu más personal. Desde sus tiempos en Clannad (2007) su estilo se ha ido afianzando, creando obras tan aplaudidas como la notable A Silent Voice (2016), que daba una vuelta de tuerca de lo más interesante al drama del bullying. Ahora Yamada regresa con The Colors Within.

La estudiante sinestésica Totsuko puede ver a los demás como colores. Kimi, alumna de matrícula de honor, ha dejado los estudios pero finge asistir por su abuela. Se reúnen y deciden formar un grupo con Rui, que sueña con componer con sintetizadores analógicos pero cuya madre espera que se convierta en médico. Juntos encuentran la libertad, la alegría y el amor.

A opinión personal, nos encontramos con la obra más redonda realizada hasta el momento por su directora. The Colors Within es una delicia. Agradable, dulce y preciosa. Y además, aún en su empaque de cinta de género adolescente, resulta arriesgada optando por un trazo sencillo, un ritmo lento, elegante y con decisiones tales como dejar a la imaginación del espectador el pasado y trauma de su trío de protagonistas. Para quienes ya conocen la obra de Yamada, ésta es una experta en introducir numerosos mix de estilos de animación que en la presente The Colors Within resultan deliciosos, desde acuarelas, desenfoques entre otras herramientas visuales que resultan una absoluta gozada, ayudando a introducirte en el agradable embrujo de la cinta. Tanto el tono del filme, su trato de las ansiedades adolescentes y uso de la música me hicieron recordar poderosamente al cine de Shunji Iwai. Sin duda, es curioso como el cine de Iwai ha acabado influyendo más al anime que, tal vez, a la imagen real, como a Makoto Shinkai, fan declarado de Shunji Iwai.

Volviendo a The Colors Within, rebosa calidez, sensibilidad y delicadeza. Y la guinda la ponen las canciones interpretadas por el trío de adolescentes protagonista, quienes forman un grupo llamado Shironeko-do y que me han ganado completamente. Atentos al cañonazo que es "Written Apology ~Good Things, Beautiful Things and True Things~", potentísmo synth-rock que me tiene obsesionado desde que la escuché.


lunes, 21 de octubre de 2024

CRÓNICAS DE SITGES 2024 (1/4)

Por quinto año consecutivo, Oriental Paradiso ha sido acreditado para cubrir, mediante humildes reviews, al mejor festival de cine del mundo. El Festival de cine fantástico y de terror de Sitges. Me encamino de nuevo por estas calles tan familiares y llenas de recuerdos con una baja importante y es que para este año el cine Retiro se encuentra en obras... Por lo que se ha intentado compensar dicha pérdida con la Sala de l' Escorxador, lugar donde anteriormente se realizaba la programación de la sección Brigadoon, la cual se mantiene en la Sala Llevant, bajo el Auditori Melià.

Mi entrada en la programación del festival ha sido por la puerta grande. Desde Hong Kong, Twilight of the Warriors: Walled In (2024), es la nueva pel·lícula de Soi Cheang, una de las voces más contundentes del actual cine de Hong Kong. Un director capaz de aunar los elementos del cine clásico del país, de ese legado legendario en el terreno del thriller, la acción y las artes marciales y llevarlo con contundencia al presente. Hace unos años, Limbo (2021) epató mis retinas, siendo una de las propuestas asiáticas más destacables de ese año. Después nos llegó Mad Fate (2023), la cual no acababa por ser un producto tan redondo en un argumento algo perdido en torno a la chamanería, el psycho thiller y la acción. Si bien, con Twilight of the Warriors, Soi Cheang acierta por completo ofreciendo un filme adrenalítico y lleno de acción salvaje.

Basada en el cómic chino, “City of darkness”, de Andy Seto, el filme nos sitúa en los años ochenta. Huyendo del poderoso jefe de las tríadas Mr. Big, el emigrante ilegal Chan Lok-kwun se refugia en Kowloon City, donde es acogido bajo la protección de Ciclón, líder de la Ciudadela. Junto a los demás marginados de su clan, tendrán que hacer frente a la invasión de la banda de Mr. Big y proteger el refugio en que se ha convertido para ellos la ciudad fortificada.

Uno de los puntós más destacables y brillantes de Twilight of the Warriors es sin duda su ambientación en una recreación de la ciudad de Kowloon, la cual existió en la realidad y que fue demolida a mediados de los años 90. Soi Cheang ya había demostrado su gusto por retratar espacios degradantes y decadentes en Limbo y en esta Twilight of the Warriors se mantiene con una recreación de Kowloon absolutamente espectacular y casi cyberpunk. Cuando no estás admirando los diferentes espacios por los que te lleva la cinta, alucinas con las diversas escenas de acción, sencillamente espectaculares y con una manejo de la tensión, la violencia y el montaje brillante y que nos devuelve a los momentos dorados del pasado del género. Para llevarnos a ese lugar cómodo para el aficionado el reparto incluye a leyendas como Sammo Hung o Louis Koo, quienes llevan a sus personajes con dignidad y magnetismo.

Sin duda una de las sorpresas asiáticas del año, que por contra, se recrea en las habituales sendas del melodrama, peaje a pagar en el género, donde se explota esas relaciones de honor y amistad que a algún espectador se le puede atragantar. A favor, Twilight of the Warriors: Walled In, es un caramelo festivo, que no tiene miedo de exagerar y llevar a la fantasía a sus escenas de artes marciales (herencia del cómic), en contraste a la suciedad y realismo de sus escenarios de esta resucitada Kowloon. Un disfrute de principio a fin.



Uno de los momentos más especiales este año en Sitges ha sido ver como mi querido amigo Jonathan Bellés por fin ha podido proyectar su ambicioso documental “Ishiro Honda: Memoirs of a Film Director” en el festival y en el precioso y acogedor cine Prado. Proyección que se antojó legendaria y monstruosa ya que con motivo del 70 aniversario de Godzilla, el documental se proyectó en sesión doble junto a una versión remasterizada en 4K del clásico Godzilla de 1954.

Mucho trabajo y muchas dificultades ha vivido Jonathan durante la producción de Ishiro Honda: Memoirs of a Film Director, pero he de decir que la espera ha merecido sobradamente la pena y que puede sentirse bien orgulloso de esta pieza documental. Una obra que gira en torno a uno de los mayores maestros del cine japonés, realizada con alma y con algunos momentos emocionantes y conmovedores. Honda siempre ha sido un director del que se ha sabido más bien poco, siendo su figura constantemente tapada por el enorme peso de su creación, el saurio radiactivo Godzilla.

Así, por medio de una narración bien interesante y suave, que cuenta con voces como Ryuji Honda, Hisao Kurosawa, Yuuko Honda-Yun, Joe Dante o Linda Miller, el documental nos lleva a través de los momentos más importantes en la vida de Honda y que marcaron su estilo cinematográfico. Desde su infancia, rodeada de montañas y naturaleza, hasta su adolescencia en Tokyo, donde nació su enorme pasión por el cine, hasta su pesadillesco y traumático paso por la II Guerra Mundial (uno de los tramos más contundentes). 

Centrándose en su carrera como director para Toho en los años 50 y 60, ofreciendo un fresco por su exitoso cine de monstruos a la vez que se realiza una merecida reivindicación de sus películas alejadas del género fantástico (desde aquí recomiendo encarecidamente The Blue Pearl). La guinda la pone un tramo final en donde se relata los últimos años de vida de Honda como asistente de dirección de los filmes de Akira Kurosawa de los 80 y 90, como Ran (1985) o Dreams (1990). Un tramo que se antoja conmovedor.

Haciendo el Godzilla junto al equipo
del documental
Sin duda, Ishiro Honda: Memoirs of a Film Director es una obra muy recomendable no solo para el fan de Godzilla sino para todo aquel interesado en el cine japonés en una etapa única en la cinematografía del país. Puestos a ser exigentes, me hubiera gustado ver ese pequeño periodo de Honda dirigiendo episodios de series tokusatsu en los 70 como Return of Ultraman (1971), pero es por buscar innecesariamente la puntillita a una obra excelente y que se vale de un impresionante material de archivo.

Y qué decir de la maravillosa Godzilla (1954). Una de las mayores obras del fantástico mundial y uno de los más contundentes alegatos pacifistas y en contra de la energía nuclear. En un blanco y negro inolvidable y muy contrastado, casi noir, se nos lleva a una fantasía que filtra un trauma colectivo y horrible, representado físicamente en una criatura gigantesca y destructiva, convertido después en un icono mundial. Brillantes momentos de destrucción realizados por el equipo de Eiji Tsuburaya, inmortal banda sonora de Akira Ifukube y una estupenda dirección de Honda que llena de dramatismo lo que es una tragedia colectiva, con escenas que aún 70 años después aún siguen acongojando como los momentos en el hospital tras la destrucción o el momento del requiem cantado. Sin duda, la mejor entrega de la larga saga del saurio. Un clásico por antonomasia y que disfrutamos como nunca con una impoluta copia en 4K y que meses antes ya había sido proyectada en el Festival de cine de Berlín. ¡Por muchos años más Godzi!
 

Uno de los fenómenos cinematográficos de este año en Corea del Sur ha sido el estreno de Exhuma y que se ha saldado con un éxito la mar de contundente congregando casi a 12 millones de espectadores en su país de origen.

Una renombrada chamana (Kim Go-eun) y su aprendiz son contratados por una enigmática familia adinerada para investigar la enfermedad sobrenatural que afecta a su hijo primogénito. Con la ayuda de un embalsamador y el experto en feng shui más famoso del país (Choi Min-sik), rastrean una tumba familiar oculta, ubicada en tierra sagrada. Percibiendo un aura ominosa alrededor del lugar, el equipo opta por exhumar y reubicar los restos ancestrales de inmediato. Pero algo mucho más oscuro emerge en la remota montaña, desatando fuerzas sobrenaturales que amenazan con destruirlos a todos.

Exhuma es un filme ante todo especial y un viaje por el tren de la bruja del terror hacia un mundo espectral visto desde una óptica diferente. Ante todo resulta la mar de interesante en su representación del mundo de los espíritus bajo los ojos de los coreanos en un mundo de creencias, tradiciones que están tan alejados de occidente que resulta fascinante. Así, ciertas escenas donde se representan ritos ancestrales, resultan excelentes, filmados de una manera realista y que te hace partícipe de un acto único. El reparto resulta por lo general muy acertado, comandado por un todoterreno como Choi Min-Sik (Old Boy), excéntrico experto en geomancia. La cristalina y pulida realización de la película así como lujoso diseño de producción están fuera de toda duda. Aún así Exhuma resulta excesiva en su duración, 135 minutos, y que ocasiona numerosos altibajos y la sensación de que no acaba de explotar del todo en sus pretensiones y objetivos. Aún con todo resulta una experiencia de terror la mar de recomendable.


Coralie Fargeat se dio a conocer hace unos años en Sitges 2017 con Revenge, una vuelta de tuerca al rape & revenge, descerebrado, divertido y sobretodo con un gusto por lo sangriento. Ahora en 2024, Coralie pone la industria patas arriba con un filme tan insólito y alucinante como La sustancia.

"Tú, pero mejor en todos los sentidos". Esa es la promesa, un producto revolucionario basado en la división celular, que crea un alter ego más joven, más bello, más perfecto. Un producto que Elisabeth Sparkle, actriz de capa caída, no dudará en utilizar.

La sustancia es una experiencia cinematográfica de ver para creer. Una obra lúcida, valiente y que llega hasta sus últimas consecuencias en una propuesta que actualiza el mito de Dorian Gray, la maquinaria oscura de Hollywood y la clásica búsqueda de la juventud eterna. Conceptos llevados hasta sus últimas consecuencias en un crescendo de escenas grotescas y disgusting con algunas orgías hemoglobínicas que son para enmarcar, llevado adelante con un trabajo de montaje y edición de sonido excelentes. La dirección de Fargeat resulta contundente, con un uso de la simetría y color verdaderamente notables y que llevan al espectador a una experiencia prácticamente inmersiva y sensitiva.

Una de las grandes sorpresas es una recuperación de las que hacen época. El trabajo de Demi Moore resulta extraordinario, en un interesante juego de espejos interpretando a una vieja gloria a la que los estudios se la quitan de encima por tener ya una edad "no aceptable". Otro de los grandes descubrimientos es Margaret Qualley quien da la réplica a Moore sobradamente con inteligencia y muchísima sensualidad. Como digo, una experiencia alucinante, de una valentía inusitada y muy necesaria en estos tiempos de corrección política. Capaz de generar escabrosidad, de no temer jugar con lo grotesco y puramente fantástico a la vez que crea un lenguaje propio sin dejar de filtrar numerosos precedentes del género, desde Brian Yuzna, Kubrick, el splatter japonés, al Cronenberg más inquietante. Un clásico desde ya mismo y una de las cintas de género más brillantes de los últimos años.