CRÍTICAS PELÍCULAS

lunes, 29 de junio de 2020

WHISPERING CORRIDORS (1998)

Recordamos los últimos años del milenio, en los 90, como la gran resurrección del terror japonés después del éxito de The Ring (1998) de Hideo Nakata. Dicho éxito propició la aparición de cientos de imitaciones y cintas similares en tono que se extenderían por buena parte de la primera década de los 2000 aunque la moda se desinfló rápidamente debido a unos patrones demasiado parecidos entre sí. El fenómeno se extendió a otros países como Corea del Sur, país donde precisamente el género del terror no es demasiado popular que digamos, quizás debido a que el horror para los coreanos proviene precisamente de su historia pasada durante los años de dictadura. Un terror muy real donde puede que no tengan cabida los fantasmas. En todo caso, la historia nos ha dejado joyitas del género como Dos Hermanas (2003) de Kim Jee-Won o la saga Whispering Corridors, cuya primera entrega abordamos hoy. Whispering Corridors es una saga bien curiosa por varios motivos. Con cinco entregas en su haber y una sexta en camino este año, todas ellas destacan por ser historias independientes sin nada que ver entre sí argumentalmente. Dichos films se basan en pequeñas historias fantasmales ambientadas en institutos femeninos donde suele haber tensión lésbica entre sus personajes además de contener cierto componente de crítica social. El primer Whispering Corridors cuenta la leyenda urbana del fantasma de la alumna Jin, del estricto instituto femenino Jookran, la cual se suicidó hace nueve años y ahora habita en el colegio. Cuando comienza el nuevo curso una de las antiguas profesoras aparece ahorcada. Algunas de las alumnas intentarán averiguar la verdad.
Whispering Corridors aún no parece contaminada por la moda The Ring y por tanto no aparece ninguna fantasma melenuda ni ninguna clon de Sadako, lo cual es de agradecer. El presente film parece más interesada en recuperar el espíritu de los mejores giallos italianos de los años 70 con Mario Bava y Dario Argento a la cabeza. Su ambientación en un instituto femenino, esos asesinatos misteriosos donde no vemos al atacante y especialmente el interesante uso del color que se le da a las localizaciones con un marcado azul metálico que remarca la frialdad, no de los fantasmas que habitan el centro escolar, sino del mundo de los vivos, víctimas de un sistema educativo fascistoide y asfixiante. Si. Uno de los puntos más destacables de Whispering Corridors y motivo que levantó polvareda en su estreno es su descarnada crítica a la educación coreana con profesores pegando y vejando a sus alumnos dentro de un sistema y modelo ultracompetitivo donde parece no haber escapatoria ni resquicio para la amistad. Que su director, Park Ki-Hyeong, plasme un instituto como si de un campo de concentración se tratara es bien llamativo. Resulta todo un valor añadido que los responsables del film se aprovechen de las herramientas del cine adolescente, tan exitoso en aquellos años, para ofrecer una historia de fuerte componente social y crítico. Así, Whispering Corridors es interesante como pieza de horror que aprovecha su componente fantástico como excusa para diseccionar algunos aspectos sociales de Corea.
Un asesinato misterioso tiene lugar en el instituto femenino Jookran. ¿Será cosa de fantasmas? 

Aquí a los alumnos los ponen bien rectos.

No hay resquicio de amistad en un lugar así.

"Perro loco", el profe, en acción.

Los cuerpos comienzan a amontonarse. ¿Pero que está pasando?

Si hablamos del componente terrorífico del film, las apariciones fantasmales y asesinatos son mostrados sin aspavientos exagerados propios del género y con una naturalidad muy marcada. Sus personajes son efectivos destacando las muy aceptables interpretaciones de Choi Gang-Hee Lee Mi-Yeon. El film se guarda algunos momentos visualmente poéticos albergando cierto componente trágico además de reservarse algún que otro twist final eficiente. El problema del film reside en que su narrativa es tan fría y lenta que el visionado se puede hacer largo y algo interminable. Se agradece no acudir a los jump scares facilones y otros tópicos del género pero el conjunto se hace algo aburridillo por su narrativa. La trama a veces se pierde o se hace enrevesada de una manera innecesaria pero pese a todo Whispering Corridors destaca por su carácter único e ir a la contra de las herramientas que se usan en su género presentando una obra sensible y a la vez fría, un drama psicológico de seres torturados por un mundo asfixiante y sin amor destacando su conseguida atmósfera tétrica y agobiante.

Pese a todo, dicha mezcla de terror fantasmal y crítica social quedará mucho mejor apañada en la segunda parte de la saga, Memento Mori (1999), un pequeño clásico del género en Corea y que analizaremos próximamente en el blog.

miércoles, 24 de junio de 2020

GAMERA: THE BRAVE (2006)

Tras el tremendo éxito de la trilogía noventera de Gamera realizada por Shusuke Kaneko y que supuso la cima del Kaiju Eiga, la tortuga agigantada tardó algunos años en volver a aparecer por las pantallas japonesas, quizás temerosos de realizar una entrega que tuviera que estar a la altura de la trilogía de Kaneko.
Para 2006, Godzilla había finiquitado su saga tras el desplome taquillero de Godzilla: Final Wars (2004). La Daiei, en el inicio del nuevo milenio, fue absorbida por Kadokawa por lo que se decidió hacer regresar a Gamera con una entrega que se dirigiera hacia otros terrenos para así crear distancia con las entregas de Kaneko. Para desgracia de los fans, el camino a seguir sería volver a los terrenos infantiles que arruinaron la saga de la tortuga allá por los años 60. Una noticia algo decepcionante para el apasionado de los terrenos tan serios, dramáticos y espectaculares de las entregas de los 90, quizás esperanzados aún con la aparición de un Gamera 4. El encargado de dirigir este nuevo proyecto sería Ryuta Tazaki, un director que ya tenía experiencia en el género con la realización de diversos episodios de los Power Rangers y Kamen Rider. Una elección para un proyecto que provocó aun más resquemor al filtrarse las primeras imágenes del diseño de este nuevo Gamera, totalmente en línea con el tono infantil de los inicios clásicos de la saga.

En el film: en 1973, el legendario Gamera, murió tras destruir a los Gyaos que estaban atacando un pueblo. Uno de los sobrevivientes era un niño, que hoy ya creció y es propietario de un restaurante en Iseshima y tiene un hijo llamado Toru. Toru encuentra una tortuga aparentemente inofensiva, pero que resulta ser un descendiente de Gamera e irá creciendo de tamaño hasta alcanzar casi 60 metros de altura...

Para sorpresa de un servidor, Gamera: the brave, no resulta tan mala como cabía esperarse. Para empezar, se plantea como un reboot de la saga y del personaje omitiendo a las entregas de los 90 y entroncando sutilmente con la saga clásica de los 60. Se nos presenta un mundo en paz y libre de monstruos gigantes tras el sacrificio de Gamera en 1973. El film se inicia espectacularmente con un guiño a la trilogía de Kaneko con un Gamera autodestruyéndose en su batalla con los Gyaos. Después nos adentramos en terrenos del puro telefilm con las solitarias vivencias del niño de turno traumatizado por la reciente muerte de su madre. Al poco se encontrará con una pequeña tortuga y entablará amistad con ella. Todo este primer tercio bebe directamente del E.T. de Spielberg con la tortuguita de marras demostrando curiosas habilidades voladoras y que harán las delicias del niño protagonista y su grupo de amigos. El problema pasa con que la tortuga comienza a crecer de forma desmesurada por lo que al niño le resultará imposible mantenerla en su habitación por más tiempo. Para rematar la faena, aparece de improviso otro Kaiju descomunal y maligno denominado Zedus y que pondrá en jaque al ejército japonés.
Toru, el niño de turno, se encuentra con una tortuga muy especial

Rápidamente entablará amistad con ella 

El malvado Zedus aparece de improviso y aterroriza Japón

La tortuga, ya agigantada, entablará una titánica batalla con el monstruo para defender la Tierra

¿Sobrevivirá Gamera a la batalla?

El infantilismo del film no resulta tan estomagante como podría haber sido y gracias al ligero tono del metraje el film pasa con agrado y de forma entretenida. El apartado técnico es muy notable con unas maquetas espectaculares y un enemigo formidable similar en su diseño a un Godzilla con rastas. Algo que puede servir de consuelo al deseadísimo, por los fans, Godzilla vs Gamera. El problema pasa por el risible diseño de Gamera, con una cara de atontado y de teleñeco y que rechina en muchos momentos. En la segunda mitad del film se entra en los terrenos más puramente Kaiju (destrucción y batallas) y donde se logran conseguir momentos muy destacables y emocionantes. Es en este tramo final donde algunos momentos dramáticos están fuera de lugar y no dejamos de echarnos las manos a la cabeza viendo al grupo de niños de rigor aventurándose en lugares que un padre ni en un millón de años permitiría hacer (a ver, ¿el niño insiste en entrar en un edificio en ruinas con Gamera dentro y el padre ayuda a su propio hijo a meterse dentro?). Patrones del género y que el fan acostumbrado aceptará sin problemas y se reirá con ello. Pese a todo, la escena en la que el grupo de niños se van pasando la piedra mágica que revivirá a Gamera resulta conmovedora y de gran fuerza.
Foto de rodaje

Gamera: the brave (2006) es un entretenido reboot para la tortuga. Entendiendo que era imposible superar a la trilogía de los 90, la saga regresa a la vertiente infantil de las entregas de los 60, aproximación a priori interesante pero que peca de los mismos fallos de aquellas con un guión haciendo aguas, unos niños insoportables (a ratos), unas situaciones imposibles y un Gamera recién salido de Barrio Sésamo. Pese a todo, el conjunto no es tan malo como pueda parecer, goza de unos muy notables efectos especiales y excelentes momentos de destrucción y batallas además de algún que otro momento dramático destacable. Además le rodea un aura muy entrañable y sirve como un cariñoso homenaje a ese cine de evasión infantil con monstruos imposibles y que invadieron los cines japoneses en los años 60. Este reboot no destacó precisamente en la taquilla japonesa por lo que las intenciones de continuar con nuevas entregas de esta renacida y “valiente” Gamera se cancelaron, desgraciadamente. Por el momento, es la última entrega de la saga de la tortuga, aunque tras el empujón y revitalización del género que ha supuesto Shin Godzilla (2016) se planea relanzar a la tortuga gigante con Katsuhito Ishii (El sabor del té) encargándose de la dirección de este enésimo reinicio. Por el momento, el fan puede conformarse visionando un teaser lanzado hace unos años y que sirve de presentación de dicho proyecto. Proyecto el cual no se ha vuelto a saber nada. Gamera, ¿donde estás?

sábado, 20 de junio de 2020

SWEET WHIP (2013)

Los tiempos dorados del Pinku-Eiga parecen ya muy lejanos. El peculiar cine erótico japonés vivió sus tiempos de gloria en los años 60 y 70 por obra y gracia de productoras como la Nikkatsu o la Toei. En los 80, el Japan Adult Video provocó una crisis de público en el pinku que obligó a un giro de éste hacia un terreno más explícito y violento encontrando a su vez un mix con el gore y el terror. Las burradas se contaban por cientos gracias al éxito del mercado videográfico en aquellos años pero tras la llegada del nuevo milenio parece que el género se haya quedado únicamente disfrutado por 4 nostálgicos con piezas que cabalgan en el infrapresupuesto y el direct to video. Aún podemos encontrar alguna que otra sorpresa que llame la atención entre el público y los festivales como The glamorous life of Sachiko Hanai (2003) pero en sí, el género, tal y cómo se le conoció en los años 70, está bastante desaparecido. ¿Bastante? ¡No! Aún hay directores que, cabezones, están empeñados en seguir con la tradición del perverso erotismo nipón con unos mínimos de calidad. Uno de los directores más interesantes de este último periodo del género es Takashi Ishii. La trayectoría de Ishii es bien larga y tenemos que retroceder hasta los años 70 cuando el hombre fue despedido de la Nikkatsu por, según ellos, ser un director bastante mediocre. Ishii, entonces, se dedico a escribir guiones para otros pinkus además de refugiarse en el manga. Su trabajo más famoso en el mundo de la historieta fue Angel Guts, la cual se convirtió en una serie cinematográficas de hasta 5 entregas, la última ya dirigida por el mismo Ishii en 1988. Angel Guts se centraba en las consecuencias psicológicas que provocaba el acto de la violación femenina pero desde una cierta perspectiva seria y crítica frente a la postura de otros films (atacando así a la Nikkatsu) que hacían de la violación algo gratuito y frívolo. Para el interesado, recomiendo de esta peculiar saga cinematográfica Angel Guts: Nami (1979).

Como he mencionado, Takashi Ishii volvió a atreverse con la dirección de films centrándose casi exclusivamente en pinkus pero llegándole el éxito con el yakuza-eiga Gonin (1995) donde aparecía Takeshi Kitano. En el nuevo milenio podemos recomendar algunos de sus films eróticos, teniendo estos cierto componente alternativo como The Brutal Hopelesness of Love (2007) o Flower and Snake (2004), el reboot del clásico del bondage de 1974 que contaba con la espectacular Naomi Tani. Pero sin duda, si tenemos que centrar nuestra mirada en un titulo de su filmografía ese es sin duda Sweet Whip (2013). El film sigue el infierno que sufrió Naoko cuando era una estudiante de primer año en la escuela secundaria y fue secuestrada y encarcelada por su vecino durante un mes. En el presente, Naoko sigue traumatizada y busca respuestas.

Sweet Whip (2013) es un viaje hacia lo más profundo y oscuro del ser humano. Una experiencia que te pone a prueba con su trama repleta de vejaciones, sexo masoquista, secuestros y psicopatías varias a través de sus más de dos horas, los cuales pasan en un suspiro. Todo un viaje a la pesadilla sufrido por Naoko, nuestra protagonista, interpretada por Yuki Mamiya (en la versión adolescente) y Mitsu Dan, en su traumatizada versión adulta. Sweet Whip te engancha desde el minuto 1 gracias a un tramo inicial donde predomina un interés por narrar los hechos como si de una crónica policial se tratara. El secuestro de la dulce e inocente school girl Naoko así como el infierno por el que pasa la adolescente se nos es negado por medio de una excelente elipsis en estos momentos iniciales.

Únicamente sabemos que ha pasado un mes desaparecida cuando de repente la muchacha regresa a casa de su madre completamente magullada y ensangrentada. Al pasar los años y ya con la muchacha más crecidita, da la impresión de que la experiencia la ha dejado bastante tocada aún a pesar del paso del tiempo. Renegada por su madre, viviendo sola, sin poder sentir el sexo ya de una manera normal, descubrimos que mientras de día es una dulce doctora, de noche, forma parte de la plantilla de un club de sadomasoquismo vario, el cual acuden los clientes más excéntricos. Por el argumento, notamos un retorno respecto a las obsesiones habituales de Ishii como es el de presentar un caso de violencia sexual y centrarse en las consecuencias psicológicas albergadas por la víctima. Dicho trauma y problemática está plasmado de una manera excelente, oscura y perversa sin dejar el carácter exploit inherente de estas producciones con desnudos y erotismo constante aunque realizado en esta ocasión de una manera consecuente con la trama. La Naoko adulta va recordando lo que le pasó exactamente en esos 30 días de cautiverio infernal, un cautiverio en un sótano inmundo y asqueroso donde es sujeta a violaciones, vejaciones, humillaciones y torturas varias sufridas por su vecino aunque como veremos, la relación entre Naoko y su vecino comenzará a ser más dependiente y cercana albergando algo del síndrome de Estocolmo por parte de la adolescente. El tono del film te impregna de suciedad y así continua hasta el final del mismo. Ishii hace honor a su apellido y se guarda alguna escena que recuerda a la iconografía de alguno de los trabajos en los 60 de Teruo Ishii y de sus pinkus sobre torturas ambientados en el periodo Edo. Paralelamente al cautiverio, seguimos a la Naoko adulta en su viaje interior a intentar superar el trauma y buscar aquel sabor tan dulce que sintió estando atrapada en aquel sótano siendo una adolescente y el cual no ha vuelto a sentir nunca más. ¿Que sabor es ese? Lo descubriremos en el shocking final de la obra.
Naoko fue secuestrada siendo una adolescente. 1 mes después volvió en esta condiciones.

Naoko, años después, parece que ha vuelto a la normalidad.

Pero el trauma sigue bien vivo en ella.

Por la noche, forma parte de un club sadomaso.

Recuerda su secuestro. ¿Qué es ese sabor tan dulce al cual se refiere?

La búsqueda de respuestas acaba como el rosario de la aurora

Esto solo es apto para gimnastas de nivel.
Sweet Whip (2013) aún a pesar de sus limitaciones presupuestarias es un trabajo muy bien apañado en todos los aspectos. La ambientación realista destacando todas las estancias siendo éstas lugares oscuros, cerrados e inmundos como el sótano, la comisaría de policía, el piso de Naoko (adulta) o el burdel sadomasoquista. El trabajo actoral es muy notable y si nos centramos en Mamiya y Dan, las chicas ofrecen unes interpretaciones muy superiores a lo que estamos acostumbrados en este tipo de films y que saldan con excelente nota ya sea mostrando sus benditas perfecciones físicas como también a la hora de realizar la parte más dramática y seria del asunto. Si estáis interesados (que no me extrañaría nada) en seguir el trabajo de sus dos actrices protagonistas podéis echarle un vistazo a Wet woman in the wind (2016) con una espectacular y divertida Yuki Mamiya o la pasable aunque excesivamente larga Be my slave (2012) de Mitsu Dan
El film cabalga por el género de terror y el torture aún no siendo excesivamente explícita en su violencia aunque si que logra incomodar por lo mostrado. Repleta de momentos que se te graban en la retina como ese misterioso inicio, la insensible inspección policial que le hace la policía a la adolescente Naoko, el momento que ésta es colgada como si de una cruz se tratara, Mitsu Dan desfogándose en una bañera o ese catártico final en el sótano sonando el “Por una cabeza” de Carlos Gardel a todo trapo para coronar el momento. 

En resumen, Sweet Whip (2013) es un viaje a los infiernos. Erotismo, terror, viaje psicológico y crónica policial se dan la mano en un conjunto que aun a pesar de su extensa duración, su metraje pasa en un suspiro por sus tramos excelentemente bien dosificados. Un film de buena construcción de personajes, con una historia en torno a una joven que vivió el horror y diez años después aún tiene que lidiar con el trauma. Una experiencia incómoda y de una violencia sexual perversa y dura pero realizado con seriedad y buen hacer por parte de sus realizadores. Sweet Whip (2013) no es un producto vacío como muchísimos otros films del mismo estilo realizado para pajilleros y morbosos, no, se trata de una de las joyas recientes del género. Un film que costará de borrar de tu mente una vez la veas, si tienes estómago para ello.

domingo, 14 de junio de 2020

GAMERA 3: LA VENGANZA DE IRIS (1999)

Shusuke Kaneko había logrado llevar el Kaiju Eiga a la gloria absoluta gracias a las dos primeras entregas de la trilogía de Gamera en los 90. Si con Gamera 2: el ataque de Legion (1996), Kaneko supo coger los mejores y más puros elementos del género Kaiju para llevarlos a la perfección de una manera impecable y con una estética espectacular, Gamera 3: la venganza de Iris (1999) ya está en otra liga. El nivel de exigencia y trabajo que se puso para elaborar la última entrega de la trilogía fue altísimo, hasta el punto que se invirtieron hasta 2 años de trabajo para lograr la mayor perfección técnica en las escenas de monstruos y los momentos de destrucción. Gamera 3 (1999) supone pues, la culminación no solamente de una saga o de un personaje, sino también la culminación de un género en sí mismo. En el film Gamera acaba con Gyaos, pero una joven, Ayana, quien perdió a sus padres por culpa de la tortuga gigante, encuentra el huevo de una criatura al que llama ‘Iris’. El huevo contiene un sangriento feto que rápidamente se transforma en una malvada criatura que siembra el caos en la humanidad.

La película nos ofrece muchos elementos a destacar. Para empezar, la historia y línea argumental va por derroteros muy estimulantes y poco explorados en el género, y sorprende por su grado de profundidad. Nada más empezar, el film te pone en alerta y abre unas expectativas monumentales: regresa la ornitóloga Nagamine (tras Gamera: guardián del universo), quien descubre nuevos pájaros Gyaos, mientras que paralelamente un grupo de investigadores se topan en las profundidades del océano con un cementerio repleto de Gameras muertos.

La continuidad respecto a las anteriores entregas está muy bien atada y explora caminos interesantes, ya que no solamente se recuperan personajes de la primera entrega (que resultan muy agradables y carismáticos) sino que se exploran las consecuencias del desastre ocurrido en ésta a nivel humano y el trauma psicológico generado. Todos estos planteamientos se concentran en el personaje de Ayana. El tratamiento de este personaje es el punto más destacable del film; una adolescente solitaria y que siente odio hacia Gamera, ya que sus padres murieron sepultados durante la batalla entre Gamera y Gyaos en el clímax de Gamera: guardián del universo (1995). Un personaje complejo e interesante que parece encontrar la culminación de su venganza en el descubrimiento de una pequeña criatura mitológica en una cueva cercana llamada Iris, con la que inicia una relación de dependencia, a ratos inquietante. Un punto de vista interesante, ya que esta vez logra acercarte la catástrofe y las criaturas gigantes a un nivel mucho más humano y personal. Apoya dicha perspectiva ver que el habitual despliegue militar y su lucha contra los monstruos es reducido casi al mínimo. Por supuesto, Iris irá creciendo convirtiéndose a mitad del film en una criatura tentacular de titánicas proporciones, conectada mentalmente con Ayana y que entablará un combate definitivo con Gamera. En cierta manera, esta visión hacia el interior, hacia lo introspectivo y el conflicto humano y su relación con los monstruos, hace intuir una influencia del anime más psicológico y que supusieron una deconstrucción del género como fue Neon Genesis Evangelion (1995) o Ghost in the Shell (1995), por poner dos ejemplos. Es evidente la sombra de la serie de Hideaki Anno especialmente en ese diálogo que mantiene Ayana con Iris (o consigo misma) cuando es asimilada en el interior de la bestia tentacular cerca del final del film. También es palpable esa aura de apocalipsis que inundó el espíritu de multitud de producciones japonesas antes de la llegada del fin del milenio. Parecía que el fin del mundo estaba cerca.

Aquí, ya no se hacen concesiones con nadie
Un punto negativo del film es que quizás intenta abarcar demasiado para convertirse en el film más grande posible del género y se pierda en varias líneas argumentales pretenciosas o innecesarias. La pareja de nerds obsesionados con Gamera tampoco aportan demasiado a la trama, más que algunas frases interesantes relacionadas con Gamera y su sentido dentro del mundo (incluso se menciona y se explica el por qué Japón siempre es atacada por monstruos). El tratamiento filosófico que se le quiere dar a la presente entrega quizás acabe rechinando, pero resulta interesante por lo inédito en un film de estas características. Lástima que conceptos tan interesantes como el cementerio de Gameras o la supervivencia y pertenencia de los monstruos dentro de nuestro planeta sean tocados de pasada y sin profundizar excesivamente. El tratamiento que se le da a Gamera también es muy acertado. Presentándolo de una manera aún más explícita que anteriores entregas, como un anti-héroe temido y oscuro, una criatura que nos defiende pero que parece no importarle reducirlo todo a cenizas y dejar la ciudad hecha un Cristo. Elementos ya presentes y que se intuían en las dos entregas previas pero debidamente exploradas en profundidad para el presente film. Además, el diseño de la tortuga para la ocasión es aterrador (dark y toda hecha una motherfucker).
Reaparecen los pájaros Gyaos

Ayana quiere vengarse de Gamera y encuentra a Iris

"Está aquí..."

La batalla final será colosal

Iris intenta unirse a Ayana para así ser indestructible

Pero Gamera tiene un as en la manga...

Gamera se despide de nosotros con un final sublime y apocalíptico

Si hablamos de los momentos monstruosos de la cinta no tienen comparación con ningún otro Kaiju realizado anteriormente, y he de decir que contiene algunas secuencias que hoy día siguen sin ser superadas. El grado de perfección técnica conseguido en los momentos de destrucción, la presencia de los monstruos gigantes o las batallas en sí, son sin ninguna duda los más perfectos, dramáticos y espectaculares de la historia del género, consiguiendo una simbiosis perfecta entre efectos tradicionales, disfraces y maquetas junto a los efectos digitales. Shinji Higuchi y el resto del equipo de FX del film cambia para siempre la estética de la destrucción dentro del Kaiju Eiga; tanto, que a partir de entonces Godzilla (en las entregas Millenium) tuvo que ponerse las pilas para no quedarse atrás. Ningún Kaiju posterior a Gamera 3 (1999) ha conseguido alcanzar el nivel de dramatismo y potencia destructora, salvo quizás, algunos momentos de Shin Godzilla (2016). Tanto el impecable primer enfrentamiento nocturno entre Gamera y los Gyaos como el impresionante clímax final en la estación de Kyoto quedarán para la historia del género. Esa aura apocalíptica que recorre todo el metraje y estalla en el tercio final está muy conseguida, llegando a lo sublime en los últimos 5 minutos, simplemente soberbios y con una amenaza imposible de solucionar cerniéndose sobre Japón, en la que un moribundo Gamera parece despedirse de la audiencia en medio de un escenario desolador.

Gamera 3: la venganza de Iris (1999) supone la culminación del género. Un film marcadamente espectacular y que se lanza a la piscina abarcando temas inéditos en los Kaiju, con profundidad temática y de personajes sin abandonar el sentido del humor. Pese a sus licencias filosóficas y pretenciosas que no acaban por empañar el producto, el film supuso un antes y un después en toda regla dentro del género, y sin duda el mejor Kaiju Eiga de la historia (con permiso de Japón bajo el terror del monstruo).

lunes, 8 de junio de 2020

GAMERA 2: EL ATAQUE DE LEGIÓN (1996)

Es curioso que la gigantesca y exitosa nueva irrupción de Gamera en los cines japoneses coincidiera con la muerte cinematográfica de Godzilla en Godzilla vs Destoroyah (1995). Como comentamos en la anterior crítica, Gamera, el guardián del universo (1995), fue un film sorprendente, fresco y cuidado cuyo éxito permitió el inicio de una trilogía que a la postre se ha convertido en la cima del género Kaiju Eiga. Al año siguiente y con idéntico equipo técnico y artístico que el anterior film pero con un aumento de presupuesto considerable llegó Gamera 2: El ataque de Legion (1996), aún mejor, si cabe, que la primera parte de este nuevo renacimiento de la tortuga gigante. 

Un misterioso meteorito se estrella en Japón desatando la invasión de cientos de criaturas insectoides conocida como Legión. Las criaturas se dirigen peligrosamente hacia Tokio, obligando al ejército a despertar nuevamente a Gamera, la única criatura que les podrá hacer frente y defender Japón y al mundo entero...

Shusuke Kaneko sigue aportando aspectos renovadores y modernos en esta secuela, incidiendo en un primer tercio lleno de suspense y de una atmósfera muy concreta que beneficia al film y que te mantiene atento a la pantalla. Se atreve con aspectos más propios del cine de terror con esas primeras apariciones de los pequeños Legion y que recuerdan al ataque de los marines coloniales en la excelente Aliens (1986), además de contener un pequeño momento gore muy sorprendente. En cierto modo, el concepto del monstruo Legion debe mucho a Destoroyah (la criatura que se enfrentaba a Godzilla en Godzilla vs Destoroyah (1995)) en el sentido de que se trata de un ejército de pequeñas criaturas que acaban por unirse en un mastodóntico monstruo insectoide, si bien a diferencia de la entrega de Godzilla, aquí el monstruo está tanto mucho mejor resuelto técnicamente como explorado.

Los personajes siguen estando tratados con cariño y resultan carismáticos pese solo mantenerse dos personajes de Gamera, el guardián del universo (el fantástico cameo del teniente de policía y el regreso del personaje de Asagi, interpretado por Ayako Fujitani, la adolescente que se puede comunicar con Gamera). El personaje protagonista, interpretado por Miki Mizuno, es una vez más una mujer investigadora, inteligente y llena de simpatía. Es evidente el cariño de Shusuke Kaneko frente al protagonismo de sus féminas, algo desgraciadamente inusual en el Kaiju Eiga, verdaderamente falto de heroínas. Gamera 2: El ataque de Legion (1996) es un film que multiplica al cubo el grado de espectacularidad respecto a su antecesora. De nuevo, el trabajo de Shinji Higuchi en el campo de los efectos especiales, es magistral y revolucionario convirtiendo a la presente entrega en el Kaiju más espectacular y perfecto realizado hasta el momento en la historia del género sin abandonar ni por un segundo los aspectos más tradicionales como son las maquetas y los hombres disfrazados. Además incorpora el uso de los efectos digitales de una manera impecable. El diseño de los monstruos es magnífico y Legion en su formato adulto es un monstruo espectacular alejado por completo de las criaturas humanizadas que predominan en el Kaiju. La batalla entre Gamera y Legion en el aeropuerto es sin duda uno de los momentos más espectaculares y conseguidos en la historia del género. Y además Shusuke Kaneko tiene la valentía de plasmar una enorme explosión atómica en medio de una ciudad (una escena impecable) y quedarse tan ancho. Respecto al guión, si Gamera, el guardián del universo (1995) resultaba fresco y ágil éste es más tradicional, anclándose en el Kaiju Eiga más puro y clásico con algunos elementos modernos. En este sentido, el tramo final del film en el que los militares intentan diversos planes para acabar con Legion peca de cansancio y cierta repetición pero son sensaciones momentáneas a lo largo del metraje. Y una vez más, el clímax final con Gamera cargándose de energía de la misma Tierra y destruyendo a Legion es algo insuperable.
Un meteorito cae en Hokkaido...

 A la vez que unas extrañas criaturas aparecen en los túneles de metro

Se trata de Legion...

"Nadie sobrevivirá..."

Esta vez, Gamera, lo tiene bien dificil

Asagi, la adolescente que se comunica con Gamera, vuelve para la ocasión

La batalla final, será colosal...
Gamera 2: El ataque de Legión (1996) multiplica los logros y sentido del espectáculo de su antecesora cogiendo los mejores elementos del género hasta hacerlos llegar prácticamente a la perfección y a su punto más alto. Llena de detalles sorprendentes (los pequeños Legion atrapando a Gamera y ésta al girar sobre si misma mancha los edificios con su sangre), con un diseño de producción inmejorable hasta el momento, unas escenas con los monstruos espectaculares y un film que destila cariño, madurez y buen hacer por parte de sus responsables. Excelente.

Y ahora una curiosidad. Los momentos en los que aparece la gigantesca planta de Legion creciendo sobre un edificio me recordaron mucho al cuarto episodio de la mítica serie Ultra Q (1966) de Eiji Tsuburaya. En dicho episodio, el kaiju de la semana era una gigantesca planta y sus escenas creciendo en medio de la ciudad así como ciertas perspectivas de cámara y demás me parece que influenciaron a Kaneko e Iguchi para Legion.