A veces el cine no es tan
glamouroso como nos lo pintan. Este Festival de Sitges me está haciendo sacar mi instinto de supervivencia. Mi alimentación está siendo bastante ajustada en cantidad debido a los horarios de las proyecciones (algún plátano de canarias o panecillos de queso amen de unas bolas de coco caseras cocinadas por mi señora esposa) y al haber
overbooking en el piso de mi amigo en Sitges estoy durmiendo en un sofá con un perro a mis pies. El
glamour del acreditado. Unos días inolvidables por otra parte. Similar situación parecieron vivir los protagonistas del documental
Spaceship earth (2020), muestra de que a veces la realidad supera a la ficción.
El documental cuenta el experimento que se realizó en 1991, cuando un grupo de visionarios contraculturales construyó una enorme réplica del ecosistema terrario llamado "Biosphere 2". Cuando ocho científicos se encerraron dentro de él para vivir allí, se enfrentaron a diversas calamidades ecológicas, así como a acusaciones de tratarse de una secta.
Spaceship earth cuenta una historia increíble pero cierta y para ello retrocede hasta finales de los 60 para contar el origen de este grupo de variopintos personajes artistas/medioambientalistas/actores teatrales y cómo, con su peculiar forma de ver el mundo y bajo el mando de un personaje fascinante como John Allen fueron creciendo y viajando por el mundo hasta llegar a ser conscientes del peligro que suponía el cambio climático en el planeta. Las imágenes mostradas de la época son interesantes especialmente cuando las 8 personas elegidas en el experimento se introducen en "Biosphere 2" durante dos años y sufren el cautiverio de la peor manera. Claro, supongo que cultivar hierbas y frutos durante unas semanas puede estar bien pero alimentarse de remolacha durante dos años puede hartar hasta al vegano más duro.
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El problema con Spaceship earth es que aún a pesar de lo interesante que es lo que se está contando, el metraje del film es excesivamente largo (unas 2 horazas) y el ritmo algo lento por lo que es todo un inconveniente de cara a enfrentarse a su visionado. Ofrece elementos muy interesantes como es la influencia cuasi mesiánica de John Allen, el líder del movimiento, el cual influenciaba sobremanera sobre las vidas de los que estaban a su alrededor. Un elemento que hace ver a este grupo de artistas casi como de si una secta se tratara sumado a los rumores de fraude económico del proyecto y la lucha empresarial que me hicieron levantar el interés. Spaceship earth cuenta una historia muy curiosa (increíble pero cierta) pero, a mi parecer, creo que no necesitaba dos horas bien largas para contarla. Se queda en un documental curiosillo para aficionados a la ciencia climática y los realities.
Malnazidos (2020) parte de la ventaja de presentar un tema bastante inédito en España como es de los zombies (desde una óptica claramente
mainstream) sumado a ambientar la historia en plena Guerra Civil Española. Todo un atrevimiento, de espíritu cómic y que sus realizadores solventan con un sentido de la diversión contagioso.
Durante la Guerra Civil Española, meses de sangrientos combates han dejado tras de sí miles de muertos en las trincheras. Jan Lozano, capitán de la quinta brigada, cae prisionero. La única posibilidad de escapar a la sentencia de muerte es hacer frente a una misión imposible en campo enemigo. Pero un peligro mayor del esperado obligará a los bandos rivales a unirse contra un nuevo y desconocido adversario. Tendrán que dejar de lado el odio mutuo y así evitar convertirse en infectados.
Malnazidos mezcla los sangrientos eventos del enfrentamiento entre nacionales y republicanos con nazis, zombies y chistes a mansalva. Una mezcla que resulta muy efectiva y atrevida, especialmente en presentar como el anti-héroe a un capitán del bando nacional (un Miki Esparbé estupendo). El primer tramo resulta en ese sentido con mucho ritmo, los zombies no pierden el tiempo en aparecer (su caracterización si que me pareció algo floja, ni unas lentillas blancas les pusieron a los muertos vivientes dando un efecto algo risible). Las escenas de acción están bien rodadas con un nivel de sangre PG+13 que no hiere sensibilidades. Si que noté que a mitad del film la historia se encalla y su humor resulta algo repetitivo o forzado pero está solucionado con un clímax final muy conseguido. El reparto, en general, está estupendo destacando a Luis Callejo, Jesús Carroza o Aura Garrido. Malnazidos dista de ser una gran obra pero es una buena muestra de diversión desprejuiciada, desprovista de seriedad y realizada con cariño hacia el género por parte de sus realizadores. Un ejercicio de género orgulloso de serlo y muy necesitado en el panorama nacional. Muy entretenida.
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Esta edición del festival se le rinde homenaje al maestro
Bruce Lee en el 80 aniversario de su nacimiento. Por ello, en la sala
Brigadoon, podremos disfrutar (o sufrir) 7
Bruceplotation con los clones de
Bruce Lee dando guerra. Como colofón, nos llega al festival un nuevo documental sobre la figura del astro cuyo título nos recordará a cierto anuncio de coches.
Be Water (2020) repasa la vida de
Bruce desde su nacimiento en San Francisco, su infancia en Hong Kong, su regreso a los EEUU con 18 años, decepciones, fracasos y duros retos hasta regresar una vez más a Hong Kong triunfando con las cuatro películas que lo convirtieron en una leyenda.
Be water no cuenta nada nuevo a aquellos fans de la estrella respecto a otros documentales similares. Si bien, el film de Bao Nguyen destaca técnicamente por méritos propios con un estilo que evita las entrevistas tradicionales y el festival de caras hablando a cámara para centrarse en el material de archivo y las voces de los protagonistas explicando la historia en off. En ese sentido se remarca (a veces hasta la extenuación) el racismo que vivió Bruce en su adolescencia una vez se asentó en los EEUU durante los 60 además de remarcar la importancia histórica de Lee como estrella oriental y faro a seguir para las demás etnias que no habían tenido su espacio en Hollywood en unos años (finales de los 60) movidos en materia de reivindicaciones raciales. Bruce fue la primera estrella oriental y su avenimiento fue tomado por todos los marginados que se identificaron con la leyenda. Be Water no cuenta nada nuevo y ofrece una versión bastante blanqueada de la estrella, casi como de santo. No hay ni una referencia al consumo de marihuana de Lee para aplacar sus dolores físicos (recetado por su doctor), ni sus infidelidades como es el caso de Betty Ting Pei. El documental está en su mayor parte narrado por la esposa y la hija de Lee por lo que se puede entender que no quieran meterse según en que jardines. ¿Y ese diario de Lee proveniente de los años 60 y narrado por su hija? Tras 45 años con los productores abusando sin ninguna vergüenza de la figura de Bruce no se si tomarme estos escritos a verdad o farsa. Pese a todo, Be Water es un documental imprescindible para entender la figura de Bruce Lee y para disfrutar una vez más (y en calidad HD suprema) del brutal carisma que destilaba por todos sus poros. Una figura inigualable en la historia del cine y de la vida en general.
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SpiritWalker viene a representar la poca presencia de cine coreano en Sitges. Parece que las plataformas de
streaming se lo están poniendo difícil a los festivales de cine, ya que se están quedando con la mayoría de estrenos interesantes, aunque siempre hay tela que cortar, por supuesto.
SpiritWalker es una coctelera de ciencia ficción con thriller que aún no apasionarme si que me ha parecido tremendamente disfrutable. El argumento del film se resumiría tal que así: Cada doce horas, un hombre despierta en el cuerpo de una persona distinta, sin saber dónde se encuentra e incapaz de recordar quién era originalmente. Este espíritu errante empieza entonces una búsqueda desesperada de la propia identidad, donde todo le resulta extraño, incluida la misteriosa mujer que afirma reconocerle, y la organización secreta que ha empezado a perseguirlo.
SpiritWalker funciona a la perfección con una historia que es un engranaje perfecto de misterio con toque sci-fi y acción al estilo coreano: con litros de sangre. El film logra mantener tu atención en buena parte del metraje (salvo algún momento en su tercio final) gracias al misterio creciente de su trama y que nos hace acompañar a su protagonista a la búsqueda de su identidad. Siguiendo la tradición coreana, el film nos relaja con algún toque de humor que no desentona en el conjunto. Buena factura visual para una historia sorprendente y poco vista y que nos sorprende con algunas excelentes escenas de acción bastante físicas. SpiritWalker se queda en una notable muestra de thriller coreano imaginativo y original que no inventa la pólvora pero supone un buen entretenimiento de calidad.
Durante los años 70 y 80 hubo una bonita corriente cinematográfica en varios países asiáticos como Hong Kong o Indonesia, de cine de terror basado en la magia negra y el
folklore local que atiborraron los cines de maldiciones, batalles entre monjes y escenas de horror desagradables con mucho
gore e insectos de todo tipo. Clásicos como
Centipede Horror de 1982 (con sus irrepetibles y
disgusting escenas con ciempiés reales) o
Black Magic (1975) son ejemplos de ello. Indonesia es un país con fuerte tradición en el género alimentado por sus peculiares tradiciones locales en materia espiritual y mágica.
The Queen of Black Magic (2019) es un
remake de un film (desconocido para mí, hasta ahora) de mismo título realizado en 1979 y sirve tanto como homenaje a su precedente como a todo el género de magia negra antes mencionado.
En el film, Hanif lleva a su esposa y a sus tres hijos al orfanato donde creció. A la noche, los visitantes irán cayendo, víctimas de la magia negra y sin opción a escapar. A Hanif no le quedará más remedio que enfrentarse a sus recuerdos reprimidos si quiere salvar a sus hijos.
Kimo Stamboel (habitual del género de horror o de artes marciales como podemos ver en Headshot junto a Timo Tjahjanto) dirige esta cinta de puro horror que está muy cerca de convertirse en un futuro clásico. Es de alabar la capacidad del film de crear una buena atmósfera de terror y misterio, agarrándote del cuello y llevándote al puro infierno. Con una dirección y elección de planos eléctrica y sugerente, un horror que se va cociendo a fuego lento, una criatura fantasmal para crear pesadillas... The Queen of Black Magic (2019) es muy notable como ejercicio de género. La ambientación en ese orfanato con un pasado terrorífico donde todos los personajes parecen esconder algo. La utilización de las cintas VHS con grabaciones del pasado del orfanato es un acierto sumado a las excelentes explosiones de violencia y ataques que sufren los personajes y que van creciendo en intensidad hasta llegar a un tramo final de puro horror y de locura. La película iba tan y tan enchufada que no pude más que decepcionarme en la resolución final de los hechos. Una solución al asunto facilona e increíble tras presenciar todo lo que habíamos visto hasta el momento. Un final que a mi parecer impide convertir a The Queen of Black Magic (2019) en un clásico incontestable para acabar siendo una muestra bastante notable de magia negra, fantasmas y sangre. Lástima que los ciempiés no fuesen de verdad como en los films de los 80...
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